ID de la obra: 550

Más allá de lo oculto

Het
NC-17
En progreso
1
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 13 páginas, 6.655 palabras, 5 capítulos
Descripción:
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Capítulo 4: Choque

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Capítulo 4: Choque Después de la escenita en la nave, Kisshu me ofreció llevarme a casa. Me teletransportó en la puerta de mi casa, estaba a punto de salir el sol. —Gracias por traerme. Te lavaré y te devolveré la camiseta en cuanto pueda. — me apresuré a decir. —No te preocupes, te la puedes quedar si quieres, te queda muy bien. — dijo Kisshu mirándome. — ¿Qué le dirás a tus padres? —No te preocupes, les he dado esquinazo más veces, déjamelo a mí. Cuando quiero soy muy persuasiva. —digo guiñando un ojo. —De acuerdo, ¿te parece bien que mañana nos reunamos en el Café para contar a todos lo ocurrido? —Si, claro, creo que a las 18 estaría bien. — Bien, antes de irme me gustaría dejarte esto —dijo Kisshu mientras me daba lo que parecía un comunicador.— Puedes llamarme siempre que quieras presionando este botón de aquí. Y vendré corriendo en tu ayuda. Bye bye, koneko-chan– dijo Kisshu mientras se teletransportaba. Rápidamente, entre en casa en cuclillas para no hacer ruido. Llegué a mi cuarto donde pude cambiarme y ponerme el pijama. Me quedé mirando la camiseta que me había dado Kisshu y la acerque contra mi pecho… "Jamás podría olvidarme de ti" volvió a resonar la frase en mi cabeza. Había sido un momento bastante tenso, y una respuesta que no me esperaba. Pero solo había sido eso. Tengo que ser estrictamente profesional y pensar que solo somos unos amigos que se tienen que ayudar para derrotar a un enemigo común. Al fin y al cabo, el enemigo de mi enemigo es mi amigo, ¿no? —Estáis de broma, ¿verdad? - respondió Mint, una vez explicada la situación en la que nos encontrábamos. Estábamos reunidos en el Café, todo el equipo Mew, Shirogane, Keiichiro, y en frente estaba Kisshu. Acababa de terminar de explicar la amenaza que se nos venía encima. —Por desgracia, no. No es ninguna broma. Llevamos luchando contra ellos desde hace mucho tiempo. Están obsesionados con el poder que tiene el Mew Aqua para conseguir el Cristal Negro. Ese cristal tiene un poder devastador, no podemos dejar que caiga en malas manos. Hay que encontrarlo y destruirlo. —¿Y quien nos dice que no queréis ese mismo cristal para poder destruir la tierra y quedaros el Mew Aqua? -acusó Ryou. Sabía que esto iba a salir mal. Llevábamos horas hablando de lo mismo y pareciamos no terminar nunca. —Shirogane, deja de acusar a Kisshu. Se que es difícil de entender, yo tampoco lo entendí al principio. Pero no tiene ningún sentido que sean ellos los que busquen el Mew Aqua, ya que todo su planeta está curado. -dije. —Creo que estoy con Ichigo-san, no tiene sentido que nos quieran herir. - dijo Lettuce. —Además, desde que derrotamos a Deep Blue, los aliens son nuestros amigos, na-no-da.-dijo Pudding. -¿Donde esta Taru-Taru? —Taruto está en nuestro planeta ayudando a formar a los nuevos jóvenes en combate y Pai está en la nave monitorizando todos los movimientos de los Zynexianos. Están deseando verlas. -dijo Kisshu. —No sé, todo esto es muy extraño. ¿Por qué han atacado a Ichigo entonces? ¿Por qué no han ido primero en busca del Mew Aqua? - pregunto Zakuro. —Pai está investigándolo. La única razón que se me ocurre es porque saben que tuve un lazo emocional con Ichigo. - dijo Kisshu. Espera, lo dijo en pasado. - Y pueden utilizarla en mi contra. Pero podría ocurrir lo mismo con todas ustedes. Pudding y Taruto se han visto muchas veces. Y Pai y Lettuce han estado compartiendo mensajes, ¿cierto? —H-hai… -afirmó Lettuce sonrojada. Miré a Lettuce con asombro, ¿se había estado enviando mensajes con Pai? ¡¿Pudding y Taruto se habían visto?! ¿Porque era la única que no había sabido nada de Kisshu en dos años? Mi nivel de cabreo iba en aumento. Ninguna me había contado nada sobre qué se estaban viendo con ellos. Ni una sola vez. Mis manos temblaban al cerrarse los puños. La silla crujió ligeramente cuando me levanté de golpe. No lo soporté más, me levanté y me disponía a salir por la puerta. —¡Ichigo! ¿Dónde vas? - preguntó Mint. No contesté. Simplemente, abrí la puerta del café y salí sin despedirme de ninguno. Me sentía engañada, me sentía traicionada, no solo por parte de mis compañeras, si no también por Kisshu. ¿Por qué demonios me lo habían ocultado? No pude andar mucho por el parque, ya que de repente se teletransportó delante mia. El aire pareció cortarse por un segundo cuando la energía de teletransporte chispeó en el aire. —¿Pero se puede saber que te ocurre, Ichigo? No debes irte sola y menos de noche. Pueden atacar… - no le dejé terminar la frase. —¡ME DA IGUAL! Ahora mismo preferiría que me atacaran en vez de estar aquí. -dije enfadada bajando la cabeza. —¡Pero qué estás diciendo! No tienes ni idea de lo sádicos y violentos que son los Zynexianos. Parece que se te ha olvidado el primer encuentro que tuviste con ellos. -gritó Kisshu. Touché. Mi cuerpo tembló al pensar en ese momento. Apreté los dientes y me reprimi para no llorar, pero fue inútil. —Eres un mentiroso. Y si hay algo que no soporto es la mentira. —Ichigo, yo jamás te mentiría. En nada, ¿qué es lo que te pasa? ¿Por qué estás tan rara desde que llegué? Lo he notado desde que te vi. Te ocurre algo. Se suponía que estabas feliz viviendo tu vida de adolescente, junto a Aoyama, pero no veo que seas la misma Ichigo de siempre. —¿En serio no me has mentido? Me acabo de enterar que Pudding ha compartido tiempo con Taruto durante estos dos años, y que Lettuce se ha comunicado con Pai constantemente. - dije enfadada.- ¿Dónde estabas, Kisshu? ¿Cómo crees que me siento al no haber sabido nada de ti durante 2 años? Sabiendo que dijiste que has estado observando la Tierra continuamente. Kisshu no se podía creer lo que estaba escuchando. Sonaba como si Ichigo estuviera enfadada por no haber establecido contacto con ella. —Ichigo… Lo único que he hecho ha sido respetarte, no quería entrometerme entre Aoyama y tú. Te lo dije la última vez que nos vimos. -dijo Kisshu con la mirada algo distante. —Pero ni siquiera apareciste para no sé, saludar tal vez, hacernos una visita, preguntar cómo estábamos. Algo, alguna señal de que seguías ahí… -dije con la voz acongojada. —Hay algo que no me estás contando, Ichigo. Y no te voy a obligar a contármelo, pero prometo no volver si eso te va a hacer sentir más tranquila. —No, Kisshu, yo no… De repente, sonó mi teléfono. Mi corazón aún latía con rabia contenida y lágrimas en los ojos cuando vi su nombre iluminando la pantalla. Aoyama. Justo ahora. Como si el universo se burlara de mi.
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