ID de la obra: 811

Drabbles Sheriarty

Slash
R
En progreso
2
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 30 páginas, 9.263 palabras, 26 capítulos
Descripción:
Notas:
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Blood Kink

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—¡Ay! Moriarty se levantó de un salto y salió corriendo hacia la cocina, desde donde Sherlock había gritado. Al entrar, pudo ver al detective sentado frente a la isla situada en el centro de la sala, rodeado de sus aparatos de medición y experimentación. Tenía impresa en la cara una mueca de dolor y sujetaba el dedo índice de su mano derecha. La sangre brilló en la yema. —Me he cortado —murmuró Sherlock, señalando con la cabeza un bisturí que yacía aun lado y cubierto de sangre. —¿¡Estaba contaminado!? —preguntó alarmado Jim, acercándose rápidamente hacia él. Se había percatado de que frente a su pareja, sobre una bandeja de metal, había un hígado humano, cortado en diferentes secciones. Sherlock llevaba varias semanas enfrascado en la resolución de un asesinato cometido contra un vagabundo y cuya muerte había sido catalogada como "natural" al encontrarse señales de Hepatitis A. Sherlock no había estado de acuerdo con esta resolución y había insistido en conseguir un hígado infectado para realizar sus propias investigaciones. —No —le tranquilizó su pareja—. No he usado todavía ese, esta esterilizado. Jim suspiró con alivió. —Tienes que tener más cuidado, Sherlock —le reprendió, tomándole la mano. Antes de que el detective pudiera contestar, se metió el dedo herido en la boca y comenzó a succionar. El movimiento de su lengua era delicado pero continuo, permitiendo expandir su saliva por cada rincón y llenando su boca con el sabor metálico de la lengua —¿Has descubierto un nuevo fetiche? —bromeó Sherlock, admirando la dedicación empleada por su pareja en la tarea. —Puede que sí —respondió Jim, apartando sus labios del dedo—. Tienes una sangre muy dulce —añadió, guiñándole un ojo. Sherlock esbozó una sonrisa pícara. —No me importaría probar la tuya. —Te has vuelto más pervertido de lo que crees —se burló Moriarty, lamiendo una vez más la herida y sin apartar la vista hacia arriba, fija en sus ojos. —Me has descubierto un mundo bastante..., interesante —respondió Sherlock, besándole la frente.
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