VEINTIOCHO
12 de septiembre de 2025, 23:26
—Ya llegaron los camiones. Me dijeron que tú serías uno de los primeros en ser trasladado a una nueva base para terminar el entrenamiento.
Chase miró a Marshall. El albino había llegado de forma repentina, y Chase estaba aún con la ropa medio cambiada.
—¿No sabes tocar, albino?
—Para tu información, no hay puerta. Y por si se te olvidó, no hay porque los jets la destruyeron.
Chase se volteó hacia él. Su pecho y abdomen quedaron expuestos ante Marshall.
—Bueno... supongo que tomaré mis cosas —hizo una pausa dramática—. Ah, cierto. Quedaron enterradas en los escombros.
Marshall sonrió, incómodo. Evitaba a toda costa mirar a Chase directamente. Se negaba rotundamente a fijarse en su desnudez.
—¿Te dijeron algo más?
—Sí... me dieron tu teléfono. Quieren que estés en contacto con el general Wallas —le tendió el celular.
Chase lo tomó y lo desbloqueó sin decir nada. Se giró para marcar.
Mientras hablaba, Marshall no pudo evitar observar su espalda. Lo único que cubría su torso era el vendaje en el brazo, que él mismo le había cambiado esa mañana.
Su espalda relucía con gracia. Tenía los músculos bien marcados, y su piel morena contrastaba con la luz que entraba por la ventana.
Sin darse cuenta, Marshall se relamió los labios.
Chase colgó. Marshall no había escuchado ni una sola palabra de lo que dijo en la llamada.
Cuando Chase se giró, Marshall olvidó por completo mirar a sus ojos.
Dos grandes personalidades se presentaron ante él.
Su rostro se calentó. Parpadeó varias veces antes de obligarse a mirar los ojos ámbar de Chase... pero no aguantó. Acabó mirando hacia cualquier otro lado.
—Marshall.
—¿Eh? ¿Qué?
—¿Puedes dejar de distraerte? Dije que alistes tus cosas.
—¿Por qué?
—Porque vienes conmigo.
Marshall frunció el ceño.
—¿Por qué iría contigo?
—Porque necesito que sigas cuidando mi brazo. No quiero perderlo sin tenerte cerca para culparte —lo dijo como si fuera lo más lógico del mundo.
—Qué chistoso eres.
No había rastro de risa en su tono.
—Y tú, muy sarcástico. Ahora vete por tus cosas. Nos vamos en diez.
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—¿Entonces te iras con Wallas? —Rubble tomaba agua de su botella. Se veia sudado y algo cansado. Probablemente estuvo todo el día ayudando a mover escombros para encontrar a los desaparecidos.
—Si. No tengo otra opción. Es orden directa de arriba.
—¿Qué tan arriba? ¿Sargento primero o coronel?
—General 'no me acuerdo cuantas estrellas'.
Marshall volteó a ver a su amigo cuando notó que no habia ruido. La boca de Rubble estaba abierta por el asombro.
—¿Un GENERAL ordenó que te fueras con Wallas? —Marshall rió y siguió empacando lo poco que pudo recuperar de sus cosas.
—Si... Chase me dijo que si le tenian que amputar el brazo, al menos estaría yo ahí para darme toda la responsabilidad.
—Oh, si escuche de Skye que le sacaste la bala. Me dijo tambien que lo hiciste gritar. —Se burló.
Marshall sintió vergüenza y evitó mirar a su amigo.
—Si. Bueno, era la primera vez que le sacaba la bala a alguien.
—Y resultó tan bien que te tuvieron que obligar a acompañar al mas cabron de los cadetes. —Su tono era divertido. —Vaya suerte la tuya. No te envidio.
Marshall rodó los ojos con una sonrisa.
—Está bien. Tendré que estar con el idiota un tiempo. Pero, ustedes no tardarán en llegar. Les enviarán camiones para llevarlos a la nueva base una vez que se hayan identificado todos los... los... ya sabes.
El ambiente se volvió sombrío en un segundo.
—Los cuerpos...
Marshall tragó saliva con dificultad.
—Si... uhm... fue... fue horrible. —Hizo una pausa, temiendo seguir hablando. —Tu... Tú... ¿Como estás? ¿Como...? ¿Cómo te sientes?
Marshall notó como Rubble movió sus manos inquieto.
—No he podido dormir desde el ataque. —Su mirada se quedó fija en el suelo. —Aún puedo ver cuando cierro los ojos como las balas atraviesan a los cadetes que no lograron llegar a la armería.
Cerró los ojos con fuerza y Marshall copió su acción.
—Si... yo tampoco he podido dormir. El sonido de las balas y las explosiones se escuchan muy fuerte en mi cabeza.
Se quedaron en silencio, como si buscarán conmemorar la memoria de los miles que han muerto.
—Es un milagro que sigamos vivos.
—No se que habría hecho si tu hubieras muerto, Rubble. O cualquiera de los otros dos.
Miró a Rubble, quien le dedicó una mirada triste pero compasiva.
—Yo tampoco. Pero gracias por ser de ayuda aquí. Muchos sobrevivieron por ti.
Marshall le sonrió. No creia que fuera de tanta ayuda pero hizo lo que pudo.
—Tengo que ir a despedirme de Skye y Zuma.
—Suerte. Skye se va a enojar.
—¿Qué? ¿Porque?
—Su enfermero ayudante se va a ir. ¿Tú que crees?
Rubble se rió y Marshall solo negó riéndose igual.
—Nos vemos.
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Marshall se dirigió a Skye, quien estaba dirigiendo a varios cadetes que traian a otros para ponerlos en camillas después de encontrarlos. No importaba que ya habían pasado 18 horas desde el atentado.Aún salían muchos heridos.
El albino miró a los que estaban en la enfermería improvisada. Habían muchos inconscientes.Zuma estaba hasta el fondo, aun descansando por sus heridas. Parecía que habia sido sedado hace poco. Supuso que no podria despedirse de él.
—Skye.
Se acercó a ella, que pasó de hablar con alguien a revisar unas cosas de un carrito con utileria.Volteó a verlo cuando lo notó.
—Oh, Marshall. Que bueno que estas aquí. —Tomó una caja del suelo y se la dio. Marshall la tomó y trató de hablar. —Hay que apresurarnos porque piden esto para la sección b.
—Skye, espera.
—Es importante llevarlo porque la sección b tiene menor cobertura pero mayor índice de heridos.
—Skye. Me iré.
—No puedes solo dejarme así. Sabes que tienes que hacer tu parte del trabajo.
—Skye, no lo comprendes.
—Yo creo que solo no quieres ir a la sección B porque esta sobrepoblado.
—Skye, he recibido ordenes para ir a otra base.
Skye detuvo su andar y lo miró.
—¿Que?
—He venido a despedirme de ti. Y Zuma. Pero por lo que veo esta dormido. ¿Crees que le puedes dar la noticia? Por favor.
—Pero...
—Esta bien. No te preocupes. Iré como enfermero. Chase ira conmigo.
—¿Chase? ¿No es el chico que odias?
La chica se veía abrumada por toda la información. Jugueteo un poco con la manga de su uniforme.
—No lo odio... tanto. —Sonrió incómodo. —Y las órdenes vinieron de muy arriba. No es como si yo pudiera hacer algo al respecto.
—¿Eso significa que nos separaremos todos aquí?
Marshall negó y dejo la caja en el suelo.
—Claro que no. Ustedes serán trasladados a la misma base. Solo me iré un poco antes. Cuando acabe la identificación aquí, los enviaran a continuar su entrenamiento junto a mi.
—Pero... ¿A donde irás?
—Pues... es una base ubicada mas al sur. En una bahia. Creo que la base se llama Fort Vent.
Skye asintio.
—No causes muchos problemas ¿Quieres? No me tendrás ahí para solucionar.
Aunque lo dijo como broma, su voz sonó triste.
Marshall sonrió de lado.
Se acercó a ella y la abrazó.
—Nos vemos. Skyla.