“Imprevisto”
11 de septiembre de 2025, 21:17
—Tenemos que regresar pronto —comentó Todoroki preocupado— Hemos perdido ya mucho tiempo estando aquí.
—Sí podría ser evidente que estemos faltando las clases—Yaoyorozu jugó con sus manos.
Bakugo chistó en respuesta.
—Por lo que creo que, Kacchan —dijo tratando de no ponerlo nervioso—, deberíamos aceptar lo que nos dijo Katrina.
Lo miró furioso y en respuesta el peliverde se encogió en su lugar. Midoriya también fue al encuentro con Katrina poco después siendo recibido con la misma decisión de la muchacha. Él más que nadie sabía la impotencia que uno sufría por no poder controlar sus poderes correctamente y la preocupación de cometer un error irreparable.
Aunque Bakugo comprendía los deseos de ella, no podía dejarla allí.
—Mierda —dijo dejándose caer al suelo pensando.
Los demás se removieron preocupados mirándose entre ellos. Convencer a Bakugo iba a ser muy difícil pero de alguna manera tenían que lograr llevárselo, aún si eso implicara tener que arrastrarlo a la fuerza.
—Interesante. ¿Qué hacen un montón de mocosos en este lugar?
Sudando frío todos levantaron la vista al hombre que se encontraba observándolos desde una rama del árbol sobre ellos.
Bakugo divisó las alas de su espalda y le recordó a Katrina.
—¿Quién eres tú? —inquirió gritándole Bakugo, preparándose para pelear.
—Es Hawks, un héroe profesional —respondió susurrando Midoriya fascinado— ¡Kacchan no grites!
—¿Huh? Así que se están escondiendo —se dejó caer al suelo frente a ellos, un poco intimidados por el recién llegado dieron un paso atrás. Excepto Bakugo—. ¿Me van a decir de dónde vienen?
—Somos de la UA —contestó Todoroki de prisa—. Queríamos ver a una amiga que fue trasladada aquí.
—Oh, ya veo. Conocieron a Katrina y la siguieron hasta aquí. Me sorprende que hayan llegado tan lejos, si la escuela se entera podrían ser expulsados.
Sintiendose desafiados por la sonrisa maliciosa se prepararon para dar combate. Expectantes observaron con detenimiento a Hawks que los escudriñaba sin verguenza a cada uno.
—¡Oh vamos! —dijo sonriendoles divertido— Tranquilos, no voy a delatarlos —respiraron aliviados— pero les recomendaría que abandonaran lo que están haciendo y vuelvan a la escuela. Lo que está sucediendo aquí no es un juego.
—Eso ya lo sabemos —respondió Bakugo molesto—. Sólo quiero respuestas.
Hawks lo miró con interés —¿Y?¿Qué es lo que quieres saber que no puede esperar?
—Pues–
—De todas maneras no podría decirtelo porque es confidencial –dijo encogiéndose de hombros–. Tanto ella como todos los involucrados tienen prohibido hablar sobre esto. Ah, fue un error por parte de la escuela haberla puesto en clases. Que haya hecho amigos sólo lo hará inconveniente.
—¿Por qué inconveniente? —Uraraka no estaba de acuerdo—Que tenga amigos nunca será un inconveniente.
—Esa es tu manera de verlo. Ahora ella tiene muchas más razones para sentirse presionada.
Bakugo chistó ante su declaración. ¿Quién se creía para tomar por sentado lo que Katrina sintiera?
—Bueno, ya va a ser hora de que vaya a verla. ¿Quieren decirle algo antes de partir?
Ahora que sentía que lo echaban no se iría tan fácil.
—N-No hace falta, nos retiraremos — confirmó Midoriya y en cuanto terminó su oración oyeron una explosión.
—¿Q-Qué fue eso? — Uraraka giró hacia el ruido.
—Hm, al parecer no son los únicos que han estado por aquí.
Ugh
Katrina comenzaba a arrepentirse de haberse negado a ir con Bakugo. Aunque era un sentimiento inútil ya que todo lo que le había dicho ella era cierto, igual su proposición la había cautivado.
Se negó a volver a sus pensamientos negativos. ¿Cómo se había atrevido a seguirla hasta aquí? ¿Acaso no tenía ningún sentido común en él? ¡Podrían expulsarlo o peor, encerrarlo por todo lo que sabe! Se llevó una mano al rostro y se dejó caer en la cama.
Observó su mano extendida frente a ella y se imaginó volando. Dios, realmente estaba agradecida de que tuviera cinco horas para dejarse llevar en sus emociones y pensamientos sin temer desatar alguna catástrofe.
Observó el reloj y calculó el tiempo que poseía para dormir antes de empezar el día con los sentidos despiertos, con la angustia en la garganta y literalmente, todo el peso en la espalda.
—Buenas noches chicos—susurró al cerrar los ojos y recordar a sus apreciados amigos.
BAM.
El corazón casi se le sale del pecho. Al instante se sentó en su cama.
—¿Qué está pasando? —exclamó para recibir respuestas.
Por un momento pensó en repetir de nuevo, pero la voz de alguien que desconocía la respondió —Al parecer unos villanos lograron localizarnos señorita Katrina. All Might se encargará de ellos.
¿Villanos?
Sintió un escalofrío al oírlo.
¿Estoy segura? ¿Van a llevarme de vuelta? ¿Son mis padres?
Le dio un vuelco el corazón.
¿Mis padres?
No quería volver con ellos, ni con algún súbdito. Prefería estar encerrada aquí. Prefería estar en éste bando que el otro. Prefería vivir su vida sin influir en alguna parte. Preferiría sólo vivir y gastar su existencia respirando.
—¿Deberían trasladarme a otra celda u otro lugar? —se mordió el labio inferior ansiosa—¿Hola?
No se oía nada.
Venían a por ella. Estaba segura. ¿Por quién más?
Maldita sea ¿iba a vivir su vida huyendo por ser un arma? ¿Nunca la iban a dejar en paz? Justo no tenía la fuerza para defenderse del todo. La había gastado todo el día y lo poco que le había quedado lo había usado en Bakugo. Respiró hondo. No podía creer el cansancio que sentía en su rostro.
Se sentó en la cama y apoyó su espalda por la pared. Quería creer que si hacía ejercicios de respiración podría recuperar al menos una mínima parte.
Escuchó ruidos y golpes en el pasillo así que se encogió en su lugar. Apagó sus luces y trató de hacer el menor ruido posible. Quién sabe y pasaban de largo su celda ¿no?
El movimiento frente a su puerta hizo que llevara sus manos a su boca. Dios, podía verse siendo un arma de destrucción para la persona detras de la puerta—
La puerta salió disparada dentro de la habitación impactando los muebles y un espejo.
—¡¿Bakugo?! —dijo poniendose de pie rápidamente.
—Vámonos, no tenemos tiempo— extendió su mano hacia ella.
—Pero... All Might—
—Midoriya se está encargando de eso, sígueme.
—¿Por qué viniste? —lo observó conmovida.
—¡Cállate mierda y vámonos!
Sus piernas flaquearon al dar un paso por el excesivo estrés que poseía por lo que Bakugo la sujetó del codo y la acercó a él.
Katrina levantó el rostro para verlo y sus ojos encontraron los de él. Demonios, a Bakugo le dejó sin aliento lo claro que podían ser y a ella nunca dejaba de impactarla como penetraban esas perlas rojas en su corazón.
—¿Estás bien?
—Estoy muy cansada.
Bakugo le dio la espalda —Súbete.
A Katrina no le dio tiempo de procesar debido a que Bakugo la jaló para sí y la levantó.
—Bien, vamos a reunirnos con los demás.
—Bakugo.
—¿Qué?
No sabía qué decirle. Estaba demasiado avegonzada.
—Disculpa la molestia.
—¿Qué diablos estás diciendo? Ya te había dicho que iba a sacarte de aquí, aunque no me imaginaba arrastrarte así.
Se apegó a él un poco más y se atrevió a abrazarlo mejor por el cuello. Esto realmente era increíble, no pudo evitar sonreír debido a la calidez. Jamás hubiera esperado estar en un escenario así. No sólo porque era él sino por el hecho de ser rescatada y llevada a un lugar seguro. El hecho de que alguien estuviera preocupado por ella no lograba asimilarlo. La desconfianza latía muy por debajo del latido de su corazón, débil pero persistente.
Sólo la estaba ayudando, pero ¿qué demonios era esta inquietud que sentía? No le desagradaba tenerla así de cerca y, por primera vez, tenía tanto contacto con una chica. Lo normal para él hubiera sido arrastrarla a empujones de la muñeca que tenerla en su espaldas con sus piernas y brazos rodeándolo. Lo distraía de su huída sus brazos y manos alrededor de su cuello, tambien su cabeza apoyada sobre él.
¿Por qué sentía la necesidad de protegerla? ¿Por qué sentía el deber de velar por ella? No tenía sentido, la conocía muy poco. Era un sentimiento diferente al ser héroe, era más egoísta y muy profundo.
Quería sacudirla y decirle que dejara de ser terca y fuera con él. Pero ¿por qué con él? ¿qué podía ofrecerle? No estaba seguro sin embargo seguía convencido en que debía de hacerlo.
—Tienes suerte de que aún no nos hayamos ido o la historia iba a ser diferente.
—Bakugo, no puedo corretear por ahí y por seguridad era mejor quedarme.
—Ya lo sé.
Él lo sabía, sólo que lo molestaba cuán resignada estaba con vivir de esa manera. No lo soportaba.
Quizás la terqueza y negatividad a sus dones lo inquietaban y hacían que se preocupase por ella.
—¡Hola!
Bakugo se detuvo unos pocos metros ante el sujeto encapuchado. Éste debía ser uno de los que iban detrás de Katrina.
—¿Qué quieres escoria?
—Entrega a Lady Katrina y no tendremos que usar violencia.
Esa voz Katrina la conocía de alguna parte...
Tenía un antifaz muy raro en el rostro. Ocultaba la parte superior de su rostro pero descendía un poco más hacia sus labios formando una v.
—Primero muerto —sonrió desafiante Bakugo.
La mujer frente a él le sonrió de vuelta. Se llevó la mano al intercomunicador en su oído —Úsenlo.
Escucharon un aplauso cerca de ellos y un golpe seco. Bakugo decidió atacar; en cuánto extendió su brazo contra ella notó que sus explosiones no estaban surgiendo.
¿Qué es esto?
—Bakugo.
—¿Qué sucede? — respondió él a su llamado aún con sus ojos fijos en el enemigo, en alerta.
—El sello en mi espalda desapareció.