Capítulo 58
20 de julio de 2025, 23:56
Regulus y James pasean por el campo, que no tiene ganado, es solo un campo vacío con una pequeña casa.
-Es mi campo favorito- comenta James, mientras el atardecer comienza a caer.
-Oh, ¿tienes muchos más?- pregunta Regulus.
-Sí, varios a lo largo del mundo, llevo trabajando en verano desde hace años, ayudando al abuelo y a papá a crear algunas pociones, me dan un "salario" por así decirlo pero papá también me da una mesada, asi que... cuando salen ventas grandes de lo que yo eh ayudado, él compra propiedades y las pone a mi nombre.
-O sea que podrías existir solo de eso, ¿no?
-Sí, pero me gusta moverme y trabajar. El campo con el ganado y la siembra deja mucho dinero y me fascina, ayudo desde pequeño, asi que planeo seguir un poco lo que papá hace, algo así- se encoge de hombros.
-Es genial que sepas que quieres hacer- sonrie Regulus.
James asiente y mira la cámara entre sus manos.
Potter sonrie, observando la fotografía y guardando la cámara.
-Ven, mira- pide el de lentes, tomando la mano de Regulus- ¿ves allí?- señala un espacio libre- allí quiero construir mi casa.
Regulus sonrie, abrazándose al brazo de James. Algo parecido a lo que le pasó mientras limpiaba el piso le ocurre, frente a sus ojos aparece una casa elegante y blanca, con niños corriendo por el jardín y James persiguiéndolos.
-¡Bonito!- llama Potter, Regulus voltea, James ya no está a su lado, está frente a él, a un par de metros- ¡me robaron los lentes!- se queja el gryffindor, que luce más mayor, más maduro.
-¿Qué?- pregunta Regulus, confundido.
Uno de los niños corre hacia él y se esconde detrás de sus piernas, riendo fuertemente.
-No le digas a papá que estoy aquí, papi- pide, en tono travieso.
Regulus frunce el ceño y mira a su alrededor, se sobresalta cuando encuentra su estómago abultado.
-¡Ya te vi, Harry Potter!- exclama James, corriendo hacia el niño mientras sonrie divertido. El niño se mueve frenéticamente de un lado a otro, haciéndolo casi perder el equilibrio- ten cuidado con papá, está embarazado cariño- pide tomando al niño en brazos, luego le roba un beso de los labios. Regulus abre los ojos grande, sorprendido por recibir el beso.
-¿James?- pregunta, mirando los alegres ojos de Potter.
-¿Sí, bebé?- responde el mayor, volviendo a robarle un beso
-¡Papi mira!- grita una niña, corriendo hacia él con un ramo de flores. Regulus la mira atentamente. La niña huele las flores y luego se las extiende- para ti, papi- sonrie emocionada.
El pelinegro sonrie enternecido.
-Gracias cariño- agradece Regulus, extendiendo sus manos pero las flores nunca llegan.
-Ya vuelve, Regulus- insiste una voz conocida, pero no tan conocida como para saber quién es- Regulus, Regulus...
-Regulus- la voz de James lo saca de allí- ¿estás bien?- pregunta, mirando al pelinegro. Potter vuelve a tener 18 años, sus lentes y la casa no está allí.
-Sí, sí- responde Regulus, parpadeando.
-Es que te quedaste super quieto como cinco minutos y no me respondías.
-Lo siento, es que...- piensa- no sé- se encoge de hombros.
-Okey... te decía que me gustaría una casa blanca y elegante, me imagino a un par de niños corriendo por el jardín- sonrie emocionado, mirando al horizonte.
Regulus lo mira atentamente, repasando sus rasgos.
-¿Qué día es hoy?- pregunta luego de un largo silencio.
-16 de abril de 1978- responde James- ¿te sientes bien? podemos ir a San Mungo de inmediato.
-Estoy bien- afirma Regulus- solo... tengo algo de frío- que es cierto, asi que no está mintiendo.
James se quita el abrigo y lo coloca sobre sus hombros.
-¿Mejor?- pregunta suavemente, mirándolo a los ojos. Regulus asiente.
-Mejor, gracias- sonrie agradecido.
-Un placer- responde Potter- vamos a volver a la casa ¿sí? ya está comenzando a hacer frío y casi oscurece.
Regulus asiente y se da la vuelta, caminando a su lado, mientras el más alto cuenta alguna anécdota random.
[...]
Regulus pinta mientras James lee una revista de quidditch, quedaron en que se irían luego de la cena.
-¿Cómo vas?- pregunta James, sentándose a su lado.
-Ya casi termino- responde, mostrándole el cuadro.
-Merlín, Reg. Esto es hermoso- abre la boca, impresionado- una niña, ¿quién es?- pregunta, mirándolo a los ojos.
-Solo una niña- responde, aunque es la niña que vio hace un rato- solo una niña...
-Se parece a ti de pequeño- sonrie, observando las facciones de la niña- en la foto que tenía Sirius de ustedes dos.
-Puede ser- responde Black, notando que la niña realmente se parece a él.
-Es increíble, Reggie. Eres todo un artista- toma su mano, observando los dedos llenos de pintura seca y besa sus nudillos.
-Gracias- sonrie sonrojándose.
-Haré la cena- avisa, levantándose. Es algo tarde y Regulus no comió demasiado.
Black firma su cuadro y luego camina hacia James.
-¿Puedo ayudarte?- pregunta, viendo a Potter picar cebolla mientras él se lava las manos.
-Oh no, te quedará olor en las manos, está bien- sonrie de lado, las lágrimas caen por sus mejillas, gracias al ácido, llega a limpiarlas con su manga antes de que caigan a la tabla.
-Déjame que te ayude- pide Regulus secándose las manos.
-No, en serio- insiste Potter yo ya estoy aquí, así que...
-Okey- suspira y toma un pañuelo de papel, quita los lentes de sus ojos y los seca- ¿sabes que hay un hechizo para eso?- pregunta, mientras seca con suavidad sus mejillas.
-¿En serio?- pregunta James, impresionado.
-Sí, ¿sabes hacer hechizos difíciles sin varita, hechizos protectores de alto rango, pociones innovadoras, pero no un simple hechizo contra el ácido de las cebollas?- eleva una ceja, colocando nuevamente los lentes.
-Claramente no sé, bonito- responde, rodando los ojos- no estaría llorando si sabría que existe.
Regulus sonrie divertido y toma su varita, lanzando el hechizo.
-Eso debería bastar- concluye, manteniéndose a su lado.
-¿Estarás ahí parado mientras cocino?-pregunta, mirándolo.
-Sí, ¿no puedo?- cuestiona Regulus.
-Sí, puedes- sonrie- pero te cansaras, déjame que...- se lava las manos y las seca rápidamente, antes de tomarlo por la cintura y sentarlo en la mesada, junto a él.
-Eso está prohibido, ¡no puedes sentarte en la mesada!- intenta bajarse, pero James lo detiene.
-Esta casa es mía, nadie puede decirte que hacer aquí- recuerda.
-Sí, tu- se cruza de brazos.
-Claro porque yo soy tan estricto- responde con sarcasmo, Regulus sonrie divertido.
-Es que en casa no se podía- susurra, bajando la mirada.
-Usualmente no nos suelen dejar, porque te sientas en la silla y luego aquí cocinamos, pero luego limpiamos y listo- se encoge de hombros- haré pastel de papa o de carne, tiene varios nombres. Es puré, un relleno de carne picada con cebolla y morrón, puré; y luego queso arriba derretido.
-Suena bien, no creo haberlo probado antes- sonrie de lado intentando acomodar el cabello de James.
-Ya rindete con el cabello, nunca estará acomodado- suspira James.
-Tienes ondas, hay que comprar shampoo especial para ellas ¿con que te bañas?- pregunta observándolo colocar la cebolla en el sartén y apoyar las manos en la mesada, a sus costados.
-Desgraciadamente solo- bromea- solo bromeo, con el shampoo tres en uno- se encoge de hombros.
-Merlín, eres muy desecho- niega con la cabeza, James se inclina hacia adelante y lo mira con gracia.
-Le gusto a la mitad de Hogwarts así de desecho como me ves- sonrie victorioso.
-Es que los rumores deben ser ciertos- responde divertido, bajándose de la mesada.
-Atrevido- sonrie divertido, caminando al refrigerador para tomar un morrón verde.
-Solo bromeo- imita su voz, caminando hacia el cuadro que acaba de pintar- debo mejorar la técnica- suspira, observándolo a detalle.
-Es perfecto para mi- responde James desde la cocina.
-Es que a ti te gusta todo- bufa Regulus.
-Es que pintas lindo y lo mejor de todo es la pasión con la que pintas, así que si, me gusta todo lo que hagas porque eso te hace feliz- responde sincero, cortando el vegetal.
Regulus sonrie enternecido y vuelve a dejar el cuadro en la mesa. Cuando vuelve a la cocina, James lo mira.
-Oye, mientras eso se cocina, quieres...-extiende su mano, invitándolo a bailar.
Regulus eleva una ceja.
-¿Hablas en serio?- pregunta Black.
-Sí, ¿no sabes baile de salón o algo así?- sonrie coqueto.
-Sí, ¿tú sabes?- pregunta.
-Claro que sé, sigo teniendo la sangre Blacks corriendo por mis venas.
Regulus sonrie y asiente tomando la mano de James, quien roba su varita de su bolsillo trasero y pone el tocadiscos a funcionar con un hechizo.
La luna brilla en el cielo, mientras Regulus y James bailan al compás de una suave melodía.