ID de la obra: 646

Would it be enough if I could never give you peace?

Het
NC-17
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autor
Tamaño:
planificada Midi, escritos 88 páginas, 29.270 palabras, 26 capítulos
Descripción:
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Encontrar todo lo roto en mí

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Han pasado varios días desde que abracé a Jade, pero mi mente parece no poder olvidarlo: la sensación de sus brazos rodeándome con esa ligera fuerza que dijo más que cualquier palabra.Siempre pensé que ser vulnerable ante alguien era poner en peligro mi realidad, que cualquier palabra o suspiro profundo podría significar que todo se caiga a pedazos. “Tu mente siempre está en estado de alerta”Eso solía decir Miguel una y otra vez, cuando le contaba que no podía dejar de pensar que cada cosa que hago puede tener un impacto catastrófico en mi relación con los demás.“Leo, tienes que entender que, no por estar en recuperación, no te mereces ser amado. Hay alguien allá afuera que te aprecia, que te va a ver tal y como eres; defectos, cualidades, problemas, habilidades… y se va a quedar.”Solía inclinar su cuerpo hacia el frente de la silla para hacer énfasis en sus palabras.“Se va a quedar porque te quiere, no porque le des lástima.” Hasta ahora pienso que está mintiendo, pero no porque crea que sea una genuina mentira, sino porque no he podido experimentarlo.Nadie se ha quedado lo suficiente como para decirme “te quiero”; solo lo he escuchado en susurros, en acciones, esperanzado de que algún día lo digan en voz alta. “¿Leo?”Escucho la voz de mi madre detrás de la puerta. “Pasa, mamá”respondo, sentándome en el borde de mi cama.Ella abre la puerta lentamente, como si le asustara lo que pudiera estar detrás. No la culpo, pero me pregunto si alguna vez dejará de tener ese miedo constante. “Te traje chocolate caliente. ¿Quieres?”pregunta con una sonrisa. Sé que no me quiere decir la razón verdadera por la que está en mi cuarto, pero lo ignoro. “Sí, mamá. Gracias.”Ella entra cuidadosamente con una taza azul, la misma en la que he tomado mis bebidas favoritas desde la infancia. Sonrío ante el pequeño gesto y la tomo con cuidado de sus manos. “¿Podemos hablar?”dice, sentándose en la silla de mi escritorio. “Si es sobre la escuela, no quiero hablar sobre eso”respondo con un tono un poco irritado. Ella, al notar mi reacción, se acerca y toma mi mano entre las suyas. “Quiero hablar sobre… Jade.”El silencio en el cuarto es ensordecedor. “No hay mucho que decir.”La mentira es evidente, pero decido que la conversación debe continuar. “Leo… sé que quieres decir algo.”Acomoda un mechón rebelde detrás de mi oreja.“Sé que quieres hablarme de ella.”Me sonríe suavemente. Trato de callar cada pensamiento que me impulsa a hablarle de todas las frustraciones embotelladas desde que conocí a Jade, de todo lo que no entiendo, y de lo que tal vez ni siquiera mi mamá pueda comprender. Me levanto de la cama y empiezo a caminar por el cuarto. “Es que no lo entiendo”mis ojos están clavados en el piso.“Me refiero a lo que siento, a lo que ella me hace sentir.”Me froto los ojos como si eso pudiera borrar la imagen de su cara en mi cabeza.“Es como si tuviera una fuerza magnética que no puedo evitar… pero eso me da miedo.”Vuelvo a sentarme en el borde de la cama.“Me da miedo porque no sé diferenciar las cosas, no sé si lo que siento es real o si solo es una obsesión.”Suspiro y me tumbo en la cama, derrotado. “No siempre vas a poder descifrar todo, Leo. No porque no sepas qué es significa que es falso o que se trata de una obsesión.”Afirma mientras toma un sorbo de su taza.“Déjate sentirlo todo. Aunque dé miedo, aunque no tenga sentido.”Deja su taza sobre mi escritorio y me mira en silencio. Ella se queda callada por un momento, como si eligiera con precisión cada palabra.Luego, con voz suave, dice: “Cuando conocí a tu papá, también pensé que estaba confundida.”Hace una pausa, sus ojos clavados en la taza vacía entre sus manos.“Pensé que lo que sentía era miedo disfrazado de cariño… O tal vez cariño disfrazado de miedo.” No sé qué decir. Solo la miro. “Y no era que él me hiciera daño, al contrario. Era el hecho de sentir tanto, tan rápido, que me hacía pensar que algo andaba mal conmigo.” Sus palabras me golpean más hondo de lo que esperaba. Tal vez porque su voz no tiene juicio, ni conclusiones. Solo memoria. “¿Y cómo supiste que no estabas confundida?”mi voz sale apenas. “No lo supe.”Sonríe con melancolía.“Solo decidí dejar de huir de lo que sentía. Dejé de preguntarme si estaba bien o mal sentirlo, y solo… me quedé. Y eso lo cambió todo.” Asiento en silencio, aunque algo dentro de mí todavía tiembla.Después de un largo segundo, murmuro: “A veces siento que si dejo entrar a alguien, va a encontrar todo lo roto que hay en mí… y se va a ir.” Ella no se ríe, no me contradice. Solo se acerca y me toma la mano. “Puede que sí lo vean, Leo. Pero eso no significa que se van a ir. Hay personas que no solo aceptan las grietas… también las entienden. Las abrazan.” El silencio se instala entre nosotros otra vez, pero esta vez no pesa. Es suave. Cómodo. “¿Crees que Jade es de esas personas?”pregunta con cuidado, sin presión. Pienso en sus ojos mientras veía el retrato. En su voz diciendo que le daba miedo… pero que no se había movido.Pienso en su abrazo, en lo imperfecto que fue y lo bien que se sintió. “No lo sé,” respondo.  Después de un rato, mamá se levanta y me acaricia el cabello con delicadeza, como cuando era niño.“Gracias por hablar conmigo, Leo.”Asiento, sin decir nada. La puerta se cierra con un sonido suave, casi imperceptible. Me quedo en silencio un momento, dejando que sus palabras reposen donde deben. Me estiro sobre la cama, miro el techo, luego el celular sobre mi buró.Lo agarro sin pensarlo demasiado. Mis dedos se mueven antes de que mi mente empiece a detenerme con dudas. ”¿Estás ocupada mañana?” Unos segundos después, aparece el indicador de que está escribiendo.Mi pecho se aprieta un poco.  “No. ¿Por?” Dudo. La inseguridad golpea, pero esta vez no le abro la puerta. Respiro hondo y escribo. Leo: “Quería saber si te gustaría venir a mi casa” Veo el mensaje una y otra vez antes de enviarlo. Luego cierro los ojos y lo hago.Pulso “enviar”. No sé si hice bien. Pero tampoco sé si eso importa ahora.Quiero verla. Quiero que vea este pedazo de mi mundo. Quiero ver si puede existir aquí también.
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