Sin cargos
10 de noviembre de 2025, 12:00
Zheng quedó muy destrozado esa noche.
Hades se fue.
Lo dejó solo justo después de compartir la cama juntos.
Sabía que era su culpa, su comentario estuvo de más, por lo que se sentía muy frustrado.
Con todo el peso del mundo tomó una ducha y ordenó todo, una parte de el se sentía enojada con que Hades lo dejara de esa forma.
Pero lo entendía.
Y aún así, la carga que llevaba en su consciencia hizo que esa fuera su peor noche en años sin poder conciliar sueño.
Al día siguiente su madre y hermano todavía no estaban en casa por lo que como pudo se arreglo y fue a servicio comunitario.
Llegó algo tarde, pero esperaba lo recibieran igual.
— ¿Zheng? ¿Qué haces aquí? — se acercó Buda sorprendido.
— Sé que llegué muy sobre la hora, lo lamento Buda, pero todavía no se fueron, ¿verdad?
— No Zheng, tu ya no tienes que venir aquí, tu denuncia fue retirada.
Zheng no podía creer como lo que quiso escuchar hace meses terminó por romperle el corazón.
— ¿Qué? ¿Por qué? — preguntó viendo con sorpresa a Buda quien se sintió mal por el.
— Hades retiro los cargos, ya no tienes que venir... pensé que ya lo sabías, ¿no viste el grupo?
— No... No lo vi, no me sentía muy bien. — explicó el chino. — Entonces... ¿no puedo pasar?
— No, lo siento, ahora volviste a ser un civil. — explicó su antiguo supervisor. — Sin cargos.
— Sin cargos... — repitió el chino casi sin vida. — Gracias Buda, siento haber molestado.
— No molestas... adiós Zheng. — Buda observó como la figura del chino se alejaba hasta desaparecer por completo.
Al llegar a su casa, lo primero que hizo Zheng fue limpiar, queriendo matar la ansiedad.
Pero la mirada horrorizada de Hades no desaparecía de sus recuerdos.
Sus memorias de la noche anterior, que debería ser un avance en su relación y algo hermoso se sentía como un retroceso e incluso un final.
Intentó ir a la casa de Hades a hablar con el, pero le atendió Zeus diciendo que Hades estaba ocupado con cosas del trabajo.
Por lo que tuvo que volver.
Su casa ya estaba reluciente, no quedaba rincón que limpiar.
No se sentía de ánimos para estudiar.
Y tampoco quería leer noticias.
Por lo que tomó una manta y se cubrió con ella mientras lloraba en la sala.
Lo dejó salir todo.
Toda su frustración convertida en llanto.
¿Y si Hades ya no quería verlo? ¿Y si lo llamaba mentiroso?
¿Por que insistió tanto en retirar la denuncia si ya había formado amistad con sus compañeros?
¿Por qué se sentía tan mal ahora que no tenía ningún cargo?
¿Por qué su consciencia pesaba tanto?
Al cabo de unas horas su madre llegó con su hermano quienes se sorprendieron de verlo en ese estado.
Chun yan le pidió a su hijo más pequeño que preparará té y se sentó en el sofá a hablar con su hijo quien abrazaba sus rodillas.
— ¿Qué pasó? — preguntó la mujer mientras acercaba una de sus manos a limpiar las lagrimas de quien aún siendo un adulto seguía siendo su pequeño.
— Hades se fue... Fue mi culpa... — decía Zheng entre sollozos. — Fue mi culpa mamá...
— ¿Hades? ¿El vecino? ¿Qué pasó con el? ¿Te hizo algo? — preguntó la mujer preocupada.
Claro, Zheng no le había dicho nada a su madre, quería decírselo cuando fueran una pareja formal.
Apretó sus labios sin saber como responder.
— Zheng, dime que pasó. — rogó la mujer.
Entonces Zheng le contó todo.
Le contó como Hades iba a molestarlo al servicio.
Sobre como sus bromas y molestias se convirtieron en coqueteos.
Como este lo salvó de una situación incómoda.
La forma en la que su molestia por el chico se convirtió en cariño hasta transformarse en amor.
Como empezaron una relación no formal en la cual tenían constantes citas.
Y como dieron el gran paso de entregarse al otro en la cama.
También mencionó el comentario que hizo y como Hades reaccionó.
Chun Yan lo escuchó, no interrumpió y al final suspiró sintiéndose culpable.
— Lo siento hijo, fue mi culpa. — se disculpó la mujer a lo que su niño negó.
— Estuvo bien que me regañaras, no fue tu culpa. — dijo Zheng tomando despacito el té que su hermano más pequeño les trajo antes de irse a su cuarto por pedido de su madre.
— No hijo, si es mi culpa. — intentó explicar la mujer. — Yo le pedí a Hades que te denuncie y también le pedí que no retire la denuncia bajo ninguna condición.
— ¿Qué? — preguntó el chino completamente sorprendido. — ¿Cuándo?
— Desde el inicio. Cuando la patrulla te llevó Hades vino a casa y habló conmigo, me dijo que estaba preocupado, que te escuchó decir que solo habías entrado a robar internet y que si eras capaz de interrumpir propiedad privada por ello no sabía de que serias capaz después. — comenzó a relatar Chun Yan. — Yo propuse que el hiciera una denuncia de la cual tu pudieras aprender, ambos estábamos de acuerdo en que no queríamos que tuvieras cargos por lo que el plan era retirar la denuncia cuando hayas cumplido por el castigo otorgado por la ley. Por eso, antes de que terminaras servicio comunitario le pedí que no retire la denuncia.
— ¿Tu le pediste a Hades que se acercara a mi? — preguntó Zheng sin poder creer lo que escuchaba.
— No. — Chun Yan negó. — el dijo que quería asegurarse de que si cumplieras y me pidió tu dirección, pero solo se la di el primer fin de semana.
— Por eso dejó de venir... No fue por lo del cumpleaños de Alvitr. — recordó la vez que su vecino no fue a acompañarlo. — No era un acosador después de todo.
— Yo no tenía idea de que el seguía viéndote, pensé que todo había terminado ahí, lo siento hijo, de haberlo sabido, le hubiera pedido dejar atrás nuestro acuerdo.
Chun Yan abrazo a su hijo quien correspondió.
— No es tu culpa mamá, siento mucho haberte metido en problemas.
— Tranquilo Zheng, quiero que sepas que yo nunca estuve decepcionada de ti.
Los dos se quedaron abrazados un momento.
Zheng no vio a Hades ese fin de semana, tampoco vio a nadie del servicio, se salió del grupo que tenían en común y el lunes como era costumbre fue a la universidad.
Algunos notaron y señalaron que se veía un tanto apagado, pero el no respondió.
A la salida Loki iba a su lado cuando se encontraron con un grupo grande que al parecer estaba esperando al chino quien sintió su corazón apretujarse al ver quienes eran.
— ¡Zheng! — gritó Michel saltando a abrazarlo. — ¿Por qué te fuiste del grupo?
— Yo ya no tengo que ir a servicio... — intentó explicar el chino pero fue interrumpido por Kojiro.
— Eso no importa, nosotros ya somos amigos, todavía puedes hablar y salir con nosotros.
Todos estuvieron de acuerdo y empezaron a enumerar motivos de porque su amistad era más importante que el hecho de si seguían yendo a servicio o no.
Y con eso Zheng se rompió.
— Tienen razón... — asintió sintiendo sus ojos aguarse.