ID de la obra: 647

Castigo virtual

Slash
NC-17
Finalizada
2
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
102 páginas, 30.536 palabras, 24 capítulos
Descripción:
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¡Al rescate!

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Zheng estaba algo mareado con el ambiente del lugar, Afrodita le dijo que lo había invitado porque era muy lindo y una belleza así debería lucirse ante los demás. El chino es muy orgulloso respecto a su apariencia, pero el comentario le hizo sentir incómodo. Intentó mantenerse al margen rechazando a todas las personas que le invitaban tragos. Iba a sacar su celular al sentirlo vibrar mucho, pero los dos anfitriones se acercaron a el. — Oh, Zheng, ¿vienes a mi fiesta para no participar y quedarte en un rincón mirando el celular? — Afrodita fingió tristeza. — Eso es muy desconsiderado de tu parte, ¿por que no vienes a jugar siete minutos en el paraíso con nosotros? — preguntó Hermes amablemente. — Te divertirás Sintiéndose algo presionado Zheng asintió y se acercó al grupo que ya estaba jugando. La botella giró, dejando a todos tensos, algunos queriendo que les tocara con cierta persona específica y otros esperando que le tocara a algún amigo para poder burlarse de el. Ying Zheng estaba tranquilo, no le había tocado y dudaba que eso llegara a pasar por la gran cantidad de personas que había en el círculo improvisado que rodeaban esa botella y varios vasos con alcohol o sus propios celulares. “no sería sorprendente que por producto de su borrachera mañana se pregunten donde quedaron sus cosas” fue el pensamiento del chino segundos antes de que la botella parara en el y uno de sus compañeros, más específicamente Chi You. Chi you era un estudiante que aunque no cursaba la misma carrera que Zheng se lo había cruzado en varios eventos de la universidad, siempre se llevaron mal, Chi you era muy molesto con el. — ¡Te tocó Zheng! Las reglas lo dicen, tienen siete minutos para hacer sus cosas~ La que rompió sus pensamientos fue Afrodita, la anfitriona de la fiesta, quien los guió a los dos a un armario, indicando que entren para estar sus siete minutos solos. Ambos chinos entraron, Chi you con una sonrisa arrogante, como si estuviera feliz con el resultado aleatorio y Ying Zheng completamente fuera de si, sólo se dejó mover por Afrodita sin ninguna intención de pronunciar palabra, no le gustaba, pero era solo un juego. Quizás era el alcohol en su sistema o el hecho de que llevaba tiempo sin salir a fiestas con su grupo de la universidad, pero estaba totalmente incómodo. El clóset se cerró y ambos chinos quedaron mirando al otro con la poca luz que había dentro de ese lugar. El primero en romper el silencio fue Chi You quien movió sus manos a las caderas de Zheng haciendo que este se tensara por completo. — ¿Que haces-? — Son siete minutos en el paraíso, déjame disfrutar del paraíso La voz de Chi you era áspera y de algún modo desagradable, escucharlo hablar sólo hizo que la incomodidad de Zheng aumentara sintiendo de repente el aire que le faltaba en ese lugar, Chi you siguió acariciando su cuerpo en zonas que no le gustaría mencionar y lo acercaba. ¿Si oponía resistencia se burlarian de el? Realmente no quería. El mayor subió sus manos por el cuerpo de Zheng mirándolo con morbo. El no quería. Una vez sus manos subieron fueron a sujetar el rostro de Zheng que por reflejo apartó y Chi You acercó queriendo besarlo. No quería. Zheng puso sus manos entre sus cuerpos e hizo fuerza intentando alejarlo sin mucho éxito porque Chi You también estaba ejerciendo presión para acercarlo. No queri- — ¡Zheng! Las puertas del clóset fueron abiertas y la vista del chino menor fue directamente a quien las abrió, era Hades, ¿pero cómo había llegado ahí? Hades lo atrajo hacia el sujetándolo del brazo y se lo llevó de ahí, de un momento a otro su respiración volvió costándole normalizarla y no tenía que seguir forzando la vista, la cual estaba fija en Hades quien parecía molesto. Habían salido de la casa de Hermes y ahora Hades lo estaba jalando por la calle. El chino estaba algo desorientado con la situación, tanto que no se dio cuenta de en que momento había empezado a llorar. — Hades... ¿por que viniste? ¿Como tu...? — Grigori y Michel me lo contaron. — Respondió el mayor deteniéndo el paso para girarse al chino quien aún no parecía recuperarse. — Y que bueno que lo hicieron, no vuelvas a estos eventos. — Tu no eres mi madre para decirme que hacer. — ¿Tu madre lo permite? — el chino bajó la mirada, la respuesta era obvia. — Escúchame, solo estoy preocupado por ti, eres muy joven para arruinarte así. — ¿Arruinarme? Son mis amigos. — No parecías muy cómodo ahí, no soy experto en amistades, pero no deberían ponerte tan mal. — Hades suspiró, lo menos que quería era poner peor al chico — Estabas encerrado y con tanta presión social, no es un buen ambiente para nadie. — ¡Así es el juego! Yo sabía... Sabía en lo que me metía... — Es un juego horrible. El menor se sintió ofendido, ¿quien era Hades que apenas había llegado hace unos meses a su vida para pensar que sabía como se sentía? Incluso si tenía razón se sentía injusto. — ¡A mi me gusta ese juego! — no sabía porque gritó eso, pero lo había hecho ante la mirada sorprendida de Hades. — ¿por que te importa tanto en que me meto? No te importó meterme una denuncia por una tontería y ahora dices que te importo. — Perdón, no sabía que disfrutabas de aquel juego, ¿entonces quieres volver? La mirada helada que mostraron los ojos de Zheng fue suficiente respuesta para Hades. — Tal vez... — murmuró inseguro de sus propias decisiones. — pero no con esas personas, se burlaran de mi por haberme ido así. — ¿Lo jugarias conmigo? Ya que te encanta el juego... — Lo haría, pero tu odias el juego, sería mucho para ti. — Lo jugaría si es contigo. El chino odiaba que esas palabras le hubieran hecho sentir un calor en sus mejillas. — Entonces hagámoslo... Hades volvió a tomar la mano de Zheng esta vez sin ejercer mucha presión y caminaron en un silencio que por algún motivo no era incómodo hasta la casa del griego. — Si el juego te disgusta puedes admitirlo antes de que lo hagamos, tu casa es al lado, no será muy complicado que vayas a ella. — No me disgusta. “¿Entonces por que tus manos tiemblan?” quiso preguntar Hades reservando sus comentarios para no hacer enojar a su compañero. Ambos entraron a la casa y Hades lo guió hasta un clóset que tenía un poco de espacio. — ¿siete minutos, no? Entra. Fue un momento que se miraran a los ojos como desafiando quien le pondría un freno a la situación. Zheng venía de una mala experiencia, pero no quería darle la razón al griego. Hades estaba preocupado por el bienestar del chino, pero quería que este admitiera que la cosa no le gustaba por su cuenta. Entraron al clóset en silencio y Hades trabó la puerta por adentro, quedaron uno frente al otro en silencio. — ¿Que es lo que sigue ahora? ¿Maestro del juego? — Hay que to... carse... A Hades no le gustó las pausas que tuvo el menor al hablar, pero no dijo nada, en su lugar acercó sus manos al cuerpo ajeno. Zheng cerró los ojos esperando que esa sensación desagradable que tuvo con Chi you volviera, pero Hades no lo tocó de manera incómoda, sino que lo rodeó en un abrazo. — Oh Zheng, eres tan imprudente. — ¿D-de que hablas? Los nervios estaban muy presentes en el más bajo que no sabía porque la sensación no le causaba ningún malestar. — Porque no admites que esto no te gusta. Hades iba a separarse, pero sintió al chino corresponder el abrazo con algo de fuerza. — Tienes... tienes razón, el juego no me gusta... me sentí muy mal en la fiesta, pero ahora mismo... contigo... ¿por que no es desagradable...? Las pausas se debieron a las lágrimas que el chino estaba soltando y aunque el griego estaba sorprendido se esforzó por calmarlo. — Tranquilo Zheng, no tiene porque ser desagradable, yo nunca te haré daño. Hades beso las mejillas de Zheng intentando relajarlo y que dejara de llorar, lo que en parte funcionó, el menor dejó de sollozar y se quedaron abrazados en el clóset mientras Zheng descargaba la emoción negativa que lo había llenado en esa fiesta para reemplazarlo por la paz que Hades le transmitía. ¿Es normal que la persona que te denunció te haga sentir tan bien?
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