La versión que más miedo me da
11 de septiembre de 2025, 13:11
Cierro la puerta de la casa con cierta suavidad, intentando no hacer tan obvia mi presencia.No quiero hablar.Estoy exhausto.
"¿Eres tú, Leo?" escucho la voz de mi madre desde la cocina.
Carajo.
"Sí, mamá. Soy yo" respondo casi como un suspiro, arrastrando los pies hacia la cocina. Cada paso se siente más pesado.
Mi mamá está vertiendo palomitas en un molde redondo, negro y hondo. Les pone sal y un poco de salsa picante.Justo como me gustan.
"Si quieres, puedes esperarme en el sofá. No tardaré mucho. Elige la película que tú quieras" me da una sonrisa sincera.
Suelto un suspiro de alivio. Agradezco en silencio que aún no quiera hablar sobre mi día.
Me dejo caer en el sofá viejo, que rechina bajo mi peso, y agarro el control remoto.Después de buscar un rato, me decido por una película que he visto mil veces.Así, si mamá quiere hablar, podré prestarle atención sin perderme de nada.
"¿Cómo te fue el día de hoy?" La pregunta hace que mi peso se hunda un poco más en el sofá al buscar las palabras
Conocí a alguien.
No...no puedo decirlo.
"Estoy muy cansado. Mis ojos me pesan" lo digo tratando de buscar algo en sus ojos que me diga que está bien no hablar.
"Estoy orgulloso de ti Leo, pareces un poco menos apagado el día de hoy. No te voy a presionar al respecto...pero me alegro"
Sus palabras hacen que mis ojos ardan levemente. Lo único que logro hacer es abrazarla, acomodo mi mejilla en su hombro y por primera vez en el día me siento seguro. Lo suficientemente seguro para llorar.Mis lágrimas humedecen su blusa pero no parece importarle.
Ella solo me sostiene en silencio, como si entendiera todo lo que no puedo decir.La película no tardó en terminar.El miedo irreal de las películas de terror siempre ha sido una de mis cosas favoritas. Los clichés, los patrones predecibles... me emocionan.Nunca me han asustado. Lo que realmente me da miedo es vivir el día a día.
Me despido de mi mamá y subo a mi cuarto. Al cerrar la puerta, dejo escapar un suspiro de alivio.Mi cuarto es el único lugar donde puedo estar y ser yo sin remordimientos, sin pensarlo tanto, al menos.
No es espacioso, pero hay suficiente lugar para caminar con libertad.Las paredes están cubiertas de pósters y de dibujos míos.Una guitarra abandonada desde secundaria descansa polvorienta en una esquina.Mi mesa de dibujo está justo al lado de la ventana, con vista a la ciudad.
Dejo caer mi mochila al lado de la cama, saco los colores que mi mamá me compró hace poco y los acomodo sobre la mesa.Tomo una hoja blanca de mi mochila y empiezo a trazar líneas.
Al principio no tienen propósito, pero eso es lo emocionante, darles forma después de algunos trazos.Dibujo la figura de una persona con los bordes borrosos, como si no pudiera terminar de completarse a sí misma.A su alrededor, dibujo un par de personas más. Ellas sí tienen bordes firmes, líneas seguras y rectas, como si no necesitaran nada más.
La figura sin contornos los observa con una mirada triste, cargada de inseguridad.
Las demás personas parecen indifirente hacia ella, parecen seguir su vida sin ninguna dificultad y eso es aprte de lo que siemrpe me pregutno ¿Cuántas personas que pasamos día a día se sienten inclompletas, incapaces de poder definirse a sí mismas?La esperanza de no ser el único es irremplazable, la esperanza de que hay alguien más que tal vez no siente lo mismo pero lo entiende.
Desde mi ventana puedo ver como el cielo oscurece y el sol se esconde.El silencio de mi cuarto se vuelve más denso mientras la noche cae por completo.Podría quedarme aquí por horas, quieto, viendo cómo las luces de los edificios parpadean como si también dudaran de su propósito.Pienso en lo que dijo mamá.Que me veía menos apagado.
¿Será que realmente lo notó?
¿O solo fue una forma de darme ánimos sin hacerme preguntas?
Cierro el cuaderno. No quiero seguir dibujando, pero tampoco quiero dormir.Dormir significa enfrentar el mismo vacío de siempre.Ese vacío que sé de dónde viene pero no creo estar listo para enfrentar, ni hoy ni en un futuro cercano.
"La cena está lista, Leo. ¿Quieres bajar?" pregunta mi mamá con ese tono cargado de una preocupación que ya sé reconocer."Sí, mamá. Estaré ahí en un minuto."
Guardo la hoja con cuidado dentro de mi mochila.Tal vez se la enseñe a ella. Tal vez no.Pero al menos ya existe.
"¿Qué tal, hijo? ¿Cómo estás?" me recibe mi papá con los brazos abiertos en cuanto bajo las escaleras."Bien, papá. Solo estoy un poco cansado" respondo, y acepto el abrazo, recargando mi cabeza en su hombro.
Cuando era pequeño, soñaba con el día en que alcanzara su estatura.Nunca imaginé que cierta altura también traería consigo cierta sabiduría...Una que, en parte, aún no me siento listo para recibir.
"Bueno, cena con nosotros y luego ve a descansar. Estoy seguro de que hoy fue un día desgastante" dice mientras se separa y me dedica una sonrisa pequeña.Puedo ver en sus ojos ese amor que alguna vez dudé merecer.
Lo sigo hasta el comedor.
Últimamente, el apetito no ha sido constante.Mi estómago suele sentirse mejor vacío.Pero aquí, con mis papás hablando de sus días ajenos a mi inquietud, logro reconocer el hambre que había ignorado desde la mañana. ------------------------------El corazón me pesa más por las noches, cuando no hay nada que distraiga la oscuridad.Cuando el silencio se vuelve un eco de mis propios pensamientos.Pensamientos que me ahogan.Los mismos de los que creí haber escapado hace tiempo, pero que regresan una y otra vez, como recordatorios de todo lo que ocurrió el año pasado.De la razón por la que confiar en mí mismo y en los demás se siente como una tarea imposible.
Mis manos hormiguean.Siento la presión en el pecho cortarme la respiración.Pasa a diario, pero siempre se siente como si la muerte fuera inminente.
Basta, Leo. Estás bien. No te vas a morir.
Pero algo en mí no termina de creérselo.Mis piernas tiemblan, se tensan.
Estás bien. Solo respira.
Pero no puedo.No puedo respirar ni formular un pensamiento lo suficientemente fuerte como para frenar mi mente.Siento que me deshago por dentro, sin un solo sonido.
Cierra los ojos. Mañana será otro día.
Cierro los ojos, pero en la oscuridad no hay descanso... solo la versión de mí que más miedo me da. Esa que aún no logro comprender.