Capítulo 1
16 de agosto de 2025, 14:10
El club "Inferno" hacía honor a su nombre. Desde el exterior, el edificio parecía arder con una luz roja y naranja que palpitaba al ritmo de la música que se escapaba cada vez que la puerta se abría. Chilli y Frisky se unieron a la cola de gente que esperaba para entrar, la emoción vibrando entre ellas como una corriente eléctrica.
"¿Recuerdas la última vez que salimos así?" preguntó Chilli, ajustándose el vestido.
Frisky soltó una carcajada. "¿Te refieres a la noche en que terminamos bailando sobre la barra del 'Payaso de Rodeo'? Cómo olvidarlo." Sus ojos brillaban con el recuerdo, y su sonrisa era contagiosa.
"Aún no puedo creer que nos dejaran volver después de eso," dijo Chilli, sacudiendo la cabeza con una sonrisa mientras jugaba con uno de sus largos pendientes. El metal frío contra sus dedos la ayudaba a mantener la compostura, aunque la emoción amenazaba con desbordarla.
"Cariño, con ese baile que hiciste, probablemente te hubieran ofrecido un trabajo si lo hubieras pedido," bromeó Frisky, guiñándole un ojo.
Chilli sintió que sus mejillas se calentaban, y no solo por el frío de la noche. "Oh, callate. No fue para tanto."
"¿Bromeas? Eras como una llama encarnada. Ardiente y peligrosa." Frisky se movió un paso más cerca, su perfume dulce y especiado mezclándose con el aroma de la noche.
La cola avanzaba lentamente, y las dos amigas observaban a los otros asistentes al club. Había de todo: desde grupos de jóvenes vestidos con lo último en moda hasta parejas mayores que claramente habían decidido tener una noche de aventura. Un grupo de chicas cerca de ellas llevaba vestidos coordinados en diferentes tonos de rojo, como si hubieran planeado convertirse en un arcoíris de fuego.
Antes de que Chilli pudiera responder, llegaron a la entrada del club. El portero, un señor con brazos del tamaño de troncos de árbol, las miró de arriba abajo antes de asentir y hacerse a un lado para dejarlas pasar.
El interior del "Inferno" era aún más impresionante que el exterior. Las paredes estaban decoradas con murales que representaban llamas y figuras demoníacas danzantes, creados con un nivel de detalle que hacía que parecieran moverse bajo la luz cambiante. Luces rojas y naranjas parpadeaban al ritmo de la música, creando la ilusión de que todo el lugar estaba en llamas. El suelo, un mosaico de baldosas negras y rojas, creaba patrones hipnóticos que parecían cambiar con cada paso.
"Solo falta una bandera mexicana para que luzca como el infierno". Bromeo Frisky, caminando de forma más elegante.
Chilli la observó y comenzó a reírse, el sonido mezclándose con la música electrónica que llenaba el espacio. "Perra tonta, esos pasos los tienes que reservar para cuando estemos en la pista de baile".
Frisky volteó a ver a Chilli, por algún motivo un poco de su chispa se apagó. Miró al piso y rápidamente volvió a sonreír. "Vamos a divertirnos". Dijo con la energía de una monja. Chilli se lo quería decir de forma burlona. Aunque después de ver lo que tenía de frente se olvidó de ese tema.
"¡Wow!" exclamó Chilli, sus ojos tratando de absorber todo a la vez. "¡Esto es increíble!"
En el centro del club, una pista de baile circular estaba rodeada por plataformas elevadas donde bailarines vestidos con trajes que simulaban llamas se movían con una gracia hipnótica. Sus movimientos eran fluidos y sensuales, como si realmente estuvieran hechos de fuego líquido.
Por encima de todo, una enorme araña de luces con forma de sol ardiente giraba lentamente, proyectando patrones de luz que se movían como lenguas de fuego sobre los bailarines y la multitud. En las paredes habían algunos esqueletos de decoración pintados de color plateado. "Vaya, pense que eran venezolanos que trabajaba aquí". Pensó Chilli, mientras pasaba antes eso esqueletos.
Frisky sonrió, claramente complacida por la reacción de su amiga. Sus ojos brillaban con satisfacción, como si el asombro de Chilli fuera un regalo que había estado esperando dar. "Te lo dije. Ahora, ¿qué tal si probamos ese 'Beso de Fuego'?"
Se abrieron paso entre la multitud hasta llegar a la barra, un mostrador largo y curvo que parecía estar hecho de obsidiana pulida. Luces rojas y doradas se reflejaban en su superficie, creando la ilusión de que estaba hecho de lava enfriada. El barman, un joven con el cabello teñido de un rojo brillante que rivalizaba con el de Chilli, les sonrió. Sus movimientos eran precisos y elegantes mientras preparaba bebidas para otros clientes, como si estuviera realizando una danza coreografiada.
"¿Qué les puedo servir, señoritas?" Su voz era profunda y melodiosa, perfectamente audible a pesar del ruido ambiental.
"Dos 'Besos de Fuego," pidió Frisky, inclinándose sobre la barra para hacerse oír por encima de la música.
El barman asintió y se puso manos a la obra con un entusiasmo que sugería que estaba a punto de realizar un acto de magia en lugar de simplemente preparar un cóctel. Chilli observó fascinada cómo mezclaba los ingredientes con la habilidad de un mago. Sus manos se movían con una precisión asombrosa mientras vertía, agitaba y mezclaba líquidos de diferentes botellas, algunas de las cuales parecían contener fuego líquido.
En cuestión de minutos, dos cócteles de un rojo intenso coronados por una espuma verde pálido estaban frente a ellas. El contraste de colores era impactante, y pequeñas chispas doradas parecían bailar en el líquido rojo, como si realmente contuvieran fuego embotellado.
"Aquí tienen," dijo el barman, guiñándoles un ojo. "Cuidado, muerden."
Chilli tomó su copa, admirando el contraste entre el rojo del líquido y el verde de la espuma. El cristal estaba frío contra sus dedos, formando una interesante dicotomía con el calor que emanaba del contenido. El aroma a lima y cilantro se mezclaba con el picante del chile, creando una combinación que hizo que su boca se hiciera agua. Pequeñas gotas de condensación se deslizaban por el exterior del vaso, brillando como diamantes bajo las luces parpadeantes del club.
"Por nosotras," dijo, alzando su copa hacia Frisky.
"Por nosotras," repitió su amiga, chocando suavemente su copa contra la de Chilli. El tintineo del cristal fue apenas audible sobre la música, pero el momento se sintió significativo, como si estuvieran sellando un pacto secreto.
Ambas tomaron un sorbo al mismo tiempo. Chilli sintió cómo el sabor explotaba en su boca. El tequila infusionado con chile creaba una sensación de calor que se extendía por su garganta, mientras que la lima y el agave añadían un toque de dulzura que balanceaba perfectamente el picante. La espuma de cilantro, por su parte, aportaba un toque fresco que completaba la experiencia.
"Oh, Dios mío," gimió Chilli, cerrando los ojos para saborear mejor. "Esto es... increíble."
Frisky rió, sus ojos brillando con diversión y algo más, algo más profundo que se ocultaba detrás de su aparente ligereza. "Sabía que te gustaría. Es como si este cóctel hubiera sido creado específicamente para ti." Tomó otro sorbo de su bebida, sus labios dejando una marca de lápiz labial en el borde del vaso.
"No bromeo, Frisky. Creo que acabo de enamorarme." Chilli pasó un dedo por el borde de su vaso, recogiendo un poco de la espuma verde y llevándosela a los labios.
"¿Del cóctel o del barman?" bromeó Frisky, arqueando una ceja perfectamente delineada. La luz rojiza del club hacía que sus ojos parecieran más oscuros, más misteriosos.
Chilli le dio un golpecito juguetón en el brazo. "Del cóctel, tonta. Aunque el barman no está nada mal."
Ambas rieron, el alcohol comenzando a hacer efecto, aflojando sus inhibiciones y aumentando su buen humor. La música parecía más fuerte ahora, los bajos resonando en sus pechos como un segundo latido del corazón.
"Vamos," dijo Frisky, tomando la mano de Chilli. Su piel estaba cálida y suave, y su agarre era firme y seguro. "Bailemos un poco antes de que estos cócteles nos hagan perder el equilibrio."
Se adentraron en la pista de baile, donde la música retumbaba tan fuerte que Chilli podía sentirla vibrar en su pecho. El DJ estaba mezclando una canción de reggaetón con toques electrónicos, creando un ritmo irresistible que pronto tuvo a ambas amigas moviéndose al compás.
La multitud en la pista de baile era densa pero no sofocante, y el aire estaba cargado de energía y anticipación. Los cuerpos se movían como una sola entidad, unidos por el ritmo y el ambiente eléctrico del club. Las luces parpadeantes creaban una atmósfera casi onírica, haciendo que el tiempo pareciera moverse de manera diferente.
Chilli se dejó llevar por la música, sus caderas ondulando al ritmo de la canción. A su lado, Frisky bailaba con abandono, su vestido multicolor creando un efecto hipnótico bajo las luces parpadeantes del club. Por un momento, Chilli se encontró observando a su amiga, admirando la forma en que se movía, la libertad y la alegría que irradiaba.
"¡Ey!" gritó Frisky por encima de la música, abriendo los ojos y captando la mirada de Chilli. "¡Deja de mirarme y baila!"
Chilli parpadeó, saliendo de su trance, un ligero rubor subiendo a sus mejillas que podría haber sido por el calor, el alcohol o algo más. "¡Lo siento!" gritó de vuelta, teniendo que inclinarse cerca del oído de Frisky para hacerse oír. "¡Es que bailas tan bien!"
Animada por el alcohol y la música, Chilli se soltó completamente. Giró, movió las caderas, alzó los brazos al aire. Frisky la seguía, sus movimientos sincronizándose naturalmente. Pronto, se encontraron bailando juntas, sus cuerpos moviéndose en perfecta armonía.
El tiempo pareció desvanecerse mientras bailaban. Canción tras canción, Chilli y Frisky permanecieron en la pista, perdidas en la música y en la compañía de la otra. De vez en cuando, volvían a la barra por más cócteles, cada uno más delicioso que el anterior.
"¡Este lugar es increíble!" gritó Chilli después de su tercer 'Beso de Fuego'. Su cabeza daba vueltas ligeramente, pero se sentía eufórica.
"¡Lo sé!" respondió Frisky, sus mejillas igualmente sonrojadas, sus ojos brillando con una intensidad que rivalizaba con las luces del club. "¡Me alegro de que te guste!"
"¡Me encanta!" Chilli miró alrededor, admirando una vez más la decoración del club. Las figuras demoníacas en las paredes parecían moverse ahora, danzando al ritmo de la música. "¡Es como si estuviéramos en el infierno, pero en el buen sentido!"
Frisky rió, el sonido musical y ligeramente descontrolado. "¡Supongo que eso nos convierte en demonios!" Se pasó una mano por el cabello, desordenándolo de una manera que solo lo hacía ver más atractivo.
"¡Demonios muy sexys!" añadió Chilli, guiñando un ojo. El alcohol la había hecho más audaz, más dispuesta a decir lo que pensaba sin filtros.
Se miraron por un momento y estallaron en carcajadas. Chilli sintió una oleada de afecto por su amiga. Frisky siempre sabía cómo hacerla reír, cómo hacerla sentir libre y feliz. Había algo especial en ella, algo que hacía que cada momento juntas fuera como una cubeta con cemento incrustado. Bueno, la idea ese esa.
"¡Ey!" dijo de repente Frisky, sus ojos iluminándose con esa luz especial que Chilli había aprendido a reconocer como el preludio de una locura. "¡Acabo de tener una idea loca!"
"¡Oh no!" bromeó Chilli. "¡Tus ideas locas siempre terminan en 'vuelos'!"
"¡Exacto!" Frisky sonrió ampliamente, sus dientes blancos brillando bajo las luces rojas del club. Se inclinó más cerca, como si estuviera a punto de compartir un secreto de estado. "¿Qué tal si subimos al escenario y bailamos con los gogós?"
Chilli miró hacia el escenario donde varios bailarines vestidos con trajes que simulaban llamas se movían sensualmente. Sus cuerpos brillaban con sudor bajo las luces, y sus movimientos eran hipnóticos y seductores. Por un momento, la idea le pareció absurda, el tipo de locura que solo se le ocurriría a Frisky. Pero entonces, el alcohol en su sistema le susurró que sonaba como una gran aventura, y que después de todo, ¿qué era la vida sin un poco de locura?
"¿Sabes qué?" dijo, sintiendo una oleada de audacia que le calentaba la sangre más que cualquier cóctel. "¡Hagámoslo!"
Frisky chilló de emoción y tomó la mano de Chilli, arrastrándola hacia el escenario. Mientras se abrían paso entre la multitud, Chilli sintió que su corazón latía con fuerza, una mezcla de nervios y emoción corriendo por sus venas.