“Oportunidad”
11 de septiembre de 2025, 21:30
—¡Dressrosa a la vista! —exclamó alguien pero estaba ocupada manteniéndome firme en mi postura.
—No lo haré.
—Aloise, no seas quisquillosa.
—¡No es eso!
—Comandante, ¿nos acercamos al puerto?
—No. Nos detendremos aquí.
—¿Eh? —todos lo miraron confundidos.
—Iré con Aloise en el Striker.
—¿Qué no lo dejaste en el Moby Dick? —lo encaré.
—No, lo traje conmigo. Ahora vámonos.
—¿No hay una balsa? ¡Iré en balsa!
—Es más rápido así.
—¡Ace! Ya está preparado el Striker —le levantaron el pulgar. Mi ansiedad aumentó.
—¡Gracias chicos! Vámonos.
Vi que se lanzó al Striker y me observó desde allí.
—¿No podemos hacerlo de otra manera?
—Ven, yo te sostengo.
Estaba loco si creía que me podía llevar en sus brazos. No me iba a lanzar desde aquí.
—No me tiraré.
Podía escuchar las risas de la gente del barco ante el espectáculo, sin embargo no eran suficientes como para que la rabia me hiciera actuar.
Ace parecía tranquilo ante mi negativa, lo cual me incomodaba más. ¿Piensa cargarle a una chica en brazos hasta el puerto? Prefiero desaparecer.
—¿Puedes teletransportarte desde aquí?
Cerré mis ojos y la sensación de espacio no lo alcanzaba. Negué.
—Eso pensé. — Saltó de vuelta a nuestro barco justo frente a mí. Tuve que parpadear varias veces de la sorpresa — Sujeta mi sombrero —dice y me lo coloca. En cuanto lo tomo siento sus manos en mis caderas y, antes que pueda reclamar me levanta del suelo.
—¿¡Ace?! — me sujeto a morir de su cuello al sentir que toma impulso para su salto. Grito como si mi alma fuera salirse de mi cuerpo en cuanto tocamos el Striker y él se propulsa para Dressrosa.
Las primeras olas hacen que demos saltos y yo casi me pongo a llorar. Por apretarlo contra mí puedo percibir que está disfrutándolo, me decido a clavarle las uñas y termina riendo a carcajadas.
—¡Sujétate bien a mí!
—¡Ni dudes de eso! — le grito al oído.
—Tranquila, no dejaré que algo te pase.
Con la idea segura de que si hablaba perdería fuerzas, ignoré a Ace mientras trataba de conversar conmigo en el trayecto. Llegando al puerto, detuvo el Striker y saltó al muelle. Me sostuve de él un buen rato abrazándolo por la cintura pues mis piernas no reaccionaban. Él no parecía incómodo.
—¿Ya estás mejor? —pregunta y siento su pulgar acariciarme la espalda.
—Nunca más vuelvas a hacerme eso.
—¿Cómo volveríamos después?
Vete a la mierda. Vuelve a reírse de mí.
—Hemos llegado — dice y observa a los juguetes caminar frente a él. Caían muchas serpentinas sobre nosotros. —Realmente hay juguetes andantes. Entonces...
—Sí. —lo corté antes de hablar del tema que le confesé —Busquemos un lugar donde instalarnos.
Asiente. Nos adentramos a la ciudad en busca de una posada, luego de mucho preguntar nos topamos con una disponible.
—¿Sería una habitación verdad? Enseguida se lo preparo.
—No. — lo interrumpe Ace— Nos gustaría habitaciones separadas.
—Oh —dice y nos observa a ambos de pies a cabeza. Lo ignoro observando las decoraciones — pues sólo tengo una habitación libre. Es temporada alta.
Ace me observa de reojo y suspiro. —Está bien. Él dormirá en el suelo.
—¿Eh?
—Tu castigo por traerme en el Striker así.
Entramos a la habitación y damos con que es bastante espaciosa. Dejamos nuestras cosas a un lado y nos sentamos en las dos sillas que hay cerca de un escritorio.
—Tienes suerte que no tenga problemas para dormir.
—Tú te duermes en todos lados. Igual podrás dormir en la cama ya que en la noche saltaré a la habitación de la princesa — aún faltaban horas para que fuera de noche.
—¿Ya lo harás esta noche?
—No hay tiempo que perder. Necesito saber si lo que pienso hacer es posible.
—Iremos—
—Tú te quedas aquí. Eres demasiado famoso y reconocible, vas a hacer que la familia de Doflamingo actúe.
Se cruzó de brazos —Quiero acompañarte lo más cerca posible para entrar en rescate en caso necesario.
—Entonces te pondrás una remera y dejarás tu sombrero.
—¿Por qué mi sombrero?
—Es muy singular.
—Creí que te gustaba.
—No tiene nada que ver.
—Bueno, lo dejaré aquí. — dice y se lo quita. Luego busca en su mochila —Sé que tengo una remera por aquí.
Me vuelve a golpear que esté llevándome tan bien con Ace y que hasta me escuche. Siento que se abre paso en mi cierta timidez respecto a él. Creo que es porque estamos en una sola habitación que mi mente está por todos lados.
—Ace.
—¿Hmm? —murmura mientras lo veo sacar una remera arrugada. Se la pone y no puedo evitar reírme de él. Tan raro no verlo semidesnudo.
—Gracias por venir conmigo otra vez. Por darte el tiempo.
—No es nada.
Me acerco a él a sacarle una serpentina y él se queda duro. Cuando ve qué se lo saco se relaja.
—¿Qué pasa? ¿Estás nervioso? —me reí.
Toma mi muñeca y con la otra mano se alisa la remera.
—Vaya, qué practica. —digo admirando cómo se transformó a sí mismo en plancha.
Me jala de la silla hacia él y lo detengo poniendo mis manos en sobre sus hombros. Parpadeo varias veces al verme sobre él entre sus piernas abiertas en la silla, con mi cabello de cortina para el encuentro de nuestros rostros a una distancia peligrosamente corta.
—No te burles de mí. — dice con sus ojos fijos en mí y su voz serena me agita el corazón.
—Sólo te quité una serpentina, Ace. —me arrepentí pues la mía salió entrecortada y se lo mostré.
Paso de mí a mi mano y luego de vuelta a mí. Tomó la serpentina y se puso de pie, tuve que hacerme para atrás pues no se separó de mi rostro hasta enderezarse.
—Voy a buscar un lugar para comer. Espera a que esté aquí antes de saltar.
—Sí...
Con eso dicho lo veo salir de la habitación.
¿Qué fue eso?Me llevé la mano al pecho tratando de calmarme. ¿Me estaba advirtiendo de que no lo pusiera a prueba en una situación así? Pero no era mi intención. Sólo quería sacarle la serpentina.
Me llevé las manos al rostro.
Afuera en el pasillo, ya un poco más lejos de la puerta, Ace observó la serpentina en su mano.
—¿Se encuentra bien? — un señor se le acercó al verlo estático.
—Sí.
Con curiosidad, el hombre observó su mano extendida y comprendió al instante —¡Oh! Se está lanzando por toda la ciudad. Al parecer habrá un festival dentro de dos días. ¡La gente está muy emocionada! Espero usted la pase bien.
Ace en ese momento se dignó a mirarlo —Ah, gracias.
—No es nada. Que disfrute su tiempo aquí. — se despidió.
Volvió a mirar la serpentina y suspiró.
Esto se está complicando para mí.
Aún habiendo pensado eso, no le desagradaba para nada el hecho.
Guardó la serpentina en su bolsillo y se dirigió a la salida.
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—¡Regresé! Te traje algo.
La buscó por la habitación hasta que la encontró dormida en la cama. Parecía estar durmiendo plácidamente. La había dejado bastante tiempo sola.
Dejó la comida sobre la mesa y trajo la silla cerca para poder verla. Era muy bonita aún babeando sobre la almohada.
—¿Quién pensaría que eres suicida? — dijo cruzándose de brazos.
—¡Ah! — desperté y me enderecé al percibir una voz. Había tenido un sueño super raro. Ace sonreía a mi lado.
—Buenas noches, veo que preparaste las energías para hoy.
—¿Hace cuanto estás ahí?
—Acabo de llegar. Te traje comida. — dijo levantándose para enseñárselo.
—Gracias, me muero de hambre. — me salí de la cama y me senté junto al escritorio. Él vino poco después a acompañarme.
Tomé uno de los pollos fritos que había y lo saboreé. ¡Ah! Es hasta más delicioso que un KFC.
—Al parecer habrá un festival en la ciudad dentro de dos días. ¿Quieres ir?
—¿De verdad? Pues sí, vamos.
Al fin sonríe. Parecía estar nervioso hace unos momentos.
—¿Qué tal la ciudad?
—Todos se ven felices. Es bastante bizarro.
—Lo entiendo. También me perturba un poco por lo que preferiría no salir mucho. —Se me queda viendo— ¿Qué?
—¿No te parece que eres muy miedosa como para hacer esta clase de cosas arriesgadas?
—¿Disculpa?
—Estoy siendo sincero, sin ganas de ofender.
Lo analicé un momento y no parecía estar mintiendo —¿Quién más lo va a hacer si no soy yo? Debo impedir esto.
—¿Impedir?
—No vas a sacarme información Ace.
—Ahora sé que lo haces para impedir algo. Con eso es suficiente.
Eres increíble.
—Creo que ya va siendo hora de saltar.
—¿Tan temprano?
—Son las nueve. No creo que sigan allí.
—Salta a las once. Necesitas comer algo y tranquilizarte un poco.
Le achiné los ojos y seguí comiendo mis alitas de pollo. Hicimos pasar el tiempo conversando y divagando.
De verdad entiendo que sea peligroso, me da temor, pero no esperaba que Ace estuviera tan sobreprotector con este tema.
—Deséame suerte —le digo cerrando los ojos haciendo contacto con la isla.
—Éxitos. La suerte es para débiles.
Le negué la cabeza divertida.
—No te olvides de nuestro trato. Quiero ver la navaja.
—Bien. Nos vemos.
Salto a la imagen presentada en mi mente y cuando veo las paredes frente a mi, mi estómago se tensa. Esta fruta se llevaba lo mejor de mí.
Mansherry se veía asustada a unos pasos de mí. Tenía los ojos llorosos mientras abrazaba sus piernas en posición fetal.
—¿Q-Quién eres? ¿Qué haces aquí?
Me arrodillé frente a ella y me incliné, no quería verme intimidante debido a mi tamaño y la extraña situación. —Buenas noches Princesa Mansherry, disculpe por molestarla a estas horas de la noche. Soy Aloise, vengo de muy lejos y necesito hablar con usted. — Siento tanto no poder ayudarte.Lo siento.
Pestañeó varias veces alejando sus lágrimas —¿Haz venido sólo por mi?
—Así es. Lamento no poder ayudarla en este momento, pues no poseo la fuerza para hacerlo pero no dude que pronto llegará su salvador.
—¿Salvador? —dice confundida— ¿Hablas de Leo?
Asentí con una sonrisa. La princesa lo quería aunque Leo era bastante ciego para verlo.
—¿Conoces a Leo? ¿Cómo está él? —dijo poniéndose de pie.
—Está bien su alteza. Vendrá a buscarla cuando sea el momento, sólo le pido que sea paciente.
No quería divulgar nada pues conociendo el comportamiento de los Tontatta podrían tener un desliz al hablar y podría causar una divergencia.
Ella asintió. —Gracias por decírmelo Aloise. Me siento mucho más tranquila.
—No hay de qué.
—Pero ¿qué necesitas de mí? Es muy peligroso que estés aquí.
—Eh, pues verá princesa, yo... — debo ser bastante clara para que pueda ayudarme— tengo un amigo importante para mí. Es un poco imprudente lo cual lo mete en problemas pero es un muy buen muchacho. Y quiero ayudarlo.
—¿Es muy importante para Aloise?
—Sí, lo es. Y pues... por una pelea mi amigo saldrá bastante herido y quisiera saber si es posible curarlo. Es por eso que vine junto a usted.
La princesa Mansherry me miraba fijamente y me dio la sensación de que no había escuchado nada de lo que había dicho.
—¿El amigo de Aloise es importante para ella como Leo lo es para mí?
—¿Eh?
Dio unos pasitos para mí —¿Aloise quiere a su amigo?
La pregunta inesperada y mi silencio posterior a ello me dejó en evidencia. La princesa se llevó sus manos a sus mejillas cautivada y enternecida —¡Lo es! ¡Aloise tiene su propio caballero!
—Sólo quiero ayudarlo —tartamudeé. No era fácil para mi sobrellevar que mis sentimientos sean expuestos, pues preferiría enterrarlos para mí.
—¿Qué es lo que le sucede a tu amigo?
¡Olvidé de enviarle la daga! —¡Espere un momento! ¡Debo informarle que estoy bien!
Tomé la daga de mi bolsillo y visualicé la habitación en mi mente. Podía ver borrosamente a Ace con los brazos cruzados de pie donde me había ido. Envié la daga y corté la conexión.
Suspiré aliviada. Un minuto más y Ace hubiera destruido todo a su paso hasta mí.
—¿Está esperando a que vuelvas?
Asentí —Lo dejé sólo por un momento y no quiero que piense que estoy en peligro.
Sonrió —Veo que también te quiere mucho.
Carraspeé —Princesa, necesito hablar sobre su fruta del diablo.—dio un brinco de la impresión— Sé que tiene las habilidades para curar prácticamente todo, es por eso que vengo junto a usted. Por favor, quiero ayudar a que él se recupere. Se lo ruego.
—Bueno... ¿Qué le sucede?
—Debido a una fruta del diablo, en una pelea será atravesado en el pecho y lo cual lo llevará a su muerte. La fruta del diablo tiene la propiedad del uso del magma, lo cual al atravesarlo...
—Pero... ¿Esto aún no sucedió?
Negué. —Antes de que suceda, necesito saber si sus poderes pueden ayudarlo. —volví a inclinarme para ella —Por favor, necesito su ayuda. ¿Puede usted recuperar los daños internos y salvarlo?
Digame que el Kenpopo puede lograrlo. Por favor.
—Siendo honesta... no estoy segura. Siendo una herida así de grave, probablemente deje algunas secuelas pero... puede que sea posible salvar su vida.