Que Les Jodan
12 de septiembre de 2025, 20:47
—Mycroft está empezando a sospechar y si nos descubre...
—Si nos descubre —le interrumpió Moriarty, moviendo con una gran sonrisa su vaso de whiskey—, no tendremos impedimento para invitarle a nuestra boda.
—No estoy bromeando, Jim —dijo Sherlock, removiéndose con incomodidad en su sofá, que le posicionaba frente a sus pareja—. Si Mycroft se entera de lo nuestro es capaz de matarte para que no estemos juntos.
Moriarty detuvo el movimiento de su muñeca y miró durante unos instantes al detective, escudriñando cada una de sus expresiones.
Todas ellas reflejaban temor.
No temía a Mycroft, sino a lo que su hermano podía hacerle al hombre que había decidido amar.
Ellos sabían que, para el mundo, su amor no tenía ninguna lógica e incluso ellos se habían encontrado en la incapacidad de explicarlo.
Pero no lo necesitaban.
¿Qué más pruebas harían falta para demostrarlo si cada vez que sus miradas se cruzaban hacían saltar chispas?
¿Qué más sería necesario si cuando sus cuerpos se rozaban nada parecía existir?
¿Qué podría importarles en este mundo cuando encontraban galaxias enteras en la mirada del otro?
No, no lo necesitaban.
Jim apoyó su vaso sobre la mesita auxiliar que tenía a su derecha y se levantó lentamente de su asiento. Con paso lento y calculado, se acercó hasta su pareja, sin apartar nunca la vista de él.
Sherlock no se movió ni un milímetro y observó expectante el recorrido del otro.
Cuando estuvo frente a él, y sin previo aviso, se subió encima del detective, sentándose sobre su regazo.
—Si nos descubren —repitió Moriarty, acomodándose y rodeando con sus brazos el cuello de Sherlock mientras éste, de forma instintiva, hacía lo mismo con su cintura—, que les jodan —le susurró al oído con tono seductor.