Pensé que nadie lo notaba
11 de septiembre de 2025, 13:11
Mi reflejo en la ventana del salón aparece borroso.Mi mente parece haberle quitado el brillo a mis ojos y el color a mi cara.No sé si es por el sol que golpea desde afuera, o porque no me atrevo a sostenerle la mirada.
Ya no estoy ahí.Ya no hay paredes de plástico ni camas alineadas en fila.Pero algo de mí… algo de mí nunca salió de ese lugar.
La voz del profesor suena lejana.Sé que está explicando algo, señalando con un plumón azul el centro del pizarrón.Pero yo solo escucho esa palabra dando vueltas dentro de mi cabeza:
“Autosuficiente.”
No sé en qué momento se convirtió en una sentencia.
Respiro hondo y me obligo a parpadear.Jade no ha llegado todavía.O tal vez ya está aquí y no me he atrevido a mirarla.Me cuesta fijar los ojos en algo sin sentir que me están leyendo.
Ayer... le mostré más de mí de lo que creí posible.Y ahora no sé si eso me hace valiente o un idiota.
“Bueno, una vez más los dejaré trabajar en sus proyectos. No quiero ruido, quiero concentración pura”, dice Elías, y eso me obliga a levantar la mirada, aunque solo un poco.
No quiero verla a los ojos.
Escucho cómo Jade saca su estuche turquesa.Abre el cierre, saca dos lápices y, sin mirarme, me acerca uno.Exactamente igual que ayer.
La hoja sigue en mi mochila.Un poco más arrugada ahora.
La saco sin decir nada. La coloco en medio de la mesa.Y sin pensarlo demasiado, empiezo a trazar nuevas líneas.Temblorosas. Desordenadas.Pero no importa. Sé que eventualmente tendrán forma.
Marco más los bordes de aquella figura que parecía tan perdida entre la multitud.
Esta vez... se parece a mí.Su rostro muestra miedo.Tengo miedo.Los ojos de la figura están cerrados, como si ver a los demás le causara una vergüenza insoportable.
Puedo sentir la mirada de Jade.Sigue cada trazo.Cada línea que intento esconder dentro del dibujo.
¿Por qué me importa tanto cómo me ve ella?
Es aterrador sentir esto.Este nudo que aparece cada vez que invade mi vista periférica.Cada vez que sé que sus ojos cafés buscan los míos...y yo no soy capaz de sostenerlos.
Empiezo una nueva figura justo al lado de la mía.No tiene los bordes borrosos, pero sí una sombra detrás.Inmensa. Oscura.Como si hubiera estado ahí desde hace mucho tiempo.Una herida profunda.
Esta vez soy yo quien busca los ojos de Jade.No los encuentro de inmediato.Pero cuando por fin lo hago...
Dolor.
Es lo único que puedo ver.Por primera vez, su rostro no está envuelto en esa expresión imposible de descifrar.
Ella solo baja la mirada.Lo arruiné de nuevo.No quería hacerlo. No era mi intención.
“Entréguenme sus avances, por favor. Hoy terminaré la clase un poco antes”, dice Elías, levantando la mirada para escanear el salón.
Agarro la hoja antes de que me arrepienta de haberme parado de mi lugary me formo en la fila que empieza a formarse.Jade me sigue sin decir una palabra.
Cuando es mi turno, lo entrego con las manos sudorosas.Elías lo analiza con cuidado, como si intentara leer cada línea como una confesión.
“Esto es increíble. No puedo esperar a ver cómo termina esta pieza”, comenta con una sonrisa, alternando su mirada entre Jade y yo.
“Por facilidad, prefiero que los alumnos se mantengan en contacto para los avances del proyecto, y si es necesario, que se reúnan para trabajar. Pero este caso… podría ser una excepción”, añade en un tono casi sorprendido.“Muy buen trabajo. Los veo la próxima clase.”
Una excepción.Algo en esa palabra me revuelve el estómago.
Jade y yo volvemos a nuestros lugares en un silencio espeso,lleno de cosas que ninguno de los dos sabe decir.
Al sentarme, mi mirada vuelve a perderse afuera:los árboles, las nubes, cualquier cosa que no me pida enfrentarme a mí mismo.
Escucho a Jade escribir algo, pero no le doy importancia.Inhalo profundo, tratando de concentrarme en cada detalle,en cada cosa pequeña que me pueda mantener distraído.
Entonces, una silla se arrastra a mi lado.
Ella se levanta y recoge sus cosas sin ceremonias.Su rostro es serio, su expresión tensa,como si mantener los labios rectos doliera.Como si no fuera la expresión que realmente quiere mostrar.
La sigo con la mirada hasta que desaparece por la puerta.Las náuseas se asientan en mi estómago.
Y cuando vuelvo la vista hacia el dibujo, lo veo.
Unos números escritos.
Su número.Jade me dio su número.----------------------------------------------------
“¿Cómo te fue hoy, Leo? Te noto un poco callado.”La voz de mi mamá me regresa a la realidad.
No puedo decírselo. No todavía.
“Fue un día difícil, eso es todo”, respondo sin mucha emoción.
“¿Te puedo ayudar?”Lo pregunta sabiendo que no me gusta que lo haga.Pero también sé que no puede evitarlo.Así como yo no puedo evitar sentir que siempre termino causando dolor.
“No, mamá. Estoy bien.”La respuesta suena hueca, pero no estoy mintiendo.
Porque la verdad es que no sé cómo ayudarme a mí mismo, una vez más.
No quiero herirla.No quiero herir a nadie.¿Y si eso no es algo que puedo evitar?
Tengo que arreglarlo.No sé cómo…pero voy a encontrar la manera.
La cena termina sin más preguntas.Mamá nota mi distancia, pero no insiste.
Subo a mi cuarto.El silencio, esta vez, no es acogedor.
Coloco el dibujo en mi escritorio.Su número, escrito en la esquina superior.
Algo me dice que debería dejarlo como está.
No tengo que escribirle, ¿cierto?De seguro ya se olvidó del momento.Del dibujo.De mi cara.
No quiero dejarlo como está.
Es un pensamiento aterrador.Pero está ahí.Y algo de mí no quiere dejarlo ir.
Escribo su número en mi celular.
La forma en que bajó la mirada…Su expresión…No era indiferencia.
Siento cómo la ansiedad me aprieta el pecho de nuevo.Necesito sacarlo.Necesito hacer algo.
Abro el chat.Escribo:
“Perdón si te incomodé hoy.”
Lo borro.
Vuelvo a escribirlo.Lo releo diez veces.
“Perdón si te incomodé hoy.”
Lo envío.
En cuanto el mensaje desaparece de la pantalla, me arrepiento.
¿Qué estás haciendo, Leo?¿Por qué no puedes simplemente dejar las cosas así?
Cierro el celular y lo dejo sobre la mesa.Camino por el cuarto.Me recuesto.Me siento otra vez.
Nada parece calmar el ruido en mi cabeza.
Entonces vibra.
Tomo el celular.El mensaje está ahí.
“No lo hiciste. Solo pensé que nadie lo notaba.”