ID de la obra: 757

Ace’s Path I — “Cambiaré tu destino” — Portgas D. Ace

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
181 páginas, 50.533 palabras, 25 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

“Calma”

Ajustes de texto
—Ugh, ¿qué hora es? — digo y extiendo mi mano por la cama buscando mi celular y al momento me rindo. Es verdad, aquí no hay celulares. —Mi celular. —me lamento. Mi mano logra rozar el brazo de Ace. —¿De qué hablas? —murmura adormilado. —Nada. No existe. —Ah. Él y yo dormimos boca abajo con la cabeza de lado, entonces me tiene abrazada bajo él. Percibo que se volvió a dormir. Verlo tan tranquilo me dio ternura, así que me acerqué a besarlo en la frente. Conociéndole iba a costar que se despierte. Demonios, mi parte baja duele. En serio no sabes medirte. Suspiro y me mantengo en esa posición, ya que removerme sólo hacia que Ace me apretujara más.Lo había hecho con Ace. Admiro su melena sobre la almohada mientras pienso en lo de anoche. Debo aguantar mi sonrisa, me da mucha vergüenza mostrársela. Se desliza a buscar mis labios y se los acerco. Me besa a ratos y suspira. Se gira y pone boca arriba, arrastrándome con él. Me acerqué a abrazarlo posando mi cabeza por su pecho, escuchando sus latidos. Inhala profundamente desde mi cabello mientras me recorre la espalda con sus manos hasta mi espalda baja, luego exhala. Puedo percibir que ha abierto los ojos. —Ah, soy demasiado feliz que podría morir. Le doy una palmada y ríe. Se inclina a besarme la frente. Juego mi nariz con la suya y él cae a mis labios. Podría estar así con él todo el día. —Y pensar que tengo que actuar como tu hermano en el pueblo. Me sorprende qué está pensando en eso apenas despierto —¿En serio te molesta mucho? —Demasiado. No me da libertad de acercarme a ti. —Qué tanto necesitas hacer. —digo poniendo los ojos en blanco conmovida. Le niego con la cabeza divertida y levanto mi rostro. Desciende a besarme enseguida. —Sólo quiero hacer esto sin problemas. Hasta abrazarte terminaría siendo raro. —Lo siento. No pensé que las cosas terminarían así por lo que mentí de esa forma. —Está bien. Le sonrío y vuelve a besarme. Sus besos se vuelven más inquisitivos mientras me acorrala de vuelta debajo de él sin cruzar a mi lado. Se aleja para verme. —¿Qué haré contigo? — dice para sí mismo y se deja caer sobre mí ubicando su cabeza en el cuenco de mi cuello. Le abrazo enternecida. —Me voy a volver loco. —Exagerado. —No tienes ni idea de cómo me tienes. —Creo que sí. —digo y se ríe. Su mano recorre mi muslo y cadera, para después abrazarme. —Debería vestirme —digo cohibiéndome. —Así me gusta, Aloise. Aah —exhala en mi cuello. —Podría dormir de vuelta aquí mismo. —Te quiero Ace. Mucho. —Yo también te quiero. —me aprieta fuerte. Vuelve a besarme pero con tanta pasión y dulzura que mi corazón no soporta más y me separo. Me sonríe travieso ante mi vergüenza. — Te quiero tanto. — dice y vuelve a arrebatarme otro beso, lento y tierno. Me derrite el tacto dulce de sus manos a mi rostro. No puedo seguirle el ritmo. Es demasiado intenso para mi corazón. —¡S-Será mejor que desayunemos! —me separo de él y lo empujo por los hombros. ¿Qué es esto? No esperaba que fuera tan cariñoso. No puedo verle el rostro porque sé que está sonriéndome. Me besa la mejilla. —¡Basta Ace! Me da vergüenza. Su diabólica sonrisa crece —¿Por qué te da vergüenza ahora? Después de lo que hiciste anoche— —¡Ah! ¡Cállate! ¡No hace falta que me lo cuentes! Se ríe a carcajadas y me da mi espacio. Se levanta para vestirse. Veo que se pone un vaquero y una remera y admiro su cuerpo trabajado. Dios, qué hombre. Y yo con él anoche...Sus brazos, sus piernas, la fuerza con la que me sostenía, sus embestidas...Maldita sea. Me golpeé mentalmente. Ace estaba demasiado fuerte para mi bien.

Recuerdo nuestra conversación de ayer. —¿Qué dices de que Faber y Ellie vayan con nosotros? Creo que con cuatro personas a ritmo tranquilo podría ser. —Mm. —se lo piensa, arreglándose mejor. Se peina el cabello.— Es posible. Creo que Faber me ayudaría bastante bien. No tendré que esforzarme demasiado a mantener el orden. —Iba a ser difícil entre nosotros dos ¿cierto? Pero estabas empecinado en que nos vayamos. —No me gusta estar quieto mucho tiempo en un lugar. —se lleva la mano a su cintura— Necesito el mar. Además, tengo la fuerza de mil hombres. Aún puedo defenderte de un Rey del Mar. Estaríamos bien. Sonreí ante el recuerdo. —"Te ayudo más yo que tu a mí" — le remedé. Se ríe ante el recuerdo. —¿Y entonces por qué pediste refuerzos para Dressrosa? Cruzó sus brazos. —No dejas pasar una ¿verdad? —Sólo pregunto. —finjo inocencia. —Hablaremos con ellos más tarde. — dice desinteresado evitando responderme y se va caminando a la cocina. Tomo una remera suya y me la pongo emocionada. Tener esta intimidad con Ace... no podría describir la felicidad que me causaba. Me miré a mi misma y veía que me cubría lo suficiente. Me reuní con él en la cocina y cuando me ve se queda estático. —¿No te molesta verdad? —Podría empezar a gustarme usar remeras. Tonterías. Me río de él mientras me acerco a agarrar una taza y prepararme un café. Veo que camina hacia mí y pasa detrás de mi para tomar la azúcar a mi lado, estúpidamente mi cuerpo se me eriza al tenerlo detrás. Trago nerviosa al ver sus manos tomar el tarro y trato de dejarlo pasar. No se regresa. Vuelve a dejar el tarro donde estaba y sus manos aparecen a mis lados sobre la mesada—¿No estás muy consciente de mí? — me susurra al oído sensualmente y yo salto de la impresión. Su risa hace que quiera hundirme bajo tierra. —Quizás un poco. —digo sin voltear, apoyando mi cabeza por la suya. Su respiración desciende sobre mí y observo sus manos frente a mi para tranquilizarme. Cuando su cadera se pega a mi me muerdo el labio inferior. Una mano desaparece y la siento subir sobre mi muslo hasta mi zona sensible y latiente, donde mete un dedo. Yo me hago para atrás por la sensación y él me detiene con su cuerpo. Roza sus labios por mi oreja. —Creo que será difícil para mí alejarme de ti desde ahora. No puedo responderle mientras ingresa su segundo dedo dentro mío. —Mmm. —Sólo déjame hacerlo una vez, por esta mañana. —escucho que se baja el pantalón. Trago nerviosa. —Por ser mía. Espero expectante su siguiente movimiento y después lo siento en mi entrada. Lo ingresa despacio y no me privo de gemir. Cuando ingresa por completo empiezo a jadear mientras su mano traza mi espalda y yo me sujeto de la mesada con los nudillos blancos. —Eres muy sensible Aloise. — y empieza a moverse lento. Despacio. Torturándome. —Ace, más rápido. —Déjame disfrutarte un momento. —dice mientras se deslizaba dentro mío y mis piernas flaquean, sus manos me ayudan a mantenerme en pie. Se mueve un poco más rápido y no puedo evitar gemir con más ganas. Lo hacía bien, lo estaba haciendo muy bien. —¡Ah! —Dios, Aloise. Estás muy apretada. Me estás... Maldición — dice y me sujeta con más fuerza, se va acelerando. Comienza a jadear. —Voy a volverme adicto. Me embiste con más fuerza mientras mis fuerzas se me esfuman por la excitación. Agradecía que el pueblo se encontrara lejos o todos sabrían lo que estábamos haciendo. No aguantando más me muerdo los labios y gimo por última vez cuando él se sale de mi. Quería más, una vez más pero debía calmarme. No podía perder la cabeza. Uno de nosotros tenía que permanecer cuerdo. Veo que toma papel de la encimera. Supongo está limpiándose pero no puedo comprobarlo. Trato de normalizar mi respiración y recuperar mis fuerzas. Siento sus manos en mis muslos y me pongo tiesa, estaba limpiándome con el papel. Giro a mirarlo y lo veo concentrado en su tarea, no puedo evitar sonreír tímida ante lo que está haciendo. Termina y me besa la mejilla, luego la boca. —Ya nos dejo desayunar. — dice y toma la azucarera sonriéndome sacando de su arsenal la sonrisa más encantadora posible.

Ay, no estaba lista para que me tratara así. . . . Teníamos el día libre así que no estábamos muy seguros de qué hacer. Decidimos que iríamos al barco a ponerlo en condiciones y decidir la siguiente parada, no habíamos terminado de registrarlo todo ayer. Subimos al barco y vamos a la cabina. No me había detenido a ver bien la habitación. Además de la mesa, habían dos armarios, una caja fuerte y dos repisas llenas de libros. —¿Lograste abrir el segundo cajón de la mesa? Tiene llave. — dice Ace palpando toda la superficie. —No, sólo el primero. Allí estaba la nota. —La llave debería estar por aquí. — dice él y registrando la habitación se dirige poco después a la caja fuerte. — Esto también deberíamos poder abrirlo. ¿Shanks no te dijo nada al respecto? —Pues no. —Fíjate si detrás de la nota tiene escrito algo. No lo había pensado. Busco en mis pantalones y lo saco. Veo una secuencia de números pequeña al filo de la hoja. — Aquí está. Se lo paso para que lo ingrese pero se detiene a leer la carta. Disgustado me niega con la cabeza. —¿Qué? —Nada. —dice e ingresa el número. La puerta se abre y sólo veo cinco objetos. Un vivre card en el fondo presionado por la pared interior, una bolsa, una llave, una fruta del diablo y una nota. —¡¿Una fruta?! — digo atónita. Ace toma la nota. —Paramecia: Fruta Calma calma. ¿Calma? —¿Es una fruta tipo paramecia? — digo y Ace la levanta e inspecciona. ¿Nos la dejó para que se lo coma? Lo pone de vuelta en la caja y toma el vivre card. —Ese debe ser el suyo para que lo encontremos si lo necesitamos. —me observa un momento sin decir nada y lo pone dentro de vuelta. Veo que se desliza sobre la superficie. Levanta la bolsa y escuchamos el tintineo provenir de él. Son monedas. —Ésta debe ser la llave del cajón. — cierra la caja fuerte. Lo sigo detrás ansiosa por ver qué hay adentro. Al abrirlo vemos que hay muchos papeles de informes, antecedentes, anotaciones, entre otros. Veo un rostro familiar y tomo la hoja para verlo. Donquixote Rosinante. Ahora lo entiendo. —por eso nos lo dejó. Ace toma la hoja y la lee. No dice nada al dejarla sobre la mesa. La fruta Calma Calma que era de Rosinante. Sus ojos de marino joven me observan fijamente.

—Es una fruta que te dará la habilidad de eliminar cualquier sonido. —digo mirándolo. El no aparta la vista a la imagen del hermano de Doflamingo. —Servirá para que no llames la atención. — digo tratando de descubrir en qué está pensando. Al momento me lo dice. —No lo quiero. — toma los reportes e informes y los mete de vuelta al cajón. —Después nos daremos el tiempo de leer todo esto. Asiento. Llavea el cajón y vuelve a meter la llave en la caja fuerte. Lo miro en silencio mientras hace todo esto. ¿Sería tan malo consumir esa fruta? Podría ayudarlo a ocultarse pero... ¿Podría estar teniendo esperanzas por su fruta Mera Mera? Abre los armarios y encontramos ropa para diferentes ocasiones, accesorios, sábanas y mantas. También hay dos Den Den Mushi. —No he visto nada más ¿y tú? — digo rompiendo el silencio. Suspira. —No quiero estar un minuto más aquí. Creo que es momento de ir a caminar por la playa. ¿Quieres ir? —Sí. Sale de la cabina y yo lo sigo, sin antes dar otro vistazo a la caja fuerte antes de cerrar la puerta con llave.
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)