ID de la obra: 888

BOOTCAMP

Mezcla
R
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2
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planificada Mini, escritos 287 páginas, 80.926 palabras, 65 capítulos
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CINCUENTA Y CINCO

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Los tres jóvenes esperaban pacientemente sentados en las escaleras de concreto de la entrada, lo más alejados posible para no estorbar a los soldados que entraban con sus maletas. Observaban con atención a quienes bajaban de los camiones, esperando encontrar algún rostro conocido. Al poco tiempo apareció una cara familiar, aunque no para Skye o Rubble, sino para Marshall. —¿Marshall? ¡¿Eres tú?! Es imposible no reconocerte desde lejos. Ya sabes, por tu cabello. Marshall se puso de pie de inmediato. —¿Ryder? —Frunció el ceño buscándolo. ¡Vaya! Qué bueno verte. ¿Cómo estás? ¿Te has recuperado por completo? —Todo bien. Ya estoy como nuevo. —Miró a su alrededor, viendo los grandes edicios de color ladrillo. —Me transfirieron a esta base para un trabajo especial. Marshall frunció el ceño y se fijó en su rango, que brillaba de color plata justo en el gorro militar que tenia puesto. ¿Desde cuándo su rango era tan alto? —Oh... lo siento, le hablo con tanta informalidad, pero es mi superior. Teniente... discúlpeme, desde lo ocurrido en Fort Vent creí que era un cadete. Hizo un saludo militar rápido, y Ryder soltó una risa suave antes de devolver el gesto. —Está bien, Marshall. No me molesta. En lo personal, no me gustan tanto las formalidades. —¿Cómo lo logró, señor? —¿El qué? —Ser teniente. —Ah... Siempre fui bueno en la escuela. Entré a la universidad a los quince, me enlisté a los diecisiete y luego volví a estudiar. Terminé mi carrera, me ascendieron a oficial un año después... y ahora estoy aquí, Teniente Primero. Marshall asintió con sorpresa y empezó a hacer cálculos mentales. —¿Tiene 21 años? —Cerca. Veintitrés. Llevo algo de tiempo en esto. La falta de personal en Fort Vent me obligó a cubrir el turno de uno de los cadetes. Nada grave. Por eso tú y Chase me encontraron como me encontraron. —Volvió a mirar a su alrededor y luego se concentro en la ropa que tenia puesta el albino. Shorts y camisa negra con la frase "fuerzas armadas". Era el uniforme que les daban para los entrenamientos obligatorios matutinos, que usualmente era usado como ropa "civil" por los soldados. —Veo que estas en hora libre. ¿Qué te trae por aquí? Marshall miró a sus amigos, que seguían conversando animadamente entre ellos, atrás de si. —Esperamos ver si un amigo nuestro llegó en uno de los camiones. —¿Amigo? ¿Cómo se llama? —Zuma Robinson. —Robinson... Robinson... ah... ¡Robinson! —hizo un gesto como si recordara algo importante, lo que le dio esperanzas a Marshall—. Nope. Ni idea de quién es. —Oh... —Pero por alguna razón me suena el nombre... creo que lo he escuchado antes. Una chica rubia captó la atención de Marshall. Estaba detrás de Ryder, arrastrando dos grandes maletas con esfuerzo. Se fijó en el rango viendo que se trataba de otro teniente. —¡Ryder! ¡Las mochilas pesan mucho! ¿También me vas a hacer cargar la tuya? No seas malo. —¡Oh!... ups. ¡Adiós, Marshall! —se despidió rápido antes de correr hacia la joven—. ¡Voy, Katie! Marshall lo observó llegar hasta ella y levantar ambas maletas en sus hombros como si no fuera nada. —Vaya... es fuerte. —Se dijo a si mismo. Ryder no se veía precisamente como alguien fuerte. —¡Marshall! ¡Marshall! La voz de Skye lo llamó y se giró rápidamente. Ella estaba pegada como chicle a Zuma, abrazándolo con fuerza, mientras Rubble también lo saludaba. Marshall sonrió enternecido y se acercó. —¡Zuma! ¡Estás aquí! —Sí. —Se separó de Skye para dirigirse con Marshall y darle un rapido abrazo. —Digamos que un examen me trajo hasta acá. —Al igual que a todos —añadió Rubble—. Aunque tu camión fue un poco lento, ¿no? Tomó a Marshall del brazo, confundiendolo caundo empezaronninclinó para hablarle en voz baja. —Marshall... te ves mejor que la última vez. —Dudaste. ¿Tan mal me veo? —No, no —señaló su propio rostro, justo debajo de los ojos. —Oh, sí, sí... ya sabes. Dormir tarde, levantarse temprano. Lo normal. —Ajá... y supongo que también tienes muchos mosquitos en tu habitación. —¿Eh? ¿Mosquitos? No lo creo... ¿por qué? Se rascó el cuello. —Por las marcas que tienes ahí. —¿Marcas...? Zuma se echó a reír, claramente burlándose de él. —Uy... supongo que tienes una fiera que controlar, Marshall. El rostro del albino se tiñó de rojo de inmediato. —Mierda...◇ —Hey, lo entiendo. No te preocupes. —Lo voy a matar. —¿Entonces ustedes...? —¿Eh? No. No. No lo se. Simplemente somos amigos... —Amigos... si claro. Entonces pasaron a tercera base muy rápido para ser solo amigos. —¿Que-? —¡Chicos! Nos excluyen y nos estamos aburriendo. Llamó su atención Skye. —Lo que sea que estén hablando puede esperar. Dijo Rubble para después tomar a ambos chicos por los hombros y llevarlos un poco lejos nuevamente. Cerca de la salida de la base. —Rubble. ¿Acaso estas planeando nuestra muerte o porque nos traes acá? ¡Zuma no ha dejado siquiera si maleta en su habitación! El chico rió. —Si no me dejas llevar mis cosas ahora, juro que te haré cargarlo a ti. Lo regañó el de tez oscura. —Enserio Rubble. ¿Que hacemos aqui? Skye miró a sus alrededores, no había rastro de otros cadetes, entonces Rubble sacó una hoja de su bolsillo izquierdo de su pantalón. —Aquí. Tengo las horas de nuestras guardias. Marshall abrió los ojos con sorpresa. —¿Cómo lo conseguiste? —Me lo dieron antes de venir. ¿A ustedes no? Zuma asintió. —Si, a mi también. Tengo el horario de mis guardias nocturnas. Los tres miraron a Skye, quien rodó los ojos. —Oh vamos, ¿Para esto era necesario que nos trajeras tan lejos? Unos pocos metros de los camiones habría bastado. Dijo como si fuera lo mas obvio del mundo. Rubble negó con una mueca dramática en su rostro. —Sabes que no debemos compartir nuestras horas de guardia. Pero, yo quería ver si nos tocaba juntos. —Uhm... Yo no tengo un horario de guardia. Les dijo Marshall con una expresión incomoda. Los otros tres lo vieron sorprendidos. Y... envidiosos. —¿Que? ¿No? ¡Que envidia! Eres tan afortunado Marshall porque no tienes un horario de guardia. —De hecho creo que es extraño. Todos debemos tener uno, ¿no? Skye asintió, pensante. —Si... no se supone haya excepciones. —... Creo que tengo que ir a hablar con el sargento encargado de mi unidad. —Bien, pero vean los horarios y así si tienen tiempo nos ayudan para que no sea tan aburrida la guardia. Todos asintieron viendo cada horario y poniéndose de acuerdo para ir. __________________________ Marshall llegó a su habitación aún un poco confundido. ¿El no tenía horas de guardia? Incluso Chase tenía guardia.Con el ceño fruncido se acercó a los papeles puestos sobre el único escritorio de la habitación. ¿Tal vez se lo dieron pero el solo lo dejo ahí? No estaba seguro. Al llegar vio varias cosas. Un cuaderno/diario de Chase, hojas con bocetos que el ha hecho y finalmente varios sobres abiertos. Busco el que dijera su nombre pero no había ninguno. Era extraño. Tras fijarse un poco en los sobres de Chase, notó que habían dos hojas dentro de este. Al tomarlo entre sus manos sacó los papeles y comenzó a revisarlos de una hojeada. Eran esos. Ahí estaba el suyo y el de Chase. Le tocaba la guardia a las 12:40. Pero... Nunca la hizo. Tomó la otra hoja, con el nombre de Chase en esta. Chase tenía guardia antes que él. Eran guardias continuas. Si tiene guardia y no lo ha hecho entonces ya debieron de haberle hablado. No lo comprendía. No tenia sentido. Miró el reloj y notó que la guardia de Chase debió haber terminado hace varios minutos y sin embargo; este aún no estaba en la habitación. Frunció el ceño y trago saliva. Comenzaba a tener un mal presentimiento de lo que podría tratarse el que el moreno llegara bastante noche a su habitación. Miró la hoja una vez más para comprobar el lugar de la guardia. Tomó sus cosas y salió de la habitación. Camino por los pasillos hasta llegar a la salida del edificio. Se alejó de cada instalación para llegar a una parte alejada de la base.Justo donde creyó que Chase estaría, lo vió. Sujetando su arma entre sus manos, sentado en un tronco caído. Se veía algo aburrido esperando a que el segundo turno de guardia que estaba teniendo acabara ya. Los pasos de Marshall resonaban en el silencio del lugar, y cuando Chase lo escuchó, giró con su arma, apuntandolo. Marshall levantó los brazos rapidamente. —¡Soy yo, Chase! Temió por su vida por un segundo. —¿Marshall? Bajo el arma. —Si. —¿Que haces... que haces aqui? Se puso nervioso de verlo. Marshall sacó la hoja con la información de su guardia de su pantalón y se la mostró al chico. —¿No debería ser yo quien te hiciera esa pregunta? Giró su rostro un poco al costado. Chase suspiro resignado y asintió. —Uh... si... bueno... no tengo nada que decir. Marshall se acercó para quedar frente a frente. —¿Puedo saber porque estas haciendo mi guardia? Su voz sonó molesta mas de lo que esperaba que saliera. —... No dijo nada. No apartó la mirada de él pero tampoco fue capaz de contestar. —¿No dirás nada? ¿¡Escondes información que me pertenece, usurpas mi lugar y no tienes una respuesta!? Lo tomó por la camisa. Chase sujetó sus manos rapidamente. —No es que no tenga una respuesta. Simplemente quise hacerlo. Marshall frunció el ceño. —¿Solo quisiste hacerlo? ¿Eso que significa? ¿Que tienes derecho a ocultarme cosas como estas? La mirada seria de Chase indicaba que quizá el moreno no estaba del mejor humor. —¿Quién va a detenerme? ¿Tú? Marshall abrió los ojos con sorpresa. ¿Que mierda acaba de escuchar? —... ¿Por qué lo haces? —... —Chase... Aflojó el agarre en él. Supuso y pensó que quizá la agresividad no era la respuesta en ese momento. Algo llamó su atención detrás de Chase, justo detrás de la reja de metal que cuidaba este. —Espera. Chase, no te muevas... Le susurró mirando fijamente donde creyó ver a una persona. —Marshall... —Hay alguien detrás de ti. Notó como el moreno se tensaba levemente. —Me girare, puede ser peligroso. No debiste venir. Tras esta indicación, se volteó con su arma apuntando firme hacia el frente. —No hay nadie. Se acercó a la reja, dejando al albino atrás. Tras unos o dos minutos, regresó. —No era nada... solo un animal salvaje. Marshall frunció los labios y las cejas. El vio a una persona... —Ahora si... —Esta zona es la mas peligrosa de la base. Es la más alejada, la mas oculta... tenia miedo que algo te pasará si venias a hacer guardia. Marshall relajó su rostro. Mentiría si no le dijera que se sentia eternecido por esto, pero su orgullo también le pesaba. —¿Crees que no puedo cuidarme solo? ¿Que crees que soy? ¿Un debilucho? Chase fue quien hizo una mueca esta vez. —¿Que? No. El que yo quiera cuidar de ti no significa que seas débil, Marshall. —Yo no te lo pedí. No te pedí que me cuidaras. Porque no hay nada de lo que tengas que cuidarme. Y si hay peligro puedo yo hacerlo. Ni siquiera me consultaste. No me dijiste. Solo tomaste una decisión sin tomar en cuenta lo que yo pienso, Chase. —Bien, admito que me equivoque en eso, pero... solo quería que tuvieras mas horas de sueño. Tu eres quien se levanta temprano por las mañanas. —Pero eso no quita que siga siendo mi responsabilidad. No te da derecho a hacerlo. Suspiró, no le gustaba pelear con Chase, no cuando prefería estar besandolo. —Ya. No es para tanto. —Si lo es. Mis firmas... ¿Cómo contarán mi presencia? ¡Esto podría atrasar mi entrenamiento! —No lo hará. Todas tus hojas están firmadas. —¿Que? ¿Acaso eres bueno falsificando firmas o algo? —Tras no recibir respuesta lo confirmo—. Eres odioso. Chase lo tomó por la cintura, acercándose a él. —Ay no. Quítate, suéltame. Aunque lo empujó, lo hizo sin fuerza, lo cual hizo que el moreno no solo no se separara, sino que lo acercara mas a él.Lo tomó del rostro y le robo un beso. —Lo soy. Pero, ¿Enserio vas a quejarte? —Si. —¿Incluso si te beso? Sonrió coqueto. Marshall sintió sus mejillas arder y solo atinó a rodar los ojos. —El que seas buen besador no hará que me caigas mejor o seas menos idiota. Chase se rió. —¿Te parece que soy buen besador? —Comparado conmigo que la única vez que bese a una chica fue en secundaria... seh... —¿Una? ¿Acaso no has tenido mas novias? —Si... pero nunca pude pasar de besos con ellas. Termine rindiendome. Alzó los hombros indiferente. —Y nunca has estado con un hombre. —No, que asco. Chase alzó la ceja. Mas que molesto o indignado, curioso. —¿Pero me besas a mi? —Si, me gustas tú, no otros hombres. Dijo como si fuera lo mas obvio del mundo. —¿Te gusto? ¿Acabas de afirmar que sientes algo por mi? —Oh, mierda. —Chase le sonrió mas feliz de lo que esperaba—. ¿Por qué pones cara de estúpido? Esta vez Marshall hizo un intento real por alejarse, evitando su mirada. Chase lo impidió, sujetandolo mas fuerte por la cintura y pegandolo a su cuerpo hasta quitar cualquier espacio entre ellos. —Porqué acabas de decir que te gusto. —No es la gran cosa. Pensé que eras obvio desde la primera vez que nos besamos. Chase negó. —Creí... creí... que besarme era tu manera de lidiar el estrés. Marshall volteó a verlo. —¿Eh? ¿Qué? No. ¿De donde sacas esa estupidez? Chase alzó los hombros. —Del hecho que no me habías dicho en ningún momento que yo te gustaba. Marshall observó el pecho de chase, para ser exactos, su uniforme. Ser encarado sobre sus emociones le generaba una extraña sensación de incomodidad en su estómago.Quería gritarle, golpearlo, alejarlo o lo que fuera. Pero, ahora lograba lidiar un poco con sus emociones sin recurrir a la violencia. —Eres tonto. —Si. Para ti siempre seré tonto, Marshall. —Quedaron en silencio por unos segundos. —¿Marshall? —¿Si? —También me gustas. El albino no pudo evitar sonreir un poco. Trató de reprimirlo pero eso logró crear una sonrisa invertida en su rostro. Tomó a Chase por el uniforme para acercarlo a él y besarlo. Lento y seguro. Com cariño y sus emociones a flor de piel.
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