ID de la obra: 757

Ace’s Path I — “Cambiaré tu destino” — Portgas D. Ace

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
181 páginas, 50.533 palabras, 25 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

“Festival”

Ajustes de texto
Volví a despertar al mediodía luego de haber vuelto de mi encuentro con Mansherry. Ace había hecho caso omiso a mi petición de que me dejara dormir tranquila ya que se encontraba a mi lado descansando cómodamente con su brazo encima de la sábana sobre mí. Podía entender que estuviera preocupado... pero no me daba mucho espacio personal ni paz a mi corazón. —Ace, hey, despierta. Presionó su brazo atrayéndome a él mientras abría los ojos somnoliento. —¿Qué? —¿Podrías darme más espacio? —Lo siento. —dice pero no parece avergonzado. Voltea y continúa durmiendo. De verdad que le gusta dormir. Traté de salir de la cama con todas mis fuerzas ya que el dolor de la práctica se hizo presente como esperaba. Me arrastré al mismo restaurante y repetí las mismas comidas. Ya tenía el primer barril lleno lo cual me había subido bastante el ánimo. Sólo faltaba uno más. ¡Uno más y lo urgente estaría hecho! —Buenos días —dice un chico sentándose al frente mío. Era bastante alto, rubio y de ojos marrones. Tenia un poco de pecas y parecía muy confiado en sí mismo. Era guapo... y se notaba que lo sabía. Me sentí incomoda al instante. —Disculpa... ¿te conozco? —No, pero te he visto ayer aquí. ¿Hoy también esperas a tu novio? ¿Por qué me tocaba hoy un tipo atrevido en mi día bueno? —Lo siento pero me estás molestando. Sonríe —No era mi intención. Sólo sería una lástima que estuvieras aquí sola. Toda mi vida estuve sola, no necesito su compañía. Resoplé. —No necesito compañía. —sonreí. Teniendo en cuenta lo de ayer, Ace no tardaría en llegar. —Vamos. ¿Aunque te invite lo que quieras? ¿Prefieres un postre? Lo ignoré y seguí comiendo. Apoyó su mentón sobre sus manos. —Es de mala educación poner los codos sobre la mesa —dije y me maldije por darle conversación. —Oh, lo siento. Pensé que no te importaría. ¿Eres una noble o algo? —Sólo es educación —ya deja de hablarle. —¿Quieres decirme que no tengo educación? —Te corregí sólo en eso, no seas tan sensible. Supéralo. Pude ver que lo molestó.Maldición.Era costumbre mía hablarle mal a los que me intentaran ligar. En One Piece parecía que todos eran muy temperamentales. —¿Qué podría saber una mujer como tú? —Más que tú al parecer. — al diablo, no lo soportaba más. Me pareció que iba todo a camara lenta. Lo vi ponerse de pie y sujetarme del brazo, haciéndome inclinar sobre la mesa. Hice una mueca por el cuerpo adolorido. ¿Y este quién se creía para tratarme así? —Suéltame imbécil. La gente comenzaba a cuchichear a nuestro alrededor pero nadie se acercaba a hacer algo. Me solté de su alargue y me alejé de la mesa. Fui directo a la barra a solicitar mi cuenta. Sentí cómo volvía a darme la vuelta para que lo enfrentara. —¡Ya suéltame! —veo a Ace entrar por la puerta buscándome con la mirada. —Será mejor que me dejes en paz si no quieres problemas. Sus ojos caen sobre mí pero el brillo que tenía al verme desaparece al ver la mano del muchacho en mi hombro. —¿Crees que voy a tenerte miedo? —Es a mí a quien deberías tener miedo —dice Ace detrás de él. El tipo voltea y Ace no duda en empujarlo con fuerza que logra que me suelte y se aleje unos pasos. —No la vuelvas a tocar, cerdo. —Y luego se pone frente a mí. Se puso de pie y nos observó con odio. Esos ojos y el sentimiento que me transmitió eran obvios: odio y furia. Aunque inútil, pues Ace lo haría cenizas apenas intentara algo. Pagué la cuenta y me dirigí a la salida. Ace me seguía sin perderlo de vista. —¿Qué fue eso? Me encogí de hombros —Un admirador. Su cara fue como meterse tres limones en la boca —Ugh. Patético. Entrecerré los ojos —¿Quieres decir que no soy bonita? —Claro que lo eres. Que haya creído que forzándote lograría algo es lo que me divierte. Asentí. Acababa de admitir que le parecía bonita. —Bueno, caminemos un poco antes de ir al barco a practicar. No será largo hoy para que tengas energía para esta noche. —¿Esta noche? —Sí. Iremos juntos al festival. ¿Recuerdas? Cierto. Tenía razón. No lo había olvidado, sólo se me había pasado un poco... —No puedo estar en el festival hasta tan tarde, Ace. —Lo sé. Por eso iremos temprano. —dijo y pasó su brazo sobre mis hombros. Sonreí. Pasé mi brazo alrededor de su cadera caminando con él a mi lado. Su risa al intentar seguirme los pasos valió la pena. Como había dicho antes, Ace últimamente no me daba mucho espacio. Desde que entrenamos juntos ayer y dormimos adquirió la confianza en tocarme más, lo cuál era un contraste notable a antes que se mantenía alejado de mí en el Moby Dick. La ciudad estaba llena de energía. Mercaderes gritando ofertas y personas bailando esperando un poco de la solidaridad de las personas. Podía escuchar música y tambores a lo lejos que camuflaban el dolor y las palpitaciones en mi pecho. Estaba muy emocionada por esta noche, estaba segura que lo pasaríamos bien. —¿Debería comprarte una camisa para esta noche? —dije divertida. Enarcó una ceja —¿Es necesario? —Creí que estarías más cómodo con una. —Tienes razón. La remera hace que me ahorque el cuello. Me reí de él mientras me aplastaba a su pecho que vibraba de su risa. Desearía que siempre sigamos así, juntos y sin temor. Fuimos de compras juntos y luego volvimos a la habitación para descansar antes de salir. Decidimos no entrenar por hoy. Si entrenaba de vuelta iba a morir de dolor y quería pasarla bien. Al menos había conseguido beber algo que calmara el dolor. Ace me dio espacio y yo tan solo lo acepté de buenas maneras. Se mantuvo a su lado de la cama. . . . —¿Ya estás lista? — habló desde la puerta. —¡Un segundo! — me estaba colocando un labial que había comprado. Me alejé del espejo para verme. Un vestido suelto y el pelo recogido, plus el maquillaje. Estaba lista para la noche. Me guiñé a mi misma antes de abrir la puerta.

Ace ya estaba listo con una camisa y short vaquero. No había mucho cambio en él pero que estuviera prolijo y con prendas que le había comprado me hizo sentir emocionada. De pie cerca de la cama me observó de pies a cabeza, se pasó una mano por el cabello nervioso, haciéndome morder mi labio inferior. —¿Qué te parece? —Estás... muy bonita. —Tu también —dije y una sonrisa ladina apareció que trató de ocultar. —Claro. Vámonos. Tomó su sombrero antes de salir que se lo quité al instante y lo lancé a la mesa antes de cerrar la puerta. Salimos a la calle y fuimos recibidos a una fiesta. Una multitud de gente transitaba frente a nosotros con globos, gorros y trajes. La música inundaba cada rincón de la ciudad. Las serpentinas volaban y se esparcían con el viento a la vez que el sonido de las trompetas que se oían a lo lejos. La gente reía y bailaba disfrutando del ambiente. —Wow, increíble. —digo asombrada. La realidad de la ciudad volvió a golpearme en el corazón pero tuve que ignorarlo con todas mis fuerzas. Pero el corazón arremete más contra mí cuando la mano de Ace se desliza sobre la mía y las entrelaza. No puedo evitar tragar con dolor y respirar profundamente, dejándome en evidencia. —Para no separarnos. —murmura Ace evitando mirarme. Asiento.Quiero estar más cerca suyo. Antes de que diera un paso, me atrevo a abrazarlo del brazo. Se paraliza un momento antes de seguir caminando. Fue lo correcto, era muy difícil movilizarse entre la multitud. Encontramos una calle principal mucho más tranquila y permanecimos allí observando los puestos. La atención de Ace caía sobre la comida y la mía en los juegos. No tenía problema en comerse lo que se le ponía en frente, lo cual me daba mucha risa. También me había ayudado en un juego de disparos, disparando élinadvertidamente para hacerme ganar. Cosa que después pude percatarme al ver la diferencia de impresión en los objetivos lo regañé. —Ten —dijo compartiendo la bebida que habíamos comprado. —¿No quieres más? —Es muy dulce para mí. Reí ante su mueca de disgusto y me lo bebí completo. Él abrió la boca de la sorpresa. —¿Eres tolerante al alcohol? —¿Quiero creer que sí? Negó con la cabeza. —Me alegra haberte hecho comer antes de comprarte esto. Lo codeé divertida —Vamos, aún falta bastante para saltar. No va a afectarme tanto. —Si tú lo dices. Percibí a tres personas observándonos y hablando en voz baja. Sus ojos pasaban de mí a Ace. Tenía el sentimiento desde hace bastante tiempo de ser observada. —Ace. —dije mirando lejos de allí—Hay un grupo de tres a mi derecha que nos han estado mirando desde hace rato. —Sí, lo noté. Mejor salgamos de la calle. Tomó mi mano con mucha más confianza que antes y caminamos un bloque más antes de girar para un callejón. Me sujetó contra él y dio un salto hasta el techo. Vimos a los tres girar y buscarnos con la mirada. Antes de que miren hacia arriba Ace me estiró para alejarme. —¿Te habrán reconocido? —Es probable. —Ace, si te reconocen esto se volverá peligroso. Doflamingo podría venir por ti. —No saques conclusiones apresuradas. Esa gente ni estaba segura de que era yo. —Mejor evita usar tus poderes. Si lo haces te reconocerán al instante. Suspiré. Lo último que quisiera es ver a Satanás en persona. Me acerqué a él en busca de seguridad. Observaba de reojo mis movimientos. —Lo siento. Fruncí el ceño —¿Por qué? —No podrás disfrutar del festival por mi culpa. —¿Qué dices? Que lo comparta contigo hace que lo disfrute. —Apoyé mi cabeza sobre su hombro. No me respondió pero su cabeza se apoyó contra la mía. —¿En serio disfrutas mi compañía? ¿Por qué me preguntaba eso? Ah, es verdad. Es el miedo primario de Ace. Lo que siempre lo persigue. —Mmhmm. ¿Tú disfrutas la mía? —Sí. —Me alegra. —Aloise. —Dime. Esperé que dijera algo pero se mantuvo en silencio. Tampoco quería presionarlo. —¿Qué piensas de ir a un lugar alto para ver la ciudad? Ya no necesitamos recorrer los puestos. —me alejo para mirarle. Él me sonríe débilmente —Sí, está bien. Vamos. Me gustaría ir al campo de flores pero nos pondríamos en peligro por nada. Además nos tomaría un montón ya que no puedo teletransportar a Ace. —¿Qué tal desde ése edificio? — señalé uno. —No hay problema. Te llevaré ahí. —Sin poderes. —No hay problema. Se pone de pie y me da la mano para ayudarme. Al tomarla de un tirón me lanza sobre sus hombros. Evito gritar y me sujeto de su cuello. —Ya me estoy acostumbrando. — y antes que se me ocurra una réplica empieza a correr y saltar por los edificios. Llegamos y me baja despacio. Me doy la vuelta arreglándome el vestido y el cabello. Él vuelve a tirarse al suelo. —Aquí se siente mucho mejor. —La brisa fría nos acunó con dulzura y Ace parecía estar disfrutándolo. Me volví a sentar a su lado observándolo. Se quitó la camisa poco después y se sentó con los brazos para atrás. Después volvió a poner sus manos hacia delante en sus rodillas. —¿Qué me ves tanto? Me reí. —Aloise, basta. —¿Qué? —Me estás poniendo nervioso. —Me gusta verte. —Te estás burlando de mí. —Claro que no. —Ya deja de mirarme. Volví a reírme. —Bueno, lo siento. —Volteé para otro lado. —¿Estás a gusto aquí? —Sí, me siento —al girar a verlo me detengo en seco al verlo inclinado hacia mí —bien. —Me alegra — dice con la voz ronca en mi oído. Lo empujo y eso hace que ría con ganas. —¿Qué hora es? —Falta poco para la medianoche. Observamos el movimiento más abajo. Las luces, las personas, los juguetes, todos unidos disfrutando bajo esta noche estrellada. —Hay mucha gente reunida. —digo observando cada puesto verificando que no me haya perdido de nada hasta que veo una mujer de melena negra vestida de sirvienta comprándose un algodón de azúcar. —Mierda. —¿Qué sucede? —Alguien de la familia de Doflamingo. —¿Dónde? —Allí —apunté. —¿Qué tal es? —dice observándola. —Puede transformar partes o todo su cuerpo en objetos. —Huh — dice y puedo ver que le interesa. —Mejor volvamos. —No nos descubrirá mientras no llamemos la atención. Estamos bien aquí. Me removí en mi lugar. Ace me estiró para su lado. —Eres demasiado relajado. De todas maneras es hora de irnos. —Espera un poco más. Dijiste hace un momento que aún había tiempo antes de saltar. Eso fue antes de ver a Baby 5 bailando frente a mi. —Tengo que ir junto a Mansherry. —Ya sé, pero puedes llegar un poco tarde. —Ace. —Vamos Aloise, quiero seguir compartiendo contigo aquí. ¿Ya lo entiendes? Miraba el cielo nocturno con tanta paz. Su pelo se revolvía con el viento dejándolo alborotado. Sus pecas tan notables dieron cosquillas a las comisuras de mi boca. Se veía tan tierno. Me incliné a su rostro y él se removió nervioso, pero no se apartó. Deposité un beso en su mejilla durante unos segundos antes de alejarme y de que él girara hacia mí lentamente. Su respiración caía sobre mis labios con fuerza pero no se acercó. —Gracias por lo de hoy. —logré decirle. Sus ojos no se apartaban de mis labios. No parecía que fuera a decir algo.

Un estruendo hace que me aleje en busca de su origen. Al momento puedo notar que son fuegos artificiales. Volteo hacia él y seguía quieto sin moverse. El corazón se me estrujó. —Mira Ace —digo maravillada. La noche iluminada por el resplandor y chispas de colores en el cielo vibró en mi pecho la emoción. Había sido la mejor noche de mi vida. Giré a verle y él sólo me observaba a mí. Sus ojos perdidos en mí. Tomé su rostro y lo hice girar hacia los fuegos artificiales. Como despertándose, tomó mi muñeca sin apartarme de su rostro. —Está bello ¿no? —Sí, lo está. Vuelve a mirarme y yo intento tragar. Me atrevo a sostener su mirada con las muñecas sujetas por él. Pruebo un tirón hacia mí y él cede acercándose, se detiene dudoso. Vuelvo a tirar de él acercándolo y nuestros ojos caen en los labios del otro. Siento como apoya suavemente sus labios sobre los míos, probándolos. Busca mis ojos al inclinarse para tener más acceso a mí, su lengua aparece poco después buscando la mía y la fuerza en mis muñecas se debilita. Mis manos descienden de su cuello a su nuca, dejando pasar mis dedos por su cabello. Las suyas se posan a los lados de mi rostro, sujetándome para prolongar el beso. Suspiro levemente y su mano cae en picado a mi cintura, apretándome a él. Me separo de él y me apoyo en sus hombros. No dice nada mientras repasa mi rostro. Volví a acariciar su cabello. —¿Quieres volver ya? — su voz grave despertó el hambre que le tenía. Volví a besarlo, atreviéndome a subirme sobre él. Inhaló fuerte mientras sus manos me apretaron contra su pelvis, descendiendo a mi trasero. Lo abracé del cuello mientras lo sentía presionar contra mí. Me aparté sin antes darle un beso corto —Creo que va siendo hora. Lo siento. Negó, pero su agarre no disminuía. Sus pupilas dilatadas delataban lo inmerso que estaba en mí y en las emociones que compartíamos ahora mismo. El sentimiento que fue creciendo en mí en el tiempo que estuvimos compartiendo juntos. Como si leyera mis pensamientos, se inclinó a besarme de vuelta. Más lento, más sensual. Haciendo que mis manos acaricien su pecho descubierto y sus manos moldeen mi trasero. La tela ligera de mi vestido me estimulaba dolorosamente, tanto a él como a mí. Me volví a apartar —Ace. —¿Sí? —Debo ir — dije con pena lo que lo hizo suspirar. —¿Es tan importante esa persona que tengas que irte ahora mismo? ¿Estaba siendo celoso de él mismo? —Pues... —Ah. No importa. — dice irritado. Sus manos ascienden a mi cintura. Empecé a peinarlo para calmarlo. Pareció funcionar porque ya respiraba más tranquilo y me observaba sereno. —Te quiero Ace. Se puso rígido. Suspiré al saber que no iba a tener respuesta de él con respecto a esto aún. —Volvamos — dije. Sacándolo del apuro. Me dejó alejarme y ponerme de pie. Alisé mi vestido y me solté el cabello. Me sujetó para bajar evitando mi rostro y cada parte de mí ardió ante su toque. Ya no de pasión, sino de tristeza.
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)