ID de la obra: 888

BOOTCAMP

Mezcla
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planificada Mini, escritos 267 páginas, 72.620 palabras, 58 capítulos
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VEINTE

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Skye gritó con fuerza mientras su cuerpo se tensaba bruscamente. Los dos hombres a sus costados la sujetaban con firmeza mientras ella se inclinaba hacia atrás.La electricidad la recorría por dentro, provocándole incluso un poco de baba. Tras unos segundos, la descarga se detuvo. —Bien. Ya pasó. ¿Estás bien? —Marshall la ayudó a recargarse en él. Al ver su asentimiento, la llevó hacia un costado, cediendo el lugar en la línea de entrenamiento. —¿Tan mal está? —preguntó. —Sí... duele mucho. Te toca después de Zuma, ¿no? —Seh... Aún no puedo creer que esto sea una de las lecciones obligatorias. —Bueno... es para que agarremos resistencia a los tasers. Vamos, déjame aquí y vete. —¿Ya puedes caminar? —Eso sonó muy mal, idiota. Marshall tardó unos segundos en procesarlo, y luego se rió. —Uy. Lo siento. Nos vemos. Caminó hacia la fila, donde no pasó mucho tiempo antes de que llegara su turno. Tenía miedo.Y no debería. Especialmente ahora que era oficialmente un adulto. Al fin tenía 18 años. Aun así, la idea de ser electrocutado no era precisamente alentadora. Se colocó en el área indicada. Dos cadetes lo sujetaron por los brazos. —Espero que esto te duela mucho, fenómeno. —¿Qué? Abrió los ojos con fuerza, pero al instante, la descarga lo golpeó brutalmente en un punto de la espalda distinto al que se suponía. Los cadetes lo soltaron de inmediato cuando sus piernas cedieron, dejándolo caer pesadamente sobre la colchoneta. Dolió.Mucho.Pero la descarga cesó pronto. Jadeó, intentando que su cuerpo recuperara el control. Miró hacia atrás, justo cuando el instructor reprendía a Quinn por haber apuntado mal. Trató de incorporarse, apoyando las manos en el suelo, pero le costaba. Sus brazos se sentían como gelatina. Cayó de nuevo sobre la colchoneta. —¡Marshall! ¿Te encuentras bien? Rubble se acercó, atrayendo la atención de los presentes. Lo ayudó a sentarse, sujetándolo de los hombros. —Sí... sí, creo que sí. Solo me sentí débil. Quizá por la descarga del taser. Un instructor se aproximó para revisarlo. —No parece haber daño neurológico, pero sí hay adormecimiento. Estarás bien, muchacho. Ve a tomar un poco de agua y siéntate un rato. Asintió y obedeció. Al sentarse en una de las sillas del fondo, sintió una mirada fija sobre él. Al voltear, encontró los ojos de Chase observándolo, preocupado. A lo lejos, como siempre. Marshall pensó en hacer una mueca, ignorarlo. Pero desde que había presenciado aquella conversación entre Chase y su padre, no le salía ser cruel con él.No del todo. Frunció el ceño y le hizo un ademán de ¿Qué me ves?, al que Chase respondió con un leve movimiento de manos, como preguntando si estaba bien. Marshall solo asintió y volvió la vista hacia la zona de entrenamiento. Quizá estaba demasiado distraído, pero algo en la esquina de la sala llamó su atención. Zuma y Rocky hablaban en voz baja, más cerca de lo habitual.Pensó que compartir habitación los había vuelto cercanos, pero había algo extraño en la forma en que se miraban. No lucían como simples amigos. ¿Quizá mejores amigos? No... no podía ser. Rocky era parte del grupo de descerebrados que se burlaban de Zuma y sus amigos. ¿Por qué se llevarían bien? Quizá lo estaba interpretando mal, y en realidad Rocky lo estaba intimidando, y Zuma solo no quería decir nada. Sí... quizá era eso. Antes de que pudiera levantarse, escuchó su nombre. No, no el suyo. El de Chase. Era su turno. Marshall enfocó su atención en él. Chase se colocó en posición. Fue sujetado por los costados, y tras la cuenta regresiva, el disparo del taser se escuchó junto con el clásico click-click-click. Por unos segundos, la habitación quedó en silencio. Todos esperaban ver su reacción. Chase siempre estaba bajo el reflector. Siempre observado.Ahora que lo pensaba... eso debía ser agotador. El moreno apretó la mandíbula al sentir el shock recorrerle el cuerpo. Cerró los puños con fuerza, pero no desvió la mirada. No parpadeó. No tembló. No dejó de mirar a Marshall. Sus ojos, esos ámbar intensos, se mantuvieron fijos en los azul claro de él. Cuando la descarga terminó, Chase logró mantenerse en pie. Soltó un suspiro bajo, como si no fuera gran cosa. Hubo reacciones de asombro en la habitación. Murmullos, algunos aplausos tímidos. Varios cadetes expresaron su respeto, impresionados por su resistencia. Marshall lo observó sin decir nada.Y por primera vez en mucho tiempo, sintió que, aunque no podía explicarlo... algo en Chase lo inquietaba.Pero ya no era odio.   ______________________________   —¡Sigo sin comprender cómo es posible que no haya reaccionado! —Rubble se quejaba mientras caminaban. —Fue el último en la prueba y aun así fue quien llamó más la atención de todos. Es insoportable lo engreído que es. ¿No piensas lo mismo, Marshall? —Quizá solo un poco... pero no creo que sea tan malo. —Además, según sé, no es la primera vez que hace esa prueba —agregó Skye—. Escuché por ahí que él ya había practicado con tasers antes de enlistarse. —¿Qué...? —Marshall la miró preocupado. Lo único que le venía a la mente era el padre de Chase. Ese hombre que, con solo una mirada, se notaba cruel. ¿Y si Chase había sido sometido a ese tipo de cosas antes? ¿Y si por eso había soportado la descarga como si nada?¿Qué tan probable era...? —¿Qué sucede, Marshall? —Skye notó el cambio en su rostro y se preocupó—. ¿Está todo bien? No podía contarles lo que había visto. Lo que había escuchado por accidente. No era correcto. Así que solo asintió. —Bueno... ¿pero qué piensas tú, Zuma? Has estado muy callado desde que acabó la prueba —interrumpió Rubble, girando para mirarlo. Zuma parecía distraído. De hecho, ni siquiera reaccionó cuando Rubble le habló. —Zuma —repitió Skye, tocándole el brazo suavemente. —¿Eh? ¿Qué? Oh... lo siento. ¿Qué decían? —Los miró con sorpresa. —Estás muy distraído, Zuma. ¿Ocurre algo? —Rubble se detuvo, mirando el suelo de tierra bajo sus pies. —¿Qué? No... —Zuma se veía inseguro. Miraba hacia un lado, como si evitara sus ojos. Hacia los árboles. —¿Tiene que ver con Rocky? —preguntó Marshall, captando de inmediato la atención de Zuma. —¿Qué tendría que ver Rocky? —No lo sé... te vi hablando con él durante la prueba del taser —Marshall intentó sonar casual, pero no le salió. Quiso indagar más—. ¿Está todo bien, Zuma? ¿No te está lastimando o intimidando, verdad? Porque si lo hace... —¿Por qué estás asumiendo lo peor de él? —lo interrumpió de golpe. Marshall se quedó en silencio, desconcertado. —¿De qué hablas? Solo me preocupo por ti. —Pero... ¿por qué asumes que él me ha hecho algo? ¿Por qué creen que Rocky es alguien malo? Zuma apretaba los puños con fuerza, la mirada clavada en el suelo. Marshall abrió la boca... pero no encontró qué decir. —No... no es lo que quería decir... —No asumas que sabes todo de las personas, Marshall. Rocky no me haría daño —lo encaró finalmente. En sus ojos había molestia. Una que ninguno de ellos le había visto antes. —Zuma... —Déjalo. Me voy adelantando. Los veo en la cafetería. Necesito estar solo. Y sin esperar respuesta, se dio media vuelta y se alejó rápidamente por el camino de grava. Los tres se quedaron parados, en silencio. El aire parecía haberse tensado. Pasaron unos segundos. —¿Acaso dije algo malo? —murmuró Marshall. —Ni idea —dijo Rubble. —No lo sé —susurró Skye.
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