ID de la obra: 600

Mi antología de Klavnix

Slash
PG-13
En progreso
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Tamaño:
planificada Mini, escritos 13 páginas, 4.381 palabras, 3 capítulos
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Armonía

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Klavier suspiró fuertemente mientras salía de un estadio, solo. Su show fue horrible, darlo con extraños fue horrible. Su mente inmediatamente empezó a divagar hacia Daryan y los miembros de la ex-banda de los Gavinners y cómo todos encajaban perfecto, a diferencia de él y esos músicos a los que pagó para que trabajen con él, para poder terminar la gira de los Gavinners al menos por sí solo. Pero esa historia ya se había terminado. Prácticamente todos los que le importaban a Klavier estaban en la cárcel o encontraban que acercarse a él era demasiado problemático para sus carreras. Un ejemplo era su compañero de investigación, Daryan, que mató a alguien (¡Klavier aún no podía creerlo!), y sus ex compañeros de banda, que decidieron dejarlo, temiendo que la tormenta de Klavier Gavin podría arruinar sus reputaciones. ¡No le importaba! ¡En serio! Klavier estaba perfectamente bien sin ellos. ¿Y qué si, cuando manejaba su moto, esperaba tener un accidente?... ¿Había algún problema con eso? Esa idea pasó por la cabeza de cualquiera en algún momento. Al diablo con lo que digan los periodistas sobre mí, pensó. Tal vez si se repetía eso a sí mismo lo suficiente, se convertiría en una realidad. Pero... en realidad sí le importaba, mucho. Le importaba lo que dijera la gente más que cualquier otra cosa… Sintiéndose cansado, decidió hacer una parada en algún bar al azar; de todos modos ningún fanático estaría ahí para gritar de emoción al verlo esta vez y estaría tranquilo. Decidió ir específicamente al Borscht Bowl Club. Por el juicio de su hermano, Klavier sabía que Phoenix Wright trabajaba en este lugar, como jugador de póker o algo así. Klavier no estaba particularmente emocionado ante la posibilidad de encontrárselo allí ese día... pero un poco esperaba que así fuera. Mucha gente insultaba a Klavier en internet, gente que ni siquiera conocía y que lo acusaba de cosas hiperbólicas, como inventarse toda la cosa de que Daryan es un asesino para que nadie más pudiera ser la estrella de la banda... ¡¿Cómo?! Pero si Klavier viese a Phoenix, y se enterase de que Phoenix efectivamente estaba enojado con él, por raro que suene eso... Klavier se sentiría un poco mejor, porque entonces, finalmente, alguien le diría algo que realmente tenía sentido para él. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que algo tuvo sentido en su vida en absoluto?... Las primeras cosas que Klavier notó sobre el extraño bar fueron que, en primer lugar: estaba lleno de nieve falsa, y en segundo lugar: no servían vino, solo jugo de uva (el personal no podía permitir que la gente apostara mientras estaba borracha. Aparentemente apostar estaba bien, pero emborracharse no... en un bar). Lo tercero fue la forma en que Phoenix lo miraba ocasionalmente mientras tocaba el piano cerca de las mesas, y oh, ¡era tan, tan terriblemente malo tocando ese instrumento! Phoenix podría haberse sentido avergonzado de tocar el piano tan horriblemente como para hacer sangrar los oídos de un hombre sordo, pero cuando sus ojos se encontraron, Phoenix sonrió un poco y saludó a Klavier con la mano, y mientras Klavier lo saludaba de vuelta, en su lugar fue él quien se sintió avergonzado. -¿Qué tal, rockero? ¿Qué hace usted en un lugar como este? -Bueno, incluso las estrellas de rock necesitan tomarse un descanso del estrellato a veces, ¿ja? -dijo mientras chasqueaba los dedos- Estaba en la ciudad y pensé que debería pasar a saludar… -Entiendo. Pues, hola, entonces -respondió Phoenix con una sonrisa y se volteó hacia el piano otra vez- ¿Hay alguna canción que le gustaría que toque? Klavier hizo su mejor esfuerzo por no hacer una mueca, y falló. -No, gracias. -Sí, ya sé que toco mal, pero preguntar si los clientes quieren una canción es parte de mi contrato -Phoenix explicó encogiéndose de hombros. Pasaron unos segundos, y Klavier solo observó a Phoenix tratando de tocar el instrumento. Pensó en cuánto extrañaba cantar junto con la melodía de otro artista, un artista que realmente conociese. Volvió a la razón por la que apareció en ese bar, tendría sentido si Phoenix estuviera enojado, insistía la mente de Klavier. -¿Y no me va a decir nada? -Klavier le preguntó en voz baja. Phoenix se enderezó. -¿Sobre qué tema? -Sobre... ¿que soy un mal fiscal que no investigó ningún caso lo suficiente o... ya sabe, todo eso? -Nah -dijo Phoenix con simpleza- La gente ya le dice eso mucho. Es injustificado. Klavier miró las manos de Phoenix mientras tocaba, pensativo. Creía que él estando enojado con él sería purificador... Pero esta alternativa también era agradable. -Así que injustificado -murmuró para sí mismo. Entonces, Phoenix siguió con su deber con el piano. A pesar de las notas desafinadas, Klavier lentamente comenzó a reconocer la canción. -Espere, Herr Wright, ¿esa canción es... Amor Culpable? Phoenix sonrió. -¡Sí! Los clientes me dicen que toque sus canciones todo el tiempo, así que tuve que aprender algunas. Después de que les toco sus canciones... generalmente no vuelven a este bar. Klavier lo miró con una expresión sorprendida y divertida. -Si, claro... dígale “aprender” si quiere… -Je… perdón por destruir su trabajo así, ¡pero hasta que consiga un buen salario nadie va a escuchar una buena versión de sus canciones aquí! -Eso es... bastante razonable en realidad. Oiga, me preguntaba... Usted dijo, en su juicio, que sabe tocar bien una sola canción. Phoenix miró hacia abajo, nostálgico y... ¿triste? -Ajá. ¿Qué tal si la toco para usted, fiscal Gavin... pero le damos un poco de sabor? Klavier sonrió con ilusión. -¿Quiere tocar usted y yo canto la canción? -Eso sería genial… Felizmente, Phoenix comenzó a tocar otra canción, era tranquila y hermosa. Klavier escuchó atentamente, y movió ligeramente la cabeza mientras seguía el ritmo. -Me encanta. ¿Cómo se llama? -La fragancia del café oscuro. Aunque en realidad no tiene letra, así que... -Está bien, puedo improvisar. Phoenix tocó la canción con cuidado, como lo había hecho durante años, ya que tenía un lugar muy especial en su corazón. Su viejo amigo Godot tal vez ya no estaba, pero esta canción que asociaba con él seguía igual de presente. Phoenix tenía una expresión ligeramente melancólica en su rostro, ya que ahora se sentía lo suficientemente cómodo con Klavier como para no pretender ser alguien tan relajado y alegre. Entonces Phoenix cerró los ojos y simplemente escuchó a Klavier cantando, inventandose una letra en el momento, y se sintió feliz otra vez.
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