Would it be enough if I could never give you peace?

"Solo pensé que nadie lo notaba." El mensaje yace sin respuesta a un lado de mi almohada.No sé si lo que invade mi cuerpo es alivio o incomodidad.O ambas cosas. No recuerdo haberme sentido así desde hace mucho tiempo.Pero sí recuerdo muy bien la primera vez.------------------------------------------------------------------------------------------- Sebastián me observa, como si intentara entender algo más allá de mi mirada,que está fija en la hoja frente a mí. Desde que Miguel me dio permiso para participar en las actividades,he pasado los días dibujando.Es un escape.Una forma de poner distancia entre mí y la realidad que aún no sé cómo enfrentar. Llevo varios días trabajando en un retrato de Sebastián.Y como otras veces, él está ahí: frente a mí, con la espalda recta,el rostro neutral,aunque sonríe de vez en cuando cuando le cuento un chiste.Le gustan los malos chistes. Las facciones en el retrato son difusas,como si estuvieran hechas de agua.Blandas. Inestables. Como si estuvieran a punto de deshacerse. Su cabello castaño está revuelto, como siempre.Y sus ojos… están cerrados.No porque sea más fácil dibujarlos así,sino porque todos aquí los llevamos cerrados de alguna forma. Sin pensarlo mucho, le acerco el dibujo.Dejo el lápiz a un lado. "Listo", murmuro. Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos verdes,iluminados por la luz que entra por la ventana. Baja la mirada hacia el dibujo,y puedo ver cómo sus ojos se tornan un poco tristes. "No sé cómo lograste dibujar todo lo que no puedo explicar,"dice en un tono casi derrotado. Abro la boca para decir algo,pero no encuentro qué. Y, aun así, en lugar de la expresión triste que suele habitar su rostro,él me sonríe.Una sonrisa plena. Honesta. Nunca supe si lo que sentí fue alivio, porque Sebastián, por primera vez, sonrió de verdad,o incomodidad; por haber dejado que alguien viera esa parte de mí.Tan vulnerable. Tan visto sin mostrar arrepentimiento. Pero su sonrisa de alguna manera hizo que todo se sintiera menos aterrador.--------------------------------------------------------El mensaje sigue abierto. Sin respuesta.Mis dedos juguetean con los bordes del teléfono.No sé qué responder. Tal vez ni siquiera tengo que responder. Tal vez ella tampoco sabe qué decir.  Antes de que mis pensamientos me agobien, me paro de mi cama dejando mi celular olvidado en las sábanas.Veo mi escritorio. Cómo la luz de la tarde ilumina mis dibujos olvidados en una esquina. Me acerco al escritorio. Saco una hoja blanca sin pensar mucho en la acción y el lápiz que me alegro de no haber llevado ese día.El lápiz se siente correcto en mis manos. Las líneas empiezan suaves, como la suavidad que he llegado a encontrar en su mirada. Esa suavidad que suena imposible plasmar en una hoja.Las líneas comienzan a tomar forma de sus ojos almendrados ligeramente rasgados. Ojos café claro que parecen tener dos estrellas fugaces en la parte inferior, dos líneas de color café claro casi dorado que parecen orbitar en sus irises... ¿Qué estoy haciendo? Me detengo. Estudio las líneas que parecen haber tomado vida propia.La realidad me pega de golpe, con manos apresuradas doblo la hoja y la guardo en mi mochila. Respiro hondo pero mis pulmones no se llenan por completo. Me le quedo viendo a la mochila como si pudiera darme una respuesta.Como si algo, de alguna manera, pudiera hacer esto menos aterrador "Leo, ¿puedo pasar?" Escucho la voz de mi papá del otro lado de la puerta. Mis pensamientos se detienen por un momento. "Sí, papá", respondo, cerrando los ojos por un instante, dejando que un suspiro se escape de mis labios. Abre la puerta lentamente, como si tuviera miedo de romper algo. "¿Estás bien? Mamá me dijo que has estado un poco callado." Se sienta en el borde de la cama, acariciando las sábanas con las manos. Sus ojos recorren mi cuarto, deteniéndose en los dibujos olvidados en la esquina del escritorio. La preocupación en su mirada me revuelve el estómago. No me gusta preocuparlos.Me siento culpable cada vez que lo hacen. Cada vez que cuidan sus palabras, sus gestos, como si me fuera a romper.Como si fuera algo frágil.Una bomba a punto de estallar. Aun así, algo en mí se atreve a preguntar: "Estaré bien pronto, ¿cierto?"Sé que no tiene la respuesta, y eso solo me duele más. Él me mira, sorprendido.No porque no esperara la pregunta, sino porque sabe lo difícil que es para mí hacerla. “Yo me lo pregunto a veces también… sobre mí.”Hace una pausa. La habitación se llena con ese tipo de silencio que no incomoda, pero pesa.“Pero sabes que es un camino largo, Leo. Puede que ahora todo se vea tan oscuro… pero no se queda así. Te lo prometo.” No sé si le creo del todo, pero quiero hacerlo.El peso de su promesa se asienta en lo profundo de mi pecho como una piedra.Y por un instante, solo uno, no me siento solo con todo esto. No puedo evitar sonreír. “Gracias, papá.” Él solo asiente.Se levanta con calma.Me revuelve el cabello con una suavidad que se siente más como un abrazo que cualquier palabra.Luego se detiene en la puerta. Me lanza una última mirada.Cálida. Cansada, tal vez.Pero sincera. La cierra con cuidado, como si dejara algo importante dentro del cuarto.Tal vez a mí. Tal vez la promesa. -------------------------------------------------------------------El eco de mis pasos resuena por el pasillo de la escuela.Mis pisadas se sienten más ligeras, menos pesadas que ese primer día. Me detengo justo afuera de la puerta. El murmullo de pláticas lejanas llena mis oídos, y no puedo evitar pensar en ella.En ese sentimiento que parece rodearme en todo momento…pero que aún se siente tan distante. Apenas cruzo la puerta, algunas miradas se levantan.Pero ninguna es la que busco. Recorro el salón con los ojos hasta encontrarla.Ella. Me está viendo.Y hay algo distinto en sus ojos. Algo que aún no sé descifrar,pero que, de alguna manera no me molestaría aprender a entender.