ID de la obra: 811

Drabbles Sheriarty

Slash
R
En progreso
2
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 30 páginas, 9.263 palabras, 26 capítulos
Descripción:
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Pólvora

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Número de palabras: 429 ------------------------------------------------------------------------------------------ —¿Confías en mí? Sherlock observó la mano que Moriarty le tendía; era pálida, pero relucía su fiereza y juventud. Alzó la vista y enfrentó aquella mirada que lo observaba con seriedad y una pizca de curiosidad brillando en los ojos. —Con mi vida —aseguró con voz firme, tomando la mano que le era ofrecida. El viento se levantó, revolviéndole los rizos, tal y como si sus palabras hubieran enfurecido a la naturaleza. Moriarty cerró los ojos y alzó el mentón, permitiendo al aire extenderse por su cuello. Luego, bajó abruptamente la cabeza y mostró una sonrisa llena de picardía y complacencia. —Entonces, ven —dijo, tirando de él. Estaban en mitad de la nada, en un lugar que Sherlock jamás había visto o recordaba haber visitado. Los árboles quedaban muy lejos de ellos y lo único que tenían alrededor era la hierba, cubierta por el rocío de la mañana y el camino de piedras que seguían. Pronto, Moriarty salió del camino, y arrastró a Sherlock hacia una llanura. Sabía que aquello era estúpido. Nunca había seguido órdenes, y mucho menos había confiado plenamente en alguien... pero si confiaba en Jim. No le importaba si aquello era una trampa, o si al final de su recorrido le lanzaría por un acantilado. Porque si aquello le importara..., no debería haberse enamorado de él. De pronto, un viejo pozo, redondo y de piedra, entró en su campo de visión. Moriarty se dirigía rápidamente hacia él mismo y por un momento su mente se inundó con el miedo de ser lanzado hacia el fondo por el criminal para dejarlo morir allí. Pero, por irracional que fuera, su corazón le suplicaba que no huyera. —¿Sigues confiando en mí? —preguntó de pronto Jim, deteniéndose junto al pozo. Le soltó la mano y metió los dedos en el bolsillo de su propio abrigo. —Con mi vida... —repitió Sherlock y, con fuerza renovada, añadió—, sin importar nada. Una nueva sonrisa, engreída y satisfecha cruzó los labios de Moriarty. Sacó la mano del abrigo y extrajo una pequeña cajita; la abrió con rapidez y saco un cerilla. Miró una vez más a su acompañante, con lo ojos brillantes, antes de rascar la cabeza rojiza contra la cajita y hacerla prender. —Mira dentro —exigió, señalando hacia el pozo. Sherlock obedeció y, cuando estuvo lo suficientemente cerca del borde, Moriarty dejó caer la cerilla dentro del pozo y la llama se perdió en la oscuridad, hasta que un leve chasquido anunció su llegada al final. Al momento, una pequeña explosión surgió en las profundidades de aquel abismo. La pólvora que allí se encontraba comenzó a arder sobre la tierra para dibujar un mensaje:

"Te amo"

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