Drabbles Sheriarty

El sabor dulce y crujiente explotó en su boca tras aquel mordisco.  Desde que vivía con Jim, tener en casa las deliciosas manzanas rojas se había convertido en una especie de tradición que él, en el afán de complacer a su pareja, cumplía sin falta.  Además, debía reconocer que, con el paso de los días, había terminado disfrutando especialmente de aquellas piezas de frutas y las devoraba cada vez que podía.  Eso, de manera lógica, había contribuido a mejorar en un pequeño porcentaje su salud. —¡Oye! ¡Yo también quiero! Jim apareció de imprevisto frente a él, frunciendo de manera tierna y graciosa el ceño, observando como su pareja seguía saboreando el pedazo de manzana que tenía en la boca.  —Hay más en la cocina —le dijo Sherlock, acercando la manzana de nuevo a sus labios con la intención de dar un nuevo mordisco.  Pero, antes de que pudiera hacerlo, Moriarty se acercó con velocidad, mordiendo la otra cara de la manzana que había quedado al descubierto. —¡Jim! —exclamó. El criminal sonrió, con la boca llena y los labios cubiertos por el jugo de la manzana. Sherlock lo miró, sin poder retener el pensamiento que le gritaba lo provocativa que parecía su boca con aquella brillante y dulce capa de líquido.  —¿Quieres? —preguntó juguetonamente Jim, señalándose los labios. Para Sherlock era obvio que su pareja había seguido la línea de su mirada y deducido el curso de sus pensamientos. Podría haberlo negado, pero la oferta que tenía ante sí era demasiado "jugosa" para desaprovecharla. Se levantó de un salto del sillón y se abalanzó sobre Moriarty para permitir que sus labios se juntaran. En aquel momento, con los suaves labios de Jim jugueteando con los suyos, Sherlock habría podido jurar que aquel era el sabor más dulce y adictivo que jamás había probado..., incluso después de haber succionado hasta el último rastro de jugo de manzana.