Segundo día
30 de septiembre de 2025, 15:34
Un nuevo día comenzaba y su alarma le hizo saber que era momento de despertar.
Con algo de pereza se levantó de la cama apagando su alarma y después de unos minutos de reflexión se estiró y comenzó su rutina.
Lo primero que hizo fue quitarse su pijama y entrar a bañarse, no se tardó mucho y salió secándose. Aunque dudo un poco que ponerse, la vez anterior llevó ropa linda y quedó cubierta de pasto, ¿debería llevar algo más casual?
Finalmente decidió que no, mantener su estilo era más importante.
Se puso unos pantalones cómodos, pero lindos, de color blanco, una camisa roja y una chamarra negra. Quería ponerse sus botas para verse más alto, pero podría arruinarles si les daban trabajo pesado, así que solo se puso unos tenis negros.
— Espero que esta ropa sobreviva. — pensó un poco mejor sus palabras. — Espero sobrevivir yo.
Y con esas palabras volvió al baño a lavarse bien los dientes. Sonrió triunfal y se puso sus accesorios que constaban de aretes para luego perfumarse.
El servicio comunitario no era algo que le agradara, pero no por eso iba a permitir que afectara a su hermosa imagen.
— Además, dicen que a los lindos es muy probable que les hagan favores~
— ¿Que tipo de favores? — Chun Yan interrumpió a su hijo que estaba mirándose frente al espejo quien se asustó.
— Favores mamá, favores. — dijo sin saber como explicarse. — No pienses lo peor.
Pidió mientras le daba un abrazo y un beso en la mejilla.
Y así empezó su día.
Por la mañana desayuno y luego fue a la biblioteca a estudiar para pasar el rato. No tenía Internet, así que su lista de cosas que hacer estaba muy reducida.
Pero su momento de aprender no duró mucho porque la hora de volver al servicio comunitario llegó y el fue, con algo de pesar, pero fue y aunque no estuviera precisamente feliz mostró su mejor sonrisa.
— Hoy estas... muy animado... Zheng... — le habló Kojiro apenas llegó, el japonés parecía agitado.
— Lo estoy, tu... ¿estas bien? — preguntó genuinamente preocupado.
— Ah, estaba saliendo... de mi entrenamiento, me di un baño... y cuando salí ya se me estaba haciendo tarde... así que tuve que correr parte del camino para llegar bien.
— ¿Entrenas? — preguntó Zheng no muy sorprendido, Sasaki tenía buena musculatura.
— Si, kenjutsu.
El chino lo miró algo confundido.
— Es el arte de la espada. — explicó el japonés.
Antes de que siguieran su plática llegó Adán viendo que estaban todos reunidos.
— Espero que se encuentren bien este día, su tarea de hoy será limpiar unos grafiti de mal gusto. — explicó mientras miraba que estuvieran todos. — sus materiales están ya listos en el cuarto de cambio, esta vez el supervisor los vigilará para que nadie se salga del perímetro.
— Buda estará con nosotros, eso me sube el ánimo. — dijo Kintoki feliz.
— Aburridoooo~ — canturreó Michel que lo que más quería era salirse del perímetro.
— Ya pueden ir a cambiarse. — dijo Adán y todos se retiraron a los vestidores donde junto a estos había cubetas con agua, una especie de jabón líquido, esponjas y trapos.
Junto a las cosas estaba Buda quien los miraba aburrido, pero sonrió en cuanto Kintoki se acercó a el y lo saludó.
Esta vez la rutina de cambiarse y guardar las cosas fue bastante tranquila. Una vez salieron agarraron las cosas y siguieron a Buda quien los llevó a un lugar que estaba lleno de grafitis con insultos, números de teléfono, nombres y dibujos ofensivos.
Se dispersaron para poder limpiar más rápido y de ese modo Zheng quedó solo mojando un trapo para poder limpiar la pared, pero no parecía servir de mucho.
— Creo que vas a tener que usar lo que tenga esa botella. — Zheng se giró rápidamente al escuchar la voz de Hades.
— ¿Como supiste que estaba aquí? — preguntó mirándole algo sorprendido y confundido.
— Tengo mis métodos. — expresó el griego con una sonrisa tranquila. — Deberías usar ese jabón si quieres limpiarlo bien.
Hades señaló la botella con jabón biodegradable.
— ¿Sabes limpiar grafitis?
— Sé limpiar y tu lo estas haciendo mal. — explicó a lo que el chino le vio molesto.
— Entonces limpia tu si tan genio. — dijo cruzado de brazos.
— Permíteme. — Hades se acercó tomando una esponja, poniéndole jabón y remojandola en agua. — Voy a limpiar el mal.
— ¿El mal? — el chino iba a burlarse cuando Hades le puso la esponja en la frente y empezó a frotar. — ¡¿Qué haces?! ¡Me estas mojando!
— Limpio tus pecados. — dijo con burla el griego.
— ¡Se supone que tienes que limpiar grafitis!
Hades alejó la esponja y lo miró, su vista enfocándose en el tatuaje que tenía Zheng en su mejilla y llevó la esponja ahí fingiendo limpiar.
— No sale. — dijo Hades sorprendido. — ¿es un tatuaje?
— ¡Lo es! Ahora deja de limpiarme. — Zheng se alejó un poco para que el otro no llegue a él.
— ¿Por que no? — preguntó Hades con una sonrisa. — Me cediste la esponja.
— Si me dejo limpiar... — empezó Zheng siendo precavido con sus palabras. — ¿Retirarías la denuncia?
— Lo pensaría~ — bromeó divertido el más alto mirándolo mientras se acercaba peligrosamente.
— No no, tiene que ser un si o un no. — lo detuvo Zheng.
— Entonces se acabaron las negociaciones. — dijo mientras se daba la vuelta dispuesto a irse.
— ¡No, espera! — Zheng lo detuvo sujetándolo del brazo. — Está bien... puedes lavarme.
— Bien, siéntate y cierra los ojos. — Hades sonrió con picardía.
Y así quedaron.
Zheng sentado en el suelo mientras Hades lo limpiaba comenzando a llenarlo de espuma, teniendo cuidado de que el jabón no le cayera en los ojos o la boca.
El griego sonreía mientras limpiaba al chino quien solo miraba esa sonrisa con un sonrojo que por la espuma en su rostro no se notaba.
Hades estiró su brazo arremangando su chamarra para que esta no se moje aunque su ropa ya estaba bastante mojada y comenzó a lavar el brazo del chino.
— No había notado que eso en tu rostro era un tatuaje, ¿desde antes preparándote para tu vida criminal? — bromeó el griego tocando con la esponja el brazo de Zheng.
— Es un ciempiés chino, no es nada “criminal” — se defendió el menor dejando que lo limpiarán.
Más le valía a Hades retirar la denuncia después de esto, no sabía cuantas humillaciones iba a poder aguantar.
— Zheng, ¿ya terminaste de...? — quien habló era Grigori, acababa de llegar cuando vio a su compañero completamente mojado y siendo limpiado por su vecino. — ¡Michel, ven aquí!
— Tenían que ser ellos... — dijo Zheng para si mismo lamentándose.
— ¿Qué pasó? — el francés no tardó en llegar y ahogó un gritito cuando vio la escena frente a el.
— ¡Pueden irse! — Zheng se levantó antes de que Michel hablara. — y Hades ya está por irse.
— ¿estoy por irme? — preguntó Hades confundido a lo que Zheng lo miró feo.
— ¡Están jugando con la espuma! — dijo emocionado Michel.
— Yo quiero una barba de espuma. — dijo Grigori también emocionado.
— Pero si ya tienes barba... — dijo Zheng desconcertado.
— Una más grande. — se defendió el Ruso.
— Zheng también tiene que hacerse una barba, seremos los tres sabios. — propuso el francés.
— ¿Zheng quiere una barba? — preguntó Hades fingiendo sorpresa. — Me lo hubieras dicho, con gusto te la haré.
— No quiero una barba. — negó Zheng dirigiéndose a Hades. — ¿Y tu no tienes nada mejor que hacer? ¿No trabajas acaso?
— Si trabajo, pero no los fines de semana. — Hades comenzó a hacer espuma poniéndola en la barbilla de Zheng mientras Grigori y Michel también se hacían barbas jugando.
— Los odio. — dijo Zheng de repente. — A los tres.
— Pero bien que te dejas. — respondió Hades ya que era cierto que el chino no puso resistencia.
— Nos amas. — le dijo Michel.
— Somos los mejores. — dijo esta vez Grigori.
— Son los peores. — aseguró Zheng.