“Recuperación”
11 de septiembre de 2025, 21:36
Cada vez el ruido se volvía más nitido a su alrededor. Aves cantando más el rugido del aire contra las hojas de los árboles que se mecían y que además hacían crujir la madera que parecía haber a su alrededor. Hiriendole los ojos, Ace los abrió lentamente ajustándose a su alrededor.
Era una pequeña habitación sin muchos muebles. Había una silla junto a él vacía y una mesita larga pegada a la pared que estaba frente a él. La pared opuesta poseía repisas que estaban vacías excepto por flores que él reconocía haberlas visto antes. Había un arco en la esquina en diagonal a él que se encontraba cubierto con sólo tela y parecía ser la puerta. A su lado en el suelo se veía un barril abierto y a su alrededor mochilas entreabiertas.
Quiso hablar pero la garganta le dolió. No podía acercar su brazo a su garganta, entonces tosió de lo cual se arrepintió debido a la sacudida de su cuerpo.
Eso fue suficiente para que un hombre apareciera apartando la tela y lo observara. Se acercó a él y comenzó a tocarle el cuerpo y revisarlo.
—¿Qué...? — logró decir antes que el dolor en su pecho le arrebatara el ánimo de vivir. Sintió que su conciencia casi desaparecía.
—Bien, te estás recuperando bastante bien. — sintió la mano del hombre sobre su pecho. —Ánimo Ace. Aguanta.
¿De qué demonios hablaba? Le estaba doliendo todo el torso por el amor de Dios. Era insoportable.
Sintió que se iban su fuerzas y la conciencia se le fue.
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Escuchó el arrastre de un mueble a su lado y abrió los ojos. Era el mismo hombre que anteriormente lo había visto. Se encontraba en la misma habitación. Pasó el trapo mojado por su rostro y tiritó de la impresión.
—¿Cómo está? — escuchó una voz femenina. No podía discernir de quién era.
—Pues por el momento no hay problemas. Quizás en unos días se vuelva completamente consciente. Le apliqué un sedante nuevamente.
—Lamento retenerlos tanto tiempo — habló de vuelta la mujer.
—No te preocupes. En cuanto recupere el conocimiento, nos iremos. —escuchó un poco más lejos.
—Gracias a las flores muy pronto se repondrá.
Volvió a cerrar los ojos y se quedó dormido.
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Sintió su alrededor, dándose cuenta de que había estado durmiendo. Escudriñó toda la habitación percatándose que no había nadie. Con un poco más de fuerza, se enderezó con cuidado. Bajó la vista a su torso y se encontró con una cicatriz enorme, recordándole a Marineford. ¿Había sobrevivido?
—Oh, ya estás despierto. —apareció un señor en bata. — Veo que te sientes mejor. Es bueno que tengas fuerzas para levantar tu cuerpo superior, estuviste bastante tiempo en cama.
Tragó saliva en busca de su voz —¿Dónde estoy?
—En una isla pequeña. Tuvimos que detenernos aquí para tratarte. ¿Cómo te sientes?
—Un poco débil. Ligero.
El señor sacó un estetoscopio y la apoyó en su pecho. —Tienes suerte que no afectó tu corazón pero los demás órganos... — exhaló. Ace finalmente se fijó que el hombre se veía exhausto— Un riñón, el hígado, parte de los pulmones y del estómago fueron dañados. Hice todo lo que pude y, gracias a la señorita Aloise, fue posible que estés recuperado. Quizás esas flores lograron que tu cuerpo aceptara más rápido los órganos así que pronto podrás levantarte de vuelta. Por precaución será mejor que permanezcas acostado.
Aloise.
Ace frunció el ceño confundido. ¿Qué había pasado? ¿Cómo había terminado todo?
—Puedo prepararle algo para comer. Aunque no soy muy buena cocinando — escuchó una risa. Podía ser...
—No, mejor no. No confío en tus habilidades culinarias luego del almuerzo pasado.
—Señor Shanks me está lastimando.
Los vio entrar a ambos deslizando las telas. Ser recibido por la amplia sonrisa de Aloise alborotó su corazón. No la había visto desde que se encontraba en los brazos de Luffy, a punto de morir. Había sido tan difícil para él verla en aquella guerra tan desprotegida y que lo viera a él en ese estado.
—¡Ace! — grité acercándome a su cama. Me lancé sobre él abrazándolo por el cuello.
—Aloise. —siento sus manos en mis caderas sujetándome. Se puso tieso. — ¿Qué ha pasado? ¿Qué es ésta situación?
—Hola Ace. Es bueno verte de vuelta.
—Pelirrojo.
Me separé de él para verlo. —¿Cómo te encuentras? — lo tomé de las mejillas para que me preste atención. Sus ojos contemplaron mi rostro. Sentí sus dedos acariciarme ligeramente.
—Espera. ¿Qué pasó de Luffy?
—Pudo escapar. Él está a salvo. —le respondió Shanks.
—¿Y qué demonios hacías tú ahí? —me recriminó tomándome de mis muñecas.
—Era parte de la tripulación. ¿Cómo no iba a ir?
—¿Era?
Me mordí el labio interiormente. Debe estar exaltado ahora mismo. Tiene mucho que asimilar.
—Aloise, déjanos un momento a solas. Necesito hablar con él.
Me levanté pero no me dejó ir, me jaló contra él y me abrazó con fuerza por la cintura. Volví a abrazarlo por el cuello emocionada por sentir esa calidez de él una vez más.
—Creí que no te volvería a ver. —me susurró, haciendo estragos a mi corazón. Lo abracé más fuerte.
—Te extrañé. —me alejé para mirarlo. Se encontraba bien. Este era el Ace que quería de vuelta, cálido y amable como siempre.
Y estaba vivo. Su dulce sonrisa se reflejó en mi rostro y mis ojos se humedecieron. Le acaricié la nuca, donde iniciaba su cabello.
—No te pongas a llorar. —dice riendo seco y me pone un mechón detrás de la oreja.
Asentí mientras lo soltaba. Su mano cae en la mía y la entrelaza —Te dejo conversar con el señor Shanks. —digo separándome de él.
Nuestras manos se sueltan al alejarme y salgo de la habitación. Hablaría con el doctor sobre el cuidado que debería tener Ace ahora para rehabilitarse.
Los ojos de ambos hombres seguían fijos en el lugar donde la joven había cruzado.
—Es una buena chica Ace. Será mejor que la cuides.
—No hace falta que me lo diga. Eso pienso hacer. — Shanks le sonríe y asiente. — ¿Podría decirme qué ha sucedido?
—La guerra terminó. Los piratas Barbablanca se disolvieron.
—¡¿Qué?!
—¿Por qué estás sorprendido? Sabías que podía suceder si Barbablanca falleciera.
—Entonces...
Shanks asintió —Falleció poco después de ti. — sonrió triste — De pie. Como la gran leyenda que es.
Ace observó sus manos afligido. —Ya veo.
—Hizo todo lo que pudo para salvarte. Que estés ahora con nosotros de seguro lo está haciendo feliz.
—¿Qué pasó con Luffy? — cambió de tema.
—Trafalgar Law se lo llevó para tratarlo. No sabemos dónde está ahora, bueno, tengo una idea de donde está.
—¿Cómo... ¿Cómo es que estoy vivo? Estaba seguro que no sobreviviría.
—Eso es... Gracias a Aloise. —levantó la vista a Shanks impactado. —Ella fue la que te salvó. Lo que lleva a la razón por la que estoy aquí. Escucha Ace, para el mundo, tu estás muerto. En realidad moriste pero Aloise logró traerte de vuelta. Hemos decidido mantenerlo en secreto de todas las personas, nadie sabe que estás vivo más que Aloise, Marco, yo y mi tripulación.
—¿Marco sabe que estoy vivo?
—Así es.
Ace se llevó las manos al rostro ocultando su expresión —Fui un estúpido. No debí reaccionar a las palabras de Akainu. También fue mi culpa que el viejo haya muerto.
—Fue su decisión morir en ese lugar, Ace. Creo que es un orgullo para él haber muerto defendiendo a sus hijos. Tienes que honrar su memoria viviendo por un largo tiempo. Es lo que hubiera querido para ti.
Las memorias con su padre llenaron su mente y las lagrimas comenzaron a caer.
—Debes dejar de ser pirata, Ace.
—¿Qué?
—Si los marinos se enteran que estás vivo no descansarán hasta encontrarte. Moverán cielo y tierra para tenerte muerto y créeme que será Akainu el que se encargará de que esta vez sí estés muerto. Su orgullo como marino está en juego. No desperdicies la oportunidad que tanto sacrificio le tomó a Aloise conseguirte.
—No quiero dejar de ser un pirata.
—¿Volverás a cometer el mismo error por tu terqueza? — se encogió de hombros ante la reprimenda del Emperador. —¿Después de todo lo que hicieron para mantenerte con vida?
—¡Yo había aceptado mi muerte!
—¿Entonces quieres desperdiciar tu vida? —tomó su espada enfundada y le dió un golpe al suelo — ¿Es eso lo que quieres? Pues tendrás que decírselo a Aloise. Dile lo que piensas hacer y déjala libre. Está haciendo todo esto sólo por ti. Eres al único que tiene.
—¿Qué? ¿Ella les contó...?
—Si no valorarás lo que ella tanto se esmeró por ti me la llevaré.
—¿Qué estás diciendo? ¿Por qué te la llevarías?
—Me agrada. Podría ser una valiosa pirata para mi tripulación. Pienso que tiene muchas cualidades y su habilidad es bastante particular. Así que decídete. ¿Harás lo que se te plazca por tu cuenta o vivirás con el perfil bajo junto a ella?
Gruñó. —No dejaré que te la lleves.
—Entonces está decidido. Tienes que cuidar de ella Ace y ser precavido. No llames la atención innecesariamente.
—Lo intentaré.
—Bien, porque su vida estará en peligro si cometes alguna estupidez. —se puso de pie. — Esto queda entre nosotros. Si me percato que estás de vuelta a la era pirata, me la llevaré y nunca la encontrarás.
—¿Qué te hace pensar que es tan importante para mi?
Shanks estalló en carcajadas dejando a Ace rojo de la vergüenza. —Niño, será mejor que despiertes y hagas algo o va a escaparse de tus manos.
—¡Cállate!
—¡Aloise! — la llamó Shanks alegre.
Poco después de escuchar su grito, aparecí frente a ellos —¿Terminaron de hablar?
—Sí, todo está en orden. — volteamos a ver a Ace que evitaba mirarnos.
—¿Estás bien? Estás todo rojo.
—¡No es nada! ¡Deja el tema!
No sé qué habrá pasado entre ellos pero no parece ser serio.
—¿Has hablado con el doctor?
—Sí, dice que ya está fuera de peligro. Se lo agradezco mucho señor Shanks.
—Ha sido agradable compartir contigo estos días. — volteó a ver a Ace y sonrió. Ace frunció el ceño. — Quizás nos volvamos a ver.
Ace disimuló su molestia. Bueno, no sabía cuando sería pero estaba segura que se encontraría con Luffy en algún momento y, quién sabe, podríamos volver a la historia original.
—Espero que así sea.
—Bueno, ya es mi momento de partir. Cuídate mucho Aloise.
—Usted también señor Shanks.
—Sólo dime Shanks. Haces que me sienta muy viejo.
Reí —Está bien.
—Cuídate Ace. Espero disfrutes tu nueva vida.
—Sí. — sonrió para todos antes de salir. Ace lo detuvo — ¡Pelirrojo! Gracias por todo.
—No hay de qué. Manténganse saludables — dijo y se retiró del lugar.
Lo seguí hasta la puerta y luego regresé. Cuando crucé la tela Ace se veía deprimido observando un punto fijo de la cama. En silencio me senté a su lado en la silla dándole su tiempo de asimilar.
Lo veo caer para atrás y observar el techo.
—¿De qué hablaron con Shanks?
—Me comentó un poco sobre cómo fue todo. Me dijo que me has salvado — me tensé. Se enderezó de vuelta y me miró suspicaz. — ¿Qué hiciste? No había forma de que pudieras ayudarme frente a Akainu.
—Creo que ya es mi momento de confesarte todo. — exhalé nerviosa. — Como sabes, ya manejaba el futuro por lo que me preparé para ello. Sabía que ibas a morir en Marineford entonces busqué alguna forma para salvarte de la situación. Recordé por mis memorias que existía la fruta Chiyu Chiyu que es curativa y entonces decidí ir por él. —lo miré fijamente. — A Dressrosa.
—¿Eh? Entonces... cuando fuimos a Dressrosa—
—Estábamos ahí por ti. Eras la persona importante que quería salvar. —me cohibí ante su mirada.
—¿Todo ese tiempo la persona importante para ti por la que te estabas arriesgando era yo?
Asentí.
Se golpeó la frente con la mano. —Soy un idiota.
—¿Cómo ibas a saber? No esperaba que te percataras que estaba haciendo todo eso para evitar tu muerte.
No entendía porqué pero igual se veía arrepentido.
—Luego cuando volví al Moby Dick conversé con Padre. Le había pedido conversar con Shanks para poder solicitarle ayuda. El viejo al principio no parecía estar de acuerdo pero me dejó hacerlo.
—Estás loca.
Lo ignoré —Shanks no aceptó a primeras pues el viejo le dijo que él solucionaría lo de Teach ya que te habías ido a acabarlo. Le advirtió que era peligroso para ti pero él insistió que era una situación de los piratas Barbablanca. Eso hizo que yo no pudiera hacer nada al respecto, pero dejé mi solicitud al aire para que lo piense. Y luego lo de Marineford...—
—Espera. La discusión cuando nos separamos en Dressrosa tú dijiste que él me mataría.
—Yo no dije eso. Él sería la causa de tu muerte.
"—A ti qué te importa qué haga con mi vida.
—¡Claro que me importa Ace! Porque yo... porque yo te quiero."
—Mejor olvida lo de Dressrosa. Todo está bien ahora. —declaré. No quería que todo se volviera raro entre nosotros otra vez.
Teníamos que llevarnos mejor ya que ahora sólo estaríamos nosotros dos. No había otro lugar a donde ir.
Sentí su mirada sobre mí y estoy segura que estaba pensando en nuestros momentos juntos. Siento haberte hecho sentir incómodo.
¿Se sentirá culpable por hacerme pasar por todo esto cuando él no sabía cómo se sentía? Rayos, debo verme patética ahora mismo.
—Lo de Marineford —continué recogiendo coraje. — tuve que esperar hasta el momento en que Akainu te atravesaba para saltar. Llevé conmigo los barriles para aplicártelos y asegurar que resistieras. Y no funcionó. El tiempo sólo se detiene cinco segundos así que para aplicarte las flores tuve que saltar cuatro veces, ida y vuelta, así que me sentía fatal. — no le digas como te sentiste. — Bueno, en fin, salté de vuelta cuando vi que te despedías de Luffy y volví a aplicarte flores y reanimarte.
—¿Cuántas veces saltaste en total?
—No fueron tantas.
—¿Cuántas Aloise?
—Nueve.
—¿Qué no sólo puedes siete?
—Tenía que hacer algo y gracias a eso estás aquí. Y estoy bien.
—¡Agh! —gruñó furioso. — De verdad que no te preocupas una mierda por ti.
—Si creía que podía hacerlo, podía hacerlo. Ya no tiene caso que te pongas así ahora.
—Eres una patada en el culo.
—¿Vas a empezar a hablar así?
Exhaló tratando de calmarse y sacudió su cabello.
—Podrías decirme gracias.
—No debías arriesgarte así por mi. —dijo ocupando sus manos con el borde de la sábana.
—Pues qué mal. Ya lo hice. Ahora guárdate tu sobreprotección por mi porque ya no lo vas a remediar. —lo fulminé con la mirada aunque no me estuviera viendo. Sabía que lo percibiría. — Continuando. Shanks apareció en la guerra y la detuvo. Espantó a Barbanegra—
—¿Barbanegra estuvo ahí?
—Sí.
—Ese hijo de puta.
—Es un puto cobarde.
Me miró sorprendido. Carraspeé — Shanks pidió por sus cuerpos para poder sepultarlos correctamente y Sengoku aceptó. Shanks, Marco y yo conversamos de lo sucedido... —recordé mi conversación sobre el viejo con Marco. — Eh... y decidimos que Shanks nos cuidaría hasta que te recuperaras. Lo que nos lleva al hoy.
Habían pasado tantas cosas en tan corto tiempo que no podía creerlo. Me arreglé el cabello ansiosa por los recuerdos que colisionaban en mi mente.
Dejé que procesara todo lo que había dicho en silencio. Lo veo cerrar los ojos un momento y luego voltea hacia mí.
—¿Cuánto tiempo estuve en cama?
—Dos semanas. Creo que las flores ayudaron a que fuera tan rápida tu recuperación. Tampoco sufrías de hambre ni sed.
—Ya veo. ¿Tú cuidaste de mi?
¿Por qué preguntaba eso tan directamente? —Con el doctor. —tartamudeé— Ambos estábamos pendiente de ti.
Sonrió y sentí que me ruborizaba. Es un idiota.
—Escucha Ace. Sé que no te va a gustar... bueno... Tu tatuaje lo removimos.
—¿Qué hicieron qué?
—Teníamos que hacerlo. Lo entiendes ¿verdad?
Se mordió los labios impotente. Sabía que era importante para él pero no podíamos dejarlo ahí.
Se llevó la mano sobre la boca y se sumió en sus pensamientos.
—Barbablanca no será olvidado jamás. Lo tendremos siempre en nosotros. —callé al sentirme hipócrita. Sí lo quería, Marco me dijo que no tenía por qué sentirme así.
Ace ya no me prestaba atención y sentí vergüenza de repente. Sería mejor que saliera y lo dejara pensar solo.
—Avísame si necesitas algo. Veré algo para comer.
Cuando estaba a punto de cruzar a la cocina, Ace me detiene. —Aloise.
—Dime.
—¿Sabías que Barbablanca moriría?