BOOTCAMP

Esa noche no fue como las demás.Para Marshall, que tenía la certeza de que uno de sus amigos hacía la guardia nocturna, jamás imaginó que sería interceptado en plena madrugada por varias personas. No vio sus rostros ni logró distinguir sus voces.De la nada, lo habían agarrado mientras dormía... y comenzaron a golpearlo. Trató de pelear, de devolver los golpes a quien fuera que estuviera ahí. Pero, al ser más los que iban contra él, terminó siendo sujetado de ambos brazos, exponiendo su rostro.Los puñetazos llegaron en ráfaga. Luchó por quitárselos de encima. Escuchó risas.Risas que se apagaron de golpe al oír pasos acercándose.Huyeron tan pronto como pudieron.Lo dejaron solo. —¿¡Qué sucede aquí!? —Era la voz de Rubble. Su amigo se quedó inmóvil al verlo.Encendió la luz... y hasta Marshall se asustó. Rubble también había recibido una paliza. —Rubb... —¡Marshall! —Se acercó con rapidez, saliendo del shock—. Dios mío... ¿Quién te hizo esto? No lo puedo creer... tu rostro... ¿quién...—? ¡Diablos! —Lo inspeccionó de cerca—. Estás sangrando mucho. —Rubb, eso no importa. Estoy bien. Pero, mierda... ¿qué te pasó a ti? —¡Olvídate de mí! Te ves peor... Mira tu cama... Marshall giró.Las sábanas blancas estaban cubiertas de sangre.Su propia sangre.La almohada se había llevado la peor parte. —Está... está bien. Nos emboscaron. ¿Quién te lo hizo a ti, Rubb? Yo no les vi los rostros. —Esos cobardes también tenían el rostro cubierto conmigo. Los dos fuimos atacados... Alto. ¿Y Skye? ¿Y Zuma? —Carajo. Pensar en ellos hizo hervir su sangre.Se levantó tan rápido como pudo de la cama, y junto a Rubble, corrió en dirección a la barraca de Zuma.No podrían ir a ver a Skye, pero suponían que ella estaría a salvo entre las mujeres. Cuando llegaron, notaron que la puerta estaba cerrada.Se alertaron.Y sin importarles que fueran las dos de la mañana, golpearon con fuerza. La puerta se abrió al poco rato.Detrás de ella, un temeroso pero intacto Zuma. Las luces estaban apagadas a su espalda. —¡Zuma! ¿Estás bien? El chico africano abrió más la puerta al reconocerlos, y su expresión cambió por completo al verlos. —Zuma... Rubble... ¿ustedes también...? Marshall se apresuró a tomarlo de los brazos, empujándolo dentro de la habitación.Detrás de ellos, el más joven cerró la puerta con rapidez. —¿Qué te hicieron? ¿Viste quiénes fueron? Zuma los miró afectado.Marshall, sin notarlo, le apretaba los brazos con más fuerza de la necesaria.Iba a seguir interrogándolo... hasta que unas manos ajenas lo apartaron bruscamente de su amigo. —Vaya forma tan mierdecilla de preocuparse. ¿Estás bien, Zuzu? Una voz burlona, fría.Familiar para ambos. —¿Rocky? ¿Qué haces aquí? —preguntó Rubble de inmediato, mirando luego a Zuma. —¿Tú qué crees, Kong? Comparto barraca con esta nena. —Marshall encendió la lámpara del escritorio. La única luz en la habitación. Y se quedaron mudos. —¿Qué...? —Marshall no pudo terminar la frase. Zuma lucía intacto.Tenía puesta la pijama reglamentaria, su rostro sin un solo rasguño. Pero a su lado, el peli gris mostraba señales de batalla.Hematomas en la cara.Sangre seca en la nariz y los labios, ambos visiblemente hinchados. —Nos atacaron antes de que ustedes llegaran —explicó Zuma, moviendo las manos nerviosamente—. Iban a golpearme, pero Rocky los detuvo. Los dos amigos miraron a Rocky, que no dijo nada. Solo desvió la vista. —No lo hice por ti, llorón —se defendió, con las mejillas apenas rosadas—. Sabía que si te golpeaban, no me dejarías dormir con tus llantos de bebé. —Como sea... nos alegra que estás bien —dijo Rubble. —¿Tienen idea de quién fue? Zuma y Rocky negaron con la cabeza. —No se saldrán con la suya —dijo el peligris, apretando la mandíbula—. Me aseguraré de que esos imbéciles reciban su merecido. Zuma lo miró.Luego volvió la vista hacia Marshall.Con esa misma expresión de antes. Como si intentara decirle algo... sin palabras. _______________________ Regresaron a su habitación sin decir palabra.El camino de vuelta se sintió más largo entre él y Rubble. Más frío. Como si estuvieran siendo vigilados. Las luces estaban apagadas en los pasillos como si no hubiera pasado nada.Como si no hubiera sangre esperando en su cama.Como si el miedo de ser atacados otra vez estuviera persiguiendolos. Marshall se acostó, pero no cerró los ojos.El dolor le latía en el rostro, pero lo ignoró. Probablemente debía a comenzar a acostumbrarse.Rubble tampoco dijo nada durante y despues del camino. Solo se tumbó en su cama, mirando el techo, pensativo. El silencio era demasiado profundo.Cada crujido, cada paso en la madera del exterior, hacía que ambos se tensaran. Decir que tenían miedo golpearía en sus orgullos, así que el silencio les hizo mejor compañía. Cada sombra que se movía bajo la luz de la luna los obligaba a contener la respiración. Estaban siendo paranoicos, quizá. Pasaron horas así.Con los ojos abiertos.Con los puños cerrados.Con el cuerpo listo para pelear de nuevo. Marshall pensó en Chase.Un pensamiento fugaz que inundó su mente por unos segundos. En cómo no conocerlo le generaba una sensación de sospecha increíble.En cómo, por alguna razón, eso lo inquietaba más de lo que quería admitir. Sentía que tenía algo que ver. Aunque también podía ser su rencor por Chase hablando por él. No supo cuándo amaneció.Solo supo que no había dormido nada.Y que Rubble tampoco. Ambos seguían despiertos cuando la alarma sonó. Porque no podían bajar la guardia.Porque sabían que ese lugar no era seguro.Y que nadie más los iba a proteger, más que ellos mismos. Y si para sobrevivir ahí tenían que encontrar a los culpables, buscaría hasta dar con ellos. Pensó en los posibles sospechosos. Rocky salió de su lista mental rápidamente. Así que solo quedaban; Quinn, Chase y su grupo de descerebrados.