Capítulo 2: Oro
13 de agosto de 2025, 7:47
Capítulo 2: Oro
—¡Ohaiyo, minna! — dije alegremente, intentando disimular mi mala cara por no haber dormido nada, otra noche más.
—Ichigo, nee-chan. —dijo Pudding mientras me abrazaba.
—¿Pudding? ¿Qué haces aquí? Shirogane me dijo que no podías venir.
—Shirogane-san me llamó porque dijo que era muy urgente y quería hablar con todo el team, ¡na-no-da! — dijo extrañada.
La puerta del café se abrió y aparecieron Zakuro, Mint y Lettuce. Tenía que ser algo grave si habían hecho cancelar a Zakuro toda su gira.
—Por favor, las necesito a todas en la sala ahora mismo, es muy urgente. — dijo Shirogane sorprendiendonos a todas. — Las he llamado porque han saltado nuestros radares.
En ese momento, sentí un pellizco en el corazón. ¿Kisshu? ¿Cómo? ¿Por qué? Ahora de repente, después de 2 años, ¿volvían a la Tierra? No tenía mucho sentido.
—Siento decirles que no son los Cyniclones que conocemos, hemos detectado nueva actividad en el radar en relación al Mew Aqua. - dijo Keichiro.
—¿Cómo? Pero no puede ser que haya Mew Aqua, recolectamos toda la que encontramos y le dimos el último fragmento a los Cyniclones para que pudieran ayudar a su planeta — dijo Lettuce, a lo que todas asentimos a la vez.
—Ya saben que el radar nunca falla. Tendremos que apañarnos para buscar el resto de Mew Aqua que pueda haber quedado. No está ubicado en ningún lugar exacto, solo sabemos que podemos localizarla en Tokyo. ¡Vayan y exploren, Mews! — gritó Shirogane.
Salimos del café y nos dividimos por zonas. Era justo lo que necesitaba, después de una noche sin dormir, qué mejor plan que recorrer Tokyo corriendo. Me sentía completamente fatal de forma física, no había hecho ejercicio en bastante tiempo y ahora lo estaba pagando caro. Mi cuerpo había cambiado con respecto hace 2 años, teniendo en cuenta que ahora tenía 16 años. Estaba mucho más desarrollada que antes, ya no tenía tanto cuerpo de niña, sobre todo por mi parte delantera. Las curvas se me marcaban bastante, además de tener las piernas largas y delgadas. No me veía como un bellezón ni una modelo, pero estaba contenta con mi cuerpo. Al momento, varias preguntas vinieron a la mente: ¿Cómo se verá Kisshu después de 2 años? ¿Habrá cambiado algo? ¿Qué diría cuando me viera? Creo que las pesadillas me estaban pasando factura porque sinceramente son preguntas que nunca jamás pensé que me haría. ¿Podría ser ser posible que estuviera echando un poquito de menos el que se apareciera cada dos por tres delante mía?
Después de una búsqueda exhaustiva de 2 horas, recibí una llamada de Shirogane diciendo que dejara de buscar y que podríamos continuar el día siguiente.
Miré el reloj, eran las 11:10 de la noche. "Genial mis padres me van a matar", pensé para mis adentros. Mientras estaba caminando hacia casa, me di cuenta de que me detuve en el mismo callejón donde una vez Kisshu me pidió que fuera con él a su planeta. ¿Qué estaría haciendo ahora? ¿Estaría viviendo una vida tranquila? ¿Tendría novia…? Sacudí la cabeza.
"¡Pero qué hago pensando en estas cosas! Debería centrarme en qué hacer con mi vida, y no estar pensando en personas de las cuales no sé nada desde hace 2 años"
Pero, me molestaba mucho. Cuando éramos enemigos, Kisshu y yo teníamos encuentros constantes, varias veces se había presentado en mi casa o en la calle para secuestrarme… Y ahora por arte de magia, estoy 2 años enteros sin saber nada de él. No es justo. ¿Acaso no somos amigos? ¿No debería haberme visitado al menos para saber como me encuentro? Pero pensándolo bien… Él mismo dijo que no quería interferir más en mi vida ni en mi relación con Aoyama. ¿Y por qué entonces se sentía tan extraño todo?
—Vaya, eres mucho más atractiva en vivo y en directo, no me extraña que Kisshu se enamorara de ti. — dijo una voz detrás mía. Me giré y pude ver una figura levitando. Era alto y atletico, tenia el pelo negro como el carbón y largo en una coleta baja. Vestía una ropa extraña con una larga capa que le llegaba hasta los pies. Su boca esbozaba una medio sonrisa macabra. Pero lo que me dejó sin respiración eran los ojos que tenía clavados en mi… Rojos. Un rojo intenso, un rojo similar al de la sangre, unos ojos llenos de venganza y de maldad.
—Qué bueno que hayas entrado tú solita en el callejón, nos has ahorrado el trabajo. —dijo otra voz diferente, también detrás mía. Estaba rodeada. Otra figura. Era alto también, tenía una espada en la cintura, vestía de manera más elegante que el otro, tenía el pelo corto y marrón, los ojos azules y la mirada fría como el hielo.
—¿Q-Quiénes sois? ¿Qué queréis de mí? — pregunté mientras que lentamente dirigía la mano a mi pendiente de transformación.
—Frysa — dijo el chico de los ojos azules extendiendo su mano hacia mí. [Frysa significa congelada]
—¡No me puedo mover! — dije desesperada al ver que no podía mover ni un músculo. — Dejadme en paz, hijos de p…— no pude articular la palabra entera porque me callaron la boca con un puñetazo. Caí al suelo. Como dolia, joder. Mi boca olía a sangre.
—Cierra tu sucia boca, Mew Ichigo. Lo que queremos de ti ya lo descubrirás con el tiempo, pero ahora después del viaje tan largo que hemos tenido, lo mínimo es que nos recibas con un poco de cariño, ¿no crees? — dijo el tipo de los ojos rojos, metiendo una de sus manos por debajo de mi falda, poniendo esa sonrisa malévola en su rostro, mientras que con la otra mano cogió el centro de mi camiseta y lo arrancó de un solo movimiento, dejando a la vista mi sujetador. Tenia las uñas tan afiladas que me estaba dejando marcas por todo el cuerpo. Estaba temblando de miedo, estaba paralizada, no podía hacer nada. Estos dos tipos se iban a divertir con mi cuerpo y no podía hacer NADA. Cerré los ojos para evitar mirarles mientras que mi cabeza estaba gritando ayuda desesperadamente. Quien sea. Por favor, alguien.
—¡AYUDAAAA! — grité desesperada, mientras que el hombre de los ojos azules me dio con la empuñadura de su espada en la cabeza dejándome medio inconsciente en el suelo.
De repente, oigo el sonido del metal. Pude medio abrir un ojo, vi centellas saltar y varias figuras moviéndose, luchando entre sí, eran los dos hombres que me habían intentado secuestrar… y una tercera figura. Espera. Se movía muy rápido. Pero pude ver algo que me resultaba familiar… Oro.