ID de la obra: 888

BOOTCAMP

Mezcla
R
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2
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planificada Mini, escritos 287 páginas, 80.926 palabras, 65 capítulos
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CINCUENTA Y NUEVE

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—¡Entonces lo tomé e hice un aterrizaje perfecto! Skye contaba acerca de su experiencia volando por primera vez un jet. Había progresado bastante a lo largo de los días. Marshall también había avanzado. Tanto, que ahora lo mantenían observando procedimientos reales en quirófanos, e incluso participando en varias simulaciones de cirugías complejas. Aun así, a pesar del tiempo... no había logrado crear una relación más allá de las formalidades con sus compañeros de clase. Mientras Skye hablaba, notó que la actitud de Zuma era extraña. Más serio, pensativo. Como estaba sentado a su lado, simplemente se inclinó un poco hacia él sin apartar la mirada de la chica y le susurró: —Pst. ¿Todo bien?... Zuma lo miró de reojo y asintió. —Rocky no ha llegado a la cafetería aún. Marshall miró alrededor de manera disimulada. Era cierto, ni él ni Chase estaban ahí. Alzó los hombros, restándole importancia. —Debe estar con Chase. No te preocupes, no pasa nada. Sin embargo, sus palabras no lograron tranquilizar a su amigo. Zuma asintió, mirando hacia la puerta que daba a la salida. —No me da una buena sensación...   ________________________________________   Marshall estaba en su clase, mirando el reloj constantemente. Quería que esa clase terminara de una vez. Era su última semana de entrenamiento, por lo que las clases eran más cortas para dejar tiempo para los ensayos de graduación. Chase, por su parte, había tenido mucho más tiempo libre. Sus amigos también habían avanzado en sus especialidades. Lo único diferente era la actitud de Zuma. Conforme pasaban las semanas, se volvía más distante. Marshall pensó que se trataba de algo relacionado con Rocky, pero tras hablar con él, descubrió que los padres de Zuma habían estado enviándole cartas. Volvió a ver el reloj. Creyó que nunca saldría de ahí, hasta que el instructor llamó su atención. —¿Byce? —Aquí, señor. —Acompáñeme. Lo han mandado llamar. Marshall frunció el ceño. Notó los rostros confusos de sus compañeros, quienes lo miraban con cierta envidia. Se dirigió a la puerta del aula y luego caminó por los pasillos. El instructor no decía ni una sola palabra. Era como si supiera lo que estaba a punto de pasar... como si lo que viniera después no fuera tan grato, o incluso llegara a ser sorprendente. Al terminar el recorrido, se detuvieron frente a una puerta de metal con tres estrellas en ella. Bien. Ahora las cosas sí que eran extrañas. Entró después de que el instructor tocara la puerta. ... Sus amigos —y Chase— estaban dentro de la habitación. También Ryder. —¿Es reunión de amigos o es una reunión seria? Aunque sonaba como una broma, su pregunta fue genuina. —Es una reunión oficial, soldado. Marshall tragó saliva y asintió con la cabeza ante lo dicho por el teniente Azura. Entró y tomó asiento en la silla más cercana a quienes conocía. Para su tristeza, no fue junto a Chase, sino junto a Skye. Con un gesto de cabeza saludó a todos. —Han sido convocados aquí porque han sido elegidos por sus habilidades y capacidades para formar parte de un equipo especial. Como sabrán, estamos en guerra, y no sabemos qué es lo que planea el enemigo —hizo una pausa para encender un reproductor de video. Las imágenes se hicieron claras frente a ellos. Eran fotografías de todos en sus respectivas áreas: realizando misiones, entrenamientos, y desenvolviéndose en el área que habían elegido. Marshall quedó embobado cuando apareció una imagen de Chase durante sus entrenamientos como policía militar. Sí... quizá era un suertudo por tener lo que fuera que tenía con el moreno. —Han sido seleccionados por las calificaciones dadas en sus unidades. Son lo mejor de lo mejor. Serán desplazados a diferentes áreas como equipo. Distintas zonas afectadas por el norte. Eso era diferente a ser enviados a luchar al frente, pero no le quitaba lo peligroso que era. ¿¿Un grupo multiespecialidad?? Ojalá Dios jamás los abandone. Marshall volteó a ver a Chase. Lucía serio y tan profesional. No mostraba algún signo de nerviosismo en su porte. Miró a Skye, Zuma, Rocky y Rubble. Ellos estaban igual. ¿Acaso era el único al que le preocupaba el hecho de que tendrían misiones peligrosas? No. Quizá a ellos también les preocupaba, pero estaban más dispuestos a pasar por eso. —Y entonces, después de la graduación se les dará una semana para que estén en casa con sus familias. Ya después regresarán y comenzarán de manera oficial. ¿Hay alguna duda? —¡No, señor! —dijeron al unísono. Ryder los dejó retirarse. Marshall caminó junto a sus amigos y, en cuanto todos cruzaron la puerta, sintió unos brazos envolviéndolo desde los hombros. Rubble despeinó su cabello. —Marsh, ¿puedes creerlo? Nos han reconocido como los mejores. ¡A nosotros, de cinta roja! Marshall le sonrió, sintiendo una mirada en la nuca. Al mirar de reojo notó a Chase junto a Rocky y Zuma, mirándolo. —Yo siempre lo dije, ¿no, Rubb? —Cierto —respondió el pelirrojo, que se quedó callado hasta que volteó a ver a Skye y soltó a Marshall—. Skye, ¿estás bien? —Sí... solo pensaba... —¿Qué hay que pensar si somos los mejores? La chica rodó los ojos, empujando un poco a Rubble. —Tú no piensas, ¿no? ¡Hay mucho que pensar! ¿Acaso sabes lo que significa un equipo multi-especialidad en medio de un conflicto bélico? Rubble se quedó callado ante la seriedad del tono de Skye. Marshall vio cómo hizo una pequeña mueca, miró al costado y luego cambió su semblante al positivo de siempre. —¿Acaso tienes miedo, Skye? —se burló. La chica apretó la mandíbula. —Claro que no. No es miedo, pero un grupo multi-especialidad significa morir. —Estás solo siendo muy negativa. Y... ahí comenzaron a pelear nuevamente. Marshall hizo una línea con sus labios, resignado. La plática no amena iba para largo. Estuvo a punto de intervenir hasta que sintió un roce en su mano. Volteó con rapidez, confundido. Era Chase. Alzó una ceja por la expresión algo fría de este. —¿Qué? ¿Por qué esa cara? Chase no contestó. En cambio, tomó el filo del cuello de su camisa y comenzó a acomodarlo. Un gesto sutil que le dijo todo: no le había gustado la cercanía de Rubble sobre él. Sus mejillas se pusieron rojas y miró al suelo. —Eres un posesivo de mierda... La risa baja del moreno le hizo saber que lo había escuchado.   ________________   —No puedo creer que nos estemos graduando. —Felicidades, Skye. Le susurró Rubble. La chica le sonrió de forma burlona mientras rodaba los ojos. —Gracias, soldado. La ceremonia comenzó, y con ella, todos se convirtieron en soldados activos. Hubo condecoraciones, menciones honoríficas y, por supuesto, presentaron a los nuevos equipos multiespecialidad de cada batallón. Para todos los graduados, ellos representaban el ejemplo de lo que el ejército esperaba de cada uno: Perfección. Liderazgo. Trabajo en equipo. Unión. Desde lo alto del podio, Marshall no podía evitar mirar a Chase. Se sentía orgulloso de verlo portar el uniforme del Sur junto a él. Tan orgulloso, que era contagioso. Sus mejillas se tiñeron de rojo. Tal vez —pensó— esa sería la última vez que compartirían cuarto. (O cama, en su caso).
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