ID de la obra: 647

Castigo virtual

Slash
NC-17
Finalizada
2
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
102 páginas, 30.536 palabras, 24 capítulos
Descripción:
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Alcohol y algo de conversación

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El bar al que fueron era bastante limpio para sorpresa de todos, sus luces no tenían tanta intensidad lo que le daba un ambiente algo oscuro y cómodo. Había algo de ruido por las conversaciones de las personas, pero no era desagradable. — ¡Pónganse cómodos! — les sugirió Michel con una sonrisa. — Usaremos dos mesas para que entremos todos, intenten comportarse, la dueña del bar es una mujer bastante intimidante y puede ser muy aterradora cuando se enoja. — ¿Una mujer intimidante? — preguntó Raiden con notable curiosidad. — No sé que estas pensando, pero no lo hagas. — pidió el francés. Después de la incredulidad de todos al ver que Michel conocía un lugar tan tranquilo y limpio todos se sentaron en dos mesas que estaban ocupando y tuvieron que atraer unas sillas para entrar bien, entonces inició su conversación. — Hay algo que me ha dado mucha curiosidad, ¿cuantos años tienen? — preguntó Leónidas encendiendo un nuevo cigarrillo. — Veintidós años. — respondió Zheng con rapidez. — Eres más joven que yo, tengo veinticuatro. — respondió Michel. —  treinta años. — respondió Lu bu. — Igualmente. — respondió esta vez Jack. — Hasta ahora soy el más viejo. — se quejó Grigori. — treinta y tres. — Yo te gano entonces, cuarenta años. — lo consoló Leonidas. — Yo tengo veinticuatro como Michel. — dijo Kojiro. — ¿Tu eres el más joven, no Souji? — Tengo diecinueve. — respondió Okita cuando se le preguntó. — Vaya, si es el más joven. — mencionó Grigori llamando la atención de Buda. — En realidad no es el más joven, el más joven de su grupo tiene dieciocho años. — explicó Buda. — Es el. Todos miraron hacia donde señaló Buda, alguien que los había acompañado en silencio. — Si, dieciocho. — confirmó Simo. — ¡Vaya y yo que pensé que iba a ser el más joven! — mencionó Kintoki. — Tengo veinte. — No soy parte de su grupo, pero tengo veintiocho. — respondió Buda también. — Yo tengo veintisiete años. — dijo un alegre Tesla. — espero no dejar de tener veintisiete años... — ¿Por que? — preguntó Souji. — Es un número bonito. — explicó Nikola. — es múltiplo de tres. — Me dejaron de último, treinta y un años. — respondió de último Raiden. — Ya que todos sabemos nuestras edades... — volvió a hablar Grigori. — Oh, esperen, vienen los tragos. Tal y como dijo trajeron las bebidas para todos. Casi todos pidieron cerveza de la típica, pues no estaba en sus planes iniciales ir a un bar y no trajeron sus bolsillos preparados... a excepción de Grigori y Michel que por algún motivo parece que siempre están preparados. — ¿Que ibas a decir amigo mío? — preguntó Michel mientras miraba su trago. — O como nos dice Zheng “Conocido” mío. — No se ganaron el título de amigos. — le reprendió el acusado. — Iba a decir; ya que estamos en buenos términos hablando todos juntos. — empezó a relatar Grigori. — ¿Que crimen cometieron para ser llevados al servicio? — Yo no hice nada. — respondió de inmediato Kojiro. — Oh vamos Kojiro, nadie se traga ese cuento. — le reprendió Michel. — ¡Pero es la verdad! — respondió Kojiro algo intranquilo por que se le acuse, Okita le palmeó la cabeza a modo de consuelo. — Gracias Souji. — Estaba persiguiendo a mi rival con un machete. — explicó Okita mientras consolaba a Kojiro. — No use mi espada porque me explicaron que debo tener cuidado en la forma en que la uso y no me dejan sacarla de casa más que para entrenar, igual creo que exageró un poco en la denuncia, el machete ni siquiera tenía filo. — Totalmente justificado tu participación en este grupo. — le aplaudió Buda y los demás imitaron el gesto entre risas. — ¿Prácticas Kenjutsu? — preguntó un sorprendido Kojiro. — Si, estoy entrenando para el torneo del año próximo. — explicó Souji con una sonrisa. — Kondo me dijo que tenía que terminar el servicio comunitario para poder entrar al torneo, entonces me estoy esforzando en venir todos los días y agrupar las horas lo antes posible. — Buen chico. — felicitó Kojiro a lo que el japonés menor le sonrió. — En mi caso uno de mis estudiantes de piano se asustó al encontrar archivos de casos criminales en uno de mis armarios. — empezó a relatar Jack. — Al principio no hizo ninguna denuncia, pero actuó bastante asustado conmigo. Luego su familia lo convenció de poner cargos, se me declaró inocente ya que solo coleccionaba esa información como un hobby, pero encontraron algunos datos clasificados que nunca pudieron adivinar como obtuve y yo tampoco quise explicarlo, quería mantenerlo en el misterio por lo que se me asignó el servicio. — ¿Y como obtuviste esa información clasificada? — preguntó un curioso francés. — Eso sigue siendo un secreto, sir. — respondió con tranquilidad el inglés. — Es algo vergonzoso. — empezó a contar Kintoki. — Pero me encontraron piratería de juegos pagos, al principio me pusieron una multa, pero no tenía el dinero para pagarlo por lo que se me dio como alternativa el servicio comunitario. — La próxima vez ten más cuidado para que no te descubran. — recomendó Buda con un pulgar arriba. — ¿Estamos seguros de que es el supervisor? — le murmuró Souji a Kojiro quien negó con la cabeza. — ¿Que hiciste tu? — Raiden le preguntó a Lu bu. — a mi se me acusó de acosar chicas, aunque solo las estaba conquistando, pero el novio de las chicas dijo que era acoso. — ¿Novio de las chicas? ¿Todas eran novias de el? — preguntó Michel. — Si, tres mujeres para poco hombre, no me parecía justo. — se defendió Raiden. — Respondiendo a tu pregunta... — inició a Lu bu en una pausa donde todos aprovecharon para tomar de sus bebidas. — Para ser sincero no lo entendí muy bien, según se me acusó de participar en carreras de caballos, pero yo nunca hice eso, tengo un caballo al que cuido con mi vida. No tengo tantas horas de servicio comunitario porque las pruebas fueron escasas, pero fue suficiente para ponerme con ustedes, grupo de locos. Todos soltaron una risa ante eso. — Bueno, es el primero que no parece un criminal aquí. — mencionó Zheng ante la mirada triste de Kojiro. — a mi me demandó mi famoso vecino por robarle Internet. — ¿Solo por eso? — preguntó sorprendido el francés. — ¿Que pruebas uso? — Me encontró la Policía en su casa queriendo encender su router. — intentó explicar Zheng, pero de un momento a otro todos estaban riendo. — ¡Oh, vamos! — Lo tuyo pasa de ser criminal a ser estúpido. — se carcajeo Grigori. — Con razón tu vecino viene a burlarse de ti. — ¡El no se burla de mi! — ¿Estas seguro? Podemos preguntarle. — sugirió Michel quien también reía. — ¿Van a esperar hasta la próxima semana para preguntarle? — se burló el chino menor esta vez. — No, iba a escribirle en Instagram. — explicó el francés con una sonrisa. — ¿Lo tienes en Instagram? — Zheng se mostró genuinamente sorprendido. — Si, mira. — Michel le entregó su celular a Zheng para que observe el perfil de Hades que principalmente tenía fotos de este con sus hermanos. — Tiene fotos, no parece del tipo que se saque fotos. — observó Zheng y “sin querer” se le escapó un like. — Está stalkeando a su vecino desde mi celular. — mencionó Michel burlón. — Metanle otra denuncia ahora por acosador. — El epítome del pecado. — Mencionó Souji quien nuevamente consolaba a Kojiro porque nadie le creía. — ¡Yo no perseguí a nadie con un machete! — se defendió Zheng. — No negó que está stalkeando a su crush. — señaló Raiden. — Volviendo a la conversación, ¿que hiciste tu Nikola? — desvío la atención Zheng mientras seguía viendo el celular de Michel. — Posesión de compuestos químicos peligrosos en casa. — explicó con tranquilidad. — ¿Y tu Leónidas? — preguntó Kojiro saliendo de su momento de tristeza. — Fumar en lugares inadecuados para fumar. — ¿Tenemos que fingir sorpresa? — preguntó Kintoki a modo de broma. — ¿Que hizo el enano? — Michel señaló a Simo, pero este no respondió, solo lo miró en silencio. Grigori se levantó de su lugar abrazando por el cuello a Zheng y Michel que estaban uno al lado del otro y les susurró. — Dicen que los callados son los peores. — fue lo que susurró Grigori. — Creo que esos eran los rusos. — se burló Michel también en susurros. — Los franceses también. — añadió Zheng. — ¿Qué hizo Simo? — preguntó Kintoki a Buda quien tenía los registros del perfil de cada uno. — Posesión de armas de fuego sin autorización, no las uso para matar a nadie ni amenazar, pero poseerlas así sin más ya es un crimen. — explicó el supervisor. — Faltan los que empezaron este interrogatorio. — se quejó Zheng dejando de ver el celular de Michel por un segundo. — ¿Que hicieron ustedes? ¿Grigori? ¿Michel? — Acoso por aquí, acoso por allá... — explicó el francés con naturalidad. — ¡Y me acusabas de acosador a mi! — se quejó el chino. — Una cosa no quita la otra. — se defendió el francés. — ¿tu que hiciste Grigori? — Eso... — el ruso se tomó su tiempo para beber un trago de vodka. — Es un secreto. Inmediatamente se escucharon las quejas de todos por eso. — ¿Que hizo, Buda? — le preguntó Zheng al supervisor. Buda miró a los ojos de Grigori un momento y se decidió por decir lo que le pareció más divertido. — El hombre dijo que es un secreto. — fue lo que dijo el hindú. — Además les hago un favor al no decirles. Hubo más quejas y al parecer el ruido fue tanto como para que los demás en el bar se quejaran porque una mujer intimidante que en esos momentos lucia aterradora se les acercó. — ¿Quien está discutiendo en mi bar? — todos se giraron a ver a la enorme mujer quien parecía enojada, pero solo uno la miró con algo que no estaba ni cerca de ser miedo. — ¡Thrud! — dijo un sorprendido Michel. — Solo estamos conversando, yo y mis amigos. — No soy tu amigo. — respondió Zheng de inmediato. — Yo, mis amigos y este extraño de aquí, a el si puedes sacarlo del bar. — ¡No, espera! — Grigori se metió. — Si es nuestro amigo, solo está bromeando por el alcohol. Thrud les dedicó una mala mirada a todos, pero en vista de que solo estaban conversando los dejó ser y se alejó yendo a la barra. — Vaya que es muy intimidante. — murmuró Kojiro algo apenado. — Tiene músculos, ¿será fuerte? — preguntó Souji. — Casi nos echan del bar... — mencionó Nikola. — Casi me echan solo a mi. — corrigió Zheng. — ¿Cuanto creen que tarde en caer a mis encantos? — preguntó Raiden. Todos se voltearon a ver al hombre más alto del grupo con sorpresa por esa pregunta, pero sus gestos no tardaron en convertirse en una sonrisa. Empezaron a darle ánimos a Raiden para que fuera a hablarle a Thrud cosa que el hombre hizo. Todos estaban curiosos observando la interacción con sonrisas traviesas. Al principio la mujer parecía muy disgustada con Raiden, pero al ver la mirada que el hombre le dedicaba ella comenzó a ceder y si bien parecía que discutían, Thrud terminó por despedirse dándole un beso corto en los labios a Raiden. — ¡Hubo beso! — festejó Zheng. — ¡Que vivan los futuros novios! — felicitó Kintoki a lo que Buda aplaudió. — ¡Es el día más feliz de mi vida! — lloraba Grigori aferrándose a Nikola. — ¿Por qué? — preguntó Nikola confundido y algo disgustado con el contacto físico. Cuando Raiden volvió todos lo felicitaron y la noche continuó con tranquilidad.
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