ID de la obra: 797

A orillas del secreto

Het
NC-17
En progreso
3
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Midi, escritos 37 páginas, 16.316 palabras, 15 capítulos
Descripción:
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Capítulo 15 A flor de piel

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Me despierto con el calor del cuerpo de Penélope, encajado contra mí, como si su cuerpo hubiera nacido para ocupar exactamente ese espacio junto al mío. No puedo evitar sonreír, me eligió a mí…un don nadie que no puede cumplir sus sueños de ser ilustrador. Bueno ahora se porque no podía abrirme a nadie más… sólo había hueco en mi corazón y ya estaba ocupado desde hacía años por una sirena deslumbrante. Con razón mis pinturas ya no tenían alma ni luz, ella faltaba en mi vida para sacarle calor y alma. Sus curvas se adaptan perfectamente a mí, suaves a mi tacto. Su respiración es tranquila. Ella aún duerme, soltando resoplidos con sus labios perfectos. Su cabello está esparcido por toda la cama, contrastando el color rojo con el banco de las sábanas. No puedo decidir entre si quiero pintarla o quedarme así, a su lado contemplándola, atrapado en su calor. No tengo que decidir, sus ojos se abren suavemente en mi dirección y susurra su voz aun dormida. –¿Siempre miras a la gente dormir? –A la persona más bella de mi vida, siempre. Veo con su rostro se sonroja y mira en otra dirección con timidez. –No, no…no quiero perder la mirada de esos ojos cristalinos–digo tomando su rostro entre mis manos–. Tampoco quiero perderme estos labios aterciopelados– añado antes de besarla con suavidad. –Benedict…– susurra aturdida mientras me separo. Continuo mis besos por su cuello, besando cada pulso de su piel. –Esta piel …tan suave y deliciosa… Deslizó su camisón apenas unos centímetros, sin dejar de darle besos, y por los ruiditos que escapan de sus labios le gusta tanto como a mi. Las puertas se abren de golpe, con un estruendo que hace vibrar toda la habitación. Otra vez no. –¿Otra vez Hermano?–dice la voz cortante de Anthony–. Madre dice que nos quiere vernos a todos. –Ahora vamos…– digo mientras bajo la cabeza para cubrir instintivamente a Penélope, que está completamente roja. Anthony nos lanza una última mirada de reproche antes de marcharse, pisando fuerte por el pasillo. Penélope suspira y me rodea con sus brazos. –¿Siempre será así? –No– respondo acariciando su cabello con los dedos –. Pronto lo entenderá…espero. Nos vestimos en silencio. Violet dejó ropa adecuada para Penélope, ropa adecuada para una dama y un vestido que parecía hecho a medida para ella. La calidez del momento flota entre nosotros. Parece que ahora que recordamos algo nos mantiene siempre orbitando juntos. Aun así la interrumpió también nos recuerda todo lo que está en juego y el peligro inminente de Portia. – Cuando llegamos al salón, ya nos estaban esperando con una bandeja de té y la expresión agria de Anthony. –Gracias por venir, queridos– dice mamá con cariño, transmitiendo calma con su voz–. Es hora de que hablemos todos. Tomo aire y aprieto la mano de Penélope que no he soltado en ningún momento. –¿Qué sabe Anthony? –digo en dirección de mi madre. –Nada aun– me responde ella. –¿Él la recuerda? –No solían jugar juntos, no se si la olvido querido. –dice pensativa. Suena resopló por partes de Anthony. –¿Alguien se puede explicar? Tengo cosas más importantes que hacer, que perder mi tiempo con tonterías. –Anthony, ¿recuerdas a una niña con la que jugaba tu hermano todos los veranos?– dice mamá en su dirección. –Te presento a Penelope Anthony, si no la recuerdas. Su rostro pasa por una serie de muecas, extrañas, como si no pudiera procesar su información. –Desapareció …con Papá– dice bajando la voz. –Si–asiento –Pero …¿Cómo? –Una historia muy larga, hermano–digo Como podemos le contamos un resumen extraño de lo ocurrido. Como era de esperar, su ceño se frunció aún más. –¿Qué tomates hermano?, las sirenas no existen–dice enfurruñado– Y madre no deberías seguirle el juego, alentar esta locura. –Querido, tranquilízate y escucha por una vez. –Mira esto– le digo entregando el cuaderno de nuestro padre. Anthony lo toma con recelo, pasa las páginas y por un instante su semblante se tranquiliza, pero vuelve a ensombrecer al instante. –¿Dónde encontraste esto? –dice señalando las páginas de Penélope –Tienes que alterar el cuaderno de padre para que me crea tus fantasías… esto es muy bajo… incluso para ti. Antes de que pueda responderle suena la voz de Penélope. –Sigues igual de obtuso, Anthony– lo agarra de la mano y lo lleva fuera de la habitación. Dejando a todos tan atónitos que la seguimos sin resistirnos. –¿La laguna está llena, Violet? –Sí querida–respondió mi madre y sonrió con complicidad. –Bien, vamos –Están todos locos–masculla Anthony – Llegamos aún resonando las protestas de Anthony en el camino, aun así se dejó llevar. –Bueno ya estamos. ¿Ahora qué? –dice mirando alrededor con desconfianza. –Mira–dice Penélope, que comienza a quitarse prendas de ropa. –¡Penélope!– me interpongo entre ella y los demás–. No puedes quitarte la ropa delante de todos. –Ya me has visto–dice con una sonrisa pícara. –No quiero que te vea mi hermano. Sacude la cabeza. –Solo me quitaré el vestido, no quiero estropearlo. Me dice ahora en ropa interior, nadie debería verla así. Miro a mi hermano. está roja y con los ojos cerrados con fuerza. Penélope me besa y camina al agua. –Anthony–dice su voz, no puedo evitar retorcerme que lo llamen tan dulcemente. –Benedict no miraré a tu novia en paños menores, no pienso participar vuestras perversiones. –Abre los ojos –digo ya desesperado. Penélope desaparece en el agua. Nos quedamos a la espera de que vuelva a salir, pero está pasando demasiado tiempo. Burbujas se vislumbran en la superficie del agua y luego una ondulación de la que aparece su hermoso rostro. Se acerca a la orilla y mueve su cola fuera del agua. –Benedict, ¿me ayudas? – susurra con ternura. No puedo resistirme a sus ojos. Llegó al agua sin importan empapar mis zapatos y pantalones por ella, cualquier cosa. La tomó entre mis brazos y la llevó con un Anthony petrificado y a mi madre sonriendo. –¿Nos crees ahora?– le digo sin soltar a Penélope de mis brazos. –¿Que…?–grita la voz de Eloise que sale de entre los árboles. La que faltaba. La última pieza para desatar el caos. –¿Alguien me explica porque tiene a una sirena en brazos?–dice señalándome– Benedict, tiene una sirena en brazos. –Si Eloise…–digo suspirando –Tienen que saber– me susurra Penélope en el oído–déjame nadar un rato más y habla con ellos. –Pero… –No puedo salir sin tu ayuda–me besa suavemente–. No me escaparé. No puedo negarle nada. Me doy la vuelta y encaró al grupo alterando lo que me esperaba. –Bueno…ya puedes hacer tus preguntas Eloise. Este será un día muy largo. La vuelvo a dejar en la laguna, donde desaparece en el agua. La superficie brilla tranquila, pero noto algo … una vibración leve, diferente, como un pulso bajo la calma. El reflejo del sol se distorsiona en ondas irregulares, y por un segundo me parece ver un destello oscuro en el fondo. Parpadee y vuelvo a mirar, ya no está, estoy dando vueltas buscando algo que no está. Me obligo a mirar a mi familia y responder sus miles de preguntas. Sin sospechar que algo ha despertado en la laguna y espera por Penelope. No todos los secretos se esconden… algunos solo esperan el momento exacto para emerger.
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