Ella tiene fuego
22 de octubre de 2025, 10:37
Edward
.
—Señor Cullen, soy Aro Volt, el abogado del señor y la señora Brandon, con un recordatorio de que la señorita Melody visitará al señor y la señora Brandon este fin de semana. Por favor, tenla lista a las ocho de la noche y...
—Sí, sí —digo rápidamente al teléfono celular—. ¿Algo más?
—Sí. Su automóvil la recogerá frente a su edificio de apartamentos a las ocho en punto de esta noche y la dejará nuevamente a las ocho en punto del domingo por la noche. Si usted…
—¿Algo nuevo? —enmiendo—. Porque ya sé toda esta mierda. Hemos repasado esto durante los últimos siete malditos meses. Soy consciente de cómo funciona.
—Solamente estoy haciendo mi trabajo, Sr. Cullen.
—Y yo estoy haciendo mi trabajo —siseo—, excepto que el mío implica algo más que sentar mi gordo trasero en un puto escritorio e impedir que la gente haga su trabajo robándole tiempo con malditas llamadas inútiles para decirles la misma mierda mes tras mes.
—Como siempre, fue un placer hablar con usted, Sr. Cullen.
S
Cuando llego al estudio a recoger a Mel, estoy nervioso y cabreado. Acortar el día significa que mañana tendré que trabajar más horas... malditos sean los Brandon y sus putos abogados.
Tal como está configurado el estudio, hay una sala que es parcialmente visible desde la gran ventana de vidrio que da a la calle. Nunca he llegado lo suficientemente temprano como para darme cuenta, pero hay una clase, y mientras enciendo un cigarrillo y me detengo frente a la ventana del estudio, vislumbro un trasero vibrando de una manera que debería ser jodidamente ilegal para la vista del público. Si alguno de los conductores de vehículos que circulan por la calle ve esto, habrá un choque de por lo menos una veintena de vehículos.
Santo infierno.
Es Bella, la hermosa bailarina. Ella está dando su clase, la clase de hiphop de Mel. Creo que veo a Mel en mi periferia, cabello oscuro que podría ser de ella, pero ni siquiera voy a mentir. Mis ojos están puestos en ese trasero.
Luego comienza a mover todo su cuerpo y sus senos se sacuden, no demasiado, pero como deberían moverse los senos reales cuando una mujer se está agachando.
—Santo…
Me doy vuelta para recuperar el aliento y, en cambio, veo a un par de chicos parados detrás de mí, con los ojos pegados a la ventana.
—¿Qué carajo? ¿Tienen algún maldito problema?
Echan la cabeza hacia atrás, se miran y luego se alejan rápidamente.
Con un fuerte gemido, cierro los ojos y expulso un juramento en voz baja.
Cuando me doy la vuelta, Bella ha dejado de bailar y está agachada junto a una niña de la edad de Mel que está vomitando. Cuando el vómito cesa, pasa un brazo alrededor del hombro de la niña y la conduce con cuidado fuera de la habitación.
Vuelvo a girarme hacia la calle y enciendo otro cigarrillo para sustituir el que se me cayó de la boca. Con largas bocanadas de humo, intento quemar la imagen detrás de mis párpados, pero mi cabeza da vueltas. No debería ser nada nuevo. Mi cabeza solía dar vueltas todo el tiempo cuando bebía, pero esto es diferente. Se siente como si tuviera que clavar mis botas en el concreto si no quiero caerme.
Y entonces huelo algo maravillosamente dulce, algo así como miel.
Bella salió.
Está consolando a la niña enferma y no parece darse cuenta de mi presencia, y no estoy seguro si eso me alivia o me molesta. De cualquier manera, cuando su amiga Angie sale, ella sí se fija inmediatamente en mí y sonríe con esa amplia sonrisa. No es lujuriosa, pero puedo decir que de alguna manera estoy en un montón de problemas ahora.
Angie rápidamente hace entrar a la niña enferma y me quedo aquí solo con Bella, quien finalmente mira en mi dirección y me sorprende mirándola.
Así que ahora vuelvo a verme obligado a tener una pequeña charla con ella cuando apenas puedo mantener un pensamiento coherente mientras ella está cerca, y mucho menos articular palabras. Intento desesperadamente no mirarla demasiado mientras hablamos porque ella tiene un maldito hombre y yo no tengo cosas que ofrecer de todos modos. Pero ella es como un imán.
Luego me toca.
Toma mi mano y, santo infierno, su simple toque resuena en todo mi brazo, tal como lo hizo el día que nos conocimos. Si antes apenas podía hablar, ahora me cuesta simplemente respirar.
Su agarre es firme pero suave, y en esos pocos segundos mientras recorre mis nudillos y quita la suciedad y residuos, me golpea una avalancha de pensamientos y recuerdos:
Jasper enseñándome a usar mis manos para construir cosas.
Mis manos sosteniendo a una Mel recién nacida.
Los revestimientos de madera contrachapada que estuve cortando con la sierra de mesa toda la tarde.
Me sigue tocando, me refiero a mi mano, y si no lo supiera mejor, pensaría que le gusta cómo se siente, pero es demasiado áspero y calloso para su piel suave, probablemente se siente como arena contra seda.
Sin embargo, también toca los callos. Pasa las puntas de sus dedos una y otra vez y, ¡Jesús!, siento su toque en todas partes. Me está confundiendo muchísimo, sosteniendo mi mirada tan firmemente como sostiene mi mano, mirándome como si pudiera sentir este calor con el que me marca, buscando en mis ojos como si quisiera encontrar algo allí, sin darse cuenta de que todo lo que encontraría es un montón de infierno.
Cuando finalmente logro tener fuerzas para apartar mi mano de la suya, la meto profundamente en mi bolsillo porque no quiero que vea cómo me la dejó temblando y ardiendo. También me da vueltas la cabeza, y cuando me invita a entrar, por una fracción de segundo, casi lo hago.
Pero tengo que mantener la distancia. Sé lo que cree ver debajo de la ropa de trabajo y las botas; Jasper solía decir que al menos papá nos dio algo bueno.
Lamentablemente, me dio más que eso. Y si esta hermosa bailarina mirara lo suficientemente cerca, lo vería.
Así que voy a dejar que se dé la vuelta y regrese sola a su estudio.
—Entonces, ¿qué vas a hacer este fin de semana?
Las palabras están ahí fuera, y me maldigo mentalmente por pronunciarlas mientras espero que ella me diga que tiene planes con su hombre: van a ir a algún restaurante caro, o a una escapada de fin de semana, o simplemente estarán pasando el rato y follando todo el fin de semana.
Pero en lugar de eso, comienza a hablar de clases de baile con su amiga Angie. Y me dice que tuvo una audición el fin de semana pasado, pero no la consiguió, y me pregunto quién carajo en su sano juicio audicionaría a esta hermosa bailarina y no le daría el papel.
Sin embargo, en ninguna parte menciona a su hombre.
Pero sé que existe. Y sé que él es del tipo imbécil posesivo, y no quiero una compañera sexual, ya no y no a ella. Con alguien como ella, quisiera… quisiera…
Y luego recuerdo que no importa lo que quiera. No tengo absolutamente nada que dar.
S
El lunes, en el trabajo, me doy cuenta que Emmett está parado a mi lado mientras corto un piso de dos por cuatro, lo cual es extraño porque Em nunca se queda ahí de pie.
—¿Qué pasa, Em?
Mira a Paul y a Ben, un par de chicos más de nuestro equipo. —Ustedes dos terminen esto mientras Ed y yo nos ocupamos de otras cosas.
—Sí, jefe —aceptan.
Em me lleva, con la mano en mi hombro mientras saco un par de cigarrillos y le entrego uno. —¿Cómo van las cosas, Ed? ¿Cómo está Mel?
—Está bien, aunque un poco enojada porque no apareciste al juego de anoche. Dijo que habría sido la única parte divertida de un fin de semana que de otro modo sería una mierda.
Emmett se ríe. —Sigue con las palabrotas, ¿eh?
—No tienes idea.
—Lamento haberlos dejado colgados.
—Está bien. ¿Esa chica de Bensonhurst (7) ha vuelto a venir?
—No. Ojalá hubiera venido. ¿Qué hay de ti? ¿Heidi te mantuvo ocupado este fin de semana? —Se ríe.
—¡Diablos, no! Pasé algún tiempo con mi hermana y sus hijos.
—¿Ah sí? ¿Cómo está Rose?
—Está bien. Trabajé un poco en su sótano este fin de semana porque su marido, un pedazo de mierda, no tenía idea de por dónde empezar.
—Pendejo —Em frunce el ceño. Mira al suelo durante un par de segundos, sacudiendo la cabeza antes de volver a mirarme. —¿Entonces eso es todo? Pareces un poco distraído últimamente, Ed. Pensé que tal vez tú y Heidi…
—No. Nada de nada.
—Sí, las mujeres solo son un problema de todos modos.
El hermoso rostro de Bella pasa por mi mente. Doy otra calada e inhalo profundamente.
»Escucha, Edward —continúa Em—, anoche recibí una llamada del Sr. S.
Dejo de caminar y lo enfrento. —¿De S & D Contracting?
Son nuestros contratistas principales, los que nos subcontratan en este trabajo. Em se emocionó muchísimo cuando ganamos la licitación para la subcontratación. S & D es una excelente firma de contratistas a la que un grupo puede ser subcontratado. Tienen contactos, y si hacemos un buen trabajo, el sello de aprobación del Sr. S sería de gran ayuda para conseguir otros proyectos.
Asiente. —Dice que está contento con nuestro trabajo, incluso impresionado. —Em sonríe tensamente—, pero... uno de los propietarios del sitio tiene algunos... problemas.
—¿Problemas? —Frunzo el ceño, dejo caer la colilla y lo pisoteo.
—Sí. —Respira profundamente—. La tubería. Según el Sr. S, los propietarios pidieron tuberías de PVC en lugar de cobre, por lo que ahora tenemos que derribar algunas paredes para poder reemplazarlas todas.
—¡¿Qué?! —aúllo.
—Lo sé, lo sé—, asiente, con las palmas de las manos en alto—. Pero el propietario jura que solicitó una orden de cambio y que deberíamos haberlo sabido y haber dejado de trabajar hasta que tuviéramos nuevos planos del arquitecto.
—¡Eso es una tontería! ¿Sabes cuánto trabajo fue eso? ¿Cuánto tiempo llevará terminar toda esa mierda?
—Saben que nos retrasará al menos un par de semanas, pero así es como lo quieren.
—¿Y quién pagará la mano de obra y el material extra?
Emmett me mira fijamente.
»¿Estamos asumiendo ese costo?
—Mira, anoche hablé extensamente con el Sr. S y, si bien comprende que no fue nuestro error, también insiste en que debemos darles a los propietarios lo que quieren. Ha acordado dividir el coste con nosotros—.
Me alejo un par de metros y giro en semicírculo, agarrando mi cabello con mis manos y tratando de no explotar. No puedo permitirme esto, ni en términos de tiempo ni de dinero.
Emmett se acerca a mí. —Mira hombre, sé que esto apesta. Absorberé la mayor parte del costo de nuestro equipo...
—No, y ese ni siquiera es el punto. El punto es que te conozco y no te equivocas, Em. No nos avisaron de ninguna puta orden de cambio. Nunca te he visto cometer un error como ese.
—No, Ed, no la cago así. —Sonríe—. Pero este trabajo es una gran oportunidad para nosotros. S & D se arriesgó con nosotros, y si queremos volver a trabajar para ellos, si queremos que el señor S nos reclute, entonces tenemos que recibir este golpe.
—¿Quién es el maldito bastardo que supuestamente solicitó la orden de cambio? —siseo.
—Él está aquí hoy —dice Emmett, sus ojos moviéndose más allá de mí, con la boca en una mueca de desprecio—. Aparentemente vino para asegurarse de que no haya ningún problema. Ed, sé que esto es una mierda, pero... necesitamos esto. Simplemente… —Suspira—, hagámoslo. Mientras la gente de S esté contenta, eso es lo que importa.
Asiento a regañadientes.
—Una cosa más. Las próximas semanas serán más horas de lo habitual. Sé que tienes tus reuniones y que debes cuidar de Mel...
—Llamaré a Carlisle y le haré saber lo que está pasando, veré si puedo trabajar individualmente con él por teléfono o algo así. Heidi ha estado recogiendo a Mel en lo de baile, así que no hay problema. De cualquier manera, yo me encargo de todo, Em; no tienes que preocuparte por eso. —Me paso una mano por la cara y luego saco otro cigarrillo.
—Sé que harás eso y más, como siempre, Ed. No me preocupa eso.
Estoy tratando de no darme la vuelta porque sé que una vez que vea a ese cabrón, el dueño con los cambios, me va a costar no hacerle al menos una seña obscena o algo parecido.
—Mira al imbécil, rodeado de sus amigotes —gruñe Emmett.
Así que me doy la vuelta.
Hay un puñado de tipos reunidos, recorriendo el área con la mirada como si supieran qué carajo están viendo, cosa que dudo mucho. Lo único que ven son los lofts que pronto estarán aquí y cuánto dinero podrán conseguir por ellos. Es un buen terreno, justo al lado del paseo marítimo de Brooklyn.
Estoy pensando en todo esto mientras entorno los ojos, fulminando con la mirada a los idiotas… tratando de identificar al del medio porque ya lo he visto antes, y en una de esas ocasiones estuve a punto de lanzarme sobre un mostrador para partirle esa cara bonita.
Es el novio de Bella.
S
Aproximadamente a las siete y cuarto de esa noche, mientras derribamos paredes, materiales y tuberías, recibo un mensaje de texto.
Edward, cariño, no puedo recoger Mel hoy.
Unas clientas llegaron tarde pa' mani y pedi
y no podía decir no. Voy estar acá como una hora.
—Carajo —digo con fuerza mientras le respondo el mensaje de texto.
¿No podrías haberme dicho esto antes?
Lo olvidé. Lo siento. 💕
Gimo y le envío un mensaje de texto a Mel haciéndole saber que la recogeré tan pronto como pueda.
S
Voy tarde. Sé lo tarde que llego cuando aparco frente al estudio y salgo a la oscuridad. Algunas farolas iluminan la zona, pero la mayoría de las tiendas de la cuadra ya han cerrado, dejando a la «Escuela de danza Baila» como el único establecimiento con las luces aún encendidas. Me froto la cara sucia con una mano sucia, me duelen tanto los músculos que incluso moverme requiere esfuerzo, saco mi teléfono, rápidamente le envío un mensaje de texto a Mel para informarle que estoy afuera y luego arrojo el teléfono por la ventana abierta de la camioneta. Con una respiración profunda, me apoyo contra el vehículo y echo la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos.
—¿Edward?
Mi cabeza se levanta bruscamente.
Bella está frente a mí con pantalones de yoga y una camisa corta y ajustada, pero hace un poco de frío así que tiene una sudadera con capucha encima. En lugar del moño que suele llevar, lleva el pelo suelto alrededor de los hombros y, joder, es la melena más brillante que he visto nunca. Tiene esas ondas largas y sueltas que siguen y siguen, y estoy demasiado cansado para tratar de controlar la forma en que mis ojos la recorren de arriba a abajo y de regreso a arriba. Cuando llego a su hermoso rostro otra vez, sonríe y sus labios regordetes están fruncidos.
—Mira, no quiero seguir criticándote por esto y, como te dije el otro día, Mel es una gran niña, pero realmente necesitas crear algún tipo de rutina para ella. No puedo garantizar que siempre estaré disponible para adaptarme a tu horario. El estudio está abierto desde las once de la mañana hasta las ocho de la noche. Más allá de eso, necesitas idear algún tipo de plan para Mel. No debería tener que estar afuera hasta esta hora de la noche —termina, con el pecho agitado. Incluso en la penumbra de la noche puedo distinguir el intenso rubor de sus mejillas y el color que se extiende por su clavícula.
Jesús, ella es tan hermosa, y por alguna razón, eso me llena de una furia ardiente porque es demasiado hermosa para él. Y para mí. Y sí, una parte muy dentro de mí sabe que tiene razón y que hay un cronograma y que ella no tiene ninguna obligación más allá de eso, que yo sí tengo la obligación de llegar a Mel a tiempo sin importar nada. Pero ella me mira como si pensara que he estado jugando durante las últimas catorce horas, como si tal vez mi trabajo fuera enseñar a otros pendejos a bailar y luego jugar al Monopoly y hacer que otros imbéciles se rompan el culo en mis propiedades y luego cambiar. Pienso en qué carajo quiero, y luego hago que esos imbéciles absorban el trabajo y los gastos de rehacerlo todo.
—Algunos de nosotros tenemos trabajos reales —siseo, encerrado en su mirada oscura y sin fondo— …responsabilidades reales más allá de levantar las piernas para ganarnos la vida y dar por terminado el día.
Echa la cabeza hacia atrás como si la hubiera abofeteado, y por mucho que me odie en ese momento, mi boca parece no poder dejar de soltar mierda.
»Para algunos de nosotros, la jornada laboral no termina a las seis, siete u ocho en punto. No todos tenemos un maldito novio rico que mantenga nuestras horas de trabajo cortas y agradables.
La luna brilla sobre sus rasgos perfectos, lo que hace que sea fácil ver sus labios curvados en indignación, sus ojos más oscuros de lo que los he visto nunca, mientras que su piel en tonos miel se vuelve pálida al mismo tiempo, su hermoso bronceado natural se desvanece. Los ojos de ónix se abren con incredulidad y, joder, quiero retirarlo todo.
Sin embargo, no me retracto de nada porque estoy enojado, porque mi cabeza da vueltas cuando estoy cerca de ella, porque su hombre es un imbécil y porque no puedo creer cómo alguien como ella puede estar con alguien como él.
Cuando finalmente habla, le tiembla la voz.
—Bueno, ¡qué bueno que no tengo novio y que me he dejado el culo trabajando por todo lo que tengo! ¡Lo que es una pena es que algunos de nosotros tengamos novias irresponsables que no pueden recoger a la hija de su novio a tiempo! Y es una mierda que algunos de nosotros tengamos putos tíos irresponsables, que andan jodiendo haciendo Dios sabe qué mientras...
—¿Qué maldita novia? ¿Y qué quieres decir Dios sabe qué? ¿Dios sabe qué? Me estoy rompiendo el culo haciendo y rehaciendo cosas porque algunas personas...
Y luego nos gritamos el uno al otro.
—¡Me importa un comino lo que estés haciendo! ¡Yo también tengo una vida, Edward! Puede que no te parezca mucho, pero tengo cosas que hacer y no voy a hacer el papel de tu niñera personal cuando ni siquiera puedes decirme qué...
—¡Nadie te está pidiendo que hagas de niñera! —le digo mientras esa atracción eléctrica e invisible que posee me acerca más a ella con cada palabra—. Ella tiene casi trece años; ¡Ella puede cuidar de sí misma!
—¿Cuidar de sí misma? —se burla con total incredulidad, dando un paso más cerca, tan cerca que puedo oler la dulce miel en su piel, prácticamente saborearla en mi lengua y me embriaga más allá de lo imaginable—. ¡Edward, es una preadolescente que obviamente ha pasado por algo traumático! ¡Necesita una rutina ahora más que nunca! Necesita estructura y saber exactamente cuándo la recogerás...
—¡Bella, he estado tratando de que la recogieran a tiempo!
—¡No me estás escuchando!
Envuelvo mis manos ásperas alrededor de su cara, el calor de su piel quema mis palmas. Ella jadea, pero yo aguanto.
—Te estoy escuchando —gruñí—. Soy un desastre. Lo entiendo.
Pero ella no se echa atrás. Ella no es del tipo que hace eso y eso me excita muchísimo a pesar de lo que está diciendo. Aprieta la tela de mi camisa en sus manos ardientes, quemando mi piel, inclinando su cabeza hacia arriba para encontrarse con mi mirada mientras sus ojos me queman, todo su ser enciende sensaciones dentro de mí que nunca he sentido, ni siquiera con el trago más fuerte ardiendo en mi garganta, no con la mejor botella en la mano.
—Eso no es lo que estoy diciendo —sisea—. No sé qué está pasando…
—Así es, nena —resoplé, su boca tan cerca que sé que esta noche estaré soñando con la forma exacta de sus labios, recordando cómo su labio superior sobresale la cantidad justa de su labio inferior, dándole una apariencia natural—. No sabes lo que está pasando y, créeme, es mejor que lo dejemos así. No necesitas preocuparte por cosas que simplemente...
Sus fosas nasales se dilatan y aparta mis manos con furia. —¡Suficiente! ¡Me disculpo, Sr. Cullen, por intentar meterme en lo que obviamente no es de mi incumbencia! Lo único que repetiré es que tiene que elaborar algún tipo de horario para Melody. Eso es todo. Por favor, ignore todo lo demás que dije esta noche.
Se aleja dos pasos hacia atrás y cierra los ojos por unos segundos, pero cuando los vuelve a abrir, todavía están llenos de tanto fuego que, a pesar de todo, mi cabeza comienza a dar vueltas nuevamente. Estoy borracho de ella y, como todo borracho, no tengo idea de lo que hago o digo cerca de ella, y rápidamente me arrepiento de ambas cosas.
—Mierda, Bella, estoy tan m... — empiezo, pero ella se da vuelta tan rápido que casi choca con Mel.
—¿Señorita Bella?
Aparentemente, ninguno de nosotros notó que se acercaba, ni tengo idea de cuánto escuchó.
—Te veré el miércoles, Mel. Que tengas buenas noches, cariño —dice Bella, su voz aún temblorosa, y luego cruza corriendo la calle, abre de golpe la puerta de su estudio y desaparece adentro.
Y nunca me he sentido tan imbécil.
—¿Qué hiciste , tío Ed? —Mel acusa en cuanto Bella ha desaparecido.
Siento que mi cabeza está a punto de explotar.
¿Qué hice? ¿Qué carajo acabo de decir?
—Solo… joder —maldigo en voz baja—. Solamente súbete al camión—.
S
Carlisle me llama el martes por la noche para ver cómo estoy, ya que le informé que probablemente no podré asistir a las reuniones durante las próximas dos semanas.
—Lo estás tomando un día a la vez, ¿verdad?
—Sí, Carlisle. El trabajo fue una locura hoy, pero me mantiene ocupado, mantiene mi cabeza enfocada —murmuro, soltando un largo y pesado suspiro.
—¿Qué pasa?
—Nada. No es nada.
—Esa fue una respiración que sonó muy frustrada. ¿Algo de lo que quieras hablar?
No respondo de inmediato. —Tuve una... discusión bastante fuerte con alguien ayer, y supongo que ha estado... molestándome.
—¿Quieres contarme qué pasó?
Eso es lo que pasa con Carlisle. Normalmente, diría que no, pero hay algo en la forma en que pregunta las cosas que hace que sea casi imposible guardarse una mierda para uno mismo. Supongo que por eso es psicólogo, uno bueno también por lo que he oído. También tiene una especie de puta fuerza de voluntad; tiene que tener fuerza de voluntad para poder escuchar los problemas de la gente día tras día y no dejarse llevar por la botella.
—Es solo que... dije algunas cosas que probablemente no debería haber dicho, y luego ella dijo algunas cosas...
—¿Ella? ¿Heidi?
—No, Heidi no. —Sonrío al teléfono.
—¿Estás saliendo con alguien, Edward?
—No —digo, y hago una mueca ante la incomodidad en mi pecho ante esa admisión—. No estoy saliendo con nadie.
Está en silencio por un par de segundos. —Todavía estás en un lugar nuevo, Edward, y si bien una relación puede ser muy satisfactoria, también puede ser muy volátil. Por eso no estaba tan seguro de que la relación que tenías con Heidi fuera...
—Eso no era una relación, Carlisle —resoplé.
—Sí, eso es lo que dijiste, y… está bien, si eso es lo que necesitabas en ese momento para sobrellevar la situación, y si eso quedó claro para la joven, entonces ambos son adultos que consienten. Pero una relación real, Edward, del tipo en la que realmente te comprometes requiere mucho trabajo duro y, como alguien que se encuentra en las primeras etapas de la sobriedad, debes recordar que debes esforzarte y comprometerte para mantenerte saludable.
El hermoso rostro de Bella aparece ante mis ojos.
»¿Eso tiene sentido, Edward?
—Sí. Sí, Carlisle, tiene sentido.
—Entonces, cuéntame.
—Fue con la profesora de baile de Mel. Fui bastante grosero con ella y… ella tiene este… fuego —me río entre dientes—, así que me lo devolvió de inmediato.
Carlisle se ríe. —¿Y cómo terminó?
—No muy bien —admito.
—Ah. Bueno, sabes qué exige el paso nueve de los doce, ¿verdad?
Pongo los ojos en blanco. —No estaba ebrio cuando discutimos. —Bueno, al menos no de licor .
—No hace ninguna diferencia. Siempre es bueno hacer las paces, Edward.
Pienso en el fuego en los ojos de Bella mientras discutíamos. Y luego pienso en la forma en que su voz temblaba y su labio inferior temblaba a pesar de la furia, que obviamente estaba tratando de contener. Mi pecho se contrae y lo froto con fuerza con una mano, desconcertada por el dolor agudo.
—Sí, ya veremos.
Carlisle suspira, pero no insiste.
—¿Cómo está Mel?
—Está bien. El baile es... bueno para ella, creo. Parece estar más animada últimamente.
—¡Genial! ¿Crees que le gustaría empezar a hablar con alguien?
—No lo sé, Carlisle. No le gusta que mencione eso y últimamente ha estado de mejor humor. No sé si quiero meterme con eso. —Me río.
Resopla. —Bueno, está bien. Pero si alguna vez está dispuesta a hablar, no olvides que puedo ponerte en contacto con un par de buenas personas.
—Sí. Gracias, Carlisle. Estaremos en contacto.
—Bien. Llámame cuando necesites hablar, Edward. Lo digo en serio.
—Sí, gracias.
S
Espero hasta el mediodía del miércoles para llamar a Heidi.
—¿Podrás recoger a Mel por mí esta noche?
—Tal vez. —Se ríe y aprieto los dientes.
—Solo dame una respuesta de sí o no. Si es no, entonces tengo que intentar salir temprano del trabajo y...
—Yo la recogeré, Edward. —Suspira.
—Gracias.
—Sí. ¡Ey! ¿Quizás esta noche podamos ver una película o algo así?
—Heidi —suspiro—, tengo que trabajar hasta tarde. Esta noche estaré exhausto y luego tendré que asegurarme de que Mel tenga todo en orden para ir a la escuela al día siguiente y...
—¡Bien, Edward, bien! Mira, tengo un cliente. Hablaré contigo más tarde, ¿de acuerdo? —dice, sonando enojada.
—Está bien —le contesto y cuelgo rápidamente antes de que pueda cambiar de opinión.
S
Más tarde ese día, mientras trabajo, me pongo a pensar en un par de cosas que Carlisle dijo anoche.
Tiene razón. Tengo que hacer las paces con Bella. Estaba completamente fuera de lugar. No soy tan estúpido como para no saberlo. Hice suposiciones que no debí haber hecho. Cualquier euforia que haya sentido o no al descubrir que el imbécil no era en realidad su novio solamente duró aproximadamente medio segundo porque, en realidad, ¿qué diablos cambia eso?
Pero la cosa es que no tengo idea de por dónde empezar con ella. Mi boca no es mía cuando estoy cerca de ella. La mierda que sale de ella es... desconcertante.
Y además no tengo tiempo. ¿Cuándo voy a verla la próxima vez? Con el trabajo por rehacer, he llegado a casa después de las nueve durante el último par de noches y no tengo idea de cuándo va a cambiar eso.
En cuanto a las relaciones… y el compromiso… conseguir mi salud…
Tal vez si la hubiera conocido dentro de un año, dos años. Si estuviera en un lugar donde al menos hubiera comenzado a salir de este agujero, si ya no necesitara rezarle a esa botella... o si no estuviera viviendo de sueldo en sueldo... entonces podría. Mis manos alrededor de ese hermoso rostro y en lugar de decir mierda, presionaría mi boca contra la de ella.
Pero luego lo recuerdo: por mucho que pase el tiempo, siempre tendré que rezarle a esa botella.
S
Cuando me pagan al día siguiente, me doy cuenta de que enmendar a Bella es probablemente lo último que podré hacer esta semana. Estamos recibiendo una deducción por culpa del ex de Bella o lo que sea y sus cambios, y aunque está dividido entre un par de equipos y S & D Contracting, lo siento en mi paga.
Emmett me lo entrega con sentimiento de culpa, aunque sé que no es culpa suya. Está sacando lo mejor de esta situación de mierda y tiene razón. Si podemos superar esto y ganarnos la aprobación del Sr. S, entonces valdrá la pena en forma de más negocios, y más negocios significa más dinero, y entonces tal vez algún día...
Desafortunadamente, una vez que dividí el pago en todas las cuentas que tengo que cubrir este mes, me faltan cincuenta dólares para la mensualidad de Mel, que vence mañana.
Mientras llevo a Mel a la escuela el viernes por la mañana, le entrego el sobre con la mensualidad. —Dale esto a la señorita Bella hoy y ten cuidado. No lo pierdas en la escuela o algo así.
Ella pone los ojos en blanco, pero luego se inclina y me da un beso en la mejilla.
Estoy sorprendido porque últimamente han sido pocos y espaciados.
—Gracias, tío Ed, lo sé... esto no es lo más fácil... —Mira su regazo, con una mano jugueteando con su blusa—. Y sé que no lo he sido... así que solamente quería decir gracias, porque me gusta bailar... y realmente me gusta la señorita Bella.
—Me alegro de que lo hagas. —Le sonrío—. Ella es... genial.
—Entonces, ¿por qué estabas discutiendo con ella?
Y ahí está la pregunta.
—Mel... —Respiro profundamente—. Es cosa de adultos.
Sonríe y pone los ojos en blanco, y ahí está la Mel que conozco. —Lo que sea. Te veré más tarde. —Abre la puerta del auto.
—Mel, solo dile a la señorita Bella que a la mensualidad le faltan cincuenta dólares, pero que se la entregaré a finales de la próxima semana, ¿de acuerdo?
Veo la forma en que sus pequeños hombros caen antes de darse la vuelta. —Tío Ed... lo siento.
—Oye —sonrío suavemente—, está bien, chica. Lo lograremos.
Sostiene mi mirada. —Sí, de acuerdo. —Y sale.
S
Aproximadamente a las siete y media de esa noche, mientras Em y yo vertimos concreto, recibo un mensaje de texto.
Es bueno que Em tenga la constitución de un maldito buey porque mi agarre en el concreto se resbala cuando leo el texto, y Em rápidamente toma el relevo.
—¿Qué diablos, Ed? —Se ríe mientras releo el texto.
Tu amiga de mierda no volvió a presentarse.
Me llevaré a Mel a casa conmigo: 356 Montague, Unidad 2B.
Cuando estés listo, ahí es donde estaremos.
S
(7) Bensonhurst es un barrio residencial situado en la sección suroeste del distrito de Brooklyn de la ciudad de Nueva York (Estados Unidos).
Nota de la autora: *POR FAVOR LÉELA*
No estoy dando espóiler de la trama, pero solamente necesito aclarar algo: Eli NO sabe que Edward es parte del equipo que trabaja en su propiedad. No pidió el cambio de tubería solamente para molestar a Edward, sino porque en general es un pendejo. Solamente quería aclarar eso.