ID de la obra: 837

31 Maneras De Decir Te Amo

Slash
G
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0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 93 páginas, 29.833 palabras, 31 capítulos
Descripción:
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Fiesta Sorpresa

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Sorpresa... más o menos Sam Wilson sabía que algo raro pasaba desde el martes. Primero, Bucky había dejado de quejarse por el ruido del mezclador de batidos a las siete de la mañana. Después, T’Challa había limpiado todo el departamento sin que nadie se lo pidiera y con una playlist sospechosamente animada. Para el jueves, ya se habían “acabado misteriosamente” los panqueques favoritos de Sam, y ni uno solo de sus amigos respondía con claridad cuando preguntaba si tenían planes el fin de semana. — No soy idiota — murmuró Sam la mañana de su cumpleaños, entrando a la cocina con expresión de detective sin café —. Sé que están tramando algo. Bucky, que intentaba ocultar una caja envuelta en papel dorado debajo del fregadero, fingió no haber escuchado. T’Challa le pasó una taza de café sin decir palabra. — No — repitió Sam, apuntándolos con el índice —. No se hagan los tontos. — ¿De qué hablás? — preguntó Bucky, abriendo mucho los ojos. — Estamos en modo normal — aseguró T’Challa. — ¡Ese es el problema! Ustedes no saben hacer “modo normal”. A las cinco de la tarde, Sam aceptó que no lograría que confesaran nada. A las seis, lo convencieron de que salieran a “comprar algo rápido para cenar”. Y a las seis y treinta, cuando abrió la puerta del departamento al volver… — ¡SORPRESA! La sala estaba llena. Shuri, Rhodey, Yelena, Peter, Harley, Morgan y hasta Steve y Tony en videollamada. Había globos con colores de la bandera estadounidense, una torta con alas de halcón hechas en fondant y una pancarta hecha a mano que decía: “Feliz cumple, Sam (alias: el único con sentido común en esta casa)”. — Dios mío… — susurró Sam, entre divertido y abrumado. T’Challa apareció detrás de él con una sonrisa orgullosa. Bucky le ofreció una corona de cartón. — ¿Me perdonás por el café aguado de la mañana? — Lo supe — respondió Sam, sacudiendo la cabeza —. Lo supe todo el tiempo. Pasaron la tarde entre música, abrazos, empanadas wakandianas, brownies de Shuri y chistes malos de Yelena. Steve le contó historias de cuando Sam lo entrenaba con los paracaídas. Morgan le entregó un dibujo donde los tres — Sam, Bucky y T’Challa — estaban en forma de gatos superhéroes. Figaro y Alphine recibieron sobras. Panther se durmió sobre un paquete de regalo. Al final, cuando los invitados se fueron y la sala quedó en penumbra, Sam se dejó caer en el sillón. — ¿Saben qué fue lo mejor? — ¿Los brownies de Shuri? — preguntó Bucky. — ¿La foto familiar de grupo donde todos tienen los ojos abiertos? — preguntó T’Challa. — No — respondió Sam —. Que están acá. Ustedes. Siempre. Bucky se acomodó a su lado. T’Challa le tomó la mano. Y aunque la sorpresa no fue tan sorpresa… el cariño sí que lo fue. Una sorpresa más suave. Más cotidiana. La que se construye todos los días. Día 13 Título: Sorpresa… más o menos Temática: Fiesta sorpresa Universo: Tierra 616 (civil) Tono: Familiar, alegre y cotidiano Sorpresa... más o menos Sam Wilson sabía que algo raro pasaba desde el martes. Primero, Bucky había dejado de quejarse por el ruido del mezclador de batidos a las siete de la mañana. Después, T’Challa había limpiado todo el departamento sin que nadie se lo pidiera y con una playlist sospechosamente animada. Para el jueves, ya se habían “acabado misteriosamente” los panqueques favoritos de Sam, y ni uno solo de sus amigos respondía con claridad cuando preguntaba si tenían planes el fin de semana. — No soy idiota — murmuró Sam la mañana de su cumpleaños, entrando a la cocina con expresión de detective sin café —. Sé que están tramando algo. Bucky, que intentaba ocultar una caja envuelta en papel dorado debajo del fregadero, fingió no haber escuchado. T’Challa le pasó una taza de café sin decir palabra. — No — repitió Sam, apuntándolos con el índice —. No se hagan los tontos. — ¿De qué hablás? — preguntó Bucky, abriendo mucho los ojos. — Estamos en modo normal — aseguró T’Challa. — ¡Ese es el problema! Ustedes no saben hacer “modo normal”. A las cinco de la tarde, Sam aceptó que no lograría que confesaran nada. A las seis, lo convencieron de que salieran a “comprar algo rápido para cenar”. Y a las seis y treinta, cuando abrió la puerta del departamento al volver… — ¡SORPRESA! La sala estaba llena. Shuri, Rhodey, Yelena, Peter, Harley, Morgan y hasta Steve y Tony en videollamada. Había globos con colores de la bandera estadounidense, una torta con alas de halcón hechas en fondant y una pancarta hecha a mano que decía: “Feliz cumple, Sam (alias: el único con sentido común en esta casa)”. — Dios mío… — susurró Sam, entre divertido y abrumado. T’Challa apareció detrás de él con una sonrisa orgullosa. Bucky le ofreció una corona de cartón. — ¿Me perdonás por el café aguado de la mañana? — Lo supe — respondió Sam, sacudiendo la cabeza —. Lo supe todo el tiempo. Pasaron la tarde entre música, abrazos, empanadas wakandianas, brownies de Shuri y chistes malos de Yelena. Steve le contó historias de cuando Sam lo entrenaba con los paracaídas. Morgan le entregó un dibujo donde los tres — Sam, Bucky y T’Challa — estaban en forma de gatos superhéroes. Figaro y Alphine recibieron sobras. Panther se durmió sobre un paquete de regalo. Al final, cuando los invitados se fueron y la sala quedó en penumbra, Sam se dejó caer en el sillón. — ¿Saben qué fue lo mejor? — ¿Los brownies de Shuri? — preguntó Bucky. — ¿La foto familiar de grupo donde todos tienen los ojos abiertos? — preguntó T’Challa. — No — respondió Sam —. Que están acá. Ustedes. Siempre. Bucky se acomodó a su lado. T’Challa le tomó la mano. Y aunque la sorpresa no fue tan sorpresa… el cariño sí que lo fue. Una sorpresa más suave. Más cotidiana. La que se construye todos los días.
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