ID de la obra: 622

El alma gemela de Professor Chaos

Slash
NC-17
En progreso
2
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autor
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planificada Maxi, escritos 46 páginas, 18.195 palabras, 6 capítulos
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Capítulo 5

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Mysterion estaba de pie en medio del dormitorio de la científica a cargo del desarrollo del Matchmaker, Wendy Testaburger. Decepcionado porque esa habitación, al igual que el resto de la casa, estaba vacía. Se había metido en su casa, suponiendo que podría convencerla de que lo ayudara a descifrar la información de Chaos, pero al ver el polvo en el tocador y el olor a soledad en la casa, estaba claro que ella no había estado en su lugar por mucho tiempo. Si no podía encontrar ninguna pista allí, el siguiente paso sería irrumpir en el laboratorio donde se desarrolló el Matchmaker, y esa sería una tarea difícil. Tupperware había asumido la protección del dispositivo como algo personal y a Kenny se le estaban acabando las ideas para deshacerse de Kyle y Stan, pronto empezarían a sospechar. La casa de Wendy era normal. Demasiado normal. Como lo había sido el apartamento de Kenny antes de que Chaos lo incendiara. Lo que significaba que probablemente había algo oculto, esperando a que él lo encontrara. Comenzó a buscar cualquier cosa que pareciera extraña, y pronto encontró una habitación oculta. Aunque parecía algo excesivo, Mysterion no se sorprendió. Después de todo, Wendy era una científica destacada y tenía acceso a información delicada todos los días. De hecho, lo sospechoso era que la habitación había sido relativamente fácil de encontrar. El espacio era pequeño, como un cobertizo, y allí encontró un escritorio con una computadora y varios papeles encima. La silla frente al escritorio parecía gastada por el uso y el piso estaba manchado por café derramado que no se limpió a tiempo. Kenny no perdió tiempo y encendió la computadora con la esperanza de encontrar algo útil. Mientras pasaba de un archivo a otro, copiando y pegando toda la información que consideraba importante, le llamó la atención las especificaciones de un "clon" del Matchmaker. El archivo decía que durante el desarrollo del Matchmaker Wendy había tenido algunos problemas para construir el escáner ocular y sus superiores la obligaron a buscar ayuda de una empresa privada. Wendy no quería que nadie tuviera acceso al Matchmaker, por lo que construyó un "clon" del dispositivo. El clon era bastante similar al original, pero fue construido con funciones limitadas para que la empresa privada pudiera desarrollar el escáner ocular sin darles acceso a los datos reales del Matchmaker. El archivo también incluía una declaración firmada del director ejecutivo de la empresa en la que prometía mantener el clon del Matchmaker en un lugar seguro y secreto. Lejos del alcance de cualquiera. Si para Mysterion la existencia del clon era un golpe de suerte —porque Kite podría usarlo para descifrar la información de Chaos sin presiones—, ver la foto del líder del proyecto del escáner ocular fue más destino que suerte. Era Leopold. Leopold Stotch. Kenny miró la foto con detenimiento y le hizo recordar la cálida sensación que sintió cuando charlaba con Leopold en la cafetería. Realmente le gustaba el rubio, incluso si el otro describía su trabajo y vida como algo aburrido e insignificante, una obvia mentira. Pensó que sus caminos nunca se cruzarían de nuevo, ni que aprendería su nombre completo. La hoja de Leopold tenía información sobre sus credenciales y detalles de la empresa de la cual él, sorprendentemente, era director ejecutivo. Esa empresa fabricaba esos horribles relojes inteligentes que salían en la televisión. A primera vista, Kenny no podía imaginar a Leopold como un científico, pero ahora podía identificar un aura de nerd a su alrededor. Kenny estaba tan concentrado leyendo la información que no se dio cuenta de que alguien se le acercó por detrás hasta que sintió una garra afilada presionando contra su cuello. —¿Qué estás haciendo? —preguntó el recién llegado mientras lo amenazába. Mysterion se tensó al principio, pero cuando identificó la voz de The Coon, se relajó. No porque confiara en el otro héroe, sino porque sabía cómo liberarse. Con un movimiento rápido, hizo que el otro perdiera el equilibrio e invirtió posiciones. Ahora era Mysterion quien sostenía un cuchillo contra el cuello de The Coon. The Coon gruñó derrotado. —Aléjate de mí, Mysterion. No sabía que eras tú. Mysterion puso los ojos en blanco, no había manera de que no lo reconociera. —No me jodas, Coon —dijo mientras lo soltaba. No tenía otra opción, se suponía que estaban en el mismo equipo. Mientras The Coon se arreglaba la ropa, le dijo a Mysterion que estaba vigilando la casa de Wendy para atrapar a cualquiera que intentara robar información sobre el matchmaker. "Órdenes de Tupperware". Y Mysterion tenía que decirle qué estaba haciendo allí si no quería tener problemas con su "jefe". Mysterion estuvo bastante tentado a decirle que no metiera las narices en sus asuntos, pero, como no quería levantar sospechas, tuvo que decirle que estaba siguiendo a Chaos y que imaginó que acudir a Wendy era un buen comienzo. El otro lo miró con una expresión que decía que no le creía una sola palabra, pero en lugar de cuestionarlo, le dijo que Wendy había desaparecido de la faz de la tierra hacía semanas, nadie sabía dónde estaba ni si seguía viva. Tampoco tenía sentido buscar al resto de los científicos, The Coon ya los había interrogado y el gobierno también había permitido que Doctor Timothy les leyera la mente; y ninguno obtuvo respuestas. The Coon estaba más hablador de lo habitual y Mysterion iba a dejarlo desahogarse cuando escucharon que había alguien más en la casa. Ambos corrieron a enfrentar al intruso, pero solo alcanzaron a ver al New Kid antes de que el tiempo se congelara. Cuando Mysterion y The Coon pudieron moverse de nuevo, la computadora de Wendy estaba en llamas, y la memoria USB de Mysterion había desaparecido. The Coon estaba bastante molesto y abandonó a Mysterion sin decir una palabra. Quizás Mysterion debía preocuparse más por lo que estaba pasando, pero ahora tenía una misión más importante. Encontrar el clon del Matchmaker, y eso significaba visitar a Leopold. La idea lo emocionaba más de lo que debería. Cuando Kenny regresó a su casa, no se sorprendió al descubrir, al entrar, que Kyle y Stan estaban sentados en la sala, a punto de comer pizza. Lo invitaron a sentarse y lucharon por no preguntarle cómo había logrado perderlos en el supermercado. En cambio, le preguntaron con naturalidad qué había hecho durante todo el día. Mientras él inventaba una historia aburrida y veía a Stan mordiéndose las uñas y a Kyle tratando de no derretirlo con su mirada láser, se dio cuenta de que su par de amigos estaban considerando la idea de encerrarlo en algún lugar. Quizás se decían a sí mismos que hacerlo sería por el bien de Kenny. Kenny suspiró. Si quería evitar riesgos, su mejor apuesta sería contactar a Leopold como Kenny. Tal vez podría pasear por su lugar de trabajo y fingir que lo encontraba allí por casualidad. El único problema era que estaba tan emocionado por verlo que—no debía verlo. Se conocía a sí mismo. Cuando encontraba a alguien que le gustaba, siempre hacía todo lo posible por tenerlo. No iba a poder resistirse a Leopold, y eso estaría mal. Él no era como Chaos. No iba a coquetear, y mucho menos a tener una cita, con alguien más cuando tenía a su alma gemela en la mira. Además, coquetear con alguien notoriamente inexperto, solo para encontrar a su alma gemela, parecía algo muy bajo. No. Mysterion era una mejor opción. Como Mysterion podía pedir directamente la ayuda de Leopold y todo sería más rápido. —Kenny, ¿no tienes hambre? —Stan señaló la única rebanada de pizza que Kenny había tomado y que aún no terminaba de comer. Cuando Kenny no respondió, Kyle intervino. —No te culpo —dijo mirando con desagrado la rebanada que Kenny comía a regañadientes y le entregó una cerveza—. Te dije que pidieras del lugar que Christophe nos recomendó —dijo Kyle a Stan. Stan comenzó a atragantarse. Hacía mucho que Kyle no mencionaba a su novio. —¿Estás diciendo que él tiene mejor gusto que yo? —Por supuesto que tiene mejor gusto que tú —murmuró Kyle. Después de cenar, mientras salía de su casa por la ventana, Kenny se quitó el rastreador que Stan ingenuamente le había puesto y recordó que no tuvo tantos problemas para escabullirse de su casa cuando era adolescente. De hecho, a sus padres les importaba poco lo que hiciera. En menos de media hora, estaba frente a la casa de Leopold. Esta sería la segunda vez en un día que cometería el crimen de allanamiento. La casa de Stotch era grande considerando que estaba dentro de la ciudad, tenía un amplio jardín con varios arbustos perfectos para escabullirse y grandes ventanas que no eran recomendables para nadie que quisiera disfrutar de su privacidad. En el jardín había algunos perros guardianes durmiendo y la casa tenía un sistema de seguridad bastante complejo, pero esto era un juego de niños para Mysterion. Y, mientras tiraba de los cables para eludir el sistema de vigilancia y apagar la alarma, imaginó lo genial que sería tener los poderes de Chaos y poder apagar todo con un solo toque. Mysterion asomó su rostro de una ventana a otra hasta que se situó en el pequeño balcón del dormitorio de Leopold. Cuando vio al rubio de pie en medio de la habitación, conversando con un hombre pelirrojo, su corazón comenzó a latir con fuerza; recordaba que le gustaba Leopold, pero no recordaba que sus sentimientos fueran tan intensos. Cerró los ojos e inhaló profundamente. Tenía que mantener la cabeza fría, conseguir lo que necesitaba y salir de allí de inmediato. —No estoy de acuerdo con lo que quieres hacer —oyó decir al pelirrojo con voz firme. Leopold se llevó una mano a la barbilla, desconcertado. —¿Sobre qué? —Butters —el hombre entrecerró los ojos—. Sabes perfectamente de qué estoy hablando. —Butters —murmuró Mysterion. El apodo del rubio sonaba lindo: Butters Stotch. El rubio frunció los labios y luego suspiró. —Te dije que no tienes que preocuparte por nada. —Pero... Butters levantó un dedo para callarlo. —Todo estará bien. Lo prometo —dijo mientras miraba a su compañero a los ojos y sonreía. El pelirrojo contuvo la respiración y apartó la mirada, ligeramente sonrojado. —Hemos trabajado mucho por esto —hizo una mueca—. “Eso” ni siquiera es importante. No vale la pena, es una pérdida de tiempo y un... —Dougie, todo estará bien —repitió Leopold, ya sin sonreír—. Puedes irte a casa. —Después de eso, le dio la espalda y caminó hacia su armario, terminando la conversación. Dougie parecía querer protestar y caminó detrás de Butters, pero al final solo suspiró y salió de la habitación. —Está bien, pero llámame si pasa algo —dijo antes de cerrar la puerta. Cuando Mysterion vio que Dougie se iba y Leopold revisaba su reloj inteligente, asumió que era momento de irrumpir en la habitación. Sin embargo, cuando estaba a punto de hacerse notar, Leopold dejó de mirar su reloj y se quitó la camisa de un solo movimiento. Kenny se congeló, estaba seguro de que no debía entrar en la habitación mientras el otro se desvestía. Lo más educado era esperar a que Butters se vistiera, pero tampoco quería esperar y espiar. En realidad, sí quería, pero no debía. Espiar a alguien mientras se cambiaba de ropa no era algo propio de un héroe. Por más que lo intentó, no pudo apartar los ojos del hombre que se estaba desnudando frente a él. Se quedó allí, mirando la piel desnuda del otro. Hipnotizado por sus brazos y bíceps ligeramente tonificados, su abdomen y la forma tentadora en que sus pantalones colgaban de su cadera. El cuerpo bien formado que no había notado en la cafetería, porque estaba maravillado con lo compatibles que eran Leopold y él. Butters bajó sus pantalones y Kenny tuvo que cubrirse la boca para no hacer ningún ruido. Tenía la imagen de Leopold inclinándose y mostrándole su trasero grabada en los ojos. Era una lástima que solo se hubiera bajado los pantalones y no la ropa interior. —No creo que debamos estar haciendo esto —dijo una voz sobre él, y Kenny casi se cae del balcón del susto. —¡Toolshed! —exclamó en cuanto identificó a su amigo, colgado de la pared. —¿Qué tal? —saludó Stan con una sonrisa tonta. —¿Qué estás haciendo aquí? —Te estaba siguiendo. ¿De verdad creíste que solo te pondría un rastreador? Te comiste otro. Eso te enseñará a no hablar mal de mis gustos en pizza. Mysterion abrió los ojos. —¿Qué dijiste? —No te preocupes, no tendrás problemas cuando vayas al baño. O eso creo. Kenny empezó a entrar en pánico. ¿Stan le había hecho comerse un dispositivo rastreador? ¿Había descubierto su identidad secreta? —Entonces... —Toolshed saltó de la pared para ponerse al lado de Kenny—. ¿Qué hacemos aquí? —Mysterion no respondió, todavía atónito—. Oye, cálmate, amigo, podemos hablar de esto luego —Stan se rascó la barbilla y se rió—. Quiero decir, yo también estoy sorprendido, pero aliviado. Esto explica tantas cosas. Mysterion miró a Toolshed unos segundos más antes de entender y aceptar completamente que había sido descubierto. Suspiró. Por supuesto que iban a tener una conversación muy larga sobre esto. Aunque le alegraba descubrir que Stan no parecía enojado. —Sí, está bien. Es sobre... el matchmaker. Toolshed se rió y Mysterion se sonrojó un poco. Por suerte, su capucha le cubría el rostro, pero ya se imaginaba todas las burlas que iba a soportar. Sin embargo, no pudo explicarle a su amigo qué debían hacer allí porque oyeron un disparo antes de que la ventana se hiciera añicos. Ambos se pusieron a cubierto. —¿Quién anda ahí? —preguntó Leopold, con un arma en la mano, apuntando hacia su posición. Kenny estaba seguro de que ese no era el momento para pensar que el rubio se veía atractivo, en ropa interior, apuntándole con un arma, pero lo pensaba. Stan no dudó en lanzar un clavo a Butters y hacer que soltara el arma, y acto seguido se lanzó sobre el rubio para inmovilizarlo en el suelo. Leopold gritó porque no esperaba el ataque y luchó por liberarse de Stan. —¿Quiénes son? ¡Suéltenme! ¡Ya llamé a la policía! —Toolshed, suéltalo —Mysterion entró en la habitación e intentó no sonar tan alterado como se sentía al ver la expresión en el rostro de Butters. El rubio estaba más que furioso. Butters dejó de luchar cuando se dio cuenta de que había alguien más allí. Stan vaciló, no parecía querer soltar a la persona que acababa de dispararles. —Toolshed —advirtió de nuevo Mysterion y Stan se levantó a regañadientes. —Emm... —Mysterion se acercó al dueño de la casa y le tendió la mano para ayudarlo a levantarse—. Hola. ¿Está bien? Leopold miró la mano extendida de Mysterion, luego a Toolshed y después al resto de la habitación. Como si esperara que algún otro superhéroe saliera de las sombras. —No —respondió después de varios segundos de silencio, sin aceptar la mano de Mysterion—. ¿Qué están haciendo en mi casa? De verdad llamé a la policía, estarán aquí pronto. Kenny se sintió un poco devastado por el rechazo del rubio y decidió agacharse frente a él. —Me recuerdas, ¿verdad? Te ayudé a ti y a tu amigo el otro día. Butters frunció el ceño pero terminó asintiendo. —Lo siento. No queríamos asustarte —dijo Kenny con voz suave, y Stan levantó una ceja. Su amigo estaba actuando raro. —¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Leopold otra vez. Aún frunciendo el ceño y tratando de mantenerse alejado de Mysterion. —Necesitamos tu ayuda. Butters entrecerró los ojos. Sin creer que Mysterion estuviera frente a él, tendiéndole la mano, pidiéndole su ayuda. —¿Para qué? Kenny, usando todavía una voz calmada, explicó que necesitaba acceso al clon del Matchmaker que él tenía en su posesión. El científico tuvo un leve espasmo y negó con la cabeza. —No sé de qué estás hablando. Además, ya hablé con tu gente. Dijeron que me dejarían en paz. Mysterion recordó las palabras de The Coon y, por fin, entendió por qué Leopold parecía harto y asustado de los superhéroes. Ya lo habían interrogado, tal vez de manera poco amable si The Coon estuvo involucrado. Sin embargo, sabía que Butters mentía; su archivo decía que todavía custodiaba el clon del Matchmaker. Kenny estaba a punto de decirle cuánto necesitaba su ayuda cuando Dougie apareció en la puerta. Llevaba un arma. —¡Cuidado! —Toolshed usó su poder de taladro para desestabilizar a Dougie y evitar que disparara a Mysterion. —Butters, ¿estás bien? —Dougie se colocó junto al rubio y luego les gruñó a los superhéroes—. ¡Aléjense! Dougie volvió a apretar el gatillo, pero esta vez Mysterion estaba preparado y pudo esquivar las balas sin ayuda. Entonces oyeron el sonido de la policía estacionándose afuera de la casa y ese fue su aviso para marcharse. Toolshed y Mysterion saltaron por la ventana y huyeron de la escena tan rápido como pudieron. No se detuvieron hasta asegurarse de que nadie los seguía. Kenny maldijo entre dientes. Las cosas no habían salido según lo planeado y Butters tal vez nunca le diría dónde estaba el clon del matchmaker. —Mysterion —Toolshed sabía que fuera cual fuera el plan de Kenny, había fracasado por su culpa—. ¿Qué fue todo eso? —Nos vamos a casa. Llegaron a su casa con su ropa de civil, pero en lugar de entrar, se sentaron en el patio trasero. Stan dijo que allí podían hablar sin ser escuchados. Marsh miraba al cielo cuando le preguntó si sabía la identidad de algún otro superhéroe, además de él. Y no se sorprendió cuando Kenny respondió que conocía la identidad de casi todos. Incluso la de Kyle. Juró que intentó decirles la verdad, pero tenía miedo de su reacción. Stan confesó que tanto él como Kyle planeaban ponerle un rastreador. Pero Stan lo siguió solo—sin decirle a Kyle—porque pensó que sería mejor así. Kyle era bastante paranoico, y aunque ambos se negaban a creer que Kenny estuviera involucrado con gente mala, Kyle tendría menos tolerancia si descubrían que Kenny en realidad estaba haciendo algo malo. De hecho, Stan todavía sentía curiosidad por saber qué planeaba Mysterion. Aunque Kenny sabía que podía confiar en su amigo, prefirió ocultar sus verdaderas intenciones y mentirle. En lugar de decirle cómo planeaba convertir a Chaos en un ciudadano ejemplar, le dijo a Stan que la única manera de recuperar su vida anterior era encontrar a Chaos y meterlo tras las rejas. Stan asintió con la cabeza, aunque sus ojos tenían un brillo de tristeza. Era triste saber que Kenny tenía a un villano como alma gemela, pero devastador escuchar que el propio Kenny rechazaba la posibilidad de ser feliz con su alma gemela por esa razón. Su amigo era un tipo romántico, y probablemente habría preferido escuchar su verdadero plan. Pero no podía decírselo; Kenny no quería que Stan se culpara si las cosas salían mal. De repente, Marsh comenzó a reír. Desde el incidente del matchmaker, se había sentido culpable, pensando que fue él quien arrastró a Kenny a “su mundo”. Era un alivio para él saber que, si el destino de Chaos y Kenny estaba entrelazado, era culpa del propio Kenny. —Desearía haber prestado atención a tu cara cuando el matchmaker dijo tu nombre. Como respuesta, Kenny gimió y escondió la cara entre sus manos.
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