¿Cómo se llama?
11 de septiembre de 2025, 13:11
Lo extraño.Es la conclusión más fácil a la que he llegado en toda la noche. Y eso es mucho decir.
Hace no mucho terminó la cena y subí a mi cuarto sin decir una sola palabra.Ellos saben lo que me pasa, pero no lo entienden.Saben que lo extraño, incluso si sé que no debería.Saben que lo extraño, incluso si sé que extrañarlo no me hace bien.
Las lágrimas caen, pero no hago nada por detenerlas.No quiero detenerlas.
Estoy enojado.Lo siento en lo tensa que está mi mandíbula.En cómo me cuesta respirar sin apretar los dientes.
Nadie debería lidiar con la muerte tan temprano.Y mucho menos con la muerte de alguien tan cercano.Tan familiar como lo fue Sebastián.
No lo entiendo.Y probablemente nunca lo haré.
Querer morir es algo tan complejo que no se lo desearía a nadie.No le desearía a nadie perderse el funeral de su mejor amigo por estar internado en el lugar donde lo conoció.Miro hacia la esquina en la que se encuentran sus cartas resguardadas en una caja.Me niego a deshacerme de ellas, no sé si por respeto o porque el hecho de hacerlo significa aceptarlo.Mi teléfono vibra, y aunque no debería, me sobresalto igual.No es una sorpresa, pero mi cuerpo reacciona como si lo fuera.
Lo agarro del rincón olvidado del escritorio. La pantalla ilumina el cuarto por un segundo y la luz me lastima los ojos más de lo que debería.Es Jade.
"Solo quería saber si estabas bien."
Es una frase sencilla, pero me deja inmóvil.No tengo una respuesta inmediata.Ni siquiera yo me he hecho esa pregunta.
Escribo algo, lo borro. Lo intento otra vez. Borro de nuevo.Después de varios intentos, me rindo y dejo algo breve:
"He estado mejor."
Observo esas tres palabras por unos segundos que se sienten demasiado largos.No es una confesión, pero tampoco es mentira.No estoy diciendo demasiado, aunque no sé si con eso sea suficiente.O si sonó como debía.
"Entiendo, nos vemos mañana. Buenas noches, Leo."
Tal vez no lo entiende.Y, en realidad, está bien si no lo hace.Pero es la segunda parte del mensaje la que me deja sin aire por un momento.Hay algo en cómo escribe mi nombre que hace que se me desarme un poco el pecho.Hay algo en ella tan distinto y aterrador que aún no puedo describirlo. o Tal vez aún no quiero hacerlo.
"Leo."
Jade dice mi nombre desde su silla. Me dirijo hacia ella con una sonrisa.Sale sin querer, pero no me molesta. No esta vez.
"Elías quiere que le pongamos color al dibujo."La observo con atención mientras habla.“Dijo que el dibujo parecía sin vida,” añade, soltando una pequeña risa.
“¿Te parece si nos vemos en mi casa esta tarde?”
La pregunta me toma por sorpresa.Significa salir de mi espacio seguro, estar en un lugar que no controlo.Significa estar con alguien que apenas conozco, en su mundo.
"Sí, me parece bien."No me parece bien. Para nada.Pero no quiero decir que no.
Ella me observa por un segundo más, como si algo en mi voz le pareciera extraño, pero no termina de descifrar qué es.Así que solo asiente y responde:
"Bien. Te mandaré mi ubicación por mensaje."
Suena directa, pero hay algo contenido en su voz, como si hubiera ensayado esa frase varias veces antes de decirla.Como si le costara más de lo que quiere admitir.
"Bueno."
No sé por qué, pero empiezo a fijarme en cada detalle.Su cabello cae en ondas suaves sobre sus hombros.Sus mejillas están cubiertas con una capa ligera de rubor.Sus manos se mueven con calma, adornadas por los mismos anillos que llevaba desde el primer día.
"Me gusta este anillo."No toco su mano, solo lo señalo.Es el que tiene una mariposa, de alas abiertas. Con una pequeña joya rubí en el centro.No me responde de inmediato, se queda pensativa por un momento. El silencio no es abrumador, solo está ahí.Me sonríe ampliamente y responde:"A mí también me gusta" Me es difícil formar palabras después de ello así que solo dejo que el silencio regrese cómodamente.
Al llegar a mi casa, sé que tendré que hablar con mi mamá sobre Jade.
No sé cuál será su reacción, pero ninguna me parece favorable. Tantos posibles desenlaces me abruman.No debería ser tan difícil contarle a mi mamá que conocí a alguien, pero esa se ha vuelto mi realidad desde hace tiempo.
Se volvió desde que cada amigo que tuve terminó haciéndome daño de una manera u otra.Desde que mi último amigo… Sebastián...Se quitó la vida.Y lo único que hice al respecto fue perderme en mi enojo, tratando de encontrar un culpable.Nunca lo encontré. Porque nunca lo hubo.Y eso es lo que más me duele.
"Leo."Mi papá me habla desde el otro lado de la mesa."No has tocado tu comida. ¿Tienes ese problema de nuevo?... Puedes decirnos. No vamos a estar enojados."
Odio el tono en el que lo dice.Sé que se preocupan.Pero sus preguntas me llenan de una culpa que no sé cómo cargar.Me dan ganas de llorar.De gritarle a la almohada que no quiero ser esta persona.Esta persona que no puede confiar en sus papás.Esta persona que parece estar... descompuesta.
"No es eso..."No sé cómo acomodar las palabras. Todo se siente revuelto."Conocí a alguien... No es lo que piensan. Aún no somos amigos. O eso creo. No lo sé."
Miro hacia mis padres, buscando en sus ojos alguna señal de que mis palabras tienen sentido.
"Es mi compañera en el proyecto de artes. Es muy callada. Y un poco seria.Pero eso no parece importarme. Ni aterrarme."Trago saliva, intento explicarme mejor.
"No es mala conmigo. Para nada. Es incluso... ¿suave?"Aún no logro descifrarlo.
Las palabras siguen saliendo.No deberían.Pero lo hacen con una facilidad que me asusta.
"Leo."Escucho la voz de mi mamá, un poco distante, como si no quisiera interrumpir, pero necesitara alcanzarme.
"Solo no quiero que piensen que va a terminar igual que... que..."Las lágrimas amenazan con salir. Pero un suspiro logra detenerlas. Apenas.
"Leo."Esta vez levanto la mirada.
"Cuentanos... ¿cómo se llama?"
