Capítulo 4
16 de agosto de 2025, 14:10
Bandit y Chilli salieron del elevador y se dirigieron hacia la sala de espera del consultorio del Dr. Thompson. El ambiente en el hospital era tranquilo, pero cargado de una tensión silenciosa que solo se encuentra en lugares donde la gente espera noticias que pueden cambiar sus vidas.
Al entrar en la sala de espera, lo primero que notaron fue la variedad de personas que ocupaban las sillas. Había ancianos con miradas perdidas, adultos de mediana edad con expresiones preocupadas, e incluso algunos jóvenes que parecían fuera de lugar en ese entorno. Bandit y Chilli encontraron dos asientos libres y se sentaron, sus manos aún entrelazadas como si fueran un ancla en medio de un mar de incertidumbre.
Mientras esperaban, Bandit no pudo evitar observar a las personas a su alrededor. Un anciano en particular llamó su atención. El hombre, de pelo blanco y rostro arrugado, miraba fijamente la pared frente a él, sus ojos desenfocados y su boca moviéndose silenciosamente como si estuviera teniendo una conversación consigo mismo.
Bandit no pudo evitar preguntarse cuál sería la historia de aquel anciano. ¿Sería uno de esos casos en los que la vida había decidido lanzar sus golpes más duros en los últimos años de su existencia? O tal vez estaba recordando a alguien que había perdido, a alguien por quien estaría dispuesto a darlo todo para volver a ver, aunque fuera solo un instante.
A su derecha, una mujer joven, tal vez en sus treintas, jugueteaba con una alianza de matrimonio, girándola repetidamente alrededor de su dedo. Sus ojos estaban enrojecidos, como si hubiera estado llorando recientemente, y cada cierto tiempo, soltaba un suspiro que parecía cargar con todo el peso del mundo. ¿Estaría esperando noticias de su pareja? ¿De algún hijo? Bandit sintió un nudo formarse en su estómago al imaginar el dolor que ella podría estar atravesando, una angustia tan profunda que no necesitaba palabras para ser comprendida.
Un poco más allá, un adolescente con auriculares puestos parecía ajeno al entorno. Su atención estaba fija en la pantalla de su teléfono, sus dedos moviéndose rápidamente mientras escribía mensajes. Su cara no mostraba la preocupación que dominaba el ambiente, pero había algo en la manera en que evitaba el contacto visual, como si estuviera intentando escapar de la realidad que lo rodeaba. Quizás estaba aquí con un familiar, obligado a acompañarlo a un lugar donde no quería estar, enfrentando miedos que aún no estaba listo para aceptar.
Bandit apretó la mano de Chilli con más fuerza, como si necesitara asegurarse de que ella seguía allí, a su lado. Ella le devolvió el apretón, sus ojos encontrándose por un breve momento. Era un intercambio silencioso, una reafirmación de que, pase lo que pase, estaban juntos en esto.
El silencio se rompió cuando Bandit comenzó a razonar todo lo que veía y comenzaba a armar todo como si fuera una rompecabezas. Le habían hecho una resonancia magnética para revisar se cerebro. Eso solo lo hacían si había posibilidad de que hubiese daño cerebral.
"¿Crees que tenga algo como un tumor cerebral?" susurró Bandit a Chilli, inclinándose hacia ella.
Chilli miró discretamente al anciano y luego volvió su atención a Bandit. "No digas eso ni como broma. Tú no puedes tener demencia senil. Eres un adulto joven.
Bandit tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. "Lo sé, pero... ¿y si es algo genético? Mi abuelo lo tuvo. Tal vez... tal vez no me he dado cuenta de que me estoy volviendo como él."
Chilli negó con la cabeza, su expresión firme pero preocupada. "No podemos adelantarnos a conclusiones. Esperemos a lo que diga el doctor." A pesar de la calma que intentaba transmitir, la forma en que seguía sosteniendo la mano de Bandit, como si pudiera evitar que se deslizara fuera de su alcance, delataba sus verdaderos sentimientos.
Bandit sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Era así como se veía él cuando tuvo ese episodio en la estación de policía? ¿Perdido y desconectado del mundo que lo rodeaba?
En ese momento, una enfermera entró en la sala, llevando del brazo a una mujer de mediana edad que parecía desorientada. "Vamos, señora Johnson," decía la enfermera con voz suave. "Es hora de su tratamiento."
La mujer miró a su alrededor con confusión. "¿Dónde estoy? ¿Quién es usted?"
"Estamos en el hospital, señora Johnson. Soy la enfermera Mary, ¿recuerda? Vengo todos los días a buscarla para su terapia."
La mujer frunció el ceño, como si estuviera tratando de recordar algo que se le escapaba. "Yo... no estoy segura. ¿Dónde está mi esposo?"
"Su esposo vendrá a verla más tarde, como siempre," respondió la enfermera con paciencia. "Ahora, vamos a su tratamiento."
Bandit y Chilli observaron en silencio cómo la enfermera guiaba a la mujer fuera de la sala. La escena les dejó un sabor amargo en la boca.
"Chilli," murmuró Bandit, su voz apenas audible. "¿Y si... y si eso es lo que me está pasando a mí?"
Chilli apretó su mano con más fuerza. "¡Ya te dije que no adelantemos conclusiones! Bandit Heeler. Ni siquiera sabemos por qué el Dr. Thompson nos citó aquí. Podría ser algo completamente diferente."
Bandit asintió, pero no pudo sacudirse la sensación de inquietud que lo invadía. Miró alrededor de la sala nuevamente, notando a un joven que parecía estar hablando consigo mismo en voz baja, sus ojos moviéndose rápidamente de un lado a otro como si estuviera viendo algo que nadie más podía ver.
"Me pregunto qué les habrá pasado a todas estas personas," dijo Bandit en voz baja. "¿Cómo llegaron a este punto?"
Chilli siguió su mirada. "Cada uno tendrá su historia, supongo. Accidentes, enfermedades, traumas... La mente es frágil, Bandit. A veces las cosas simplemente... suceden."
Bandit sintió un nudo en la garganta. "¿Crees que eso es lo que me pasó a mí? ¿Algo simplemente... sucedió?"
Antes de que Chilli pudiera insultar a su marido, la puerta del consultorio se abrió y una enfermera salió con una clipboard en la mano. "¿Señor y señora Heeler?"
Bandit y Chilli se pusieron de pie, intercambiando una mirada nerviosa antes de acercarse a la enfermera.
"El Dr. Thompson los verá ahora," dijo la enfermera con una sonrisa amable. "Por favor, síganme."
Mientras caminaban hacia el consultorio, Bandit no pudo evitar pensar en todas las posibilidades. ¿Por qué el Dr. Thompson los había citado aquí, en esta clínica especializada en problemas mentales y neurológicos? ¿Qué habían mostrado sus exámenes? ¿Era algo grave? ¿Reversible? Las preguntas se arremolinaban en su mente, cada una más aterradora que la anterior.
Chilli, notando la tensión en el cuerpo de Bandit, le dio un apretón tranquilizador en la mano. "No dejes que el miedo te gane mi amor ¿recuerdas?" susurró.
Bandit asintió, agradecido por su presencia. Sin importar lo que el doctor tuviera que decirles, al menos no estaba solo. Tenía a Chilli, tenía a sus hijas. Siempre iba a tener eso en mente.
La enfermera los guió hasta una puerta al final del pasillo. "El Dr. Thompson los está esperando," dijo, abriendo la puerta para ellos.
Bandit tomó una respiración profunda, tratando de calmar sus nervios. Este era el momento de la verdad. Cualquiera que fuera el diagnóstico, cualquiera que fuera la razón por la que estaban aquí, estaban a punto de descubrirlo.
"¿Listo?" preguntó Chilli, su voz apenas un susurro.
Bandit asintió. "Listo."
Y con eso, entraron juntos al consultorio, preparados para enfrentar lo que sea que el destino les tuviera reservado. Sin embargo Bandit no podía creer que había mentido. No estaba listo, y muy probablemente Chilli supo que no lo estaba.
El consultorio del Dr. Thompson era espacioso y bien iluminado, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz natural. Las paredes estaban decoradas con diplomas y certificados, y había un gran modelo del cerebro humano en un estante cerca del escritorio. El Dr. Thompson, un hombre de mediana edad con gafas y una expresión seria pero amable, se levantó para recibirlos.
"Señor y señora Heeler, por favor, tomen asiento," dijo, indicando las sillas frente a su escritorio.
Bandit y Chilli se sentaron, sus manos aún entrelazadas. El Dr. Thompson se acomodó en su silla y abrió una carpeta que tenía frente a él.
"Bien, como saben, hemos estado realizando una serie de pruebas y exámenes desde el incidente en la estación de policía," comenzó el doctor. "Quería discutir los resultados con ustedes en persona."
Bandit sintió que su corazón se aceleraba. Este era el momento que tanto había temido y esperado. "¿Qué encontraron, doctor?" preguntó, su voz más firme de lo que se sentía.
“Señor y señora Heeler,” comenzó el médico, mirando a ambos con una mezcla de empatía y profesionalismo, “las pruebas indican que Bandit tiene Alzheimer."
El mundo de Bandit se tambaleó al escuchar esas palabras. Sentía como si todo a su alrededor comenzara a desmoronarse. Miró a Chilli, buscando en sus ojos el apoyo y la fortaleza que siempre encontraba en ella. Aunque ella también estaba expresando un desaliento que contagio a Bandit.
"Tiene que haber un error doctor. Mi marido no puede tener Alzheimer. Es muy joven y saludable. Tenemos dos hijas de 8 y 6 años. ¡No hay manera que sea verdad! Exclamó Chilli que a la vez se paró de golpe.
Bandit apenas podía escuchar las palabras de Chilli. Su mente se había quedado atrapada en el eco de la sentencia del doctor, **Alzheimer**. La palabra reverberaba en su cabeza como una campana, cuyo sonido lo envolvía y nublaba sus sentidos.
Se quedó mirando al suelo, notando cómo sus manos temblaban. Chilli estaba en pie, luchando contra las lágrimas, buscando una razón, una salida, pero él... él no podía hacer otra cosa que quedarse quieto, como si moverse significara aceptar la verdad, como si no moverse pudiera detener el tiempo.
**No puede ser**.
El Dr. Thompson, con una ligera tristeza en los ojos, se inclinó hacia adelante. “Entiendo lo difícil que es escuchar esto, señora Heeler. No hay una edad exacta para esta enfermedad, y aunque es poco común en alguien tan joven como el señor Heeler, los resultados son concluyentes. Los síntomas que ha estado experimentando, los olvido reciente, la confusión en momentos de estrés, son consistentes con las etapas tempranas de la enfermedad."
Chilli sacudió la cabeza, casi en un gesto de rechazo hacia la realidad que se desplegaba frente a ellos. "¿Qué podemos hacer?" Su voz sonaba más suave ahora, con una mezcla de miedo y desesperación. "Debe haber algo… algún tratamiento, alguna manera de detenerlo."
**Detenerlo**.
Bandit apenas podía entender lo que eso significaba. Tratar de detener lo inevitable, de detener un futuro que, hasta ese momento, parecía haber estado perfectamente estructurado. Las hijas. El trabajo. Las mañanas llenas de risas y caos. Los juegos en el patio trasero. Todo eso, de repente, se sentía como arena que se escapaba entre sus dedos. Ni siquiera podía sentir sus dedos. Todo lo que sentía eran los latidos de su corazón.
Miró a Chilli, su fuerte y brillante Chilli, quien ahora parecía una de sus pequeñas hijas, perdida en la avalancha de información que acababan de recibir. Quería decir algo, pero no encontraba las palabras. ¿Cómo podía decirle que todo estaría bien, cuando no sabía si eso era verdad? ¿Cómo podía prometerle un futuro que, en ese instante, se sentía más incierto que nunca?
El doctor habló nuevamente, rompiendo el pesado silencio que se había instalado en el consultorio. “Hay tratamientos que pueden ralentizar el progreso, y con el apoyo adecuado, podemos trabajar en un plan para asegurarnos de que Bandit tenga la mejor calidad de vida posible. Pero... es importante que ambos comprendan lo que significa esta enfermedad.”
Bandit tragó saliva, intentando que su garganta cooperara. “¿Qué... qué significa?” Apenas reconoció su propia voz, tan débil y quebrada. No quería escuchar la respuesta, pero sabía que debía hacerlo.
El Dr. Thompson lo miró directamente, con una seriedad que ahora parecía pesar más que antes. “Significa que habrá momentos de lucidez, pero también habrá días en los que se sentirá perdido. La memoria a corto plazo se verá afectada primero, y con el tiempo... el avance será más notorio. Se necesitará paciencia, apoyo emocional... y eventualmente, cuidados más intensivos.”
Cada palabra se sentía como un golpe en el estómago, como si alguien estuviera quitándole el aire. ¿Cómo sería no recordar el rostro del amor de su vida? ¿Olvidar las risas de sus hijas? ¿Perderse en su propia mente, incapaz de encontrar el camino de regreso?
Pero más allá de su miedo, estaba el rostro de Chilli, el cual intentaba no desmoronarse, aunque sus ojos brillaban con lágrimas que no se permitían caer. Sabía que debía ser fuerte para ella, para sus hijas. Pero en ese momento, la fortaleza era un recurso que no sabía cómo encontrar.
**Esto no está pasando**.
Bandit quería gritar, decir que él no era una carga, que no necesitaban hacer planes para algo que no podría suceder. Pero esa negación se sentía como una barrera frágil, como un castillo de arena que sabía que, tarde o temprano, se derrumbaría.
Chilli volvió a sentarse, su mano buscando la de Bandit de nuevo. Esta vez, fue ella quien la sostuvo con fuerza, como si temiera que si lo soltaba, todo desaparecería.
Él entrelazó sus dedos con los de ella, mirándola finalmente a los ojos. Y en ese instante, aunque las palabras no salieron, ambos compartieron el mismo pensamiento: **Aún estamos aquí. Aún estamos juntos.** Chilli quería abrazar a Bandit con todas sus fuerzas. Sin embargo, sabía que tenía que estar atenta a lo que decía el doctor.
El Dr. Thompson notó la conmoción en los rostros de Bandit y Chilli, y se apresuró a continuar su explicación.
"Entiendo que esto es un shock para ustedes," dijo el doctor con voz suave. "Permítanme explicarles un poco más sobre la enfermedad y cómo afecta al cerebro."
El doctor se levantó y se acercó a un modelo de cerebro que tenía en su escritorio. "Verán, el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta principalmente la memoria y las funciones cognitivas. Para entenderlo mejor, imaginemos que el cerebro es como un pan, y los recuerdos es lo que hay adentro."
Bandit, aún aturdido, logró preguntar: "¿Un pan? No entiendo, doctor."
El Dr. Thompson asintió comprensivamente. "Sí, es una explicación de principiantes que nos ayudará a visualizar mejor el proceso. En un pan normal, lo interior (que serían las neuronas en nuestro cerebro) trabajan constantemente para hacer pan fresco (nuestros recuerdos y pensamientos). Preparan la masa, la hornean y la colocan en los estantes para que esté lista cuando la necesitemos."
Chilli, apretando la mano de Bandit, intervino: "¿Y cómo afecta el Alzheimer a esta... cosa? ¿Y porque no hay cura?
"Buena pregunta," respondió el doctor. "En el caso del Alzheimer, es como si un hongo empezara a crecer en la panadería. Este hongo representa las placas de proteína beta-amiloide que se acumulan en el cerebro de las personas con Alzheimer."
Bandit frunció el ceño. "¿Un hongo? ¿Cómo exactamente afecta este 'hongo' a la panadería?"
El Dr. Thompson continuó: "Este 'hongo' comienza a con un pequeño parte del pan para luego extenderse a todo. Al principio, quizás solo afecte a una pequeña área, haciendo que el pan llegue al punto de no ser comestible.
"¿Es por eso que a veces olvido dónde dejé las llaves?" preguntó Bandit, con un toque de esperanza en su voz.
"No necesariamente," respondió el doctor. "Todos tenemos olvidos ocasionales. En el caso del Alzheimer, estos olvidos se vuelven más frecuentes y comienzan a afectar la vida diaria."
Chilli, tratando de procesar toda la información, preguntó: "¿Y qué pasa a medida que avanza la enfermedad?"
El Dr. Thompson suspiró suavemente. "Con el tiempo, el 'hongo' se extiende por más áreas de la pan.. Esto se traduce en una pérdida más significativa de la memoria, dificultades para realizar tareas cotidianas, cambios en el comportamiento y la personalidad."
Bandit, con voz temblorosa, preguntó: "¿Eso significa que eventualmente olvidaré... todo? ¿A mi familia, a mí mismo?"
Joder. Ya sabes la respuesta. Que intentaba hacerse el tonto para negar el hecho que tenía Alzheimer no iba a hacer que desapareciera. No lo hizo durante los meses que lo tuvo sin saberlo. ¿En serio creyó que iba a funcionar ahora?
El doctor lo miró con compasión. "El Alzheimer puede afectar severamente la memoria a largo plazo, sí. Pero es importante recordar que cada caso es único y la progresión puede variar."
"¿Hay alguna cura? ¿Alguna forma de detener esto?" Preguntó Chilli, luchando por mantener la compostura. Sabía que no había curar. No era ninguna tonta. Sin embargo, no quería aceptar que Bandit tenía Alzheimer.
"Lamentablemente, en este momento no existe una cura para el Alzheimer," respondió el Dr. Thompson. "Pero hay tratamientos que pueden ayudar a manejar los síntomas y ralentizar la progresión de la enfermedad. Es como si tuviéramos productos que pueden frenar el crecimiento del hongo, aunque no eliminarlo."
Bandit, sintiendo una mezcla de miedo y determinación, preguntó: "¿Qué podemos hacer entonces? No quiero simplemente rendirme. Quiero vivir y ver a mis hijas adultas y a mis nietos.
El doctor asintió con aprobación. "Esa es la actitud correcta, Bandit. Hay varias cosas que podemos hacer. Primero, comenzaremos con medicamentos que pueden ayudar a mejorar la función cognitiva y manejar los síntomas. También recomendaré algunos cambios en el estilo de vida que pueden ser beneficiosos."
"¿Qué tipo de cambios en el estilo de vida?"
"Una dieta saludable, ejercicio regular, estimulación mental a través de juegos y actividades cognitivas, y mantener una vida social activa pueden ser muy beneficiosos," explicó el Dr. Thompson. "Volviendo a nuestra analogía del pan, es como si estuviéramos dando a los panaderos mejores herramientas y un ambiente más favorable para trabajar, a pesar del hongo, se puede seguir usando las partes buenas del pan.
"¿Hay alguna forma de saber cuán rápido avanzará la enfermedad?" Preguntó Bandit.
El doctor negó con la cabeza. "Desafortunadamente, no podemos predecir con exactitud cómo progresará la enfermedad en cada individuo. Pero con un diagnóstico temprano como el suyo, Bandit, tenemos más opciones de tratamiento y podemos tomar medidas para mantener su calidad de vida por más tiempo."
,"¿Cómo podemos prepararnos para el futuro? ¿Qué debemos esperar?"preguntó Chilli, con lágrimas en los ojos. "Me esta diciendo que voy a perder a Bandit y que lo único que puedo hacer es ver como se va mí Bandit.
El Dr. Thompson respondió con gentileza. "Entiendo lo que esta sintiendo señora, sin embargo es importante planificar con anticipación. Esto puede incluir discusiones sobre el cuidado a largo plazo, asuntos legales y financieros. También recomiendo que toda la familia se eduque sobre la enfermedad para saber qué esperar y cómo pueden ayudar."
"¿Cómo le explicamos esto a las niñas? ¿Cómo les decimos que su padre... que yo..." Preguntó Bandit, sintiendo el peso de la situación.
El doctor lo interrumpió suavemente. "Esa es una pregunta muy importante, Bandit. Recomiendo ser honestos con ellas, pero adaptar la explicación a su edad. Podemos usar la misma analogía del pan. Les pueden decir que el cerebro de papá tiene un 'hongo' que a veces hace que sea difícil para él recordar cosas o hacer ciertas tareas."
"¿Y cómo podemos ayudar a Bandit en casa? ¿Hay algo específico que debamos hacer?" Chilli asintió, agradecida por la sugerencia.
"Absolutamente," respondió el Dr. Thompson. "Establecer rutinas puede ser muy útil. Pueden usar recordatorios visuales, como notas adhesivas o un pizarrón, para ayudar con las tareas diarias. También es importante mantener un ambiente familiar y reconfortante."
,"¿Qué pasarà con mi trabajo? Soy arquitecto... ¿podré seguir trabajando?" preguntó Bandit, sintiéndose un poco abrumado.
El doctor lo miró con seriedad. "Esa es una decisión que tendremos que evaluar con el tiempo, Bandit. Por ahora, podría ser beneficioso hablar con sus superiores sobre su diagnóstico y ver si pueden hacer ajustes en sus responsabilidades. La seguridad, tanto la suya como la de los demás, debe ser la prioridad."
"¿Hay grupos de apoyo o recursos adicionales que podamos utilizar?" preguntó Chilli, pensativa.
"Excelente pregunta," respondió el Dr. Thompson. "Sí, hay varios grupos de apoyo tanto para pacientes como para cuidadores. Les proporcionaré una lista de recursos locales. También hay organizaciones nacionales que ofrecen información y apoyo."
"¿Qué tan común es el Alzheimer en alguien de mi edad? Me siento... demasiado joven para esto." preguntó
Bandit, tratando de asimilar toda la información
El doctor asintió comprensivamente. "El Alzheimer de inicio temprano, que es cuando se diagnostica antes de los 65 años, es menos común, pero no es inaudito. Representa alrededor del 5-10% de todos los casos de Alzheimer. Aunque es raro en alguien de su edad, existen casos. Hay varios factores que pueden contribuir al desarrollo temprano de la enfermedad, incluyendo genética, estilo de vida y factores ambientales. En algunos casos, no podemos identificar una causa específica."
"El abuelo de Bandit tuvo Alzheimer. ¿Eso significa que es hereditario? ¿Nuestras hijas están en riesgo?" preguntó
Chilli, recordando algo que Bandit había mencionado antes que su abuelo había tenido dicha enfermedad en su vejez.
El Dr. Thompson respondió con cuidado. "El Alzheimer tiene un componente genético, especialmente en casos de inicio temprano. Sin embargo, tener un familiar con Alzheimer no garantiza que uno lo desarrollará. Hay muchos factores involucrados, incluyendo genes, estilo de vida y ambiente."
"Entonces porqué Bandit lo tiene". Preguntó Chilli, con más dudas que respuestas en su mente.
"Como dije señora Heleer, cada caso es diferente, y nunca había visto un hombre de 30 años. Su marido será un sujeto de experimentación para mi." Respondió el doctor.
"¿Hay algo que podamos hacer para reducir el riesgo para nuestras hijas?" preguntó Bandit, preocupado por sus hijas. Ni siquiera le había importado que había dicho que sería un experimento.
"Fomentar un estilo de vida saludable desde temprana edad puede ser beneficioso," respondió el doctor. "Esto incluye una dieta equilibrada, ejercicio regular, estimulación mental y social. Pero es importante recordar que no hay garantías. La investigación sobre el Alzheimer continúa, y es posible que en el futuro tengamos mejores métodos de prevención y tratamiento."
"¿Con qué frecuencia necesitaremos venir a consultas? ¿Cómo monitorearemos la progresión de la enfermedad?" Preguntó Chilli, tratando de ser práctica.
El Dr. Thompson explicó: "Inicialmente, nos reuniremos cada mes para ajustar el tratamiento y monitorear los efectos secundarios de los medicamentos. Luego, si todo va bien, podríamos espaciar las visitas a cada tres meses. Realizaremos evaluaciones cognitivas regulares para monitorear la progresión. También es importante que ustedes lleven un registro de cualquier cambio que noten en casa."
"¿Qué puedo hacer yo mismo para mantener mi mente activa?" preguntó Bandit, sintiéndose un poco más centrado.
"Excelente pregunta, Bandit," respondió el doctor con entusiasmo. "Hay muchas actividade que pueden ayudar. Juegos de memoria, rompecabezas, aprender un nuevo idioma o habilidad, leer, escribir, incluso tocar un instrumento musical. La clave es mantenerse mentalmente activo y desafiado."
"¿En qué momento deberíamos considerar... cuidados más intensivos?" preguntó Chilli, pensando en el futuro.
El Dr. Thompson respondió con gentileza: "Esa es una decisión que tomaremos juntos con el tiempo. Por ahora, nos enfocaremos en el manejo de los síntomas y en mantener la independencia de Bandit tanto como sea posible. Cuando llegue el momento de considerar opciones de cuidado más intensivo, lo discutiremos en detalle."
"¿Cuál es el mejor escenario posible? ¿Y el peor?" preguntó Bandit, con una mezcla de miedo y determinación en su voz.
El doctor lo miró directamente. "En el mejor escenario, con el tratamiento adecuado y un estilo de vida saludable, podríamos ralentizar significativamente la progresión de la enfermedad. Podrías mantener una buena calidad de vida durante muchos años. En el peor escenario... bueno, la enfermedad progresaría más rápidamente, llevando a una pérdida significativa de la función cognitiva y la independencia."
"¿Hay algo que podamos hacer para manejar el estrés y la ansiedad, mi marido puede llegar a ser muy sensible?" preguntó
Chilli, notando la tensión en Bandit.
"Absolutamente," respondió el Dr. Thompson. "El estrés puede exacerbar los síntomas, así que es crucial manejarlo. Recomiendo técnicas de relajación como la meditación o el yoga. La terapia también puede ser muy beneficiosa, tanto para Bandit como para usted, Chilli. Recuerden, deben estar juntos."
"¿Qué pasa con la conducción? ¿Podré seguir manejando?" Preguntó Bandit, pensando en su vida diaria. ¿Quién iba a llevar a las niñas a la escuela? ¿Volvería a perderse si lo llegará a hacer él?
El doctor respondió: "Por ahora, si no has notado problemas significativos, puedes seguir conduciendo. Sin embargo, es algo que tendremos que evaluar regularmente. La seguridad es primordial, y llegará un punto en el que tendremos que considerar alternativas."
"¿Cómo podemos planificar financieramente para esto? ¿Qué tipo de gastos deberíamos anticipar?" Preguntó Chilli, pensando en el futuro. No era que le importaba mucho el dinero, sin embargo también tenía en cuenta que mantener a dos niños y un marido con Alzheimer no sería precisamente barato.
"Esa es una pregunta muy importante," respondió el Dr. Thompson. "Los costos pueden incluir medicamentos, cuidados médicos, y eventualmente, cuidados a largo plazo. Les recomiendo hablar con un asesor financiero que tenga experiencia en planificación para enfermedades crónicas. También pueden investigar sobre seguros de cuidados a largo plazo. Y si no pueden solos esta la opción de buscar un apoyo de una fundación de demencia senil o Alzheimer."
"¿Puedo al menos esperar olvidar todas las películas malas que he visto?" Preguntó Bandit, con un toque de humor. Quería reí para no llorar.
El Dr. Thompson sonrió levemente, apreciando el intento de Bandit de aligerar el ambiente. "Me temo que la memoria no funciona de manera tan selectiva, Bandit. Pero tu sentido del humor será una herramienta valiosa para enfrentar los desafíos que vendrán."
"¿Cómo podemos manejar los cambios de humor o comportamiento que puedan surgir? Por lo que se eso también es un afecto del Alzheimer. Preguntó Chilli, volviendo a la seriedad.
"Los cambios de humor y comportamiento son comunes en el Alzheimer," explicó el doctor. "La paciencia es clave. Traten de identificar desencadenantes de comportamientos difíciles y evitarlos si es posible. Mantengan un ambiente tranquilo y rutinas consistentes. Si los cambios son significativos, podemos considerar medicamentos para ayudar a manejarlos."
"¿Cómo podemos asegurarnos de que esto no domine completamente nuestras vidas? No quiero que las niñas crezcan solo con recuerdos de un padre inútil, enfermo, bueno para nada." Preguntó Bandit, pensando en su familia.
El Dr. Thompson asintió con comprensión. "Es una preocupación válida, Bandit. Es importante mantener la normalidad tanto como sea posible. Continúen con sus tradiciones familiares, hagan planes, creen recuerdos. El Alzheimer es parte de tu vida ahora, pero no tiene que definirla completamente. Siempre puedes vivir tu presente, si dejar que el olvido del pasado te afecten hoy."
"¿Hay investigaciones en curso? ¿Alguna esperanza de nuevos tratamientos en el futuro?" Preguntó Chilli, con determinación en su voz.
"Sí, hay muchas investigaciones prometedoras en curso," respondió el doctor con optimismo. "Se están estudiando nuevos medicamentos, terapias génicas, e incluso la posibilidad de detectar el Alzheimer antes de que aparezcan los síntomas. Aunque no podemos prometer nada, hay razones para ser esperanzados. Aunque debo decir que no será nada fácil conseguirlo, todo eso es en Estados Unidos. Los precios están elevados."
"¿Cuál es el siguiente paso, doctor?" Preguntó Bandit, sintiéndose un poco más tranquilo.
El Dr. Thompson se inclinó hacia adelante, mirando a ambos con seriedad y compasión. "El siguiente paso, Bandit y Chilli, es elaborar un plan de tratamiento detallado. Comenzaremos con medicamentos que pueden ayudar a manejar los síntomas y potencialmente ralentizar la progresión de la enfermedad. También programaremos sesiones con un terapeuta especializado en pacientes con Alzheimer y sus familias."
Chilli asintió, apretando la mano de Bandit. "¿Qué tipo de medicamentos serán, doctor?"
"Comenzaremos con inhibidores de la colinesterasa," explicó el Dr. Thompson. "Estos medicamentos pueden ayudar a mejorar la comunicación entre las células cerebrales. Volviendo a nuestra analogía del pan, es como si estuviéramos dando a los panaderos mejores herramientas para trabajar a pesar del 'hongo'."
Bandit frunció el ceño. "¿Tienen efectos secundarios estos medicamentos?"
"Pueden tener algunos efectos secundarios, sí," respondió el doctor. "Los más comunes son náuseas, vómitos y diarrea. Pero generalmente son leves y disminuyen con el tiempo. Monitorearemos de cerca cómo reaccionas a la medicación y haremos ajustes según sea necesario."
"Mejor no me den eso si me va a ser más prejudice que de beneficio para mi". Dijo Bandit, un poco molesto por la propuesta del doctor.
"Usted está en su derecho a negarse a usarlo. Aunque también ten en cuenta que esto pueda ayudarlo en retrasar su Alzheimer y darle más tiempo para su familia." Respondió El Dr. Thompson mientras reclinó en su silla, dando a Bandit un momento para reflexionar sobre su decisión.
"Entiendo completamente su preocupación, Bandit," dijo el doctor con voz tranquila. "Es una decisión personal y respeto su punto de vista. Sin embargo, me gustaría sugerir que consideremos comenzar con una dosis muy baja y monitorear cuidadosamente cómo responde. Podemos ajustar o discontinuar si los efectos secundarios son problemáticos."
Chilli intervino suavemente, "Tal vez podríamos intentarlo, cariño. Al menos por un corto tiempo, para ver cómo te va."
"¿Cuándo debo informar a mis superiores sobre esto?" Preguntó Bandit, pensando en su trabajo.
"Es una decisión personal, Bandit," respondió el doctor. "Pero te recomendaría hacerlo pronto. Cuanto antes lo sepan, más tiempo tendrán para hacer los ajustes necesarios en tu trabajo. Además, tener su apoyo y comprensión puede ser muy beneficioso para ti."
"¿Cómo afectará esto a mi rutina diaria?" preguntó Bandit, aún procesando toda la información.
"Al principio, los cambios pueden ser mínimos," explicó el doctor. "Sugerimos mantener una rutina lo más normal posible, pero con algunas adaptaciones. Por ejemplo, podría ser útil llevar un diario o usar una aplicación en el teléfono para registrar eventos importantes y recordatorios."
Chilli sacó una pequeña libreta de su bolso y comenzó a tomar notas. "¿Qué otras adaptaciones podríamos hacer en casa?"
Bandit se frotó la frente, visiblemente abrumado. "Todo esto parece... mucho."
El doctor lo miró con empatía. "Lo entiendo, Bandit. No necesitamos implementar todo de una vez. Podemos ir paso a paso, viendo qué funciona mejor para ti y tu familia."
"¿Y qué hay de mi trabajo?" insistió Bandit. "Mencionó antes sobre hablar con mis superiores, pero ¿qué les digo exactamente?"
"Sugiero programar una reunión con tu supervisor directo," aconsejó el Dr. Thompson. "Puedo proporcionarte documentación sobre tu diagnóstico y recomendaciones específicas para adaptaciones en el trabajo. Muchos empleadores están dispuestos a hacer ajustes razonables, como asignar tareas más estructuradas o proporcionar recordatorios escritos."
Chilli añadió, "Podría acompañarte a esa reunión si quieres, amor."
El doctor hizo una pausa y miró su reloj. "Hemos cubierto mucho terreno hoy. ¿Les parece si programamos una cita de seguimiento para la próxima semana? Mientras tanto, pueden revisar la información que les he dado y pensar en cualquier otra pregunta que tengan."
Chilli asintió, guardando su libreta. "Sí, creo que necesitamos tiempo para procesar todo esto."
"Perfecto," dijo el Dr. Thompson, levantándose de su silla. "Mi enfermera les ayudará a programar la próxima cita. También les daré algunos folletos informativos y una lista de recursos locales que pueden consultar."
Mientras se preparaban para salir, el doctor añadió, "Una última cosa. Recuerden que no están solos en esto. Hay toda una comunidad de apoyo disponible, tanto para ti, Bandit, como para tu familia."
Bandit y Chilli se levantaron, agradecieron al doctor y se dirigieron hacia la puerta. Antes de salir, Bandit se detuvo y se volvió hacia el médico.
"Gracias, Dr. Thompson. Sé que no he sido el paciente más fácil hoy, pero aprecio su paciencia y su ayuda."
El doctor sonrió cálidamente. "No hay problema, Bandit. Estamos juntos en esto. Los veré la próxima semana."
Mientras la pareja salía del consultorio, el Dr. Thompson los observó, sabiendo que acababan de comenzar un viaje difícil pero esperando que su guía y apoyo pudieran hacer la diferencia en los días venideros.
Chilli, por su parte, sentía que su mundo se había reducido a un zumbido constante en sus oídos. Incluso con toda la explicación que le habían dado, las detalladas descripciones y las analogías cuidadosamente elaboradas, no estaba lista para esto. No sabía nada sobre cuidar a personas con Alzheimer, y mucho menos a alguien que la podría olvidar en cualquier minuto. Su mente vagaba hacia los álbumes de fotos en casa, preguntándose si necesitarían etiquetarlos todos, si llegaría el día en que tendría que explicarle a Bandit quién era ella en cada imagen.
"¿Se lo diremos a las niñas hoy o cuando sea más grave?" preguntó Bandit, su voz apenas un susurro. Su expresión era la de un hombre que acababa de envejecer diez años en una hora, sus ojos normalmente brillantes ahora apagados por el peso del diagnóstico.
Chilli forzó una sonrisa como nunca antes lo había hecho, sintiendo que los músculos de su cara protestaban ante el esfuerzo. Sus años como madre le habían enseñado a mantener la compostura en situaciones difíciles, pero esto estaba poniendo a prueba sus límites. "¿Quieres que vaya por algo para que puedas comer?" dijo, tratando de desviar la pregunta. Era más fácil pensar en sándwiches que en cómo explicarles a Bluey y Bingo que su padre estaba enfermo de una manera que no podrían ver, tocar o entender completamente.
Bandit asintió mecánicamente después de que su estómago rugiera de hambre, un recordatorio incongruentemente normal en un día que era todo menos normal. El sonido pareció romper momentáneamente la tensión, como una grieta en un cristal.
Chilli rápidamente se excusó, dirigiéndose a un pequeño local de sándwiches cercano. Sus pasos resonaban en el pasillo del hospital, cada uno llevándola más lejos de Bandit y dándole un momento para respirar, para procesar, para permitirse sentir el miedo que había estado conteniendo durante toda la consulta.
Al fin Bandit sabía que estaba solo, algo que había estado esperando durante lo que parecían horas interminables. El silencio del pasillo hospitalario lo envolvía como una manta pesada, rota solo por el ocasional pitido de máquinas lejanas y el murmullo apagado de conversaciones que no podía ni quería entender. Simplemente no quería enfrentar esto frente a su familia, no quería que vieran cómo se desmoronaba el hombre fuerte que siempre había sido.
En ese instante, por fin pudo llorar. Las lágrimas, que había estado conteniendo como un dique a punto de romperse, finalmente encontraron su liberación. Cada sollozo llevaba consigo el peso de los sueños que tendría que modificar, de los planes que tendría que abandonar, y del futuro que ahora parecía tan incierto como la niebla de la mañana.
Un enfermero que pasaba le preguntó si estaba bien, a lo que Bandit solo pudo asentir débilmente. ¿Cómo podría estar bien cuando sentía que su futuro se desmoronaba frente a sus ojos?
Pensó en Chilli, su esposa, su luz. La culpa lo invadió al imaginarla teniendo que cuidar no solo de sus hijas, sino también de él. No era justo para ella. No era el futuro que habían planeado juntos. ¿Cómo podría seguir haciendo su trabajo cuando ni siquiera podía confiar en su propia mente?
Se limpió los ojos rápidamente al escuchar los pasos de Chilli regresando. No quería que lo viera así, aunque probablemente sus ojos enrojecidos lo delatarían.
Chilli apareció con una bolsa de papel en la mano y una sonrisa que no llegaba a sus ojos. "Te conseguí tu favorito, cariño. Pavo y aguacate."
Bandit se levantó, intentando recomponerse. "Gracias, amor."
Chilli notó sus ojos enrojecidos pero no dijo nada. En cambio, se acercó y lo abrazó fuertemente, el sándwich olvidado entre ellos.
"No tenemos que decirles hoy a las niñas," susurró ella en su oído. "Podemos tomarnos un tiempo para procesarlo nosotros primeros."
Bandit asintió contra su hombro, agradecido por su comprensión.
"¿Qué te parece si vamos al parque antes de recogerlas de la escuela?" sugirió Chilli. "Podríamos sentarnos un rato, comer, y simplemente... estar juntos."
"Me gustaría eso," respondió Bandit suavemente.
Mientras caminaban hacia la salida del hospital, Bandit se detuvo un momento. "Chilli, yo... lo siento. Por todo esto."
Chilli tomó su mano y la apretó. "Hey, recuerda lo que dijimos, hasta que la muerte nos separé".
Bandit logró esbozar una pequeña sonrisa. "Verdad."
Salieron juntos del hospital con rumbo a la escuela de las niñas.