ID de la obra: 837

31 Maneras De Decir Te Amo

Slash
G
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Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 93 páginas, 29.833 palabras, 31 capítulos
Descripción:
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Enfermo

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Bucky llevaba todo el día con cara de pocos amigos.Habían vuelto la noche anterior de una misión diplomática en Latveria, invitados por el nuevo gobierno para evaluar acuerdos comerciales y reconstrucción. Había sido un viaje tenso, pero relativamente corto. Sin embargo, algo en el menú oficial —quizás el estofado especiado, o ese pan local con sésamo de olor raro— le había caído mal.No vomitó, pero el estómago le gruñía como una amenaza constante. Sam intentó hacerlo reír, sin éxito. T’Challa le ofreció té de hierbas, pero Bucky lo miró como si le hubiera propuesto veneno. Aun así, no se quejaba. Sam había sugerido hacer una escala en Nueva York, para que Bucky descansara, ya que tenían un penhouse allí. Solo se recostó en el sofá, con los párpados pesados y la frente levemente húmeda, mientras los gatos empezaban a organizar su pequeña guardia personal.   Alphine fue la primera. Se subió sobre su pecho como una reina ofendida porque él no estaba bien, y no se movió. Cualquier intento de Sam por acomodar una manta, darle una pastilla o incluso tocarle la frente terminaba en un bufido.   -No sabía que tu gata se había graduado de enfermera —dijo Sam, mirando cómo Alphine le daba golpecitos en la barbilla a Bucky cada vez que él se quejaba.-Ni yo —murmuró el aludido, con los ojos cerrados—. Pero me gusta más que el té ese que huele a raíces podridas. - T’Challa, desde la cocina, alzó una ceja.-Ese té ha curado generaciones enteras en Wakanda.-Y arruinado lenguas enteras también —gruñó Bucky.   Figaro, mientras tanto, se acurrucó en la parte baja del sofá, justo en la curva de las rodillas de Bucky. Cada tanto, lanzaba un maullido corto si Alphine se tensaba. Era como si le hiciera de traductor emocional. Panther, fiel a su estilo más aristocrático, observaba todo desde lo alto de la biblioteca, pero cada vez que Bucky se removía, maullaba con autoridad, como marcando el ritmo. Habían viajado con los gatos bajo el alegato de Bucky: ¿Piensan dejar a nuestros hijos abandonados y solos en casa por cuatro dias, malos padres?Así pasaron las horas. T’Challa preparó una sopa suave; Sam puso un par de películas viejas; Bucky dormía a ratos, murmurando incoherencias y siendo acunado por el calor felino.   -No es normal que esté así tanto tiempo —dijo Sam en voz baja, mientras T’Challa le servía una taza de café.-No —coincidió el rey—. Y su temperatura no está alta. Solo… decaimiento, náuseas.-¿Y si fue el sésamo ese con olor raro?-¿Y si no fue la comida?   Se miraron un segundo, casi al mismo tiempo. La idea se instaló sola. Bucky abrió un ojo en ese momento y los vio cuchicheando.   -Estoy enfermo, no muerto —dijo con voz ronca-Ya lo sabemos, cariño —respondió Sam con dulzura-¿Para que quiero esto? - pregunto cuando T’Challa le pasó la tablet.-Vas a hablar con Shuri. Ella puede hacerte un escaneo desde Wakanda.-¿En serio? ¿Me van a telemedicar?-Sí, y agradece que no aparezca en persona con un bisturí y una bata —respondió Sam.   Alphine bufó como si entendiera.Bucky obedeció con resignación. La pantalla se iluminó con la cara de Shuri, que lo saludó con entusiasmo y una broma incómoda sobre "las tripas sensibles de los supersoldados." Lo hizo sentarse, activar sensores, tomar datos, contestar preguntas. Diez minutos después, frunció el ceño frente al monitor.   -Bueno… eso explica muchas cosas – dijo la chica-¿Qué? —dijeron los tres al mismo tiempo. Shuri se recostó hacia atrás con una sonrisa traviesa.-No es el estómago. Es el útero.   Bucky se quedó en blanco.Sam dejó caer la taza.T’Challa no parpadeó, pero su postura se volvió más recta.   -¿Estoy…? —murmuró Bucky.-Embarazado —confirmó Shuri—. Poco, unas semanas. Lo suficiente como para que tu cuerpo ya esté desacomodado y se queje.   Un silencio absoluto llenó el departamento. Alphine ronroneó.   -¿Estás segura? —dijo T’Challa, con voz suave.-¿Confías en mis escaneos o no? —respondió su hermana.   Bucky apretó los labios. Los tres sabían que no era imposible. Shuri había hablado con ellos hace meses sobre las implicancias de ciertos tratamientos, sobre las posibilidades únicas de su fisiología, sobre cómo funcionaban los implantes que ayudaban a estabilizar su sistema reproductivo híbrido. Pero nunca lo habían imaginado… así.   -¿Quién…? —empezó Sam-¿Como que quien, idiota? - dijo Bucky frunciendo el entrecejo-Digo, ¿cuándo?   Bucky a T’Challa. Luego miró a Sam. Luego a Alphine. luego nuevamente al rey   -Qué sé yo. ¿La noche después del acuerdo con Wakanda e Illyria? ¿La del brindis? - dijo T’Challa y se cruzó de brazos, casi divertido — Siempre supimos que las negociaciones eran fértiles. - Sam soltó una carcajada ahogada. Bucky resopló y Alphine saltó a su regazo.-¿Saben qué es lo peor? —murmuró él, acariciando a la gata.-¿Que no vomitaste sobre Stark? - pregunto T’Challa-A parte de eso – dijo Bucky - Que Alphine lo supo antes que nosotros.   Figaro maulló en segundo plano. Panther bajó del estante como si lo llamaran.Y en ese pequeño rincón de Nueva York, con tres gatos, una noticia inesperada, y un montón de emociones flotando como vapor de sopa, el futuro pareció un poco más cercano.Bucky se dejó caer de nuevo contra el respaldo del sofá. Sam le cubrió los pies. T’Challa le besó la sien con discreción.   -No estás enfermo, amor. Estás creando algo nuevo.-Y si ese algo sale con mi mal genio —susurró Bucky—, estamos jodidos.-O perfectos —corrigió Sam.   Y los tres, acompañados por el ronroneo en estéreo de su ejército felino, cerraron los ojos por un instante uniendo sus cabezas.Por primera vez en todo el día, Bucky sonrió sin dolor.
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