CUARENTA
12 de septiembre de 2025, 23:26
Han pasado exactamente dos días desde que la carta fue entregada. No había indicios de un ataque, pero, como se suponía que sería sorpresa, tampoco esperaban que hubiera señales claras. Aun así, durante esos días, hubo mucho movimiento en la base.Era cuestión de tiempo para que el Norte volviera a atacar.
Y lo cierto es que a Marshall y a Chase les tocaría luchar en esa batalla. Todos tenían que hacerlo. Por defender su territorio. Por defender sus vidas.
Durante esos dos días, recibieron clases intensivas sobre cómo usar el arma correctamente y cómo formar estrategias.
Chase y Marshall observaban y aprendían. Aunque, en especial, el albino.
Chase ya era bueno con las armas.
Cuando llegó la hora del almuerzo, Marshall no pudo evitar preguntarle sobre eso.
—Presumido —lo llamó, alcanzándolo en la salida y pasando su brazo por el hombro del moreno.
—Albino —respondió Chase, haciéndole saber que lo había escuchado.
Marshall se apartó y comenzó a caminar a su lado.
—¿Por qué eres tan bueno manipulando las armas? No te vi muy interesado en la clase, así que supuse que ya lo sabías.
—Sí... bueno, sé usar muchas armas. Solía practicar con ellas. Mi padre se aseguró de que conociera las mecánicas de cada una.
Marshall asintió.
—¿Te costó aprender a usarlas?
—Uh... un poco. Era algo distraído. Pero se me quitó con unos buenos gritos.
—Supongo que no fue grato.
—Supones bien. —Ambos se miraron por un segundo, pero no pudieron mantener la mirada. Se avergonzaron y desviaron los ojos.—Por cierto. Felicidades.
—¿Eh? ¿Por qué? —Marshall lo miró, desconcertado.
—Supe que te asignaron como uno de los médicos líderes por tu trabajo en Fort Jackson. —Chase le sonrió, y la cara de Marshall se puso roja.
—Sí, bueno... espera. —Se detuvo—. ¿Cómo supiste eso si el sargento me lo dijo en la mañana?
Chase alzó los hombros.
—Quizá porque soy tu compañero.
—Eso no explica nada.
—Tú nunca entiendes nada —se burló.
—Eso no es cierto. Yo entiendo las cosas. Solo... no presto mucha atención.
Chase rodó los ojos con una sonrisa ante la risa de Marshall.
En el comedor, tomaron su comida, pero poco después de tenerla, la alarma comenzó a sonar con fuerza. Luces rojas parpadearon con intensidad.
Estaban siendo atacados.
Ambos se miraron, y Chase lo tomó de la muñeca para comenzar a correr juntos al sótano, como estaba establecido en el protocolo inicial.
No tardaron mucho en llegar, porque el moreno ya se había memorizado el camino.El bombardeo no se hizo esperar.
Una vez abajo, con una gran cantidad de cadetes a la espera, solo quedaba seguir las indicaciones para el contraataque.Por la carta sabían que el ataque a Fort Vent no sería igual al de Fort Jackson.Sí, iniciaría con aviones... pero la fuerza armada del Norte invadiría la base.
—Chase... ¿ya te dijeron qué harás?
—Me dieron opciones por ser cadete.
—¿Cuáles son?
Marshall sonaba muy preocupado. Le ponían nervioso los ruidos que hacían los jets enemigos.
—Ir al frente... o resguardar la enfermería.
—Dime que decidiste resguardar la enfermería.
Chase no respondió. Ese silencio lo dijo todo. Había elegido pelear en el frente.
—Marshall...
—Qué bueno, porque yo también elegí ser líder médico en el frente. No me gustaría estar solo.
Chase se quedó pálido al escucharlo. Lo sujetó de los brazos.
—¿Qué dices? No puedes estar hablando en serio, Marshall. No puedes.
Marshall rodó los ojos.
—Sabía que si te daban la opción, elegirías ir al frente.
—¿Y qué pasaba si decía que no?
—Confío en ti.
—¿Qué?
—Confío en que nada te pasará. Y si algo te sucede... quiero ser yo quien se encargue de que no mueras.
—Pero tú también corres peligro.
—Lo sé. Pero... tú eres lo único bueno que tiene este lugar. Eres lo único que tengo aquí, Chase. No puedo permitir que lo hagas solo. ¿No? Somos compañeros de batalla. Sobrevivimos juntos... y volveremos a sobrevivir juntos.
—Marshall...
—Además, noté el equipamiento extra que te dieron.
Chase iba a alegar, pero comenzaron a llamar los nombres de todos los voluntarios para ir al frente a luchar.No le quedó de otra más que aguantar lo que tenía que decirle.
—Como sabrán. —Comenzo a hablar uno de los sargentos. A su lado habia oficiales. Médicos, probablemente. —Nos estan atacando. Y ustedes, irán a defender su territorio. A sus amigos. A su familia. Porque si esta base cae, el resto lo harán. No dejaremos que lo que sucedió en Fort Jackson se repita. No dejaremos que mas compañeros y amigos mueran. ¡Lucharemos por mantener nuestra paz! Si el norte invade esta base. Van a invadir la ciudad. Invadiran la Bahia... invadiran el sur. ¡Nos quitaran nuestra libertad! ¡Mataran a sus hijos y violaran a sus esposas! ¡Sera una disctadura! ¿¡Queremos eso!?
Chase apretó los puños con fuerza. Parecía molesto. Marshall lo notó y tomó suavemente su muñeca. Llamando su atencion.
Todo estará bien.
Le susurró Marshall al creer que la tensión de Chase era por las injusticias causadas por el Norte. Que era quizá por la misma rabia que le tenía al enemigo.
—¡No señor!
Exclamaron todos los cadetes al unísono. Creando un sonido de batalla. De lucha. De esperanza.
—¿¡DEJAREMOS QUE A QUIENES AMAMOS LOS INVADA EL NORTE!?
—¡No señor!
—¡PROTEJAMOS A QUIENES AMAMOS!
—¡Si, Señor!
Al gritar esto ultimo, Marshall y Chase no pudieron evitar mirarse a los ojos. Era como una declaración silenciosa de que lucharian por el otro. Que tenian un propósito para salir con vida.
—Bien. El sur está en nuestra área. No tardan en llegar. Preparen sus cosas y vayan a las trincheras.
—¡Si, señor!
Cuando el sargento los dejo. Marshall se fue para recibir su equipo médico y sus armas. Chase fue al área de planeación. Ahí crearían un plan para interceptar las tropas enemigas, para evitar la mayor cantidad de bajas y recibir sus armas. Tenia que memorizar todo.
No pudo evitar mirar a Marshall al otro lado de la habitación.No importaba donde estuviera, siempre aparecía frente a él. En su campo de visión.
Se veia decidido, se veia valiente. Conocía a Marshall y sabía que tenía miedo, pero que no iba a permitir que este le ganase.
Y Chase haría lo mismo
Y Chase haría lo mismo.
Por Marshall tenia que dejar atrás cualquier emoción y convertirse en el arma que era, la que creó su padre. Tenia que usar al Chase que estaba destinado a ser para proteger a Marshall. No el que era.
No podia permitir que muriera.
No cuando apenas a comenzado a reconocer sus sentimientos por el. Cuando apenas comienza a ver al verdadero Marshall. No cuando aún puede remediar un poco del mal que le causó.
Tendría que ir en contra de lo que creia. Sino la vida de Marshall y la propia estarían en riesgo.