¿Te molesta?
30 de septiembre de 2025, 15:47
Al final Grigori, Michel, Hades y Zheng se quedaron jugando con la espuma.
En un momento Zheng le puso espuma al cabello de Hades levantándolo de formas graciosas.
Grigori se hizo una barba exageradamente larga que llegaba hasta el piso.
Y Michel acariciaba su barba de espuma como si fuera un sabio pensando.
— Buen trabajo chicos. — felicitó Buda, pasando por atrás de ellos con la vista en el celular.
— ¿Quien era ese? — preguntó el ruso.
— Nuestro supervisor. — respondió el chino viendo como Buda se marchaba como si nada, al parecer ni se dio cuenta de lo que hacían.
— ¿Y que se supone que supervisa? — preguntó Michel a lo que Zheng se encogió de hombros.
— Creo que deberíamos limpiar la pared en caso de que vuelva a pasar. — les dijo Hades.
— ¿“Deberíamos”? — preguntó el chino con una ceja alzada.
— Sería muy cruel de mi parte no ayudarte luego de distraerte así.
Zheng mostró una sonrisa apenas perceptible por lo que Hades tomó sus manos y lo ayudó a levantarse.
— Limpiemos juntos. — propuso el Griego.
— ¡Si! — respondió animado el menor de los presentes.
Grigori y Michel se fueron porque tenían que volver a guardar sus cosas por lo que Zheng y Hades juntos limpiaron la pared, fue algo difícil y quedaron restos de pintura, pero se notó su esfuerzo por querer dejar la pared limpia.
Una vez terminado Zheng junto las cosas y se despidió de Hades para poder reunirse con el resto del grupo.
Adán no tardó en llegar a ver como estaba todo el grupo notando inmediatamente como Zheng en particular estaba totalmente mojado, lo miró por un momento y finalmente se dirigió al resto.
— Su trabajo de hoy terminó, pueden cambiarse y buscar sus cosas para ir a casa. — habló Adán con tranquilidad. — Excepto tu, Zheng, ven conmigo.
El nombrado se tensó y sus compañeros lo vieron preocupados, nadie sabía que iban a decirle.
Salieron con calma del lugar dejando solo a Zheng quien miró nervioso a Adán.
— Ven. — el hombre que lo coordinaba le pidió que lo siguiera saliendo del sitio llevándolo a su oficina, le pidió que lo esperará allí y después de unos minutos volvió. — Toma.
— ¿Eh? — el chino recibió en sus manos una toalla.
— Sécate y cuéntame, ¿que fue lo que pasó? — Adán con otra toalla que tenía el mismo en manos le comenzó a secar el cabello a Zheng. — La anterior vez estabas cubierto de pasto y ahora esto.
— Es mi vecino, siempre...
— ¿Un civil?
— Ah si, un civil... — Zheng bajo la vista, estaba listo para ser regañado.
— ¿Te molesta? — preguntó Adán con una voz cálida.
— ¿Eh? — Zheng se confundió. — ¿No me vas a regañar?
— Ustedes aquí están bajo mi cuidado, quizás la sociedad no tenga la mejor impresión de ustedes, pero mientras yo sea responsable los voy a cuidar a todos por igual, así que dime, ¿te molesta?
— No, no me molesta. — respondió el chino algo sorprendido de la actitud de su coordinador. — Solo bromeamos y terminamos así, no es nada grave.
— Está bien. — aceptó el mayor. — Pero si alguna vez lo hace sabes que puedes decírmelo, ahora ve a cambiarte, si no tienes ropa puedo prestarte un poco de alguna que hayan donado, pero no puedes estar mojado, podrías enfermarte.
— Traje algo de repuesto, estaré bien.
El chino sonrió y al estar de acuerdo en que parecía encontrarse bien Adán lo dejó ir.
Cuando Zheng fue al cambiador no estaba ninguno de sus compañeros, lo que le dio tranquilidad, porque iba a tener que desnudarse para cambiarse también la ropa interior y lo hizo sin problemas. Puso su ropa mojada en una bolsa para que no mojara su bolso.
Una vez listo salió del lugar y para su sorpresa todos sus compañeros estaban reunidos en un círculo en las puertas del lugar.
— ¡Zheng! — Michel se acercó a el muy campante. — Dame tu número de teléfono.
— Claro... — el chino sacó su teléfono para mostrarle al francés. — ¿Para que?
— Vamos a crear un grupo con todos nosotros. — explicó Michel con una sonrisa mientras anotaba el número de Zheng y lo agregaba a un grupo.
— ¡Y eso no es todo! — Grigori pasó su brazo alrededor del cuello del chino. — Hoy nos vamos a un bar, todos juntos, hay que conocernos mejor.
El chino parpadeo confundido, ¿sería peligroso salir a un bar con personas con antecedentes criminales?
— Claro, suena divertido~ — aceptó al final, un trago no le vendría mal y esta vez trajo dinero. — Pero voy a tener que avisarle a mi madre que regresaré más tarde.
— ¿Siempre le avisas a tu mamá a donde irás? — se acercó Michel curioso en lo que Zheng mandaba el mensaje.
— Estos días al menos no quiero preocuparla. — explicó algo triste.
— ¡Borra esa cara de lamento! — pidió Grigori. — ¡Nos vamos de fiesta!
— ¡Chicos! — Okita se acercó muy feliz. — Kondo me dio permiso de salir siempre que beba moderadamente.
— Con eso ya estamos todos. — dijo Lu Bu sonriente.
— Vamos~ — dijo Michel a lo que todos salieron como un grupo bastante grande buscando un bar para beber, como no quisieron seguir la recomendación de Grigori quien los guiaba era Michel.
— ¿Zheng? — Hades se acercó al grupo para hablar con su vecino. — ¿Adónde vas?
— Voy a salir a un bar con los chicos. — explicó el mencionado con tranquilidad.
— Hoy no podrá ir contigo. — se metió Michel.
— Préstalo por una noche. — pidió Grigori.
— Está bien, diviértete. — aceptó Hades con calma. — Y no robes nada.
— ¡No planeaba robar nada! — se defendió el chino sonrojado de vergüenza mientras era jalado por el grupo que soltaba algunas risas.
Hades se fue por su cuenta a casa y el grupo de servicio comunitario caminaba entre conversaciones divertidas a un “buen bar” según Michel.
— ¿Puedo preguntar por que el supervisor viene con nosotros? — preguntó Kojiro mirando a Buda.
— Yo lo invité, es muy buen tipo. — Explicó Kintoki.
— Será divertido conocerlos fuera de lo que es verlos trabajar. — respondió Buda.
— ¿“Vernos”? — preguntaron todos, pues lo que menos hacia Buda era su trabajo de supervisor.
— Estoy seguro que la pasaremos bien. — dijo Kintoki con una sonrisa.
Y así llegaron al bar.