Escape/ No es tu culpa
12 de septiembre de 2025, 23:26
Ninguno de los dos esperaban qué terminaran discutiendo a gritos. Marshall quería prepararse para irse a la estación de bomberos pero Chase lo estaba evitando. Sarah había intentado detener la discusión pero fue en vano.
—No irás. —Su voz sonaba firme.
—No me mandas, Chase. Iré.
—Que no, no te dejaré.
—¡Tu no me dirás que hacer! —Se sentía frustrado. No le gustaba comportarse de esa manera con Chase pero se le hacía imposible cuando este evitaba que pudiera hacer su trabajo.
—¡No me importa! —Chase se acercó de manera brusca a él y tomó sus brazos con sus manos con fuerza, sorprendiendo a Marshall. —Te quedarás con Sarah. ¡Acabas de ver que te sucedió! —Estaba muy preocupado por Marshall, el verlo tan vulnerable, retorciendose del dolor; era una escena que no salía de su mente. Una qué le traía muy malas memorias.
—¡Pero hay una emergencia y soy un bombero! Tengo que ir. —Chase se volvió a negar, interponiendose entre el bombero y la puerta. —Quítate de mi camino, Chase.
—No. Te quedarás con Sarah para que te analize otra vez. ¿¡Que no entiendes que significa!? —Gritó. Ese grito causó Marshall saltará en su lugar pero al instante retomó la compostura y se sinceró.
—Entiendo que significa, Chase. Pero yo también tengo un puesto que proteger. Tengo un equipo qué necesita mi ayuda. Y mientras más hablamos más gente corre peligro.
Era cierto, mientras mas tiempo se quedaban discutiendo, mas tiempo perdian y tambien mas oportunidad de hacer algo para ayudar, pero Chase no se sentía capaz de dejarlo ir. No en esas condiciones, no cuando lo vió sufrir sin poder hacer algo.
—Por favor, Marshall. Te lo ruego. —Sus manos pasaron a las de Marshall, aflojando considerablemente el agarre que tenia sobre él anteriormente. No pudo evitar mirar esos ojos azules, que derretian su corazón solo con verlos. —Por favor... solo quedate aquí. Cualquier cosa que suceda, Sarah puede atenderte rápidamente. Yo no puedo hacer nada si te alejas de mi allá... por favor... por... favor.
Marshall iba a volver a negarse pero lo pensó un poco más. Ir significaba volverse una carga para su equipo, si algo le sucedía, ellos no podrían hacer nada y tampoco había seguridad de que Chase pudiese hacer algo tampoco.
—Regresa con vida, Chase. Siento que esta misión será diferente.
Ambos se miraron por unos segundos y luego Chase se acercó para besarlo en los labios. Un beso lleno de emoción pero al mismo tiempo fugaz. Lo dejó con las emociones en su pecho, con esa calidez qué solo el pastor aleman podía darle.
—Lo haré. Solo espera.
...
Marshall veía el televisor en las noticias con su pecho latiendo con fuerza. Tenía mucho miedo.
En la pantalla la imagen de una mujer de cabellera larga se mostraba riéndose. Su rostro estaba cubierto por lo que su identidad se mantenía oculta, combinando con su ropa negra.No sabia nada de Chase o sus compañeros, pero por lo que está informando, se trataba de un robo a un banco, causado por esa mujer. Ella era quien tenía el control del meteorito, ella creó las armas con esa energía. Lo sabia porque parecía ser el único que podía ver la energía tan extraña saliendo de su cuerpo, ni siquiera Sarah podía verla.
El sabia que debía encontrar el meteorito porque ha sido ese su objetivo desde que llegó a ese lugar pero no recordaba para que lo necesitaba. Tal vez era algo importante.En un momento, la grabación a tiempo real mostró como la mujer sacaba una roca de uno de sus bolsillos, la cual puso en un arma qué tenía en su otra mano. Parecía estar hablando pero, no pudo prestarle atención. Cuando la mujer prendió el arma, la energía se volvió loca, se corrompio y cambio de color a uno morado.
En ese mismo instante sintió el mismo dolor qué había sentido antes.
Se retorcio en su lugar generando que Sarah se preocupase por el.
—Respira, Marshall. Todo esta bien, te tengo. —Ella buscó maneras de contenerlo, evitando que se golpeara con algo o cayera al suelo y se golpeara la cabeza. Marshall no podía controlar los temblores de su cuerpo.
Ahora todo tenía sentido. El no tenía radiación en su cuerpo, al menos no la qué todos conocían. El tenía la energía del meteorito. Podía sentirlo llamarlo.
El meteorito tenía vida.
Le dolía mucho. El meteorito sufría así como el.
De pronto su mente se sintió dividida. Era él y al mismo tiempo ya no era él. Ya no era Marshall, pero tampoco era el meteorito, había alguien más.Era él mismo. ¿Quizá el Marshall se ese mundo?
¿Ese mundo?
¿Habían mas mundos?
Oh.
No.
Ya lo recordaba.
El no era de ahí. El era un cachorro proveniente de Bahia Aventura. Sus amigos y el estaban en una misión cuando un meteorito cayó y por accidente lo tocó. Desde entonces estaba ahí. ¿No?Pero ahora parecía estar en el cuerpo del otro Marshall mientras que el original parecía estar dormido dentro de él. Como si la misma energia que a el lo mantenia en ese cuerpo, durmiera al original. Podía sentir el vínculo con su mundo a través de la energía que lo rodeaba. Podía escuchar a Ryder y a sus amigos llorar por no saber donde estaba él.
Especialmente a uno de los cachorros.
Chase.
Chase era quien pasaba más tiempo junto al meteorito, con la esperanza de volver a verlo.
Y de pronto sus ojos se abrieron, su mente dejó de ser los miles de pensamientos qué era. La conexión se cortó y otra vez regresó a la realidad.
Había estado en un limbo.
Respiraba con dificultad, con el dolor en su pecho como secuela y al ver las noticias nuevamente, solo podía ver a los bomberos apagando el fuego mientras Chase daba una entrevista.Lo veía.Ahí estaba.
—Tengo que hacerte más pruebas, Marshall.
Él se negó.
—No sabrás cual es la causa, Sarah. Pero, te agradezco. Tengo que irme.
Se levantó y tomó sus cosas, dispuesto a ir a casa. Tenía muchas cosas que pensar.
—¡Pero-! Chase me matara si te dejo ir.
—Solo dile que me escapé cuando me perdiste de vista por un segundo.
Y se fue.
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La imagen de SU Chase no se iba de su cabeza. Se veía tan triste recostado frente al meteorito. Aún podía escuchar sus llantos tan tristes y deprimentes. Aunque fue por un segundo, verlo de una manera que jamás creyó, lo asustó. No se veía tan mal ni siquiera cuando habían ido a Ciudad Aventura y se enfrentó a sus miedos.Nada había hecho a Chase verse de esa manera. ¿Era por él?Eso significaba que su cuerpo no estaba ahí. ¿Había desaparecido así nada más? ¿No es eso muy cruel? Pero, sin embargo, no podía evitar sentirse perdido. Cada vez más y más perdido.Primero todas esas emociones nuevas por Chase humano que lo volvían loco, y ahora esa culpa qué comenzaba a apoderarse de él. ¿Cómo pudo olvidarse de todo su equipo? ¿De SÚ Chase? Y aún así, no podía evitar ese dolor tan complejo, esas emociones al pensar en ese Chase qué no era suyo, él qué se estaba robando. Estaba siendo cruel, egoísta y tonto al pensar que todo lo nuevo era algo bueno.
Que esas emociones tan repentinamente profundas eran algo bueno.
No lo eran.
Lo odiaba.
Odiaba tanto sentirse así.
¡Estaba robando él lugar de alguien más! ¡Estaba abandonando, olvidando quien era! No era justo, no quería hacerlo y sin embargo, ahí estaba sintiéndose tan bien con un sentimiento que no le correspondía.
Ese sentir no debía ser suyo.
Pero, quería ser egoísta. Quería quedarse con Chase, besarlo, tomarlo de la mano, sentirse escuchado como solo él sabe hacerlo. Quería... quería todo... pero, no sabia que hacer.
Tan pronto como logró abrir la puerta de su casa, corrió en dirección a su habitación. La cual, había pasado de sentirse tan familiar a sentirse ajeno. No era suyo. Nada de ahí le pertenecía.Miró en todas direcciones al sentirse mareado. Tomó su pecho con fuerza al no poder reconocer ese sentimiento que se apoderaba de él.Sintió como el aire le comenzaba a faltar en sus pulmones, sabiendo que se trataba de un ataque de pánico pero no era capaz de controlarlo. Sentía él doble, el triple. Se sentía tan ajeno de sus emociones qué no quería otra cosa más que gritar. No era él quien se sentía de esa manera pero al mismo tiempo si lo era.
—Detente... de-détente... por- por favor. —Se decía a sí mismo en un intento de ser escuchado, de poder detener las emociones tan complejas qué lo ahogaban. Se estaba ahogando en sus propias lágrimas, en esa sensación que le cubría la garganta. —Per-Perdoname...
¿Se disculpaba consigo mismo o con alguien más?
No era él.
No eran sus emociones, ¿cierto?
En algún momento se había arrinconado a sí mismo a una esquina de la habitación, donde su llanto no se iba.Tan sumergido estaba en sus emociones qué no escuchó la puerta ni los pasos llegando a su lado.Se asustó al ver de pronto a Chase frente a él. Se veía tan preocupado, o al menos eso pensó puesto que las lágrimas de sus ojos evitaba que pudiera ver más allá de estas.
La voz de Chase sonaba amortiguada, indicando con dulzura él procedimiento qué debía hacer para calmarse a sí mismo. Invitando a que siguiera e imitara sus movimientos. Qué copiara su respiración. Una tecnica ala que no era ajeno. Lo sabia por sus entrenamiento, lo conocia por su trabajo como Paw Patrol. Era un procedimiento basico.Al final, logró calmarse y ser capaz de respirar aunque sea un poco. Los últimos murmullos se ahogaron en sus labios cuando logró calmarse.
—Todo está bien, Marshall. Estás bien, ¿Si? Todo lo que necesitas... dime que puedo hacer por ti. ¿Qué sucedió?Finalmente él dalmata pudo enfocar su vista en Chase. No dijo nada y negó. Él tampoco entendía qué fue lo que sucedió.—Marshall... ¿Por Qué te escapaste de con Sarah? Te dije que debías quedarte...
—Siento que moriré, Chase.
Eso hizo que el policía se mostrará sorprendido y preocupado. ¿Acaso él ataque de pánico aún no se iba? Pero, no era posible si Marshall actuaba tan calmado ¿No?
—No te dejaré morir, Marshall. Tú estás bien, y si no, lo estarás. Me asegurare de eso ¿Si? —De manera disimulada se acercaba a Marshall con mucho cuidado de no invadir su espacio personal para evitar que se sintiera asfixiado. —Tenemos que volver para saber qué es lo que ocurría contigo. Sarah dijo que la misma energía y material de las escenas e incendios estaba en tu sangre cuando las muestras salieron. ¿Sabes por qué? ¿has logrado recordar?
Marshall mordió su labio, odiando mentir. Pero negó.
—No lo sé. Perdóname...
—Hey, hey... ¿Por qué te estás disculpando ahora?
—Yo... yo te he quitado algo importante. —Marshall abrazó sus piernas, sintiéndose cohibido, queriendo esconderse en ellas. Podia sentirlo. Quien quiera que fuera el dueño de ese cuerpo estaba siendo arrebatado de la oportunidad de conocer a Chase, y a sus amigos. De tener su vida.
—Marshall... ¿De qué hablas? Tú no me has quitado nada...
—No lo entiendes... no podrás entenderlo. Yo-Yo... —Marshall mordió su labio inferior al sentirse tentado de decirle a Chase la verdad. Si lo hacía, ¿le creería? ¿Pensará que es alguien raro? Aún peor, ¿Y si lo odia? Quizas en el mejor de los casos solo piense que esta mal de la cabeza y lo envie a un psiquiátrico.
—Marshall... cualquier cosa que sea estaré contigo, puedes contar conmigo.
Duda.
Había mucha duda en las decisiones que Marshall quería tomar. ¿Por qué todo era tan complicado? Él no era como los demás, él no veía maldad en la gente, no veía ni siquiera él amor de la misma forma que todos en ese lugar. No debería ser difícil. No debería doler tanto querer a alguien.
—Creo... creo que... —Su voz se volvía erratica por el llanto qué volvía a acumularse. —me gustas mucho Chase. —Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Su mente se nublaba otra vez. Sus ojos estaban rojos y su blanca piel solo lo marcaba más. —Me-Me gustas tanto que no que hacer.Apretaba su pecho con fuerza, queriendo evitar seguir llorando.Pero para Chase, esos ojos tan azules, casi grises; junto a las miles de pequeñas pecas en el rostro de Marshall bajo la poca iluminación de la habitación, lo dejan hipnotizado, no importaba cuan deshecho se veía. Joder, odiaba tanto verlo llorar, pero justo en ese momento no pudo evitar pensar en lo jodidamente hermoso qué se veía Marshall frente a él, con su cabello blanco con negro siendo una combinación con su blancura.
—Marshall... —Se acercó a él para consolar su llanto. Sin entender por completo porque lloraba así. —No hay nada de malo con querer a alguien, Marshall.
—No lo entiendes, no- no lo entiendes... —Sus manos apretaron él chaleco de Chase. —Siento que cada vez me gustas más y más... no puedo- si yo- no quiero... —Marshall sabía que si sus emociones se volvían más fuertes por Chase, no podría dejarlo.
—Marshall... Está bien, está bien. —Acarició su espalda para tratar de tranquilizarlo, creyendo que Marshall estaba rechazandolo.
—No lo está... no lo está… porque me gustas…
—No tienes que aceptar mis sentimientos. No si te dan tanto dolor.
Marshall se quedo quieto. ¿Rechazar los sentimientos de Chase? ¿Eso estaba haciendo? No queria eso…
—No esta bien Chase, yo quiero estar contigo.
—Si lo está. Porque- —Chase pensó un poco pero al final suspiró. —Me gustas Marshall. Joder, yo tambien quiero estar contigo, aunque trato de nergarlo todo el tiempo… Tu mismo me has mostrado que eres diferente a todo lo que he visto aqui.Marshall se sintió asustado. Su corazón latía fuerte y sus lágrimas se volvían más intensas.
El le estaba mintiendo a Chase al no decirle la verdad sobre no pertenecer ahi.
Le estaba ocultando él hecho de no ser el Marshall qué él estaba destinado a conocer.
—Ya no llores… ¿Si? tus ojos ya estan rojos. Te ha de arder. —Chase tenia razon asi que asintio. Estaba cansado. Sintio como el policia limpiaba sus lagrimas con sus manos, para luego darle un sueve beso en la pnta de su nariz. Ambos se vieron.
—Chase…
—Dime.
—¿Porque eres asi? —Chase vio confundido.
—¿Asi como?
—Desconfiado… Serio… y frio. —Chase sonrio con nerviosismo.
—Estas describiendome como si fuera el protagonista masculino de una novela cliche de odio al amor. O incluso de mafias. —La comparacion se le hizo extraña a Marshall, pero no pudo evitar reir al pensar que tal vez Chase tenia razon.
—No es que lo seas pero… quiero saber que es lo que te hizo asi.
—La vida. —Respondio sintiendose vulnerable. —Yo… cometi muchos errores en el pasado que tomaron la vida de personas importantes para mi. —Marshall se quedo congelado, procesando lo que le decia. Mentiria si dijera que no queria saber mas. Chase entendio la mirada que le daba el bombero y asintio. —Yo vengo de un orfanato de ciudad aventura. Me abandonaron cuando tenia cinco años porque mi madre era drogadicta. Fui adoptado a los siete por una familia que no podia tener hijos. —Chase se nego a ver a Marshall a los ojos, no era por miedo sino por la idea de recibir compasion. —Cuando yo cumpli diez, Zuma llego a la casa con la misma edad que yo desde el mismo orfanado… Ya poco despues nuestros padres pudieron tener a mi hermana Liberty… pero desde ahi ya no los vimos tanto en casa. Entraron a trabajar en Humdinger Corp… Siempre estaban viajando y yo tuve que hacerme resposable de mis hermanos. Muchas veces en las que tuve que tuve que quedarme en casa o ir al hospital porque a alguno de ellos le ocurria algo. —Chase se sentó recargandose en la pared para ponerse comodo, sabiendo que Marshall lo observaba. Ambos estaban en el suelo de su habitacion compartiendo un momento unico. —Me llene de rencor hacia mis padres… y antes de su ultimo viaje les dije que no regresaran… —El policia froto su rostro entre sus manos con frustracion e incomodidad. No le gustaba sentirse vulnerable, especialmente por algo que el mismo causo.
—Chase…
—Fui un idiota… los lastime. Y sabia que los estaba lastimando en el momento que lo hice.
—Chase.
—Luego murieron y-
—No es tu culpa.
—¿Que? —Finalmente se animo a verlo. No lo juzgaba ni lo miraba mal como penso que podria pasar. En cambio tomo una de sus mejillas entre sus manos. Su mano eran calidas.
—No es tu culpa Chase.
—Pero-
—No lo es. Tu no sabias que eso iba a pasar y solo estabas diciendo lo que te venia a la mente.
—Pero los lastime. Era mi intencion lastimarlos.
—¿Entonces porque te arrepinetes tanto? —No esperaba escuchar esa pregunta o algo similar—. Exacto. Estas vivo Chase, no siempre puedes mantenerte tan firme como un poste… quiza el momento en el que estallaste contra ellos no fue el indicado pero… no por eso es tu culpa…
Quiza escuchar eso era lo que el corazón de Chase necesitaba para comenzar a sanar.