CUARENTA Y SIETE
12 de septiembre de 2025, 23:26
Marshall tomaba su ropa de su cajón. Esperaba a Chase. Que seguía platicando con Rocky.
Se metio al baño de la habitación pero sin cerrar por completo la puerta. Su corazón latía fuerte. No se detenía. No parecía que fuera a detenerse pronto.
Intentó calmarse. Respirar profundo. Pero no pudo evitar escuchar parte de la conversación que tenían allá afuera, justo en el pasillo.
—Traje lo que me dieron en Fort Jackson. ¿Ellos recibieron el informe? —preguntó Rocky.
No hablaban fuerte, de hecho, apenas y podia escucharla pero la conversación le llamó la atención. ¿Quiénes eran "ellos"? Prendió el agua de la regadera en bajo, pero suficiente para hacer algo de ruido.Se acercó al borde del la puerta de la habitación para tratar de escuchar a escondidas sin ser visto.
—No. Hubo un percance pero están bien. Y no hablarán. —respondió Chase.
¿Quiénes?
—Ah... supe de eso. Las marcas quedaron como cicatriz. Las vi durante la ceremonia.
¿Cicatrices?
¿De quién hablaban?
—Eso no debió suceder —dijo Chase. Esta vez su voz sonó molesta.
—Fue tu culpa. Deberías haber estado al pendiente.
—Ya. Adiós. ¿No tienes que irte con tu pareja?
—Ah... cierto. Mi pastelito debe estar esperándome.
Marshall rodó los ojos sin querer. "Pastelito", por favor...
—¿Y sus especialidades? —preguntó Chase.
—Dio la casualidad de que tenemos una especialización similar. Solo una rama de diferencia. Estaremos en la misma base. ¿Y tú y el pálido?
—Misma base también.
—¿Estás bien con eso? Después de todo lo que ha pasado...
Hubo una pausa.
—Sí.
Tras escuchar pasos Marshall corrió en direccion al baño y cerrar la puerta lo mas silenciosamente posible. Después de eso, Chase volvió a la habitación. Rocky se fue.
—¿Marshall? ¿Te metiste a bañar?
Marshall se sintió culpable por haber escuchado todo. Aunque... había algo extraño en esa conversación. Algo que no le daba buena espina.
Fingir que estaba bañándose tal vez evitaría cualquier intento de Chase por hablar del tema... de ellos. De esa cercanía incómoda que se volvía más evidente con cada día.
Porque Marshall lo quería.
Se había dado cuenta después de Fort Vent. Después del miedo, del dolor, del caos.
Lo quería. Pero no había forma de que Chase sintiera lo mismo por él.
—¿Chase...? ¿Todo bien?
Contestó rápidamente.
—No es nada.
Al final si se termino duchando y al salir ya vestido, notó como Chase no paraba de verlo. O para ser exactos, a las cicatrices que tenia en el cuello por las quemaduras de cuerda que dejaron los espías en él.
—¿Todo bien?
—Sí...
—¿Estás viendo mis cicatrices? Ya no duelen. Aunque sí son algo evidentes —intentó sonar casual mientras secaba su cabello con su toalla de baño.
Se giró un poco hasta ver a Chase de frente. Este estaba sentado en su cama.
—¿Y porque me ves tanto?
Chase no bromeó en respuesta pesar de su tono altanero.
—Supongo que todavía me siento culpable por lo que te pasó —dijo, refiriéndose a las cicatrices.
—No tenías control sobre eso, Chase. Es obvio. Además... se ven cool.
Marshall notó la inseguridad en el rostro del moreno, así que se acercó a este y alzó la mano para despeinarle el cabello. Estaba perfectamente peinado, hasta que hizo eso.
Chase sonrió. Le hizo gracia.
—¿Acabas de arruinar mi peinado?
—Era feo.
Chase soltó una risa, fingiendo estar indignado.
—¿Feo? ¿Mi increíble peinado te parecía feo?
De forma inconsciente, sus manos bajaron a la cintura de Marshall, quien se sorprendió al sentir el contacto. Antes de que pudiera reaccionar, Chase empezó a hacerle cosquillas. El moreno logró hacer que Marshall cayera sobre la cama.
El albino se reía tanto que apenas podía respirar. Se retorcía, tratando de zafarse, pero Chase lo acomodaba mejor en la cama para evitarlo.
—¡No, no, no! —rió, entrecortado—. ¡Espera! ¡No puedo respirar!
Cuando Chase finalmente se detuvo, se dio cuenta de la posición en la que habían quedado. Estaba encima de él, tan cerca que nuevamente podían sentir el aliento del otro. Se miraron. Ojos en ojos. Tan cerca, tan tentador. Pero ninguno se atrevía a dar el siguiente paso.
Marshall sonreía mientras su cuerpo comenzaba a relajarse. Su pecho subía y bajaba rápido por la risa. Los ojos ámbar de Chase se veían hermosos así de cerca. Y sus labios... tentadores. Quería besarlo. Quería hacerlo, pero tenía miedo de lo que pudiera pasar después.
Chase por su lado veía a Marshall debajo de él, con su rostro rojo por las cosquillas, respirando irregularmente mientras aún sujetaba su cintura. En cualquier momento la cercanía podría terminarse. Si solo se atreviera a terminar la distancia. Si solo se atreviera a besarlo.
A hacer a ese hombre suyo.
Marshall suavemente dejó de sonreír, viéndolo a los ojos.
Chase pensó; "¿Debía acercarse? ¿Debía romper la distancia? ¿Debería besarlo?"
No.
Había mucho que perder.
Su amistad, su cercanía. Su aprecio y cariño. Marshall odiaba a la gente como él. No podía, no debía cruzar la línea para lastimarse. ¿Era tan masoquista? Quizá. Pero hacerlo significaba lastimar también a Marshall, y no estaba dispuesto a eso.
Chase se separó de Marshall, creando distancia pero sin romper el contacto. No parecía incómodo.
—Uh... aún falta para que empiece el toque de queda —había retirado sus manos de la cintura del albino, pero las dejó en su pierna. En la parte inferior del muslo, arriba de la rodilla—. ¿Quieres que vayamos juntos a comprar lo que nos hace falta para la siguiente base?
Marshall dudó un poco y asintió.
—Vamos.
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A
l día siguiente partieron rumbo a Fort Monroe. Serian varias horas hasta llegar ahi. Quizá el viaje iba a ser mas largo que el que tuvieron de Fort Jackson a Fort Vent.
Tanto Marshall como Chase se quedaron dormidos durante el camino. Apoyando sus cabezas uno en el otro.
Se habían despedido de sus amigos antes de irse.
Cada uno tenía especialidades diferentes que los llevaría a entrenamientos en varias bases dispersas al rededor del país.
Comenzado por Skye.Su contrato especificaba que ella seria un soldado activo.
Recluta de Artillería de Defensa Aérea.
Un entrenamiento a parte que duraría un total de siete a veinte semanas.
Rubble estableció en su contrato que seria un Especialista en Carpintería y Albañilería. Su entrenamiento seria de 9 semanas. Pero, por su conocimiento previo en esta área estaba la posibilidad de reducir las semanas de aprendizaje.
Zuma por su parte, decidió una carrera de ingeniería civil. Específicamente como Ingeniero Técnico. Su carrera era una de las mas largas con 17 semanas de duración.
Y finalmente Marshall. Un médico de combate. Iniciaría un entrenamiento de 16 semanas. Y se iría como activo.
Otro cambio importante que hubo fue que los sargentos e instructores dejaron de tratarlos mal y comenzaron a tratarlos con normalidad y respeto. Los gritos que antes eran comunes, ahora eran cosa del pasado. Porque, aunque ellos siguieran teniendo un rango mayor, ahora eran compañeros de trabajo profesionales.
Según lo que sabia Chase, su contrato especificaba que seria policia militar. Y su entrenamiento seria de 20 semanas. Siendo asi el mas largo de todos sus amigos. Pero, quizá sus influencias podian acortarlo o adelantarlo.
El camino fue un poco cansado, durante el día no hubo paradas mas que para el baño. Las cajas de MREs estaban en la parte trasera del camión asi que solo lo repartieron de atras hacia el frente.
Así fue el resto de camino con la mayoría en sus teléfonos o durmiendo.
Incluso Chase veia noticias de lo que estaba pasando en el país, la disputa entre el norte y el sur. Esta estaba yendo no tan bien. Las noticias sobre el ataque a Fort Vent y Fort Jackson se extendieron rápidamente, lo que causó que se declarará oficialmente en estado de guerra.