ID de la obra: 751

Luffy’s Path — “Abordo”

Het
NC-17
En progreso
1
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 63 páginas, 18.478 palabras, 8 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

6 - “¿Luffy?”

Ajustes de texto
Me sentía completamente fuera de lugar. Esto era incomparable con la ciudad superior. Estaban a un nivel completamente diferente. Me era inconcebible la diferencia que existía. —¡No se queden atrás! —nos presionó Masvi, ya que quedábamos embobados por los monumentales edificios y lo rico en turismo que experimentaban aquí abajo. Las calles estaban abarrotadas. De vez en cuando jalaba a Luffy hacia mí pues se distraía y la corriente de gente se lo llevaba. Había gyojines, sí, pero también seres similares a los humanos con capacidades diferentes. Parecían haberse adaptado a vivir a este lugar inusual. Tenían los ojos negros, y no poseían nariz. Sus branquias hacían de eso en su rostro, justo en las mejillas. —Oh, disculpe —había chocado con un hombre al pasar. —No hay problema —me responde amable dejándome anonadada su apariencia sin poder decirle nada más. Sonríe y continúa su camino. —Son los Pirá. Una mejorada raza de humanos —comenta orgulloso—. No pregunten como surgieron, nadie lo sabe. Sólo los aceptamos. Oh, yo quiero eso. ¿Cuánto está? —pregunta a la señora que le extendía en un palillo una manzana cubierta de chocolate. —Luffy... —me inclino hacia él— tengo un mal presentimiento. Se están quedando a vernos mucho otra vez. ¿De verdad pueden reconocerlo tan rápido? —¿Hmm? —lo escucho lejos de mi y volteo a verlo. Está agarrando un montón de dulces de un mostrador —¿Qué dijiste? No escuché —se me queda mirando— ¿Por qué pones esa cara? —¡Es Monkey D. Luffy! —grita alguien a mi lado haciendo que de un brinco. —¿Qué? ¿Donde? —¡Sí lo es! ¡Es él! —¡Oh por Dios! ¡Esto es una locura! ¡Vino a esta isla! —¡Que alguien lo lleve a la zona! —¡Podré conocer su versión doble si me quedo más tiempo aquí! —exclamó una mujer con los ojos emocionados. —¡Estás destinado a tener uno al estar aquí! —un Pirá se aproxima a nosotros y yo doy un paso atrás— ¡Seguro será un doble fuerte, majestuoso, legendario! ¡Un Luffy mejorado! —¡Qué tal si lo absorbe el núcleo y se convierte en el siguiente protector del equilibrio! Yo me quedé helada. ¿De qué diablos están hablando? Me achico al verlos a todos tan alterados ensimismados por Luffy. No... ¿esto era lo que causaba el desequilibrio? ¿La gente realmente venía... deseando crear un doble? ¿Despertar una entidad en el fondo? —Luffy... —lo tomé del brazo. Él no parecía incómodo. Sonreía como siempre. Pero noté que su ceja izquierda se levantó apenas. Estaba atento. —¡Déjennos pasar! —gritó Masvi, abriéndose paso— ¡Él no ha autorizado ninguna creación de doble, idiotas! —¡Eso no importa! ¡Solo por pisar la ciudad superior ya debe haberse generado! —le espeta uno. —¡Este día es histórico! —¡Podremos verlo!¡Podremos compararlo! El caos se desató. Empezaron a discutir entre ellos. Algunos empujaban. Otros hablaban de descender para buscarlo. Gritaban nombres de lo que parecen ser cuevas selladas. Escuché por ahí que alguien mencionó "sacrificio". El aire se volvió más pesado. Más espeso. —¡Luffy, tenemos que salir de aquí! —le susurré. Observó indiferente a la gente rodeándolo mientras seguía comiendo y luego volteó hacia mi. Tragó lo que tenía en la boca. —¿No iremos a lo del Rey? Masvi gritó por ayuda. Guardias con tridentes aparecieron. La multitud se descontrolaba, agitada por su propia fantasía. No estaban logrando contener a la multitud que trataba de jalarnos de la ropa desesperados. Estaban histéricos, fuera de sí. En medio de todo esto, sentí un escalofrío. Algo no andaba bien, no podíamos quedarnos aquí. La gente está demente. Confías muy rápido en los demás hija. Tienes que tener cuidado. A veces tanta amabilidad no es gratis. Tomé su mano y lo arrastré hacia un callejón, esquivándolos a último momento. Escuché a Masvi llamarnos pero decidí ignorarlo. —¡Oye! ¡Edina! ¿Qué pasa? —dice él sin dejar de correr conmigo —¿A dónde vamos? En esta calle no. Tomo un callejón para salir en otra avenida. Puede que aquí... —¿Qué estás buscando? —Vamos a camuflarnos. —¿Camuflarnos? ¿Por qué? —Primero analicemos nuestro alrededor por nuestra cuenta. Luego buscaremos a Masvi. —Así nos tardaremos más en conocer al Rey. —Sí, lo sé, pero... prefiero sacar mis propias conclusiones del lugar. —Mmm, bueno no importa. Si es así como quieres tu aventura. Esto ya no era una simple aventura. Dios, Luffy, ¿dónde demonios hemos terminado? . . . —Gracias. —No hay de qué cariño. Encontramos una boutique escondida entre caracolas brillantes y bioluminiscencias en los ventanales. El interior estaba lleno de ropa flotante en tubos de agua y accesorios con burbujas atrapadas dentro del cristal. Gracias a que traje un poco de dinero conmigo podremos comprarnos un poco de ropa y maquillaje. —¿Quieres un vaso de agua? Te noto ansiosa. —Se lo agradecería. —¿Son ustedes los piratas recién llegados? ¿Los sombreros de Paja? —dice yendo a buscar un vaso bajo su mostrador. Giro a ver a Luffy probándose una peluca —Eh, sí. Le agradecería que no mencione que estuvimos aquí. —No te preocupes cariño — la señora sonríe afectuosamente. Jala la planquita del bebedero que posee para cargar el vaso con agua—. Pero debo decirles que me sorprende verlos. —Sí... bueno... —no sé qué decirle. Yo también estuve en sus zapatos cuando vi a Luffy por primera vez —¿Puede contarnos un poco de la situación acá abajo? —¡Puf! Es un infierno. —exclama y me ofrece el vaso. Se sienta cerca mío —Digo, me viene bien en ventas tanto turismo pero esto esta desequilibrando el núcleo de la isla. Lo sabía —¿Podría hablarnos más sobre eso? Íbamos camino a ver al Rey con Masvi— —¿Masvi? Ese pececito no da un paso sin preguntar primero dónde está la corriente. —¿Masvi era un gyojin? Me bebo el agua—Te sonríe mientras te clava un anzuelo por la espalda. No te fíes, querida. Hará todo lo que esté en su poder para que tengan buena estadía y luego se larguen, así no ven lo que hay debajo de estas lindas luces. —¿Qué hay debajo de estas lindas luces? —Luffy se acerca a escuchar a mi lado. La mujer se inclinó hacia nosotros, bajando la voz como si las paredes pudieran oírla. —Cosas que no deberían tener forma... pero la tienen. Y algunas llevan sonriendo desde que esta ciudad aprendió a respirar bajo el agua. No me gusta lo paranormal si eso es lo que está insinuando. —Ah, no cariño —ríe al ver mi rostro—. No es lo que piensas. No son fantasmas, es energía del nucleo que se acumula y lee tu alma, tomando forma de la gente que llega a la isla. Sólo que... completamente diferentes. Toman particulares tuyas y lo llevan al extremo. Es como verte a un espejo distorsionado. —¡Genial! —dice Luffy. —Parece serlo —aclara rápidamente—. Pero es peligroso. No debes encontrarte con tu doble ni hacer contacto con él, se generan consecuencias catastróficas. Puedes perderte a ti mismo en el proceso si no te conoces lo suficiente. —¿Cómo evitamos encontrarnos con nuestro doble? —No vayan al centro de la isla. Si han ido a la superior y descendido —mi cara debe haberle respondido— bueno, es seguro que ya existen los dobles de ustedes. —¿Cómo se puede estabilizar el núcleo? Suspiró —Lo siento chica. No tengo idea de cómo sería posible. Sólo sé que el Rey estará en contra de que le quiten los ingresos. —¡Pero la gente corre peligro! ¿Qué pasa de los que se encuentran con su doble? ¡Vienen a verlos justamente por eso! —No se acercan lo suficiente, sólo observan desde lejos y luego se largan. Dejando sus dobles rondando por aquí causando caos. Es todo un desastre aquí abajo —se pone de pie al escuchar la campanilla que anuncia la llegada de un cliente— Quizás Leonard pueda ayudarlos, ha investigado sobre el núcleo por hobby y si sabe que ustedes están aquí... hará todo lo que este en su alcance para que mejoren este lugar —se ríe—. Es muy patriótico. Deberían encontrarlo al borde de la zona de los dobles... tengan cuidado. Le daré aviso que irán para allá. —Gracias. —No es nada, mientras puedan hacer algo por nosotros. La mujer regresó al mostrador, dejándonos con más dudas que respuestas. Me quedé mirando mi reflejo en un espejo de cuerpo completo. ¿Y si realmente había otra yo caminando por ahí? ¿Quizás una Edina más valiente? ¿Más rota? ¿Más peligrosa? —¿Estás bien? —preguntó Luffy a mi lado, con un tono poco habitual en él. Más suave, casi serio. —No lo sé —pensé en los posibles asuntos míos sin resolver y suspiré—. Me asusta la idea de encontrarme con algo que me muestre todo lo que quiero ocultar. ¿Y si esa Edina es mejor que yo? —¿Y si no lo es? —Luffy se encogió de hombros—. Nadie puede ser mejor en ser tú que tú. Lo miré, sin saber si reír o llorar. —Además —agregó, sentándose de forma desparramada en un sillón de prueba— si esa cosa no es tú, entonces no tiene la capacidad de decidir como tú. Tus errores. Tu historia. Sólo te está imitando. —¿Y si hasta es mejor que yo en eso? Luffy me observó por un momento, y su sonrisa habitual se desvaneció apenas. —Entonces vamos a encontrarla... y le vamos a demostrar quién manda. No sé por qué, pero esa frase me dio valor. Era una tontería sentirme así. —¿Seguimos con el plan de camuflarnos? —Por ahora sí. Quiero ver cómo se comporta esta ciudad cuando creen que no los miramos. Asintió. Tomé su corbata y la ajusté bajo su mirada. —No te olvides de la peluca —digo acomodándoselo en la cabeza. Pagué por todo y salimos a la calle. Con las capuchas puestas y los colores más apagados, pudimos caminar por callejones transitados por gente que nos ignoraba por completo. El bullicio aumentaba cada vez que nos acercábamos más y los guardias vigilaban con atención a cualquiera con aspecto sospechoso, dando paso a un ambiente tenso constante, como si la ciudad estuviera a un paso de descontrolarse. —¿Es un vallado? —digo mientras nos vamos acercando más. —¡Cuántos guardias! —exclamó Luffy observando nuestro alrededor. Vimos a un niño correr dentro del vallado sonriendo —¿Crees que los que están detrás sean los dobles? —Disculpe —detuve a un hombre con su Den Den Mushi en mano preparado para tomar una foto—. ¿Esos de allí son...? —¡Son los dobles! ¡Y no vas a creer quién se acaba de aparecer! No. No podía ser. —¡El doble de Monkey D. Luffy! ¡Ha venido hasta la valla! Ahogué un grito. ¿Se había generado tan rápido? —¿De verdad? —dice Luffy sorprendido y emocionado—. ¿Hacia donde? —No podemos ir —dije tomándolo de la muñeca. —¡Veámoslo desde lejos! — dice animándome a acercarnos. —No pasa nada —nos calma el hombre—. No pueden cruzar la valla. El Rey se encargó que les sea imposible. Algo me decía que eso no se aplicaría a Luffy. Lo seguimos hasta llegar donde toda la gente estaba reunida impresionada por lo que sea que estuviera en frente. No quiero verlo. No quiero acercarme. Quiero correr. Esto esta mal. Esto no es natural. —Luffy— digo aterrada ante lo que hay frente a mi. —Tranquila, estaremos bien —no sé de donde saca esa maldita confianza para asegurarme eso. Una silueta parada en medio de una plaza seca del otro lado, frente a una fuente rota. No tenía rostro, sólo ojos negros y una línea que parecía ser su boca. Sólo una masa amorfa que temblaba levemente. Pero sus ropas... sus ropas eran idénticas a las que Luffy llevaba hace un rato, antes del cambiarnos. Luffy dio un paso adelante. La figura lo imitó. —¿Ese soy yo? —preguntó, ladeando la cabeza curioso. Por primera vez parecía que al fin se lo estaba tomando en serio. —Creo que es tu doble... —Se ve muy raro. ¿Por qué sonríe así? —No lo sé, pero no quiero averiguarlo todavía. No te acerques —le advertí, tomando su brazo—. Dicen que no hay que hacer contacto. —Pero eso... —murmura nervioso. La figura ladeó la cabeza y aunque no tuviera ojos me pareció que había parpadeado. Como si nos hubiera sentido. Parecía estar escuchando algo porque asentía varias veces. Y entonces habló, con una voz que era la de Luffy, pero más grave. Vacía. —¿Por qué me dejaste solo? Me helé. Luffy se quedó quieto. —¿Por qué dice eso? —murmuró alguien a nuestro lado. —Está reaccionando al real —respondió otro—. Debe estar cerca. —Vámonos —le susurré. Pero él no respondió. —¿Por qué me dejaste ahí...? —repitió la figura, dando un paso más. —Yo... Yo ya...— susurra a mi lado. —¡Luffy! —le grité al oído, tirando de él. Él reaccionó al fin, retrocediendo conmigo. Corrimos por una calle lateral, sin mirar atrás. No sé qué fue eso. No sé qué significaba. Pero por primera vez desde que llegamos, vi miedo real en los ojos de Luffy.
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)