ID de la obra: 757

Ace’s Path I — “Cambiaré tu destino” — Portgas D. Ace

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
181 páginas, 50.533 palabras, 25 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

“Pesar”

Ajustes de texto
—Ten jovencita. Que tengas un buen resto de jornada. —Gracias señora. Bajé al pueblo para ir de compras. Necesitaba reabastecer la cabaña pues Ace volvía a alimentarse como si tuviera un agujero negro de estómago. Suspiré. Se estaba haciendo muy tarde y debería de regresar pronto. No puedo seguir tratando de perder el tiempo. —¡Aloise! Volteé hacia la voz —¡Hola Faber! ¿Cómo has estado? Se acercó a mi rápidamente. Había conocido a Faber pocos días después de instalarnos en la cabaña. Era un chico muy amable y simpático. Tenía una linda sonrisa. —Súper. ¿Estás de compras? ¿Quieres que te ayude? —¿No estás ocupado? —Nah, no te preocupes. —tomó algunas de mis bolsas.— ¿Necesitas otras cosas más? Aprovecha que tienes más manos ahora. —Gracias. Haciendo uso de su hospitalidad me tomé la libertad de hacer más compras. Me acompañó hasta la cabaña manteniendo sin esfuerzo la conversación. —Sería genial que conocieras a Ellie. Creo que se llevarían bien. Reí —No lo dudo. —Llegamos hasta la puerta. — Gracias por la ayuda otra vez. —No hay problema. Si quieres te ayudo a ubicar las cosas. —Ah, no. Mi hermano está descansando. No quiero molestarlo. —Oh, ¿ya se siente mejor? —Sí, se está recuperando. —Me gustaría conocerlo alguna vez. —Así será. —Entonces nos vemos Aloise. Búscame en la panadería cuando tengas tiempo. ¡Que descanses bien! —¡Claro! Nos vemos. Lo vi alejarse y me despedí con la mano a penas. Abrí la puerta y me encontré a Ace en la cocina —¡Jesús! Lleva un pan a la boca mientras se aleja de la ventana que está sobre el lavabo. —Así que soy tu hermano. —No deberías estar fuera de la cama. —Me apetecía caminar. ¿De dónde lo conoces? —Es de la panadería. Sus padres suelen hacerme descuentos por hacer de niñera. —¿De ese chico? —No, de sus nietos. Él es su hijo más joven, tiene mi edad. —Ah. —¿Quieres que te prepare algo? —Ya he comido mientras estabas coqueteando. —No estaba coqueteando. —dije poniendo las bolsas en la mesada. —Faber es un amigo. —Faber. —Sí. Ya vete a la cama. Revisó las bolsas y sacó una manzana. La lavó y se fue a la otra habitación. Lo seguí. —¿Dónde has estado durmiendo tú? Te desapareces por la noche. —Duermo en el pueblo. Shanks me vio un lugar. —Ah, comprendo. — levantó la sábana y se adentró a la cama. Inhaló profundo y lo soltó ligeramente. La ansiedad se acumulaba en mi pecho. Necesitaba hablar con él sobre el tema o no podría vivir tranquila. ¿Qué piensa de mi ahora? —¿Por qué no me dices nada? —¿De qué estás hablando? —De lo de Barbablanca. Te confesé que sí sabía que iba a morir. No me has dicho nada por ello. —¿Qué quieres oír?

Eso me angustió. —No es eso. ¿Por qué no me reclamas nada? ¿Estás enojado? —No estoy enojado. —refunfuñó. —¿Entonces? Dime que pasa. —No sucede nada Aloise. —¡Sí sucede! ¡Tu padre falleció y tú actúas como si nada frente a mi! No hice nada por él y — —Aaah. —me interrumpió. — Ven aquí. Siéntate aquí conmigo. — dio palmaditas a la cama exasperado. Me ubiqué a su lado preocupada. Cuando le había confesado que sabía que moriría el viejo, apartó la mirada de mí y asintió. No volvió a mencionar el tema. Posó su cabeza sobre la mía sin decir nada. —¿Querías matarlo? —¡Claro que no! Yo jamás— —Lo sé. Sé que no. —Pero podría haber hecho algo antes ¿no? Antes de ir a la guerra. ¿Y si cambiaba ahí el futuro? Podría haberlo salvado así. Podría habérselo dicho a Marco y el futuro hubiera sido diferente. —Podrías haberlo hecho pero no lo hiciste. Se me encogió el alma. Negó con la cabeza. —He estado pensando mucho sobre el hecho de que supieras el futuro. En Dressrosa estuviste atormentada ante la situación de aquel país mientras aparentabas estar tranquila. Sabías que Luffy lo solucionaría pero igual tu impotencia al no poder hacer algo más era evidente. En Marineford yo... ya había aceptado su sacrificio por mí y mis hermanos. Si hay alguien que debe sentirse culpable por todo eso soy yo por las decisiones que tomé, no tú. Mis decisiones lo llevaron allí, no puedo culparte por ello. —Pero— —Yo puedo aceptar esto porque es lo único que conocí y no pude cambiarlo para prevenir lo que se viene. Son decisiones que tomé con la confianza de que eran las mejores. Aloise tú vives atormentada analizando qué paso dar para que todo vaya bien y de acuerdo a lo que tú ves. No puedes vivir así. —No estamos hablando de mí Ace. —me separé para verlo— ¿Te hubiera gustado que lo salve? ¿Que no haya ocurrido la guerra? —¿Qué tanto crees tú que eres capaz? ¿Te das cuenta que no eres más que una chica que tiene conocimientos que no debería? Estás exigiéndote más de lo que puedes. Tienes suerte de haberme salvado, ¿cómo demonios ibas a hacer todo tu sola con el viejo? Estás empecinada en que nadie te ayude para que no conozcan y alteren el futuro y debe ser por algo. No sé que está por venir y sí, estoy desgarrado con todo lo que ha pasado —se le quebró la voz — pero no te culpo. —Si sientes rencor hacia mí sería mejor sacártelo— —No siento rencor hacia ti. No digas eso. —¿Me odias por— —¡Basta Aloise, no te odio! —me encogí.—¿Quisiera que esté vivo? Sí. ¿Lo extraño? Sí. ¿Y qué? ¿Qué gano con eso? ¿De qué vale si ya sucedió? Ya no hay nada que hacer. —dijo acostándose y dándome la espalda. Mis labios dolían de habérmelos mordido todo el día. No quería que se alejara de mí. Me acosté a su lado observándolo de espaldas. Mi mirada baja a la cicatriz enorme que posee y mi corazón se contrae. Extiendo mi mano y lo toco, percibiendo cómo se estremece. Los latidos de su corazón acelerado me conmueven y poso la cabeza por él. Está latiendo gracias a mi. Gracias a que me arriesgué a lograrlo. Ace está vivo. Si me dieran la oportunidad de volver al mundo real lo tomaría, ya no tengo nada que hacer aquí. Ya no tengo... Noto que parece distante y me cae la ficha. Yo también estuve de duelo. Sé de la necesidad de alejarse de todo y ahogarse en uno mismo. Ha de sentirse muy solitario. —Lo siento Ace. Lo siento mucho. Sé que no quieres que me sienta culpable pero no puedo evitarlo. —las imágenes con Barbablanca se amontonaron apretujando más mi pecho. — No pude salvarlos a todos y Padre él... yo no podía... Giró hacia mí y me acercó a su pecho, abrazándome. Sosteniendo mi cabeza contra él y con el brazo arrinconándome. Parpadeo varias veces a la impresión pues es lo que menos esperaba. Un abrazo. La calidez de un perdón. El latido de alguien vivo junto a mi. La respiración de alguien importante para mi. —Lamento que hayas perdido a tu papá. — me quebré en llanto y lo estreché con fuerza. No decía nada. Sólo me acariciaba el cabello. —Los dos perdimos a alguien. —dice y por su voz noté que se estaba reprimiendo. —Barbablanca fue tan bueno conmigo. Me cuidó y me invitó a beber. Me contaba sobre sus aventuras y me enseñaba cosas sobre navegar. Me dejó cocinarle aunque fuera tan mala y no dijo nada al respecto. —le arañé la espalda. —No dejaba que trabajara en el barco. No me dejaba hacer nada. Sólo quería que lo acompañara. Me decía que era suficiente. Me dejaba cantarle. Hace dos años no sentía esto Ace. Alguien que me viera y me mimara tanto. Yo no quería que muriera y ahora se ha ido. —Lo sé. —Y ya no volverá Ace. —Lo sé. —¿Por qué tiene que doler tanto? —Lo sé. —dice y siento su lágrima caer a mi cabello. —Tu padre fue un gran hombre Ace. Permanecerá como leyenda por cómo amo a su tripulación, a su familia y la lealtad que defendía. No voy a dejarte solo. —me sujeta con más fuerza —Siempre estaré para ti, tanto si me necesites como no. No estás solo aunque lo parezca. Espero mi compañía pueda consolarte un poco. Quizás hubieras querido con tu familia— —No. Contigo está bien. Esto es suficiente. Levanto mi cabeza para verlo pero me la sujeta de vuelta contra su pecho. —Ace. —Quédate así por favor. —Bueno, está bien. —¿Podrías quedarte conmigo esta noche? Le acaricié la espalda para reconfortarlo y asentí. Lo sentí exhalar en mis brazos. Su mano vuelve a mi cabello y comienza a peinarlo. —Lo siento. Soy muy mala consolando. Vibro ante su risa corta —Deja de disculparte. No es así. La incomodidad hace camino en mí pero trato de apartarla. Ace no parece tener ningún problema en esta situación. —Gracias Aloise. Por salvarme. Asentí y la imagen en la que estoy bañada con su sangre me golpea con fuerza. De la frustración que sentí al golpearlo para reanimarlo. —No iba a dejar que te sucediera—Su cabeza baja al cuenco de mi cuello y me estremezco. —Ace. —No pasa nada. ¿Qué es esta situación? ¿Qué está haciendo? Su mano sigue acariciando mi cabello y la otra por debajo de mi cuerpo sigue rodeandome la cintura. Esto es muy intimo. —Debería dejarte dormir. — digo empujándole por los hombros para separarnos. —Así estoy bien. —se tensa sin moverse. Trago nerviosa. ¿En qué está pensando? —Cuando te vi en Marineford temí que te pase lo peor. Parecías decidida a hacer algo por lo que me preocupé de que fueras al campo de batalla. —Sabía dónde estar para que no me sucediera nada. —¿Era así? Estuve revisando todo el tiempo el lugar esperando no encontrar tu cuerpo tirado por allí. —Eso no iba a pasar. Había mucha gente cuidando de mí. Entonces como si siguiera un hilo invisible, mis manos cayeron a sus cabellos. —Me advertiste y no te hice caso. Perdóname. Exhalé. —Como tú dijiste. Ya está hecho. Nos mantuvimos en silencio apreciando la compañía del otro. Ace parecía más aliviado que antes lo que me hacía sentir mucho mejor. La ternura en la punta de sus dedos era dolorosa y embriagante, lleno de paz y que parecían jurarme protección. —Pensé mucho en ti en Impel Down. Detuve mis manos impactada —¿Ah sí? —Sí y en lo que iba a hacer cuando te volviera a ver. —¿Qué...? Se remueve y asciende su cuerpo, buscando mis labios. Lo tomo de las mejillas mientras me besa lentamente y con necesidad. Me acorrala colocándose sobre mi mientras profundiza el beso apasionadamente. Dios, ¿cómo puede besar así? Pierdo la fuerza en las manos y piernas por la manera en que lo está haciendo. Se separa a verme y me cohibo ante su dulce mirada. Registra todo mi rostro hasta que sus ojos vuelven a caer en mis labios.

—Ace — vuelve a ceñirse sobre mi dejándome sin habla. El sonido de nuestros besos retumba en la habitación dejándome hecha un lío. Seductor y cariñoso sobre mí hace que me pregunte si iremos más allá pero Ace se detiene besándome la mejilla y la frente. Se deja caer a mi lado y me abraza de vuelta dejando sus labios sobre mi cabello. —Esto no te haría un hermano, ¿o sí? No puede ser. —Ay, cállate. Rió. —Creo que ahora sí podré dormir tranquilo. —comenta y no dice nada más por lo que entiendo que es su despedida. Me acurruco contra él y percibo que me da un apretón antes de dormir. Trato que la sonrisa no me desfigure la cara siendo al parecer imposible. Cierro los ojos y agradezco que las cosas hayan terminado bien.
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)