Capítulo 4
12 de agosto de 2025, 22:19
Al inicio Draco no supo por qué Potter le dirigió la palabra con tono cordial. Le pareció extraño, pero ahora lo entendía. El Gryffindor tenía interés en uno de sus amigos y lo estaba usando para crearse una oportunidad.
Saber que la única razón por la que le hablaba y miraba era otra persona hizo que la base del estómago ardiera. Tal vez era su necesidad de ser el centro de atención lo que lo hizo sentirse así.
Su consciente no aceptó lo dolido que estaba al saber que, de toda la comunidad, Potter decidió elegir a Theodore como su fin y a él como un medio. Otra vez lo menospreció para ir detrás de alguien más.
Era increíble. Incluso bromeó respecto a Crabbe porque por un momento cruzó por su cabeza la idea de que Potter miraba a su grupo, a él, más de lo debido.
Y no, ¡no estaba decepcionado!, era cuestión de principios. No le iba permitir a ese Gryffindo de tercera acercarse a Theodore.
–¡No lo llames por su nombre! –exageró al gritar pero de alguna manera tuvo que liberar la tensión en sus músculos.
Estaba en negación. Así que borró todas sus cavilaciones anteriores y se concentró en que Theodore era su amigo, la única persona con la que podía conversar sin sentir que el tiempo pasaba y Potter no debía arruinarlo.
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Harry sintió diversas punzadas en el pecho al ver como Draco pasaba por todos los matices existentes para expresar irritación. Del tono amable que se dirigían ya no quedaba nada. Pasaron a la agresividad en un instante.
–¿Quién eres tú para decirme lo que puedo hacer o no?
A Malfoy le gustaba ser quien dijera la última palabra, así que Harry estaba amargamente sorprendido porque no contestó de inmediato.
–No te acerques a él.
–¿Acaso tú también tienes interés en Theodore?
El aspecto negativo de Harry se manifestó tan rápido como bacterias en cultivo y sin pensarlo agregó la palabra “también”. Si Malfoy le iba a gritar por Nott, le haría confesar el motivo por el cuál lo hacia.
Estaba en un ánimo masoquista. Le vendría bastante bien escuchar qué tenía aquel Slytherin que él no pudiera ofrecer.
–Ta… – Draco boqueó.
–Es que estás preocupado, eh Malfoy. ¿Crees que tengo una oportunidad con Theodore?
–Preo… ¿po-por qué me iba a preocupar algo como eso? – a pesar de que se notaba impresionado Draco logró controlarse. –Te lo dije antes Potter, ningún Slytherin que se respete se mezclaría con alguien como tú.
–Ya – Harry tuvo el instinto de golpear a su interlocutor, pero se contuvo –¿en realidad estás seguro que no tengo oportunidad?, no sabes lo que puedo hacer.
–No me interesa saberlo.
–Bien, porque no pensaba mostrártelo. Pero te aseguro que puedo ofrecer más de lo que tú podrías.
–No me hagas reír, con ese aspecto. Dime qué presumes – el Slytherin lo miró descaradamente, minimizando su sexualidad.
–Lo mismo se aplica a ti – Harry se sintió ligeramente ultrajado, pero en vez de avergonzarse por el escrutinio, se hizo hacia atrás para darle una mejor vista a su interlocutor.
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Draco volvió a experimentar desazón. No entendía, Potter ¿estaba o no provocándolo? Se le aceleró el pulso y sintió que todo su cuerpo se enfriaba. Su interlocutor lo miraba de una forma muy extraña.
Pero dijo “también”, había usado la palabra “también”. Bien, a Potter le gustaba Theodore. Era una realidad que no encajaba o él, por una extraña razón, no quería que encajara, pero realidad al fin.
–…¿de verdad te gusta Theo? – cuando dijo aquello lo soltó con un tono extremadamente suave y derrotado, pero inmediatamente se dio cuenta de su error y trató de componerlo vociferando para cubrir su sonrojo.
–¡Entonces es eso, ya decía que tanta amabilidad debía ser por algo!, pero ni creas que te voy a tener lástima o te voy a ayudar – desvió la mirada y encontró el valor que no poseía en ese momento al mirar al techo –era de esperarse, pero te equivocas si crees que vas a lograr algo…
–Malfoy…
–De hecho estoy seguro que le va a resultar muy gracioso, mira que tú eres un ridículo y bastante poca cosa. ¿Crees que…
–Malfoy…
–Él no va a…
–¡Malfoy callate!
Potter se levantó de la cama para intentar hacerle algo, pero apenas puso un pie fuera del colchón se mareó y tuvo que volver a la cama.
–¿Qué te pasa? – por otra extraña razón al verlo casi desvanecerse Draco paró su discurso y estuvo a nada de pararse e ir directo a auxiliarlo. Aunque se contuvo.
–Nada – el Gryffindor escondió sus ojos detrás de los flequillos de su rostro –sólo quería que te callaras.
–Tú no me…
–Era broma – Potter alargó la mano y tomó el frasquito con pócima que la señora Ponfreey le había dejado para momentos como aquel, antes de darle un trago.
–¿Qué?
–Lo de que me gustará Nott, sólo imaginé que si te interesaba te ibas a alterar.
–¿Qué? – otra vez el rostro de Draco se coloreó y se negó a las emociones reconfortantes que lo embargaron al escuchar aquello –estás mintiendo, para que no te arruine la oportunidad ¿verdad?, pues olvídalo Potter. Esto es material de oro.
Su interlocutor sonrió levemente y se volvió a tirar en la cama, parecía bastante dispuesto a dormirse e ignorarlo. –Sí, como quieras. Pero dime ¿qué es lo que te gusta de Nott?
–A mi… nada.
–¿Nada?, claro.
Draco frunció el ceño pues el Gryffindor casi dormitaba enredado en las sábanas. –Si me gustara, estaría aquí todos los días. Porque lo tendría comiendo de mi mano, no podría separarse de mí.
Potter se volvió a reír –tiene lógica.
–Sí –Draco elevó la barbilla y miró a Potter a detalle.
–Voy a dormir Draco.
El mencionado abrió los ojos a más no poder y casi se cae de la cama por la forma en cómo se inclinó para asegurarse de que había escuchado. “Potter le acababa de decir Draco” –¿cómo me dijiste?, ¡¿quién te dio permiso de llamarme así?!
El Gryffindor entre abrió los ojos y le lanzó un gruñido de irritación –esta pócima me da mucho sueño, luego… hablamos.
Draco dio un golpe con el puño en la cama –Potter – escupió el nombre –eres un idiota.
–Idiota no…yo te tengo a mi lado todos los días.