Capítulo 5
18 de agosto de 2025, 8:59
Tras analizar la muestra de sangre en esos momentos, mi madre llegó a la conclusión de que mi Hanahaki no estaba para nada avanzado, y de que todavía tenía varias opciones a tomar. En primer lugar, ella me dió unas pastillas para ralentizar el crecimiento de las flores en mis pulmones, las cuáles había preparado por si le volvía a dar Hanahaki de algún modo. Su prudencia que podría incluso llamarse paranoia me había salvado. Sin embargo, habían tan solo treinta pastillas en el blíster.
—Bueno, Trunks, estas son las opciones que tenés. Uno: aprovechás estos treinta días seguros que tenés para ser honesto sobre tus sentimientos con él…
Tragué saliva con fuerza.
—Yo no le gusto de ese modo. Terminaría muriendo igual, pero de vergüenza —dije.
—De hecho, sí puede pasar.
—¿Qué?
—Si te le declarás a la persona que te causa Hanahaki y ésta no corresponde tu amor, el Hanahaki empeorará, lo que podría llevarte a la muerte… sí, es en serio.
Al oír eso, me llevé la mano a la frente, sentía como mis piernas se debilitaban del miedo.
—Ay por Dios, qué enfermedad tan melodramática… ¿Y cuál es la otra opción?
—La otra opción es remover las esporas y las flores manualmente con nanorobots…
Bajé mi mano al escritorio y miré a mi madre con esperanza.
—Pero…
Me volví a llevar la mano a la frente, ¿y ahora qué?
—Pero este procedimiento afectaría a tu ki emocional permanentemente… es probable… que al hacerlo nunca vuelvas a amar —explicó.
¡A quién le importa no volver a amar!, pensé, ¡No me permitiré morir, tengo que proteger a la Tierra!
—No puedo arriesgar mi vida así… Tengo que hacerme la cirugía. ¿O quién va a protegerlos a todos ustedes si algo me pasa? —dije con seriedad en mis cejas.
Mi madre, por otra parte, me miró con tristeza.
—Entiendo eso, hijo, pero, ¿No crees que sería algo precipitado? Podés hacerte la cirugía inmediatamente, sí. Pero no volverías a querer ni a Gohan, ni a mí, ni a tu padre, ni al mundo al que querés proteger. Temo que, sin la energía que el amor da a las personas, sin importar qué tipo de amor sea… ya nada te importaría. Me dolería verte así… —se cruzó de brazos pensativamente—. Quizá terminarías como… —se interrumpió a sí misma y me miró.
—¿Como la madre de Gohan?
Mi madre suspiró.
—Sí… ella perdió todo lo que alguna vez amó… y ya sabés lo deprimida que estuvo. Aunque Gohan está de vuelta, y estas últimas dos semanas vivió con ella, Milk… no sé si alguna vez volverá a ser la misma. No quiero que eso te pase a vos. ¿Y si Gohan sí te quiere? ¿Por qué no intentas ir por ese lado antes de arriesgarte a vivir algo… como eso?
Me quedé pensando por unos momentos. Recordaba a la madre de Gohan… sabía que ella estaba enojada con mi madre, y hasta conmigo, por haber motivado a Gohan a arriesgar su vida peleando. Milk, ella terminó perdiendo todo lo que le era preciado… Su vida es un ejemplo de una sin amor.
No, yo no quería terminar así… pero ser honesto con mis sentimientos también sería arriesgado, si llegaba a fallar y Gohan no me veía del mismo modo que yo a él, moriría. ¿Qué debía hacer, entonces? Parecía como si todos los caminos por los que podía pasar podrían terminar conmigo para siempre…
Yo, Trunks, debía hacer que Gohan se enamore de mí de alguna forma para sobrevivir.
—Bueno… yo… voy a intentarlo —dije sin seguridad alguna—. Pero si no hay señal de que Gohan me quiera antes de que se termine la medicina, será mejor que me someta a la cirugía.
—Está bien.
Mi madre me abrazó, y yo también a ella, con fuerza. Todavía tenía esa sensación horrible en el estómago.
—Mucha suerte. Avisame si te sentís mal o si necesitas algo, ¿sí?
—Si, mamá. Gracias.
Tomé la primera pastilla, y luego, me fui del laboratorio. Ya era bastante tarde, estaba agotado por la fiesta y por todo lo que había descubierto… Además, tenía que ver la película con Gohan al día siguiente, por lo que debía dormir bien.
No dormí bien en lo absoluto. En mi cama, me quedé inmóvil con los ojos cerrados, haciendo lo posible para respirar con tranquilidad. Pero me temblaban los dedos y de repente me sentía incómodo en ese colchón. Las horas pasaron y pasaron, y veía el negro de mis ojos cerrados como si estuviese mirando por la ventana. Un pensamiento se repetía como un mantra en bucle en mí mente.
Voy a morir… voy a morir… y voy a morir de la forma más estúpida posible…
En bucle, luego, decía, estaré bien… estaré bien… debo estarlo…
Intentaba calmarme, pero era en vano. ¿Por qué todavía estaba consciente? ¿Qué hora era?
Inquieto, decidí abrir los ojos, diciéndome que solo sería para ver la hora. Di vuelta el reloj de mí mesita de luz; eran las cuatro de la mañana. El cielo era de un color naranja oscuro, y se podían ver las bellas flores en el patio en esa primavera de mayo. Fruncí los labios. Nunca me había disgustado tanto ver unas inocentes flores. Pero entonces sabía que pronto podrían ser mi perdición.
Ya seguro de que no podría conciliar el sueño, me levanté y encendí la lámpara de mi escritorio. Así que… ¿Debía enamorar a Gohan para sobrevivir, eh? Resoplé, ¡Cómo si esas cosas pasaran!...
Pero… de verdad, de verdad debía pasar, por mi bien. Así que saqué un cuaderno del cajón del escritorio y un lápiz, decidido a crear alguna especie de plan. Me rasqué los ojos mientras anotaba el título: ‘plan para no morir.’
Sin embargo, rápidamente me quedé en blanco.
Estaba de más aclarar que, como guerrero viajero del tiempo, nunca había tenido tiempo para tener ninguna novia o novio ni nada. De hecho, apenas había conocido a personas durante mi vida. No había escuelas; era demasiado peligroso, así que nunca había tenido compañeros ni romances adolescentes o algo así. No había lugares a los que salir, ni momentos para socializar con nadie… A decir verdad, la única persona que frecuentaba y que sabía con seguridad que no estaría muerta al día siguiente era el mismo Gohan… por lo que no había ninguna cosa en la que podría basarme para inventar el plan.
Bueno… si Gohan era lo único que conocía… ¿Seguramente yo sabía suficiente de él como para saber cómo podría gustarle?
Anoté un subtítulo: ‘cosas que le gustan’. Y luego… me volví a quedar en blanco. Gohan y yo… cuando pasábamos tiempo juntos, si se podía llamar así, solo entrenábamos y hacíamos todo lo posible para sobrevivir. Él me contaba historias de un mundo pacífico, de las películas que conocía… para motivarme, claro. Pero fuera de eso… yo no sabía mucho sobre él. Sabía que era fuerte y valiente, sí. Pero todo el mundo sabía eso.
¿Acaso no lo conocía mejor que cualquier otra persona? ¿Y él a mí? ¿Realmente nos conocíamos bien, o…?
Me quedé paralizado. ¿Qué se supone que debía hacer?
Entonces… vi algo brillante de reojo, en mi mesita de luz. Algo verde.
En la mesita de luz, junto al reloj, estaba la flor Raunuka. Era bastante pequeña así que encajaba como decoración. Pero ahora, había algo brillante en la maceta. Estiré el brazo y la tomé. Parecía que tenía algo escrito en namekiano, algo que no era visible antes.
Me puse unas sandalias y silenciosamente salí de mi cuarto con la maceta. Fui al laboratorio a buscar el traductor universal de mi madre, lo que no me tomó mucho tiempo.
La maceta decía: ‘solo con la verdad la flor de tu respiración se marchitará. Haz de balancear la balanza de las emociones’.
Observé la inscripción por unos momentos. ¿A qué verdad se refería? Quizá tenía algo que ver con lo que estaba pensando al no lograr escribir nada sobre Gohan en mi cuaderno. Me pregunté si había algo de él que no sabía aún… algo que iba a tener que descubrir para curarme, además de enamorar a Gohan, claro.
Suspiré. Esa maldita flor solo hacía que todo se vuelva más complicado…
Unos momentos después, la maceta dejó de brillar. Era hora de volver a mi habitación.
Eventualmente, pude conciliar el sueño, pero al haberme dormido poco antes del amanecer, no había descansado lo suficiente.