Capítulo 9 Donde el recuerdo vuelve a nacer
21 de octubre de 2025, 14:37
El gesto de mi madre me dejó petrificado. ¿Cómo era posible que conociera a Penélope? Y no solo eso… sino que demostrara tanto cariño por ella, abrazándola con tanta ternura. Si ese vínculo fuera real, yo también debería conocerla. ¿Qué estaba ocurriendo?
–Benedict, mi niño… –me abraza con fuerza–. Al fin la encontraste.
No puedo comprender qué ocurre. Me quedo paralizado
–¿De qué estás hablando, madre?
– Oh Benedict, ¿aun no recuerdas?– se gira en dirección a Penélope, con los ojos brillantes –. ¿Y tu, mi niña? ¿Tampoco recuerdas?
Ambos sacudimos la cabeza al unísono, perdidos con lo que estaba ocurriendo. Sin pensarlo, nuestras manos se buscaron y se entrecruzan.
–Oh… queridos.– Nos mira con una mezcla de tristeza y alivio–. Vengan conmigo, tenemos que hablar.
La seguimos fuera de la habitación, como si fuéramos niños siguiendo a una figura de autoridad. Caminábamos como muñecos sin cuerda, esperando respuestas, con movimientos lentos y automáticos.
Nos sentamos en el salón del té. Las cortinas abiertas dejaban entrar una luz opaca, como si el día también estuviera conteniendo el aliento.
Violet nos mira con una mezcla de ternura y pesar. Acarició la taza de porcelana sin atreverse a soltarla, como si fuera su escudo frente a lo que tenía que contarnos.
–Ustedes… eran inseparables. Cuando eran pequeños. – Sus palabras nos golpearon como agua helada–. En los veranos junto al mar… no hacían más que reír, jugar entre las rocas. Tenia que ir a buscarte para que volvieras a casa. –toma una respiración para continuar–. Benedict, querido, dibujar hasta que se te dormían los dedos. Y Penelope, tú contabas historias mágicas del océano y secretos submarinos. Siempre creí que tenias una imaginación desbordante… hasta ese día.
–¿Cómo…? – logre articular– ¿Cómo es posible que no lo recuerde?
–Algo sucedió– dijo, con la voz rota–. Algo que nos cambió a todos. Las historias de Penelope cobraron sentido, pero fue demasiado tarde… perdimos a tu Padre, Benedict. Ese mismo día Penelope desapareció, se esfumó. Cuando volvisteis a casa de la playa no eras el mismo… no la recordabas. Como si algo la hubiera borrado de tus recuerdos.
Noto como Penélope aprieta mi mano con fuerza y comienza a hiperventilar. Su rostro estaba pálido y en sus ojos se agitaban las mareas del océano.
–Fue mi madre…Portia –susurra con la mirada perdida–. Ella me apartó de la superficie. Me dijo que los humanos eran peligrosos y…por mi culpa mi padre había muerto.
Se hizo completamente silencio en la sala, nadie movió ningún músculo por unos segundos.
–Queridos… yo no supe como ayudaros. Me perdí en mi dolor y luego todo parecía un sueño, algo lejano…
–Mamá, no es tu culpa– la abrazó sin decir nada más.
Penelope nos mira en silencio, está callada, pero parece que se está gestando una tormenta en su interior. Se levanta despacio y se me acerca lentamente. Toma mi rostro entre sus manos y sus labios rozan los míos apenas un segundo, una caricia suave.. y entoces.. todo comenzó a girar.
Primero fueron los colores rojo mezclados con azul. Luego unos ojos como el cielo mirándome. Risas que conocía de memoria. Millares de dibujos hechos en la arena. Esa voz que cantaba en mis recuerdos mezclada con las olas..
El olor a mar invadió mis fosas nasales, los días de costa lo hacían más soportable. Podía perderme en mis dibujos y nadie me molestaría aquí preguntando como me encontraba… Como querían que estuviera cuando había perdido a mi padre y todo en casa era gris sin vida, silencio donde antes había vida.
No podía ser verdad, su desaparición de este mundo. Había prometido llevarme con él a la ciudad y comprarme más utensilios… ya nunca volvería a ir con él.
Con su desaparición se llevó a otros… Algo faltaba, algo más había desaparecido ese día, pero no podía recordarlo… Sentía demasiado vacío en mi interior, como si algo importante hubiera sido arrancado sin mi permiso…
Pero no estaba solo, ¿verdad?
Había alguien.. alguien con cabello como el fuego y la sonrisa mas brillante, como la luz reflejada en el agua… No podía recordarla con claridad… pero estaba allí , mirándome desde al agua. Con la misma expresión de dolor que reflejaban mis ojos.
Penelope.
Regrese al presente con el alma temblando, no podía contener las lágrimas. El recuerdo, dolor y alegría entrelazados. Mis recuerdos borrados sin mi permiso.
¿Que había ocurrido ese día? ¿Cómo era posible haber olvidado todo?
Penelope…ahora tenía todo sentido nuestra conexión inexplicable… ya no podía frenarme más… recuperamos ese tiempo robado.
Ella me miró con ternura, sus ojos también estaban inundados de lágrimas, de recuerdos…