Torpeza/ Byce y Wallas
12 de septiembre de 2025, 23:26
Marshall inspeccionaba el área donde él apareció después de que el meteorito brillará.
El agujero aun estaba ahí, igual que sus dudas.
Se sintió molesto pero solo suspiró. Si había un hoyo significaba que había un meteorito. Miró la hora, eran las 7:43 y él tenía que ir a la estación. Habían pasado casi dos semanas desde qué apareció ahí y no había encontrado nada que le indicase que iba a regresar pronto. Al llegar ya habían algunas personas acomodando ciertas cosas y otros de sus compañeros simplemente desayunaban.
—¡Hey Marshall!
—¡Buenos días a todos! —Su positivismo ánimo a todos en el lugar, cuando lo escucharon, la mayoría volteó a verlo para corresponder su saludo. Todos eran muy amables con él y eso lo animaba bastante. No era tan malo estar con ellos pero de verdad extrañaba su vida como cachorro y siendo parte de Paw Patrol.
Durante toda la mañana no hubo ningún contratiempo ni llamada de auxilio. Pero su jefe les dijo que debían ir a un día de simulacro de emergencia en conjunto con el equipo de oficiales de policía. Él como bombero tendría que enseñarle cosas básicas a los oficiales sobre su trabajo y ellos harían lo mismo. Todo se realizó en el campo trasero de la estación de bomberos, donde de hecho tienen una estación de simulacro y obstáculos para prácticas de rescate.
Una vez que los policías se presentaron en el lugar, el jefe explicó lo que harían. Había objetivos en una construcción de madera a la que tendrían que rociar agua con las mangueras que ellos utilizaban.
Una vez que les explicaron cómo funcionaban, varios trataron de hacerlo.
—Marshall, ve con el oficial Wallas y llévale esta manguera porque la otra está en mal estado. Puedes, ¿cierto?
—Claro Marta. —Marshall tomó la manguera de las manos de la mujer y corrió en dirección a Chase, quien lo saludó al verlo. Su sonrisa se borró cuando notó que la cola de la manguera estaba tan abajo que en cualquier momento Marshall podría tropezar.
Tal como sospechó fue que sucedió.
El sonido del impacto de algo cayendo al suelo alertó a todos. Marshall quien tropezó con la manguera terminó cayéndose.
—¡Estoy bien! —Fue tan rápido como lo dijo que varios eventualmente se rieron de su torpeza.
Chase se acercó a Marshall y lo ayudó a levantarse. —¿Te encuentras bien?
—Si. Me sucede todo el tiempo. Ya me acostumbré.
—Tienes que mirar más a tu alrededor.
—Me lo dicen mucho. —Marshall se acercó al espacio en el que estaba antes Chase para conectar la nueva manguera. Al voltear a ver al policía, éste le sonreía dulcemente.
—Entonces vamos, tienes que enseñarme a usar esta cosa.
Marshall sonrió con emoción y asintió. —¡Bien!
Ambos practicaron juntos, con Marshall hablando la mayor parte del tiempo y Chase escuchando qué hacer. Así terminaron dándole a todos los objetivos con el agua, los cuales simulaban el fuego.
Marta y el escuadrón de Marshall los veían y se miraban entre ellos de forma cómplice. Todos habían notado el interés del Jefe de policía sobre el bombero.
—Oficial Chase. —Habló el jefe de bomberos.
—¿Si?
Dejó de sostener la manguera cuando Marshall la apagó.
—Tenemos algunas inconsistencias sobre el accidente automovilístico.
—Iré de inmediato a su oficina.
—Bien.
Marshall miró a Chase curioso sobre qué sucedía. —¿Chase?
—Tengo que irme. Asuntos policiales pero, ¿cuándo acaba tu turno? ¿Nos vemos más tarde?
—Oh. —Marshall quería saber sobre qué inconsistencias hablarían. ¿Acaso algo no debería estar ahí? ¿Alguien? —Claro. Estoy libre a las cinco. —Ambos se sonrieron antes de que Chase se fuera en dirección a la oficina del Jefe de bomberos o antes que Marshall pudiera hacer cualquier pregunta.
En cuanto el bombero ya no vió a Chase comenzó a enredar las mangueras para guardarlas, siendo ayudado rápidamente por su escuadrón.
—Oye Clair, ese oficial... Chase. —Chad comenzó la conversación con su hermana lo suficientemente cerca de Marshall como para que este los escuche.
—Ujum. —No sólo le dejó en claro que le escuchaba sino que estaba en la misma página que su mellizo.
—¿Qué piensas de él? —Ambos se miraron disimuladamente para después mirar a Marshall de manera cómplice.
—Creo que es muy apuesto, gentil y amable. —Tras lo último que ella dijo pareció haber llamado la atención del foráneo.
—¿Ah sí? Yo creo lo mismo pero habrá que ver si no somos los únicos que lo piensan. Así qué, ¿Qué piensas tú Marshall?
El nombrado estaba terminando de enrollar su tercera manguera hasta que oyó su nombre y los volteó a ver. —¿Eh? ¿Yo?
Clair asintió y se acercó suavemente a él. —Si. Dinos que piensas del oficial de policía Chase. Yo en lo personal creo que es muy atractivo, ¿No te parece?
—Uhm... supongo que sí lo es... —La cara del albino se puso levemente roja. —Pero no creo que debamos hablar de algo así... sería vergonzoso si nos llegase a escuchar.
—¿Por qué? ¿Es vergonzoso que nos escuche hablar de lo atractivo que es?
—Si...
—Somos adultos Marshall, no pasa nada. Además no está aquí para escuchar.
—¿Entonces eso no está mal?
—¿Mal? —le respondió Chad antes que Clair. —No es malo hablar de lo que piensas de una persona si es algo bueno ¿no crees? Y más si le consideras atractivo. Así tus amigos saben que te gusta.
Marshall sintió como los colores le llegaban al rostro. ¡Ellos creían que le gustaba Chase! ¿Eso parecía? Bueno… No le caía mal. —Entiendo. Entonces si, creo que el Jefe de Policia Wallas es muy amable.
Los hermanos se miraron entre sí y se sonrieron. Chad dió una leve palmada en la espalda de Marchall, rendido.
—Vamos.
Los tres comenzaron a caminar en dirección a la estación.
—Por cierto Marshall... ¿Cómo es que puedes cargar tres mangueras al mismo tiempo? —Le preguntó Clair.
—Si. Eres más fuerte de lo que pareces. —Le siguió Chad.
—¿Gracias?
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—Míralo trabajar Clair. No parece cansarse y su ropa muestra los buenos músculos de sus brazos.
—Cualquiera que te escuchara diría que estás actuando gay. —dijo su hermana mientras limpiaba con un trapo varias herramientas de la caja. —¿o acaso te gusta Marshall?
Chad que estaba sentado en la silla con reposa espalda frente a él en un posición de aburrimiento, se levantó repentinamente. —¿Estás loca? No soy gay. Simplemente me sorprende lo fuerte y alto que es. ¿No se supone que los albinos son más enfermizos y débiles? ¡yo no le veo lo débil con esos brazotes!
—¿Que debería responder a tus quejas sobre él?
—No son quejas Clair. Pero, ¿crees que si le digo que me de su rutina de ejercicio me la daría?
—No veo por qué no lo haría. Oh, mira, allá va de nuevo. ¿Qué se supone que está haciendo?
—Ah. Es que el jefe lo asignó para ser parte del grupo que irá a la secundaria para enseñar sobre prevención de incendios, simulacros y esas cosas. Debe estar nervioso. —Clair se quedó viendo a Marshall, notando que estaba quizá poco más que nervioso, estaba paniqueado. —¡Hey Marshall! —Le habló para que lo viese. —Ven.
Marshall caminó hacia él. —¿Chad? ¿Sucede algo?
—Bueno... noté que eres muy fuerte ¿sabes?
—¿Lo soy?
—¡si! Por dios hombre, me sorprende que no sepas eso. —Negó con la cabeza decepcionado. —Bueno, el punto es que quería saber si me pasarías tu rutina del gimnasio. Ya sabes, tú viéndote tan grande y fuerte.
—No puedo.
—¿Eh? ¿Por qué no? Digo- eso podría hacer que fuéramos más eficientes en el trabajo.
—¡Claro! Es una gran idea... el problema es que yo realmente no voy al gimnasio. —Marshall le sonrió tímidamente. —Lo siento.
—¡Oh! No hay problema... pero por casualidad, ¿Qué ejercicios haces? —Vió como Marshall se quedó pensando un poco.
—Salgo a correr en las mañanas antes de venir... Entreno un poco en el curso de obstáculos de atrás después de nuestro turno. —Pensó un poco más. —¡Y compito con las otras compañías en diferentes cosas!
—¿Solo eso? —Chad estaba sorprendido y al mismo tiempo desesperanzado.
—Si.
Clair miró a su hermano, burlándose internamente de él para luego meterse en la conversación. —Supe que tienes que ir a enseñar a la secundaria. ¿Estarás bien, Marshall?
—¡Si! Yo-yo estaré bien. Solo que me da un poco de nervios hablar en frente de tanta gente. Especialmente adolescentes... ¡Pero todo irá bien! Tendré a mis compañeros y el oficial Wallas también asistirá.
Chad miró a Clair cuando Marshall dijo eso. Los dos notaron como Marshall se mostraba tan enérgico y alegre para ocultar su nerviosismo. Quizá cambiando de tema ayudaría.
—¡oh! ¿Viste la lista y apareció el oficial Wallas? ¡ese hombre sí que es adicto al trabajo!
—Chad.
—¿Qué? ¡Me preocupó también por mis compañeros de trabajo! Porque técnicamente somos compañeros de trabajo aunque él sea un oficial de policía y nosotros bomberos. —Continuó hablando y Clair rodó los ojos.
—Ignoralo Marshall. Parece ser que el oficial Wallas te agrada mucho ¿no?
Marshall los miro y asintió pero no podía decirles que era porque le recordaba a su Chase, pero… ¿Y si no era solo esa la razón? —Si.
—Oh. ¿En serio? —Chad volvió a integrarse a la conversación. —Entonces deberías invitarlo la próxima semana a la fiesta de Navidad aquí. Será un evento comunitario y necesitamos voluntarios.
—¡Esa es una gran idea Chad! ¿Quién diría que mi hermano es inteligente?
Marshall no quería reírse de sus tonterías pero no pudo evitarlo. Se sintió mal por un segundo pero pronto Chad y Clair se unieron. Sintió como su cuerpo se relajaba.
—¿Entonces qué dices Marshall? Digo, invitar al oficial Wallas no suena como una mala idea si consideramos que lo vemos todo el tiempo en eventos benéficos y voluntarios a de ser porque le gusta ayudar.
Marshall lo pensó un poco pero terminó asintiendo. —Tienen razón. Tal vez le guste si lo invitamos. —Se marchó despidiéndose de los hermanos y estos simplemente chocaron las manos en signo de haber ganado.
—¿Piensas lo que yo Chad?
—¿Papas fritas?
—No. Sobre Marshall y El oficial Wallas.
—Ah. Ja. Claro. Pero... ¿No crees que Marshall es algo ajeno a todo? Digo, realmente no ha demostrado ningún interés en el oficial...
—Todo está entre líneas Chad. Además, tengo el presentimiento de que Marshall si se va a interesar.
—¿Segura?
—Confía en mí.