Universidad y juegos
14 de octubre de 2025, 10:00
Zheng despertó con algo de resaca, no había bebido tanto por lo que no fue un problema tan grande, pero si le dolía un poco la cabeza.
Se hubiera quedado en la cama más tiempo de no ser porque recordó que día era hoy.
Tenía que volver a la universidad.
Hizo su rutina de ducharse, vestirse y maquillarse, esta vez si se puso botas y muy listo bajó hacia donde su familia desayunaba.
— Vienes tarde, ayer llegaste a altas horas de la noche. — le regañó Chun Yan.
— Te avise que saldría. — se defendió el hijo mayor.
— Tienes servido el desayuno, coman. — Chun Yan dejó a los hermanos solos un momento.
— Dime la verdad... — Zheng se acercó a susurrarle a su hermanito. — ¿Qué tan patético me vi ayer?
— Te reías como loco, hablaste de una pareja y luego presumiste que ahora tienes el Instagram del vecino. — Chun Ou también susurró.
— Pudo ser peor. — se conformó el chino mayor.
Terminó su desayuno y se despidió de su madre y hermano para partir hacia la universidad.
El camino hacia la estación de tren fue interesante, le era imposible no notar los lugares por los que pasaba y no estaban bien cuidados, lo tomó como una paranoia pequeña que el servicio le estaba generando.
El tren no tardó en llegar y Zheng estuvo todo el recorrido mirando su celular.
Tenía mensajes del grupo al que Michel lo había agregado con los demás del servicio, Estaban repasando lo que había pasado en el bar ayer y soltando chistes. Se entretuvo tanto viendo los mensajes que no sintió el tiempo pasar.
— Estos compañeros no están tan mal. — murmuró para si mismo.
Llegó a tiempo a la universidad y se concentró en su clase, fue un poco más pesada de lo normal por lo que salió agotado de esta.
— ¡Qin, al fin te veo! — Loki llegó a saludarlo con una sonrisa traviesa. — ¿Cómo te va en tu vida de criminal? ¿Ya me cambiaste por alguien que rompe la ley?
— Loki, tu rompes la ley. — se burló Zheng. — Es sorprendente que no estés entre mis compañeros de servicio.
— Jajaja se podría decir. — rio Loki. — Aún así, cuéntamelo todo, con detalles.
— Está bien.
Zheng le contó a Loki todo lo que había pasado en el fin de semana, este lo escuchó con atención viéndolo con una mirada extraña que terminó por ser burlona.
— ¿Crees que si le robo el celular a Brunhilde me dejen ir contigo a servicio? — preguntó el nórdico burlón. — Tal vez se enamora de mi como tu lo lograste con tu vecino.
— Hades no está enamorado de mi. — lo interrumpió Zheng.
— Oh, ¿no es correspondido? — Loki puso un gesto triste y actuado.
— No estoy enamorado de el. — Zheng dijo a lo que Loki levantó una ceja sin creerle. — Es lindo y tiene lo suyo, pero nunca olvidaré que por el estoy metido en este problema.
— Oh, es como en Titanic. — dijo Loki pensativo.
— ¿Que tiene que ver con Titanic? — preguntó el chino confundido.
— Nada, pero pensé que si mencionaba una película que te gusta te darías cuenta de que tu vecino también te gusta.
— Ni siquiera me gusta Titanic.
— ¿Pero tu vecino si?
— No. — El chino estaba por irse molesto cuando Loki lo detuvo.
— Espera, hace mucho no jugamos una partida de nuestro juego, ¿qué te parece si jugamos hoy? — Loki lo siguió, iban saliendo de la universidad.
— No tengo Internet en casa, no puedo jugar. — explicó Zheng. — Me gustaría, pero no puedo.
— Podemos ir a un lugar con Internet, tengo la contraseña de una cafetería cerca de aquí. — Loki intentó convencerlo.
— ¿Jugaremos sin volumen? No podemos hacer mucho ruido en un lugar así.
— Mi idea no era jugar dentro de la cafetería. — murmuró el nórdico.
— ¿Eh?
De alguna manera Loki lo convenció para jugar en un callejón detrás de la cafetería. No es que le gusten ese tipo de lugares, pero no quería perderse el objeto legendario que estaba ofreciendo el juego que le gustaba.
Bromeaban y se peleaban mientras jugaban, divirtiéndose entre ellos.
— ¿Crees que sea buena idea entrar a este túnel? — preguntó Loki refiriéndose a un lugar dentro del juego.
— Vamos, no importa si hay enemigos, yo los mataré. — dijo con orgullo el chino, era realmente bueno en el juego.
— Yo los voy a distraer, cuando intenten atacarme tu dales por la espalda.
— ¡Lo haré! — Zheng se emocionó. — Van a quedar bien muertos.
Sus risas fueron interrumpidas cuando se escuchó el ruido de que alguien abrió la puerta trasera de la cafetería para sacar la basura.
Tanto Zheng como Loki miraron al trabajador del lugar al que le estaban robando internet. Loki sonrió nervioso y no dijo nada.
— Tengo que irme. — murmuró el chino levantándose de su lugar y guardando su celular, Loki lo miró confundido hasta que el trabajador habló.
— ¿Zheng?
— Déjame Hades, solo estaba de paso... — el chino intentó salir pero Hades soltó las bolsas para sujetar el brazo de este.
— Creo que no necesito ser muy genio para saber lo que en verdad estaba pasando aquí. — el griego lo movió para ver el rostro de Zheng quien estaba completamente avergonzado y rojo hasta las orejas.
— Solo estaba de pasó... — volvió a murmurar sin mirar a Hades, solo miraba al costado.
— ¿Puedes dejarnos solos? — Hades le preguntó a Loki quien se levantó para irse.
— Perdóname, no es una infidelidad, te lo juro, sólo somos amigos. — comenzó a hablar el nórdico. — Qin me estaba contando de lo mucho que te ama y lo mucho que desea casarse contigo, estábamos buscando en Internet las reservas para la luna de miel.
Y con eso Loki se marchó del lugar, dejando a un confundido Hades y un avergonzado Zheng.
— ¿Estabas reservando nuestra Luna de miel? — preguntó el griego a su vecino.
— ¡No! — Zheng esta vez si lo miró. — Loki está mintiendo.
— Oh, ¿si era una infidelidad?
— Ni siquiera estamos saliendo. — se defendió el chino.
— Pero lo era. — volvió a mencionar el mayor.
— Yo no sería infiel.
— ¿Entonces quieres salir conmigo? — Hades bromeó con una sonrisa y aunque pensó que era imposible Zheng se puso más rojo de lo que ya estaba.
— No juegues conmigo, solo estaba... — se detuvo un momento. — Usando el Internet del lugar para jugar una partida con Loki.
— ¿Entonces no quieres salir conmigo? — preguntó Hades con lo que según Zheng era tristeza fingida.
— Primero un café, ¿no? — dijo molesto el chino.
— Pues da la casualidad que estamos en un café. — sonrió el griego. — Mi descanso está por comenzar, ¿quieres salir conmigo?
— ... — Zheng lo miró algo nervioso, pero intentó relajarse y asintió. — Está bien.
Si Zheng se esperará algo para este día, sin duda no sería que estaría en una cafetería tan bonita en una cita con Hades.
Pero aquí estaba, ¿algo podría salir mal?