Acoso en el centro comercial
4 de noviembre de 2025, 17:25
Quizás decirle a Hades que se verían la próxima semana no fue la mejor decisión.
Quería verlo ahora.
Los días de semana solía estar ocupado con la universidad por lo que confiaba que no habría mucho problema, pero habían cancelado su clase de hoy.
Busco miles de distracciones y no las encontró, de última se quedo mirando por la ventana.
Sabía que por más que observara no vería a Hades, pues este se encontraba trabajando.
O eso pensó.
Por que si vio a Hades salir y pararse en la puerta como si esperara a alguien.
¿A quién esperaba?
Pasaron unos cinco minutos antes de que alguien apareciera, parecía ser una chica con ese cabello largo y rosado, no llegaba a ver su rostro porque llevaba un sombrero grande que le ayudaba a cubrirse del sol.
Todo hubiera estado bien si no fuera porque la “intrusa” abrazo a Hades y se pegó a el.
Lo peor, Hades no la apartó, sino que correspondió el abrazo.
Entonces Qin explotó.
¿Hades tenía novia?
¡Se estaban besando ayer!
¡Había dicho que iba en serio con el!
Tenía que calmarse y confiar en Hades, los celos no son un buen sentimiento y el griego ya le había demostrado más de una vez que si iba en serio con el.
Exacto, tenía que confiar en Hades.
Pero no en esa mujer.
Como ya estaba arreglado salió lo más rápido que pudo de su casa notando que ya no estaban en la puerta sino que habían salido y ambos estaban caminando, ¿adonde iban?
Sabía que estaba mal, pero decidió seguirlos.
Su acoso lo llevó al centro comercial.
Sino fuera porque tanto Hades como su acompañante lucían despampanantes le hubiera sido difícil seguirles con la mirada entre tanta gente.
Los vio entrar a un local de comidas y pedir un desayuno en el segundo piso.
Puso atención a ambos, aunque no pudiera escuchar lo que decían.
Conversaban al parecer y Hades reía con algunas cosas que su acompañante decía.
Hades se veía muy tranquilo, muy simpático, bastante diferente al chico que siempre lo molestaba.
Aunque el solo se había ganado ese trato, tal pensamiento le hizo considerar momentáneamente la idea de que quizás Hades merezca a alguien que lo haya tratado bien desde el principio.
Pero descartó esa idea rápidamente.
No importaba si esa chica era la reencarnación de Jesús, nadie más que el se quedaría con Hades.
Habían dejado de desayunar y al parecer iban hacia su dirección, ¿ahora dónde se esconderia?
Retrocedió unos pasos escondiéndose en donde pasaba más gente, pero como no podía ver lo que tenía atrás terminó chocando con un hombre y ambos cayeron.
— Ah, lo siento. — el hombre se disculpó y le ofreció su mano a Zheng para que pudiera levantarse. — ¿Estás bien?
El hombre era moreno y alto, llevaba una bandana amarilla con la que armaba un peinado particular.
— Estoy bien. — Zheng aceptó la mano del hombre levantándose. — Creo que yo iba algo distraído, es más mi culpa...
— Si, ibas caminando hacia atrás. — resaltó el hombre. — ¿planeabas suicidarte, pequeño?
“¿Pequeño?”
— ¿Por qué querría...? — fue interrumpido cuando el hombro señaló hacia donde caminaba Zheng de espaldas.
Era el barandal de las escaleras.
Si no se hubiera chocado pudo haber caído hasta el primer piso.
— Que forma patética de morir. — volvió a hablar Zheng a lo que el hombre asintió.
— El señor Shiva salvó a un hombre de morir. — una vocecita dulce les hizo voltear la cabeza hacia un joven de baja estatura y el rostro más tierno que Zheng vio en su vida. — ¡Felicidades a ambos!
— Zero, ¿qué haces aquí solo? — preguntó el hombre que ahora el chino sabía se llamaba Shiva.
— Cuando vi que el joven iba a caer me adelante queriendo ayudarlo, por suerte no pasó nada. — explicó el tal “Zero” — Las señoritas vienen un poco atrás.
— No tan atrás. — habló una mujer alta y morena. — ¿Qué hace este joven tan cerca de Shiva?
— Tranquila señorita Durga. — intentó tranquilizar Zero.
— ¿Es esto una infidelidad? — dijo otra chica morena, pero de una estatura más baja.
— ¡Por supuesto que no, señorita Kali! — respondió Zero exaltado.
— Está bien Zero. — lo tranquilizó una mujer de cabello claro. — Siempre estamos dispuestos a recibir a alguien nuevo al harem.
— ¡Pero señorita Parvati-!
Shiva tapó la boca de Zero indicándole que hiciera silencio.
— Tranquilas hermosas. — el hombre puso su mano al centro indicándole a las mujeres que acercarán las suyas y beso a las tres en el dorso. — No estoy en contra de expandir el harem, pero no creo que el joven tenga la intención, más bien, ¿a quién estabas acosando, jovencito?
— A mi vecino... — explicó algo avergonzado de haber sido atrapado.
— El hombre que rescató el señor Shiva resultó ser un acosador. — dijo Zero sorprendido.
— Oye, Zerofuku. — llamó su atención Durga. — deja de narrar lo que está pasando.
— Bueno, debo ir a comprar ropa para mis chicas, ¿quieres contarnos en el transcurso que te llevó a perseguir a tu vecino? — preguntó Shiva divertido. — Tal vez así no te llevemos con el guardia para que te saque del lugar.
— ... — Zheng lo miró con una sonrisa incómoda. — Está bien.
Lo menos que quería ahora era más problemas con la ley.
En el camino mientras compraban ropa Zheng les fue contando su historia con Hades.
No mencionó como se conocieron, ni la denuncia, ni el servicio.
Solo habló de su vínculo y el como lo vio con alguien más.
— ¿Qué que es lo que se me hace familiar? — se preguntó Zerofuku pensativo.
— Entonces estas celoso. — Kali dijo lo que todos pensaban.
— No son celos. — aseguró Qin.
— Está experimentando su primer ataque de celos. — dijo Parvati con una sonrisa. — Aún recuerdo cuando me costaba aceptar a Kali en el harem, ¡y ahora la quiero mucho!
Mientras Parvati le daba mimos a Kali el resto siguió hablando.
— Pero no lo entiendo. — dijo Durga. — ¿Por qué lo tratabas mal en un inicio?
— Bueno... — Zheng se puso algo nervioso. — el me denunció, pero eso no importa.
— ¡Claro, Ying Zheng! — exclamó Zerofuku de repente llamando la atención de los presentes. — Ya sabía que te conocía de algo, eres el que le robaba wifi a su vecino, Buda me habló de ti.
— ¡¿Buda?! — Zheng se mostró indignado.
Al parecer, su supervisor hacia públicos sus expedientes.
O al menos este chico lo sabía.
— Si, el no suele contarme todos los casos, solo los más divertidos. — explicó Zero con tranquilidad. — Cuando me pasó el tuyo ambos nos reímos mucho, sonaba muy ridículo.
Todos a excepción del chino empezaron a reír.
Iba a protestar, sino fuera porque alguien lo sujeto de la cintura.
— Fue bastante ridículo. — Qin reconoció al instante la voz de Hades en su oído. — Pero por muy divertido que sea les tendré que pedir que guarden silencio sobre ese caso.
— ¿Es un secreto o algo así? — preguntó Zero sorprendido.
— Claro, Buda podría perder su trabajo si esto sale a la luz. — explicó Shiva. — Lo mejor es dejarlo por la paz, además, ¡el enano me cayó bien!
Shiva le alboroto el cabello a Zheng con una sonrisa antes de irse.
— ¡No haga eso! — se quejó al chino.
Todos se marcharon a pagar lo que habían comprado en la tienda dejando solos a Hades y Qin.
— ¿Cómo me encontraste? — preguntó Zheng.
“¿Qué tanto escuchaste?”
— Vine a acompañar a Apolo a comprar ropa y al entrar este lugar te encuentro hablando sobre lo mucho que me amas y lo mal que te pusiste al verme con alguien más.
— ¿Quién es? — preguntó Zheng.
— Mi primo. — aclaró Hades — Y déjame decirte que tus celos son muy tiernos.
Tomó las mejillas de Qin y acercó sus labios besándolo.
— Oye oye oye, ¿Hades, este chico está saliendo contigo? — preguntó Apolo entrando en escena.
Era la primera vez que Zheng lo veía de cerca, pero al saber que Hades era familiar de el ya no sentía celos.
Ambos se dispusieron a responder la pregunta.
— Si. — respondió Zheng.
— No. — respondió Hades al mismo tiempo.
Se miraron un segundo.
— No. — respondió Zheng.
— Si. — respondió Hades.
Al parecer, aún había muchas cosas que aclarar.