¡Feliz cumpleaños Alvitr!
21 de octubre de 2025, 16:05
Pasaron unos días desde aquella cita.
Su vecino no salía de sus pensamientos desde entonces, ¿para que mentir? Incluso desde antes.
Hades estaba terminando de arreglarse frente al espejo, llevaba un traje claro con una camisa oscura, en su mente se preguntaba si a Zheng le gustaría como se veía ahora. No es que pensara que las apariencias eran tan importantes, pero quería saber que era lo que le gustaba al chino y buscar una forma de llegar a su corazón, hasta ahora había sido muy arisco, pero aceptó su cita y le dio un beso en la mejilla, eso significaba algo, ¿no?
Una vez sintió que estaba adecuadamente presentable se alejó del espejo y guardo su celular, llaves y cartera en sus bolsillos.
Hoy tenía un evento, un cumpleaños de quince años de una amiga de la familia, sus hermanos ya estaban allí, el iba a llegar un poco tarde porque salió muy noche del trabajo, pero aunque sea pasaría a saludar, de igual modo estas fiestas tienen fama de durar hasta altas horas a veces incluso de la madrugada.
Fue a sacar su auto del garage y condujo hasta el lugar que marcaba la invitación, no estaba muy lejos para su suerte, un evento al aire libre, el lugar era hermoso y estaba adornado con decoraciones rojas y luces azules.
Mostró su invitación y lo dejaron pasar, primero saludo a la cumpleañera quien estaba muy feliz, lo regañó por llegar tan tarde, pero finalmente dijo que le alegraba que haya podido asistir. Al menos eso dijo antes de que sus hermanas la llevaran a tomarse unas fotos.
Hades rio por lo bajo y busco la mesa donde se encontraban sus hermanos, pero en su lugar encontró a alguien que le llamó más la atención. Zheng estaba ahí, en una mesa vacía, comiendo algo de pastel.
Hades no lo dudó, se acercó a el quien no tardó en notarlo.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó el griego sentándose a su lado.
— ¿Qué haces tu aquí? — respondió el chino algo sorprendido de verlo en ese lugar.
— Yo pregunté primero. — volvió a hablar Hades. — ¿Viniste a robarte los centros de mesa?
— No soy un ladrón. — el chino se mostró ofendido. — Soy amigo de la cumpleañera.
— Permíteme dudarlo. — dijo el griego analizando las cosas. — Siempre he estado presente en cada cumpleaños de Alvitr y conozco muy bien a su familia, nunca te vi en ningún evento.
— Porque la conozco hace poco. — se defendió Zheng.
— Oh, ¿ella también va a servicio comunitario? — se burló de su situación más reciente.
— Jodete. — respondió con molestia. — No te daré más explicaciones.
— ¿Por que no? Dime, soy curioso. — sonrió el mayor con diversión.
— No te incumbe. — el chino tomó su vaso y se lo ofreció a Hades en un intento por callarlo. — Toma.
— ¿No le pusiste nada raro? — lo tomó en sus manos sin beber todavía. — ¿Me estás drogando? ¿Voy a amanecer sin nada?
— devuélveme mi vaso. — intentó arrebatarselo Zheng.
— No, me lo diste a mi. — negó Hades tomando un sorbo. — Ahora es mi vaso.
— Como quieras. — el chino volvió a comer pastel en lo que Hades bebía el cóctel que le había pasado.
Ambos estuvieron un rato sin hablar, escuchando el ruido de la música fuerte y lenta que había en el lugar.
— Alvitr tiene buen gusto musical. — Zheng rompió el silencio.
— Si. — aceptó Hades. — Por cierto, ¿por qué estas solo en esta mesa?
— Estaba con un amigo, pero se fue a coquetearle a la hermana mayor de Alvitr. — suspiro el chino. — Además no estoy solo, estas tu.
Hades sonrió ante esa observación.
— Me alegra que tengas una buena compañía.
— Ah, que narcisista. — se quejó el chino. — Tu deberías celebrar tener mi compañia.
— Lo hago. — el griego estuvo de acuerdo.
— ¡No se supone que digas eso! — el rostro del menor se sonrojó. — ¿Por qué cuando no estas burlándose me estas coqueteando? Deja de jugar.
— No es un juego. — Hades negó. — Voy muy en serio contigo.
— Si fueras en serio conmigo retirarías la denuncia. — volvió a quejarse el chino.
— Eso no tiene nada que ver, te hará feliz si, pero aprenderás más si tienes la lección presente.
El menor lo miró molesto, pero no respondió, siguió comiendo como si nada ignorando a Hades.
— Oye, tu amigo te está llamando. — dijo Hades viendo hacia un punto fijo en el lugar.
— ¿Dónde? — Zheng miró a donde Hades veía buscando a Loki. — No lo veo.
— Te guiaré. — el griego tomó las manos del chino y lo levantó de su lugar para empezar a caminar.
Mientras Zheng buscaba a Loki con la mirada Hades lo iba pasando por las mesas hasta llegar a la pista de baile donde se detuvo.
— Parece que vi mal, no era el. — dijo el griego como si nada haciendo molestar a su compañía.
— Me trajiste hasta aquí para nada. — dijo molestó, pero cuando quiso irse notó que Hades seguía sujetando sus manos.
— Bueno, tal vez no verás a tu amigo, pero estamos en la pista del baile, ¿Qué tal si aprovechamos y bailamos? — el mayor acercó más a su acompañante.
— ¿Esto fue el plan desde el principio? — el chino entrecerró sus ojos, pero se acomodó frente a su vecino para poder bailar más cómodamente.
— Tal vez. — el griego sonrió y soltó las manos de su ahora pareja de baile y sujetó su cuerpo con delicadeza dispuesto a seguir el ritmo de la música.
— Me parece muy infantil de tu parte hacer tanto teatro solo para traerme aquí. — Murmuró el chino comenzando a bailar.
Ambos se movían lento y bastante pegados, que aunque fuera algo nuevo no le disgustaba a ninguno.
— Si te lo hubiera pedido de forma normal, ¿hubieras aceptado?
El menor bajó la vista ante esa pregunta.
— Probablemente me hubiera negado.
— Zheng, sé que nuestra forma de conocernos no fue la mejor, pero en serio me gustas, mis coqueteos no son un juego, yo quiero estar contigo. — el griego confesó mientras miraba los ojos estrellados de su vecino.
No hubo respuesta. Solo se miraron un momento, mientras el baile se volvía más lento, hasta que dejaron de moverse con la música. En su lugar acercaron sus rostros, hasta que Zheng terminó por unir sus labios en un beso que fue correspondido por Hades.
El mayor abrazó a su vecino con euforia disfrutando del momento que compartían, pero fue el chino quien se separó recuperando un poco de aire.
Fue un momento donde volvieron a verse a los ojos después de haber probado los labios del otro, ambos rojos, ambos agitados, pero con pensamientos totalmente diferentes.
Zheng escondió su rostro en el pecho de Hades y murmuró algo nervioso.
— Hagamos como que esto nunca pasó.
Hades sonrió con tristeza.
— Claro...
Volvieron a retomar el baile fingiendo que todo estaba bien, esta vez Zheng no salió de su escondite y Hades tampoco lo forzó, solo se movían lento intentando igualar el ritmo de la música.