ID de la obra: 752

Ace’s Path II : “Mi vida contigo” — Portgas D. Ace

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
126 páginas, 36.208 palabras, 16 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

“Inquietud”

Ajustes de texto
—¿Puedes activarlo ahora? El estetoscopio cae sobre mi pecho una vez más, no obstante me encuentro mucho más tranquila que la vez anterior por ser la señorita Eugene la que me está examinando. Al activarlo levanta las cejas y sus ojos caen en Ace que está sentado a mi lado. —¿Hay algo que se pueda hacer? — pregunta ante su mirada. —Mmm, tengo que estudiarlo. Es una condición muy rara sin precedentes. ¿Te duele el pecho durante el día? —No, sólo cuando uso mi fruta apresuradamente. Activándolo seguidamente en poco tiempo entre saltos. —¿Cuál es el poder de tu fruta? ¿Estaría bien decírselo? La mano de Ace cae sobre la mía. —Es un poco complicado. Toma asiento frente a su mesa y empieza a escribir en su recetario a la vez que en su anotador. —Describe complicado Aloise. Ace me apretó la mano así que lo miré. Lo veía decidido, apoyándome con los ojos a decirlo. ¿Él confiaba en estas personas o estaba desesperado? —Digamos que... puedo teletransportarme y luego puedo detener el tiempo por cinco segundos. Estoy segura de que no existe esta fruta. Aunque otros la codicien, ésta morirá conmigo. Sus manos se detienen. Sutilmente se sorprende arreglándose el cabello para no mostrarse perturbada. —¿Es eso siquiera posible? —Sólo para mí. —¿Por qué pareces segura de eso? ¿Qué puedo decir? —En realidad no consumí ninguna fruta. Nací de ésta manera. —mentí. —¿Eres de alguna especie o...? Podía ver como se arremolinaban en su mente un montón de preguntas que no sabría qué respuestas dar. Ace me apretó la mano. Iban a cazarme si esto se difundía creyendo que conseguirían esta fruta. No digo nada. Su reacción es peor de lo que imaginaba. Este poder dependiendo quién lo tenga puede marcar una gran diferencia en el mundo. Ahora mismo... sólo soy yo quien lo tiene y no codicio nada más que compartir mi vida con— —¿Hay alguna manera de ayudarla? — le corta Ace. —Jamás se ha registrado que un cuerpo no se adapte al poder de una fruta al menos que sea sintética. Si me dices que naciste así... —me mira un buen rato y puedo reconocer en sus ojos brillos... brillos de recelo. Los mismos brillos de Barbablanca y Shanks. —¿Las que estaba comercializando Doflamingo? —Así es. Veo que están al día con las noticias. — suspira y se masajea la cien. —Estamos por recibir algunas de ellas para analizarlas y ver algún método de reversión. Lo que me descoloca es que digas que naciste así, no tiene sentido. Puede que tu corazón no lo resista por ser interrumpido por los cortos intervalos entre saltos. Tu cuerpo se traslada y queda suspendido por un breve periodo en el espacio lo que hace que tu tiempo se detenga, así también tu corazón. — se lleva la mano al mentón. — No creo que tus cinco segundos sean parte de la teletransportación... Es muy probable que sean los cinco segundos que necesita tu corazón para que vuelva a trabajar normalmente y así mantenerte viva. —Pero puedo moverme durante ese tiempo. —no me gusta como va esto.—¡Tengo mareos y el dolor punzante, pero puedo moverme! —No digo que tu corazón se detiene Aloise sino que bombea erráticamente. No te imposibilita moverte no obstante busca volver a la normalidad. —Trago nerviosa. — ¿Has sufrido un paro antes? —Sí. Hace como dos años y algo. Una vez se desmayó por abusar de su poder. —No puede hacer eso. — le recrimina. — No puedes hacer eso Aloise. Tienes suerte que no se haya repetido. Puede parecer un poder muy útil pero es impredecible y puede costarte la vida. Te recomendaría que no lo usaras. —Sólo sucede cuando lo uso muy seguido. Mientras no lo use apresuradamente creo que está bien. Eugene no parece convencida. —Hagamos la prueba. ¿Puedes transportar a otras personas? —Sólo una. Se puso de pie y volvió a acercarse a mí. Su estetoscopio se regresó a mi pecho mientras la sujeté para saltar. Decido que el destino será frente a su puerta y aparecemos. La veo concentrada durante esos cinco segundos hasta que nos unimos al mundo. —¿Qué piensa doctora? —Quizás la aceleración de tu pulso antes de los saltos es tu cuerpo adaptándose a tu poder. Tu corazón se recupera durante esos cinco segundos... — escucho los pasos de Ace. Abre la puerta detrás de Eugene. —Lo siento Aloise, son las hipótesis que se me ocurren. No quiero asustarte. Es muy delicado, por el momento si no hay razón importante sólo evita utilizarlo ¿está bien? —Está bien. Se nos queda observando sumida en sus pensamientos. —Aloise... ¿Has dicho a alguien más sobre esta habilidad tuya? Su preocupación se transformó en seguridad al llegar a mi. Genuinamente parecía angustiada por mi situación. —No lo saben muchas personas, sólo las de confianza. — No sé si deba mencionar a Shanks. —No se preocupe, soy consciente de la repercusión que puede causar. —Que esto quede entre nosotros. No haré registros de ustedes cuando me visiten. Sólo... — se arregla la bata. — cuídense. Ya saben. —Gracias doctora. — decimos casi al unísono. —Pueden retirarse. Enviaré a Noel si los necesito de vuelta. — veo que se acerca el mismo joven del cual el doctor Craus estaba huyendo.— Oh, justo a tiempo Owi. Estaba por ir a buscarte. —El intendente está pidiendo por usted. Tiene a Elijah en su oficina. —Bien, voy en camino. Lo siento, preciso retirarme. Owi, acompáñalos y no dejes que el doctor los moleste. —Sí doctora. —Nos vemos. — se despide rápidamente dejándonos frente a su oficina con palabras en la boca. —¿Ha sucedido algo importante? — pregunto tratando de averiguar algo. —Eh, pues, no. Sólo una pequeña travesura de unos cadetes. — se ríe nervioso. — Les acompaño a la salida. Luego de eso selló sus labios y no fui capaz de enterarme de nada más. Cumpliendo con su deber, nos despidió en la puerta. —¿Crees que tiene algo que ver con lo de ayer? No me responde enseguida pues lo está pensando. Me toma de la mano mientras vamos caminando. —¿Y si es grave? —No parece serlo. Elijah no se metería en problemas por tonterías. —¿Y si lo hace por Zena? Espero que Elijah y Zena aparezcan hoy en su práctica con Ace. Rodeo su brazo para sentirme mejor y me besa la cabeza. —¿Podrías averiguar qué sucede? Quedé con Ellie para preparar el almuerzo hoy. Llévate a Faber también. —¿Qué comeremos? —Eso está por verse. —Espero aprendas algo de Ellie porque de verdad cocinas horrible. —Oye, nunca necesité cocinar así que no sé ¿de acuerdo? Ya verás que seré mejor. —Ansío verlo. — dice escéptico. — Bueno no importa. Puedo encargarme de ello. — bosteza cansado.— Será mejor que nos demos prisa antes de que Samerah busque echarnos al mar. Hemos estado aquí ya como tres semanas, creo que me voy acostumbrando. —Podría teletransportarnos. Me mira fastidiado. —Sólo camina más... —se detiene a observar un tablero de doble cara plegado en la calle — rápido. Veo el título del cartel sintiendo como Samerah me congelaba los huesos con su brisa. Era un cartel de se busca con Zena y un chico en él. —Trevor. — leo el nombre del otro muchacho. Su rostro... siento que ya lo vi antes. —Es el chico de ayer Ace. ¿Qué vamos a hacer? Voltea a mirar hacia atrás por donde habíamos caminado luego a nuestro alrededor. —No había carteles de ellos antes. — vuelve a fijarse en el tablero. Se deshace de mi agarre y entra en el local de comida del cual pertenece. Lo sigo dándome cuenta al instante que era el local en el cual nos habíamos resguardado por primera vez con Ace en nuestra visita a la isla. —¡Bienvenidos! Aquí tienen la carta. —nos recibe un hombre de unos cincuenta con aspecto cansado. —Si están buscando almorzar tendrán que esperar como una hora mínimo. —Disculpe, acabamos de ver el cartel afuera de los dos muchachos. ¿Por qué los está buscando? —Ah. — dice detrás del mostrador dejando que su sonrisa se desvaneciera. — Mi hijo es Trevor. No ha vuelto a casa y lo último que he escuchado es que se le vio junto a Zena ayer durante la barrida en la mañana. — toma un trapo húmedo y lo pasa por el mostrador. — Pregunté a sus amigos si sabían algo de ellos pero nadie sabe nada. Trevor y Zena son unos chicos traviesos pero nunca habían desaparecido así. —¿Entonces Elijah no los encontró ayer? — pregunto a Ace. —¿Conocen a Elijah? Entonces... ustedes conocen a Zena también. Asentí. —Entrenan con mi esposo. —se le ilumina el rostro. —Ambos pasan mucho tiempo con nosotros pero nunca oí de su hijo. —Entonces son ustedes de los que he oído hablar por Trevor. Quería mi permiso para poder entrenar con usted pero me negué. Dijo Zena que antes eran piratas. Voy a tener una seria platica con ese chico después. —Fue Elijah quien me contó que fueron vistos juntos. Por favor, si llegan a oír algo de ellos háganmelo saber. Toda la familia estuvimos buscándolos ayer por toda la tarde. No podemos salir en la noche y por la mañana decidimos abrir el local. Mi hija mayor los anda buscando ahora pero no tenemos nada. Es muy probable que... —¿Qué es muy probable? — Ace le cuestiona. —Son buenos chicos pero siempre les persiguen los problemas. — suspiró. — Es muy probable que se estén escondiendo. Estoy preocupado. —Duda de seguir hablando. —Buscaré a Noel. Le pediré que nos ayude. —Espera Aloise. Tu ve al barco con Ellie. Faber y yo los buscaremos. —Pero— —Puede ser peligroso si se están escondiendo. Prefiero evitar lo peor. Además creo que no sólo somos nosotros los que los estamos buscando. Debe ser por eso que Elijah estaba en la oficina del intendente. El rostro del padre frente a nosotros se descompone. —Ay Trevor ¿Qué hiciste? —Vamos a encontrarlos no se preocupe. Confíe en mi marido. Mi nombre es Aloise, el de mi esposo Alec. —Gracias. Se los agradezco con todo el corazón. —se remueve nervioso. — Yo... —Trata de no meterte en problemas. Siempre perfil bajo. Me mira fijamente a los ojos. —Por supuesto. No te preocupes Aloise, déjamelo a mi. —Su leve sonrisa me reconfortó y, una vez más, mi pecho daba un vuelco por lo maravilloso que era tenerlo a mi lado. —Te llevaré a nuestro barco primero. —Siento su brazo alrededor de mis hombros y suspiro. Sé que Ace los hallará. Le sonrío de vuelta. —Trevor no puede evitar oírlo todo. — suelta de repente. —¿Ustedes conocen sobre eso no? ¿De esas frutas? Volteamos al mismo tiempo a mirarlo. —¿Está hablando sobre las Frutas del Diablo? — Ace hace la pregunta que no me atrevo a hacer. —Así es. Mi hijo se encontró con una y sin saberlo se lo comió. Fue hace muchos años. Lo mantuvimos en secreto para evitar problemas pues creíamos que podrían encerrarlo o... quién sabe que atrocidades más. No confío en la intendencia actual. —¿Qué habilidad tiene su hijo? —Como dije, no puede evitar oírlo todo. Tiene la audición mejorada. Escucha todo con claridad. No sé hasta qué distancia puede hacerlo. Un momento... Me deshago del brazo de Ace y me voy a mirar de vuelta el cartel de se busca. Cabello negro, delgado, el rostro... —¿Qué sucede? — dice Ace pronto detrás de mi. —Es él. —¿Qué? —Es el chico que te llamó Puño de Fuego la primera vez que vinimos aquí. —¿Era él? No pude verlo ya que me habías tapado el rostro. —Me escuchó llamarte, Ace. Estoy segura. —repaso nuestra conversación de ese día. —Hablamos sobre la fruta de Corazón Ace. Sabe que la tenemos.
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)