ID de la obra: 622

El alma gemela de Professor Chaos

Slash
NC-17
En progreso
2
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planificada Maxi, escritos 46 páginas, 18.195 palabras, 6 capítulos
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Capítulo 6

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Kenny no quería contarle nada a Kyle sobre su verdadera identidad, pero como tampoco quería pedirle a Stan que le ocultara un secreto a su supermejor amigo, decidió contárle todo a Kyle durante el desayuno. Stan no se había enojado, y prometió que Kyle tampoco lo haría. Kyle siempre estaba de mejor humor después de una buena comida, así que Kenny esperó a que terminara de desayunar. Mientras esperaba, imaginó a Kyle enojándose y negándose a hablarle para siempre, pero luego respiró hondo y se convenció a sí mismo de que Kyle no reaccionaría así. Además, Kenny necesitaba contarle todo de todos modos. Necesitaba ser libre para poder poner en marcha su plan de “hacer bueno a Chaos”. Sin embargo, cuando Kenny estaba a punto de hablar, sonó el timbre. Stan corrió a la puerta para despachar a quien fuera y evitar que Kenny perdiera el valor. Desafortunadamente para Stan, cuando abrió la puerta, se encontró cara a cara con el novio de Kyle, Christophe. Kenny y Kyle podían ver la puerta desde el comedor, así que Kyle se levantó en cuanto reconoció la voz de su novio y corrió a abrazarlo antes de preguntarle qué hacía allí. Kenny también se levantó, justo a tiempo para ver a Kyle y Christophe besándose como si no hubiera un mañana. Christophe seguía luciendo como Kenny lo recordaba. Un tipo alto, con aspecto rudo. Su ajustada camiseta negra, pantalones militares, botas y el cigarrillo colgando de la comisura de sus labios lo hacían parecer recién salido de una película de acción. Era en momentos como ese cuando Kenny entendía un poco por qué Stan y Kyle no eran almas gemelas. Stan no era el tipo de Kyle. De hecho, a pesar de ser superhéroes, Kyle, Stan y el propio Kenny parecían adolescentes al lado de Christophe. —Las perras en tu trabajo no te dejan descansar. Pensé que tendría que secuestrarte si quería pasar tiempo contigo —respondió Christophe a la pregunta de Kyle, recordándoles la excusa que Kyle le había dado a su novio para dejar de pasar tanto tiempo con él como antes. —¿Secuestrarme? —Vamos a pasar todo el día juntos —Kyle rió y miró de reojo a Stan. Todavía creía que tenían que vigilar a Kenny, y en silencio le pedía permiso a Stan para saltarse su deber hoy. —Hey —Christophe le dio un beso corto a Kyle—. No aceptaré un no por respuesta. Kenny también miró a Stan y lo descubrió intentando no usar sus poderes para matar a Christophe. Claro, Stan podría alegar que estaba enojado porque Christophe los había llamado indirectamente perras a él y a Kenny, pero la verdad era que quería matarlo porque le estaba acariciando los glúteos a Kyle. Minutos después, la promesa de una cita, y muy probablemente sexo, hizo que Kyle se fuera con Christophe, y Kenny no lo culpaba. Stan quiso detener a Kyle, pero no dijo nada. Aunque parecía que Kyle esperaba que él inventara alguna excusa. Kenny suspiró al ver la expresión de derrota en el rostro de Stan. Cada vez que Stan le decía a Kyle que solo las almas gemelas debían estar juntas, en lugar de separar a Kyle de Christophe, se alejaba un paso más de él. Para mejorar el ánimo de Stan, Kenny le sugirió que ellos también deberían tener una cita. Kenny iba a animarlo contándole y mostrándole todo lo que sabía sobre sus compañeros superhéroes. Los ojos de Stan brillaron cuando lo escuchó. Un par de horas después, Kenny y Stan hacían su primera parada en la acera, frente a las oficinas del periódico donde trabajaba FastPass, Jimmy. Mientras veían a Jimmy comprar un bagel en el puesto afuera de su oficina, Kenny le contó a Stan que había descubierto la identidad de Jimmy porque, entre otras cosas, Jimmy solía incluir información clasificada en sus columnas. Luego fueron al lugar de trabajo de Mosquito o Clyde. Él era dueño de una zapatería y, cuando no intentaba impresionar a clientas atractivas, pasaba su tiempo y dinero en algún bar nudista. Cuando Clyde se emborrachaba, solía presumir que era un superhéroe, pero nadie le creía porque Clyde era un pésimo peleador cuando estaba intoxicado. Cuando Stan y Kenny se cansaron de ver a Clyde coquetear, caminaron hasta el parque más cercano hasta llegar a la Heladería del Capitán Diabetes. Mientras comían el helado de frutos del bosque que compraron, Stan se dio cuenta de que Capitán Diabetes, Scott, tenía una relación comercial muy rentable con Mint Berry Crunch, Bradley. Cualquiera que hubiera luchado codo a codo con Bradley relacionaría el helado de frutos del bosque de la heladería de Scott con los poderes de Mintberry Crunch. Mientras que Scott simplemente era malo ocultando su identidad, al igual que Stan. Mientras Stan se quejaba de que Kenny lo había hecho comer “jugo de Bradley”, Kenny se reía y le preguntaba si quería comer algo en su cafetería favorita y conocer a una pareja que era aún peor que Stan y Scott ocultando su identidad. Cuando llegaron a Tweeks Bros. Kenny notó que Craig y Tweek no habían reemplazado el escaparate roto del frente y algunos muebles que faltaban, pero el lugar seguía tan lleno como siempre. Se acercaron a la barra, Tweek tomó su orden y, unos minutos después, Craig les entregó sus bebidas. Stan resopló al leer la etiqueta del uniforme de Craig. Parecía que a Craig y Tweek no les importaba si los descubrían. —¿Qué? —preguntó Craig, notando que Stan los miraba a él y a Tweek más de lo necesario. Stan puso los ojos en blanco, Craig ni siquiera se molestaba en cambiar su voz. —Su reapertura fue bastante rápida —dijo Kenny mientras se inclinaba hacia Craig, intentando distraerlo. Craig entrecerró los ojos. Sabía que Kenny era cliente habitual, pero Stan le parecía sospechoso—. Por eso son mis favoritos —Kenny le guiñó un ojo y extendió la mano para tocar el hombro de Craig. Craig dio un paso atrás y les dio la espalda. Por un momento, tuvo curiosidad de saber qué tramaban, pero de inmediato se rindió con la idea. Satisfacer su curiosidad no era tan importante como mantenerse lejos de Kenny. —Fue un placer hablar contigo —Kenny le lanzó un beso a Craig, y Craig le mostró el dedo medio. Kenny soltó una risita. —¿Por qué estabas coqueteando con Craig? —preguntó Stan mientras caminaban hacia su mesa. —Así fue como descubrí sus verdaderas identidades —respondió, aún sonriendo como si recordara algo bastante divertido—. Tweek me congeló en medio de la calle. No soporta la competencia. Stan se sorprendió al saber hasta dónde había llegado Kenny para cumplir su misión. Nunca habría adivinado que Mysterion coqueteó con Super Craig para que Wonder Tweek se delatara, pero podía imaginarse perfectamente a Kenny haciendo eso. De hecho, con el paso del tiempo, Stan y Kenny sintieron que la barrera que ni siquiera sabían que existía entre ellos desaparecía. No ocultaban mucho de su personalidad al otro, pero ahora podían hacer algunos comentarios sin levantar cejas. Por ejemplo, Kenny no podía decirle a cualquiera que había puesto su vida en peligro a propósito —y que a veces moría por accidente— porque tenía curiosidad sobre el alcance de sus superpoderes. Por otro lado, Stan estaba mucho más relajado. Le contaba algunos chistes malos y estaba extremadamente aliviado de saber que, hasta ahora, ninguno de sus amigos superhéroes era un millonario excéntrico. De repente, alguien se paró junto a su mesa y el sonido de una taza golpeando la superficie de madera interrumpió su conversación. Cuando ambos levantaron la mirada, encontraron a Leopold mirándolos. —Hola —dijo el recién llegado con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. —Oh, ¡hola! —Kenny enderezó inmediatamente la espalda. Entró en modo pánico, preguntándose qué hacía Butters allí. Leopold le lanzó a Stan una mirada de desprecio antes de mirar a Kenny con una sonrisa amplia—. Hola —repitió. —Hola —volvió a decir Kenny, sintiendo un cosquilleo en el estómago. Stan hizo una mueca, preguntándose qué estaba pasando allí. Marsh nunca había visto a su amigo prácticamente congelarse, pero ahí estaba, olvidándose de todo el diccionario. Además, al recién llegado… lo había visto antes. —¡Ah, cierto! —exclamó recordando que el rubio le había disparado la noche anterior. —Leopold, ¿c-cómo estás? —Kenny ignoró la repentina revelación de Stan. —Bien, ¿puedo sentarme con ustedes? —preguntó, señalando la silla vacía en su mesa. —S-sí, claro —McCormick quiso decir "no" porque le costaba no imaginar a Leopold desnudo. Pero no quería ser grosero. Además, en el fondo, sí quería hablar con él, aunque sabía que no debía hacerlo siendo Kenny—. Él es Stan. —Stan —murmuró Stotch y frunció el ceño por un segundo antes de sonreír—. Encantado de conocerte, soy Leopold. —Qué tal —saludó Stan, sin mucho entusiasmo. —¿Cómo estás? —Kenny intentó concentrarse—. No pude anotar tu número la otra vez y no sabía cómo contactarte. —¿Querías llamarme? —Butters se iluminó. Luego se dio cuenta de que mostró sus emociónes tan evidentemente y se sonrojó mientras ocultaba su rostro. Kenny sonrió, ver la expresión de Leopold hizo que olvidara por qué no quería interactuar con él. Realmente le gustaba el rubio, quería tocarlo de maneras no muy inocentes—. Claro. —Quiero decir… e-estoy bien. ¿C-cómo estás tú? Me preocupé cuando te perdí. —Sí, perdón por eso, algunas personas me empujaron. Traté de encontrarte, pero… me alegra ver que estás bien. P Butters, todavía sonrojado, confesó que había estado yendo a la cafetería casi todos los días esperando encontrar a Kenny. Kenny sintió que se derretía por dentro y oficialmente olvidó todo sobre Chaos, sobre cómo no debía coquetear con el hombre que tenía enfrente y que tenía una misión que cumplir. Ni siquiera recordaba que Stan estaba en la misma mesa. Stan, sin embargo, no quería ser ignorado, así que se metió en su conversación tratando de averiguar de qué hablaban. Kenny explicó cómo conoció a Butters, y eso pareció darle una idea a Stan porque, cuando Butters recibió una llamada y los dejó solos por un momento, Stan le susurró al oído a Kenny que entendía lo que estaba haciendo. Kenny, por otro lado, no tenía idea de qué hablaba—. ¿Qué? —Vas a conseguir de él la información que necesitamos —dijo Stan como si fuera obvio. —¿De quién? —Kenny seguía sin tener idea. Stan puso los ojos en blanco y señaló a Butters con la cabeza. Kenny tuvo que pensar demasiado para entender que Stan probablemente imaginaba que Kenny había estado siguiendo a Butters semanas atrás, y no que todo había sido una curiosa coincidencia. Kenny negó con la cabeza, preocupado. Y Stan parecía bastante alterado porque no podía comunicarse con él sin palabras, de la misma manera en que solía hacerlo con Kyle—. Como sea, esto es perfecto. Distráelo mientras yo busco alguna pista en su casa. Kenny se mordió el labio inferior. La idea de Stan era buena, pero le recordó que no debía estar cerca de Butters. Tenía que salir de allí porque estaba comportándose como un tonto—. Prefiero preguntarle de nuevo. —No. Él no nos va a decir nada, y yo no quiero que me disparen otra vez —Kenny intentó protestar, pero Butters volvió a la mesa y tuvo que callarse. Entonces Stan se levantó—. Tengo que irme, fue un gusto conocerte —Stan le dedicó a Butters una gran sonrisa y luego le guiñó el ojo a Kenny mientras levantaba el pulgar. Sin importarle que no estaba siendo sutil y que Butters podía verlo. Stan no solía actuar así, pero considerando cuántas veces Kenny se había burlado de él usando a Kyle como excusa, la actitud de su amigo era una venganza obvia. —Eh, adiós —respondió Butters, sonrojado. —¿Qué tal si salimos de aquí? —preguntó Kenny sabiendo que si Stan iba a la casa de Butters, no le quedaba otra opción que entretener al rubio. —OK —respondió Butters, aún avergonzado. Cuando salieron de la cafetería, Kenny le preguntó a Butters si quería jugar minigolf, esperando que el otro no lo considerara muy infantil. Para su sorpresa, Butters respondió “sí” de inmediato. —Conozco un buen lugar —uno relativamente lejano que le daría a Stan más que suficiente tiempo para buscar pistas en la casa de Butters. —Kenneth, podemos llevar mi auto —sugirió Butters en cuanto vio que Kenny iba a pedir un taxi. McCormick aceptó la sugerencia y, mientras caminaban hacia lo que Butters llamó el estacionamiento de su lugar de trabajo, le pidió que lo llamara “Kenny”. —Ah, bueno. Kenny. Ken. Llámame Butters. —¿Butters? —Sí, es mi apodo. Mi papá solía llamarme así. Butters saludó al guardia de seguridad del estacionamiento y el hombre inclinó la cabeza en respuesta. Eso hizo que Kenny recordara que Butters era el CEO de esa empresa. Cuando llegaron al auto de Butters, Kenny no pudo evitar emocionarse, era el carro eléctrico más nuevo del mercado. Leopold sonrió, y Kenny casi tuvo un orgasmo cuando le dijo que podía conducir. Mientras manejaba, Kenny pensó que tal vez así era como se convertiría en villano y “conocería” a Chaos. Kenny iba a dañar el auto de Butters, y probablemente tendría que robar un banco para pagárlo. Por suerte, 30 minutos después, llegaron a su destino sin incidentes. Hacía mucho que Kenny no jugaba minigolf, pero aún recordaba lo suficiente como para no hacer el ridículo. Butters, en cambio, le dijo que era bastante bueno, y lo demostró muy rápido en los primeros campos. Butters sonreía un poco cada vez que hacía un buen tiro, pero no parecía cómodo cuando Kenny lo elogiaba. Sin embargo, Kenny seguía haciéndolo, porque le gustaba el carmesí en las mejillas de Butters. Una hora después, estaban bebiendo un refresco, sentados en la banca junto a una máquina expendedora, mientras veían a otros jugadores—. Entonces, ¿te gusta mucho el minigolf? Eres increíblemente bueno en eso. —Sí —Butters se rascó la cabeza—. Mamá y papá solían jugar golf en Hawái antes de que yo naciera, pero cuando llegaron aquí, tuvieron que conformarse con el minigolf. Ellos me enseñaron. —Suena bien —dijo Kenny, tratando de recordar si su papá le enseñó algo más además de cómo esquivar botellas de cerveza vacías—. Deben estar orgullosos. —Lo estaban… bueno, creo que aún podrían estarlo, pero ya murieron. Así que no estoy seguro. —Butters tomó un sorbo de su refresco. —Lo siento. —No te preocupes, murieron cuando yo tenía doce años. Y mi madre adoptiva me cuidó bien. Aunque parecía que Butters no estaba afectado en absoluto al recordar a sus padres muertos, Kenny lo abrazó. Butters apoyó su cuerpo contra él, y Kenny sintió una sensación agradable y cálida rodeándolo. —No quise hacerlo incómodo. ¿Y tú? ¿Dónde aprendiste a jugar minigolf? —preguntó Butters, sintiéndose cómodo entre sus brazos. —Mi hermanita, Karen. A ella le gusta el minigolf. —Genial, tienes una hermana. —Y también un hermano mayor. —Ojalá yo tuviera uno. Tengo a Dougie... No es mi hermanito, pero hemos estado juntos tanto tiempo que casi podría serlo. —Kenny recordó a Dougie, el pelirrojo que le había disparado. Siguieron hablando y abrazándose y decidieron dejar el tema familiar cuando Kenny confesó que su mamá y su papá eran tan buenos padres como cualquiera podría esperar de una pareja de drogadictos. Ambos estaban atrapados por el magnetismo del otro, y Kenny estaba recorriendo la espalda de Butters con sus dedos cuando se tomó su tiempo para apreciar el rostro de su compañero. Al mirarse a los ojos, Kenny sintió la necesidad de cerrar la pequeña distancia entre ellos. Los labios de Leopold rogaban ser besados y mordidos. Sin embargo, el teléfono de Kenny sonó con un mensaje de Stan, diciéndole que ya estaba afuera de la casa de Butters y que tenía noticias. Eso hizo que Kenny sacudiera la cabeza, preguntándose qué estaba haciendo. Chaos era su verdadera misión. Su alma gemela era la razón por la que estaba con Butters en primer lugar. Se levantó bruscamente, asustando a su compañero—. ¿Qué pasa? —Nada. Me acabo de acordar de que tengo algo que hacer. Butters pareció genuinamente confundido al ver que Kenny comenzaba a alejarse—. Espera, ¿no quieres que te lleve a casa? —No te preocupes, no voy al centro. —Kenny intentó tranquilizarlo con una sonrisa—. Te llamaré —dijo, viendo que Butters seguía desconcertado por su actitud. —Tú… tú no tienes mi número —murmuró Butters, mirándolo como si lo estuviera dejando después de una aventura de una noche. Por un momento sus almas habían estado conectadas y ahora no. —Cierto —Kenny rió incómodo, y después de anotar su número, casi salió corriendo. Mysterion alcanzó a Toolshed y a Human Kite a unos edificios de la casa de Butters, y tan pronto como los saludó, Toolshed le preguntó si Kenny ya estaba a salvo en su casa. Mysterion entendió rápidamente que Stan no quería que Kyle supiera sobre su identidad secreta todavía, aunque él no sabía por qué. Se suponía que le diría la verdad a Kyle. —Tuve que pedirle ayuda a Mysterion ya que tú decidiste que tienes mejores cosas que hacer que cuidar a nuestro amigo —Stan trató de iniciar una pelea con Kyle, pero Kenny se aclaró la garganta y, con la mirada, le advirtió a Stan que no se atreviera a usarlo para hacer sentir culpable a su otro amigo. Más tarde, Kenny tendría que explicarle en detalle a Stan por qué y cómo estaba arruinando todo con Kyle. Ambos terminaron contándole a Kyle todo sobre la existencia del clon casamentero y cómo tenían que encontrar la manera de quitárselo a Butters para poder descubrir la verdadera identidad de Chaos. Stan añadió que había encontrado una habitación secreta en la casa de Butters, pero que la única forma de entrar era obtener un escaneo del ojo derecho de Leopold. Kyle intentó idear un plan para conseguir lo que necesitaban, pero Stan dijo que ya lo tenía todo cubierto mientras miraba directamente a los ojos de Mysterion. Stan contaba con que Kenny engañaría a Leopold. Esa noche, Kenny decidió descansar en su tejado antes de ir a dormir. Se sentía culpable al recordar la expresión de Butters cuando lo abandonó. También estaba confundido e inseguro de si su plan todavía tenía sentido. ¿Robarle a Butters por Chaos? ¿O abandonar a Butters porque Chaos era su alma gemela y no debería estar con alguien más? ¿En qué estaba pensando? Ni siquiera conocía a Chaos, no tanto como conocía a Butters, y apenas conocía a Butters. Además, le gustaba lo poco que sabía de él, a diferencia de cómo odiaba lo poco que sabía de Chaos. Desde la última vez que él y Chaos habían hablado, el villano ni siquiera lo había vuelto a contactar. Así que, tal vez estaba perdiendo su tiempo y poner a Chaos tras las rejas era la decisión correcta. Kenny suspiró y cerró los ojos. Sin embargo, mientras intentaba relajarse, escuchó pasos a su lado. —Ahora no, Stan, quiero estar solo. —¡Oh!, ¿por qué? Kenny abrió los ojos de inmediato al reconocer la voz de Chaos. —¿Qué… qué haces aquí? —Se levantó tan rápido que se mareó un poco. Chaos se sentó a su lado. Tenía una expresión seria que Kenny nunca antes había visto. —Vine a ver a la persona de la que te hablé el otro día. —¿Sí? —Sí —Chaos miró hacia abajo y luego sonrió ligeramente—. ¿Cómo estás, Kenny? Kenny sintió que su corazón latía muy rápido y recordó por qué hace unos días se convenció a sí mismo de que su deber era ir tras Chaos. Los sentimientos que Butters despertaba en él no eran nada comparados con lo que el villano le hacía sentir. No debería sorprenderle, después de todo, Chaos era su alma gemela, no Butters.
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