“Atracción”
11 de septiembre de 2025, 21:16
—¿Ya son pareja verdad? — preguntó Nobara.
—No creo, pero Gojo-sensei quiere hacernos creer que sí.
—¿Y por qué no lo son y ya? — Itadori metió sus manos en sus bolsillos.
—Idiota, no es tan fácil.
Los tres los observaron al par sentados juntos hablando efusivamente. Gojo tenía su brazo extendido detrás de ella sobre el banco mientras que con el codo en la rodilla posaba su mejilla en su mano. Parecía muy concentrado en lo que Akari-sensei estaba contándole.
A él le encantaba oírla, podía hablar fluidamente y su pronunciación era como la de un nativo. Tenía una forma particular de contar anécdotas o sucesos banales que lo entretenían de sobremanera. Verla animada mientras gesticulaba era muy tierno para él.
Akari era consciente de que se dejaba llevar muchas veces y hablaba de más cuando estaba emocionada, hablaba más rápido y se trababa mucho pero al parecer a Gojo no le molestaba en lo absoluto y se divertía al verla tan alterada.
Satoru no dejaba de sonreír al mirarla así que Akari desvió la vista un poco incómoda. Tenía la venda puesta pero eso no evitaba en que se hiciera evidente que estaba atento a ella y no por lo que estuviera diciendo, es más había estado pegado a ella últimamente. Sí, obviamente este fenómeno había cautivado su corazón, pero no estaba segura de qué tan veraces eran sus bromas, ni qué pensaba de tener una relación. ¿Pero quería ella tener una relación aquí? ¿No pensaba volver? Satoru jamás podría abandonar Japón.
Podía sentir su brazo detrás de ella. Dios, qué hombre tan hermoso. ¿Podría arriesgarse un poco por él? Bueno, ella de verdad estaba convencida de que no tendría arrepentimientos, pero las cosas se complicarían en sobremanera.
—¿En qué estás pensando? — interrumpió sus pensamientos Satoru.
Satoru la vio levantar su mano y presionarle la mejilla con un dedo, dejándolo absorto.
—Agradezco que no tengas las uñas largas porque tendrías que hacerte cargo de dañar este bellísimo rostro. —Tomó su mano mientras sonreía — ¿Tanto te atraje que no podías evitar tocarme el rostro?
Akari sopesó que era mejor no responder y en ese momento se percató que Satoru no perdía la minima oportunidad para tocarla. Levantó la vista y observó a los tres estudiantes sentados disfrutando el recreo corto que se habían ganado.
—¿Tienen una misión?
—Sí, van a tener que viajar un poco para esta.
Itadori conectó con ella y sonrió, ella lo hizo de vuelta. Satoru, que sólo estaba observándola volteó a verlos.
—Chicos, vengan un momento.
Nobara y Megumi se miraron confundidos antes de acercarse a ellos. No es que Gojo les hubiera dicho algo de mantenerse alejados estando con Akari, pero sí era notorio que su sensei intentaba llamar su atención y sólo mostraba interés en lo que fuera ella desde que la veía.
—Akari-san, buenos días —saludó Megumi.
—Hola Megumi, ¿cómo estas?
—¿Ya se siente como en casa sensei? —preguntó Yuji.
Nobara y Megumi se percataron de que Gojo no soltaba la mano de ella.
—Pues nunca me he sentido tan tranquila —respondió animada al ver al pequeño chico de pelo rosa sentarse a su lado.
—¿Qué es lo que más le gusta de aquí? — preguntó Nobara.
Satoru carraspeó orgulloso y todos lo miraron indiferentes.
—Pues las personas con las que me he cruzado son muy amables y hay muchos lugares preciosos.
—¡Sí!¡Sí! Podríamos ir de campamento algún día ¿no le parece?
Vaya eso había escalado rápido. Yuji siempre tenía tremenda energía.
—¡Me encantaría!
—¿Qué dicen chicos?
—Pues a mi no me molestaría.
—Si Akari-san está dispuesta, sí quiero ir —se convenció Nobara.
—Está decidido entonces. ¡Será el mejor campamento de nuestras vidas!
Megumi se cruzó de brazos —¿Tú no tienes que trabajar?
—Tranquilo Megumi, unas cortas vacaciones no harán daño a nadie. Voy a hablar con Nanami y todo se solucionará.
—¡No puedo esperar! — juntó sus manos Yuji de lo maravillado que estaba.
Akari se recordó que tenía al gran Sukuna adentro en su interior y se le apretujó el corazón. Era un niño tan bueno y lleno de vida, sentía tanto que tuviera que verse arrastrado a este mundo negro.
Por segunda vez, se dejó llevar y abrazó a Yuji con un brazo atrayéndolo hacia ella mientras sacudía su cabello. Yuji se sorprendió pero no se alejó, es más lo animó mucho más.
Satoru observó el hecho y sonrió. Esto sólo confirmaba lo que él ya sabía; Akari tenía un gran corazón y lo que no podía conciliar era lo cálida que era ella para toda persona a su alrededor. Muchos mantenían su distancia por prevención de daños, pero ella no parecía tener temor a arriesgarse a querer. Pasó su brazo sobre los hombros de ella y la pegó a su pecho, tirando a Yuji de paso.
Megumi no podía comprender el inesperado comportamiento de Satoru pues nunca lo había visto así en todos los años que había compartido con él con una mujer. Sus ojos escudriñaron a Akari con disimulo; la actitud y personalidad de ella era inquietante y curioso, parecía una caja de secretos interminable. Podía ver la razón del fijo interés de él por ella. A Megumi le agradaba, era una de las pocas personas con quien se sentía muy cómodo a su alrededor.
—¿Qué miras tanto?
—No sé de qué estás hablando — respondió él e ignoró al albino.
—Gojo.
Vieron acercarse a Yaga y el nombrado no disimuló su fastidio.
—Necesito que entregues esto en Kioto.
—¿Qué? ¿Ahora trabajo en el correo?
Yaga lo miró molesto.
—Akari, manda a tu perro a que lo entregue ¿quieres?
—No haré eso.
—¿Tienes un perro Akari-sensei?
—No Yuji, ignora a Gojo.
—¡¿Por qué me llamas Gojo?!
—Gojo —insistió Yaga tendiéndole una carta.
—Sí, sí — dijo cantando y se levantó con fingida dificultad. Sacudió sus ropas y lo tomó de sus manos.—¿Quieres ir a Kioto?
Eso sorprendió a Akari pero los otros tres ya lo esperaban, su sensei definitvamente había perdido el juicio... Si es que lo tenía.
Yaga suspiró derrotado recolocándose los lentes —No tienes remedio. ¿Podrías dejar un segundo a la nueva con los chicos? No se perderá de ti.
Satoru chistó y fue alejándose despacio para luego desaparecer.
—Sepa disculpar Akari, Gojo puede ser muy irritante.
—Lo sé pero ya me he acostumbrado. De cierta forma es algo tierno de él.
¿Está loca? Nobara y Megumi quedaron petrificados.
—¡Gojo sensei es genial! — afirmó Yuji muy feliz.
—Como sea —prosiguió Yaga—, no lo deje estar y póngale limites. Ahora mismo usted ha captado su curiosidad y él es muy persistente a las cosas que lo intrigan.
Akari lo observó extrañada ya que no era común para ella verlo preocuparse por asuntos de los demás —Bueno, está bien.
—Entonces me retiro.
—¿No creen que eso estuvo de más? Akari-san puede manejarlo — se cruzó de brazos Nobara al ver retirarse al director a lo lejos.
—Bueno, claro que puede, pero no sabemos qué se le puede ocurrir a Gojo-sensei. De cierta forma, estoy preocupado.
—Tranquilo chicos, no es para tanto. Se afligen demasiado por mi.
—Es que es la primera sensei que me agrada, no miento — confesó Nobara tomándola del brazo.
Akari se fijó en que Yuji no había dicho nada más desde hace un rato y lo vio pensando muy concentrado —¿Sucede algo Yuji?
—Pues a mí me caen bien ambos, sí sería genial que estuvieran juntos.
Megumi le encestó un golpe en la cabeza —¡Idiota!
Akari sonrió ante su atrevimiento y lo ignoró —¿Vamos por unos helados antes de que se vayan?
—¡Sí! — respondieron Nobara y Yuji festejando y poco después tomando su brazo libre, el pelirrosado la jala emocionado. Megumi los siguió de cerca sonriendo, para él estos días habían sido lleno de paz y alegría, algo que comúnmente no solía durar tanto.
—¿Vamos Megumi?
Asintió ante la consideración de ella, siempre lo hacía formar parte de las conversaciones —Sí sensei.
.
.
.
Ese idiota le había mentido.
Yaga lo había mandado a negociar con los de Kioto las misiones preparadas para él durante esta semana, cosa que él venía postergando ya que no quería ver al viejo decrépito ese una vez más para su tranquilidad. Caminó por los pasillos de Jujutsu, esperando que una cabellera castaña aún estuviera por ahí.
—Maldición —dijo poco después y se sentó frustrado en el banco donde había estado con ella en la mañana. Ya se había ido pues era bastante tarde, si tan sólo hubiera terminado las misiones rápidamente podría haberse cruzado con ella.
Sabía dónde quedaba su departamento pero estaba seguro que a ella le molestaría que él lo supiera y tampoco quería incomodarla. ¿Le enviaba un mensaje?
—¿Gojo-sensei? ¿Qué hace ahí?
—¡Megumi! Qué bueno verte. Estás hecho polvo.
Este lo miró en silencio un momento —¿Está buscando a Akari-san? Ya se ha ido.
Se cruzó los brazos detrás de su cabeza y se extendió por todo el banco —Sí supuse que así sería. ¿Qué tal la misión?
—Nos fue bien. Recuperamos un dedo de Sukuna.
—Bien hecho.
—Sukuna terminó comiéndolo.
—Hmm, ¿cómo está Yuji?
—Lo manejó bien.
—Lo esperaba de unos de mis queridos alumnos —dijo maravillado.
Megumi lo escudriñó con la mirada. ¿Podría Gojo-sensei gustarse de Akari-san? ¿O es sólo curiosidad?
—Hoy Akari-san nos invitó unos helados.
—¿En serio? —en toda la conversación es la primera vez que giraba la cabeza hacia él.
—Sí, Yuji y Nobara no paraban de dar saltos de alegría.
—¿Y tú?
—No soy un niño.
—Eso está claro.
Megumi se llevó la mano a la nuca fastidiado —La pasamos bien, es una buena sensei. Me alegra que esté por aquí, las cosas han cambiado mucho desde que llegó.
Satoru estaba impresionado pues no esperaba oírlo hablar abiertamente del agrado que sentía por Akari.
—Sí, es alguien alucinante —comentó mirando al cielo nocturno.
—Por favor, no lo eche a perder — resopló Megumi sumergiendo sus manos en sus bolsillos y se alejó caminando.
Satoru bajó la vista para verlo caminar —Vaya... ¿Ya está en la edad de darme sermones?
En silencio observó unos momentos el patio con la mente en blanco, luego sacó su celular de su bolsillo y buscó el contacto de Akari. Se detuvo a observar su foto de perfil de ella sonriendo en una foto grupal con sus amigos.
La imagen le dio celos.
¡Hola! Acabo de regresar de Kioto.
Me encontré con Megumi
y me contó que fueron
a comprar helados sin mí.
Qué cruel :(
Suspiró y volvió a observar el cielo. Sí, iba a admitir que su propia actitud lo estaba molestando pero no sabía de otra manera para enfrentarla. Si tan sólo fuera más honesto.
Sintió vibrar en sus manos lo cual lo despertó de su autocrítica y leyó la pantalla.
Akari
¿Qué tal te fue?
Sólo quería animarlos un poco ya que parecían muy nerviosos. En especial Megumi.
La próxima ya podrás ir con nosotros.
Bloqueó el celular en un intento de separarse emocionalmente del mensaje. ¿Qué más podría divagarse para decirle?
Vibró de vuelta y volvió la vista a la pantalla.
Akari
¿Estás cansado?
¿Quieres ir por unas bebidas?
Soltó una risa ante lo patético que se sentía al emocionarse.
¿Me estás solicitando para una cita?
Akari
Ah, te lo preguntaba ya que estaba saliendo para cenar pero si te vas a poner así
Voy a portarme bien, ya me amenazaron.
¿Dónde estás?
Akari
¿Qué? ¿Quién podría amenazarte a ti?
Mándame la ubicación que voy saliendo.
Satoru sonrió y se puso de pie contento. ¿Qué demonios iba a hacer ahora? ¿Cómo iba a accionar con respecto a esto? Hoy particularmente con respecto a los chicos y a ella había sido un buen día, excluyendo las misiones. Hace bastante tiempo que no se sentía así de bien y eso lo ponía ansioso.
Akari miró horrorizada lo que sus dedos acababan de teclear, no podía creerse a sí misma. Se había atrevido a invitar a Gojo Satoru a salir, el Gojo Satoru que no dejaba de ser un intenso con ella para salir o hacer cosas. Esto era un paso a que él se diera una idea por nada.
¿Pero era realmente nada? Soltó un gruñido, era obvio que no. A ella sí le gustaba Satoru, a pesar de sus intentos estúpidos de negarse a sí misma pero ¿qué mujer no lo haría con semejante hombre?
—Ay, soy una estúpida.
Por favor, Satoru no podría verla de la misma manera ¿o sí? ¿Qué tendría ella de especial?
Aún cuestionándose y regañándose, se vio mandándole un mensaje. Se llevó la mano a la frente condenándose por lo que acababa de hacer.
Ubicación
Satoru observó incrédulo la ubicación. Congelado, viendo el pin sobre el mapa, sus seis ojos no podían darle respuesta a sus preguntas.
¿Le había mandado la dirección de su departamento? ¿Acaso ella era consciente de lo que había hecho? Sonrió, al menos ya no tenía que disimular que no sabía dónde era.
Satoru Gojo
Espérame que ya llego cariño.
Fue en ese momento que Akari supo que había cometido un terrible error. Horrorizada y emocionada releyó el corto mensaje que había recibido.
Maldita sea, no soy una adolescente.
Akari
No me digas cariño
Gojo soltó una carcajada y volvió a desparramarse encantado. Ella no tenía ni idea de lo humano que lo hacía sentir, de cómo lograba descolocarlo y maravillarlo al mismo tiempo. Con una sonrisa que podía desfigurarle el rostro, esperó un momento antes de trasladarse.
Megumi lo miraba desde lejos completamente asqueado por su comportamiento tan infantil —Debería darle vergüenza.